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Estudio bíblico de 2 Crónicas 10:16-14:10

2 Crónicas 10:16 - 14:10

Continuamos estudiando el capítulo 10 del Segundo Libro de Crónicas. Y en nuestro programa anterior, estuvimos viendo cómo Roboam había pedido consejo a los jóvenes, sobre cómo responder a lo que le había pedido Jeroboam acerca de los impuestos. Parecía como si el reino se estaba precipitando por una pendiente y ya nada podría detener su caída. Al rey no se le ocurrió consultar a Dios, y Dios le abandonó entonces a su suerte. Lo que Jeroboam había pedido fue algo justo, apropiado. Le daría al rey la oportunidad de estudiar cuales eran las deudas que tenían y cuál sería la mejor solución. Los ancianos habían admitido que el rey Salomón había subido excesivamente los impuestos y aconsejaron que Roboam accediera al pedido, quizás interrumpiendo el programa de edificación y reduciendo así el gasto público. Para ellos era el momento oportuno para reducir los impuestos. Lo más sabio hubiera sido proceder a una reducción de los impuestos. Pero Roboam demostró tener muy poco criterio. Tendría que haber seguido el sabio consejo de los ancianos que habían servido como consejeros de Salomón. Ellos conocían bien la situación. Pero desgraciadamente, Roboam siguió el consejo de los jóvenes que se habían criado con él. Ésta fue posiblemente la decisión más equivocada que llegó a tomar este joven Roboam. Así que le respondió al pueblo con aspereza, negando su petición. Dice el versículo 15:

"No escuchó el rey al pueblo; porque la causa era de Dios, para que se cumpliera la palabra que Jehová había anunciado por medio de Ahías, el silonita, a Jeroboam hijo de Nabat".

La profecía a la que se alude aquí se encuentra en 1 Reyes 11:9-39. Sigue el versículo 16:

"Al ver todo Israel que el rey no les había oído, respondió el pueblo al rey diciendo: ¿Qué parte tenemos nosotros con David? No tenemos herencia en el hijo de Isaí. ¡Israel, cada uno a sus tiendas! ¡David, mira ahora por tu casa! Así se fue todo Israel a sus tiendas".

El término Israel, en realidad, significa aquí "las 10 tribus", que se convertiría en el reino del norte. Ahora, cuando se menciona a Judá, que se convertiría en el reino del sur, éste comprendería las tribus de Judá y Benjamín. Sin embargo, a veces a este reino del sur, se le llamará también Israel, porque Dios les considera a ambos reinos como un solo pueblo. Así vemos como el pueblo respondió al rey y seguimos leyendo en los versículos 17 al 19:

"Pero reinó Roboam sobre los hijos de Israel que habitaban en las ciudades de Judá. Envió luego el rey Roboam a Adoram, que estaba a cargo de los tributos, pero lo apedrearon los hijos de Israel, y murió. Entonces se apresuró el rey Roboam a subir en su carro para huir a Jerusalén. Así se apartó Israel de la casa de David hasta el día de hoy".

En otras palabras, Roboam envió a un recaudador de impuestos para recoger los mismos, pero fue muerto apedreado por la gente. Roboam no se había dado cuenta cuán enardecida estaba la gente. Así que el pueblo de Israel se rebeló contra la casa real de David. La frase "hasta el día de hoy" quiere decir, hasta el tiempo en que se escribió 2 Crónicas. Ahora comenzaremos un párrafo que nos describe

Los primeros días del reino de Roboam

Ahora cuando Roboam regresó a Jerusalén se encontró con el hecho de que su reino había sido reducido considerablemente. Entonces, cometió otra acción insensata. Leamos ahora el primer versículo de

2 Crónicas 11

"Cuando llegó Roboam a Jerusalén, reunió de la casa de Judá y de Benjamín a ciento ochenta mil hombres de guerra escogidos, para pelear contra Israel y recuperar su reino".

Ya vimos que el reino se dividió por su propia locura. Y entonces, a continuación cometió otro error, al desatar una guerra interna, una guerra civil en Israel. Y continuamos leyendo en los versículos 2 hasta el 4:

"Pero vino palabra de Jehová a Semaías, varón de Dios, diciendo: Habla a Roboam hijo de Salomón, rey de Judá, y a todos los israelitas en Judá y Benjamín, y diles: Así ha dicho el Señor: No subáis a pelear contra vuestros hermanos; vuélvase cada uno a su casa, porque esto es cosa mía. Y ellos oyeron la palabra del Señor y se volvieron, y no fueron contra Jeroboam".

Ahora, Dios intervino para evitar una guerra civil. Y veamos lo que ocurrió, leyendo los versículos 11 y 12:

"Reforzó también las fortalezas y puso en ellas capitanes, provisiones, vino y aceite; en todas las ciudades había escudos y lanzas. Las fortificó, pues, en gran manera; y Judá y Benjamín le estaban sujetos".

Roboam se concentró en la edificación de fortalezas para protegerse del reino del norte. Aquello que había sido parte del reino de David y de Salomón, ahora él lo había perdido, y formaba parte de su enemigo, a causa de su equivocada decisión de escuchar a los jóvenes, en lugar de atender el consejo de los ancianos que había tenido Salomón. Leamos ahora el versículo 13:

"Los sacerdotes y levitas que estaban en todo Israel, se juntaron a él desde todos los lugares donde vivían"

Recordemos que a los Levitas se les habían dado ciertas ciudades por todo Israel, porque ellos, como tribu, no tenían un territorio determinado asignado. Entonces, los levitas dejaron todas sus ciudades en el reino del norte para unirse a Roboam; o sea, que todos los sacerdotes y Levitas se desplazaron hacia el sur, hacia Judá y Jerusalén. Y pasando a los versículos 14 y 15 de este capítulo 11 de este Segundo Libro de Crónicas, leemos:

"pues los levitas dejaron sus ejidos y sus posesiones y se fueron a Judá y a Jerusalén, porque Jeroboam y sus hijos los excluyeron del ministerio de Jehová. Y él designó sus propios sacerdotes para los lugares altos, para los demonios y para los becerros que había hecho".

De esta manera, los sacerdotes y los Levitas que vivían en el reino del norte podrían continuar oficiando en el templo. Ahora, vemos que Jeroboam instituyó la adoración a los demonios. En el primer Libro de Reyes 12:27-29 se nos dan más detalles, y se nos dice que él hizo dos becerros de oro; uno lo puso en Bet-el, y el otro en Samaria. Y la gente los adoraba. Ahora, detrás de toda esta idolatría estaba realmente la adoración a Satanás.

Quizá usted, estimado oyente, tenga el privilegio de visitar algún día las siete Iglesias de Asia. Usted recordará que el Señor le había dicho a la Iglesia en Pérgamo (en Apocalipsis 2:13), que vivía donde estaba el trono de Satanás. Ésa era una ciudad que se había entregado completamente a la idolatría. Detrás de esa idolatría se encontraba el demonismo, que se manifiesta de diversas maneras. Ahora los versículos 16 y 17 dicen:

"Tras aquellos acudieron también de todas las tribus de Israel, los que tenían el propósito sincero de buscar al Señor, Dios de Israel; y fueron a Jerusalén para ofrecer sacrificios al Señor, el Dios de sus padres. Así fortalecieron el reino de Judá, y confirmaron a Roboam hijo de Salomón, por tres años; porque tres años anduvieron en el camino de David y de Salomón".

Todavía quedaban algunos en las diez tribus del norte que eran fieles a Dios y que irían a Jerusalén para adorar.

Ahora se nos dice algo sobre la vida personal de Roboam. Leamos los versículos 21 al 23:

"Pero Roboam amó a Maaca, hija de Absalón, sobre todas sus mujeres y concubinas, pues tuvo dieciocho mujeres y sesenta concubinas, y engendró veintiocho hijos y sesenta hijas. Y puso Roboam a Abías hijo de Maaca como jefe y príncipe de sus hermanos, porque quería hacerlo rey. Obró sagazmente, pues esparció a todos sus hijos por todas las tierras de Judá y de Benjamín, y por todas las ciudades fortificadas, dándoles provisiones en abundancia y muchas mujeres".

Debido a que la Biblia contiene relatos que incluyen el hecho de que algunos reyes tenían muchas esposas, muchos suponen que Dios aprobó la poligamia y, en realidad, no fue así. Aquel hombre, Roboam, había cometido un error al no haber seguido los consejos de los consejeros de Salomón y haber hecho caso de sus jóvenes compañeros. Después cometió un error al haber iniciado una guerra civil y luego, también se equivocó al tener muchas esposas. Y este hecho quedó registrado porque así sucedió en la historia; fue exactamente lo que él hizo y fue una de las acciones por las cuales Dios le juzgó. Y así llegamos a

2 Crónicas 12

En primer lugar se nos habla sobre

La apostasía de Roboam

En la vida de este rey, un pecado condujo al siguiente. Veremos que él arrastró a su pueblo a la apostasía. El primer versículo de este capítulo dice:

"Cuando Roboam consolidó el reino, dejó la ley del Señor, y todo Israel con él".

Dios nunca aprobó la conducta de Roboam. Y al leer los relatos similares de pecados o errores, la gente podría pensar que las personas que los cometieron, se salieron con la suya. Tenemos el ejemplo de Abraham, cuando tomo a Agar por esposa y tuvo a su hijo Ismael. Pero él no pudo eludir las consecuencias de su conducta. Y aún en el día de hoy la rivalidad existente entre los pueblos que provienen de aquel patriarca, es motivo de conmoción para aquella tierra y para el mundo entero.

¿Cuál es el gran problema en el Medio Oriente? Bueno, el gran problema allí, estimado oyente, tiene que ver con los hijos de Abraham. Usted tiene por un lado a Israel y por el otro lado a los árabes. En cierta ocasión el autor de estos estudios bíblicos, el Dr. Vernon McGee estuvo visitando la ciudad de Jericó. Y él solicitó a un guía que le mostrara los lugares de más importancia. Él quería la ayuda de alguien que conociera bien el lugar, y pudo conseguir un guía que tenía mucha experiencia en esa zona. Cuando se encontraban caminando y hablando sobre esa tierra, el Dr. McGee le dijo que Dios le había dado esa tierra a Abraham y a sus descendientes. Entonces, el guía que era un árabe, sonrió y le dijo: "Dr. McGee, yo soy tan hijo de Abraham como cualquier judío que esté viviendo en el día de hoy". Y ¿sabe una cosa, estimado oyente? Tenía razón ese señor. Él era un descendiente de Ismael. Ahora, ¿aprobó Dios eso? Dios hizo que quedara registrado como historia y permitió que todos puedan ver las consecuencias. El conflicto incesante de aquella región ha sido como una espina clavada en la humanidad, que siempre ha afectado a la paz mundial.

Ahora Dios registró aquí la apostasía de Jeroboam. Y también registró el abandono de la ley del Señor por parte de Roboam e Israel. Dios condenó ambas conductas, pero las registró porque formaron parte de la historia. ¿Y qué fue lo que Dios permitió entonces?

La invasion de Egipto

El juicio de Dios cayó sobre Roboam. Por primera vez expuso el reino del sur a la invasión de una gran nación. Es que Roboam había abandonado la Palabra de Dios y había conducido a su pueblo a la apostasía. En consecuencia, Dios hizo algo que no había hecho antes. Antes de este episodio, es como si Dios hubiera colocado una muralla de protección alrededor de Su pueblo, y a las grandes naciones de esa época no se les había permitido invadir aquel territorio. Leamos los primeros dos versículos de este capítulo 12, del Segundo Libro de Crónicas:

"Cuando Roboam consolidó el reino, dejó la ley de Jehová, y todo Israel con él. Y por haberse rebelado contra Jehová, en el quinto año del rey Roboam, subió Sisac, rey de Egipto, contra Jerusalén"

Allí tenemos lo que ocurrió. Sisac, rey de Egipto, llegó a Jerusalén y se llevó mucha de la riqueza que había en ese reino. Se apropió de gran parte del oro y otras riquezas. ¿Y qué sucedió? Leamos los versículos 9 al 11:

"Subió, pues, Sisac, rey de Egipto, a Jerusalén, y tomó los tesoros de la casa del Señor y los tesoros de la casa del rey; todo se lo llevó; también los escudos de oro que Salomón había hecho. Y en lugar de ellos hizo el rey Roboam escudos de bronce y los entregó a los jefes de la guardia, los cuales custodiaban la entrada de la casa del rey. Cuando el rey iba a la casa del Señor, venían los de la guardia y los llevaban, y después los volvían a dejar en la sala de la guardia".

Recordemos los escudos de oro traídos por David y que Salomón había depositado en el templo. Después que fueron capturados como botín de guerra, Roboam los sustituyó por otros inferiores. Ya no tuvieron más aquellos escudos de oro; ahora los tenían de bronce. El Juicio de Dios había caído sobre ellos a causa de sus pecados. Ahora ésta fue una experiencia humillante para Roboam. Él se había criado en la prosperidad del reino de Salomón y había experimentado las bendiciones de esa época. Había vivido rodeado de lujo y riquezas, y habrá creído que esa posición se prolongaría para siempre. En este momento habrá pensado que la gloria del reino de Salomón había llegado a su fin. Leamos el versículo 12:

"Así pues, por haberse humillado, la ira del Señor se apartó de él y no lo destruyó del todo, ya que aún en Judá había cosas buenas".

Estas palabras nos revelan la sorprendente gracia y misericordia de Dios. Cuando aquel rey se humilló, Dios retiró inmediatamente su juicio sobre él y el pueblo de Judá. Y el versículo 13, de este capítulo 12, del Segundo Libro de Crónicas dice:

"Fortalecido pues, Roboam reinó en Jerusalén; y tenía Roboam cuarenta y un años cuando comenzó a reinar y reinó diecisiete años en Jerusalén, la ciudad que escogió el Señor entre todas las tribus de Israel para poner en ella su nombre. El nombre de la madre de Roboam fue Naama, una amonita".

Es interesante saber quien era la madre de Roboam. Usted recordará que David era amigo de los amonitas, aunque ellos habían hecho una guerra contra él. Y vemos aquí que Roboam el hijo de Salomón y nieto de David, tenía como madre a una mujer amonita. Ella indudablemente tuvo algo que ver con el carácter de este hombre. Como hemos visto en los Libros de Reyes, Dios citó siempre el nombre de la madre del rey. ¿Por qué? Porque ella tenía su parte de la responsabilidad en la formación de su hijo. Si él hijo llegaba a ser un buen rey, el mérito de ella era reconocido. Pero si el hijo resultaba ser un mal rey, ella también recibía parte de la culpa. Ahora, se nos dice aquí en los versículos 14 al 16, de este capítulo 12, del Segundo Libro de Crónicas:

"E hizo lo malo, porque no dispuso su corazón para buscar al Señor. Los hechos de Roboam, los primeros y los últimos, ¿no están escritos en los libros del profeta Semaías y del vidente Iddo, en el registro de las familias? Y entre Roboam y Jeroboam hubo guerra constante. Durmió Roboam con sus padres y fue sepultado en la Ciudad de David. Reinó en su lugar Abías, su hijo".

Usted puede notar que entonces el énfasis se puso en el reino de Judá en el sur, del linaje de David. Llegamos ahora a

2 Crónicas 13

El tema aquí es el reinado de Abías sobre el reino de Judá. Después de la muerte de Roboam, su hijo Abías accedió al trono. Aunque Abías no fue considerado un buen rey, y el relato de 1 Reyes 15:3 nos dijo que cometió los mismos pecados que su padre, y que su corazón no fue fiel al Señor su Dios, sin embargo, aquí en Crónicas leemos acerca de un episodio durante el cual él honró al Señor. Y leemos en los versículos 3 al 6:

"Hubo guerra entre Abías y Jeroboam. Entonces Abías empezó la batalla con un ejército de cuatrocientos mil hombres de guerra, valerosos y escogidos; y Jeroboam tomó posiciones de batalla contra él con ochocientos mil hombres escogidos, fuertes y valerosos. Se levantó Abías sobre el monte Zemaraim, que está en los montes de Efraín, y dijo: Oídme, Jeroboam y todo Israel. ¿No sabéis vosotros que el Señor, Dios de Israel, dio el reino a David sobre Israel para siempre, a él y a sus hijos, bajo pacto de sal? Pero Jeroboam hijo de Nabat, siervo de Salomón hijo de David, se levantó y se rebeló contra su señor".

Como ya hemos visto, había una razón para ese conflicto, y era la insensatez con que había actuado Roboam. Y se nos dice luego en el versículo 7:

"Se juntaron con él hombres ociosos y perversos y pudieron más que Roboam hijo de Salomón, porque Roboam era joven y pusilánime, y no se defendió de ellos".

Lo interesante aquí es que él no era solamente joven y pusilánime como se nos dice aquí, sino que era ignorante La intención de Abías era la de hacer volver las diez tribus al reino, pero eso ahora ya no serviría para nada porque Jeroboam se había nombrado rey a sí mismo, y él no estaba tratando a llegar a ningún acuerdo, ni a hacer la paz. Y pasando al versículo 13, leemos hasta el versículo 17:

"Pero Jeroboam hizo tender una emboscada para atacarlos por la espalda; de modo que atacaron a Judá tanto de frente como por detrás. Cuando los de Judá miraron hacia atrás, se dieron cuenta de que los atacaban por el frente y por la espalda; por lo que clamaron al Señor, mientras los sacerdotes tocaban las trompetas. Entonces los de Judá gritaron con fuerza; y al alzar ellos el grito de guerra, Dios desbarató a Jeroboam y a todo Israel delante de Abías y de Judá. Huyeron los hijos de Israel delante de Judá y Dios los entregó en sus manos. Abías y su gente hicieron una gran matanza; cayeron heridos quinientos mil hombres escogidos de Israel".

Ellos clamaron al Señor pidiendo ayuda. Vemos como, en su misericordia, les respondió. Ésa fue una matanza muy grande, en esta guerra civil provocada por el pecado del pueblo. Y fue una gran victoria. Y continuamos con los versículos 19 y 20:

"Persiguió Abías a Jeroboam, y le arrebató algunas ciudades: a Bet-el con sus aldeas, a Jesana con sus aldeas, y a Efraín con sus aldeas. Así, nunca más tuvo poder Jeroboam en los días de Abías, pues el Señor lo hirió y murió".

Ahora, éste fue el castigo de Dios sobre Jeroboam por haber dividido a la nación. Y los dos últimos versículos de este capítulo 13, del Segundo Libro de Crónicas, versículos 21 y 22, dicen:

"Pero Abías se hizo más poderoso. Tomó catorce mujeres y engendró veintidós hijos y dieciséis hijas. Los demás hechos de Abías, sus caminos y sus dichos, están escritos en la historia del profeta Iddo".

Abías no fue un gran rey, pero después de él vendría su hijo, que promovería el primer movimiento de renovación. Llegamos así a

2 Crónicas 14

Durante el reino de Asa llegaría el primer esfuerzo de renovación. Creo que en este libro Dios nos ha dejado una lección sobre lo que implica una renovación. Porque pensamos que el camino hacia una renovación es un camino pedregoso, duro, empinado. Sin embargo, el camino está bien marcado, los mapas son bastante claros y hay ciertos puentes que uno debe cruzar.

Este hombre Asa fue uno de los cinco reyes que Dios usó para producir una renovación en el reino del sur. El reino del norte nunca experimentó una renovación. Ellos tuvieron diecinueve reyes y todos ellos fueron malos, y no hubo uno siquiera que pudiera haber sido considerado bueno. En Judá hubo veinte reyes. Diez pudieron ser considerados buenos, y cinco de ellos fueron destacados. Estos fueron: Asa, Josafat, Joás, Ezequías, y Josías. Estos 5 fueron excepcionales durante su época, y durante ese tiempo hubo un período de reformas, inspiradas en los momentos de renovación espiritual. Hubo una cierta similitud entre todos ellos pero también, algunas diferencias notables. Leamos ahora el primer versículo de 2 Crónicas 14;

"Durmió Abías con sus padres y fue sepultado en la Ciudad de David. Reinó en su lugar su hijo Asa, en cuyos días tuvo sosiego el país por diez años".

Así que aquí tenemos al primer rey bajo cuyo reinado hubo una renovación. Salomón fue su bisabuelo, Roboam su abuelo y, por supuesto, Abías fue su padre. Leamos ahora los versículos 2 al 4:

"Asa hizo lo bueno y lo recto ante los ojos del Señor, su Dios. Porque quitó los altares del culto extraño y los lugares altos; quebró las imágenes y destruyó los símbolos de Asera; y mandó a Judá que buscara al Señor, el Dios de sus padres, y pusiera por obra la Ley y sus mandamientos".

Este fue un hombre de carácter excepcional en todos los aspectos. Leamos ahora, los versículos 5 y 6:

"Quitó asimismo de todas las ciudades de Judá los lugares altos y las imágenes; y estuvo el reino en paz bajo su reinado. Edificó ciudades fortificadas en Judá, por cuanto había paz en la tierra, y no había guerra contra él en aquellos tiempos; porque el Señor le había dado paz".

Vemos que él también fue un hombre de paz. Sin embargo, Etiopía le declaró la guerra. Leamos los versículos 9 y 10:

"Salió contra ellos Zera, el etíope, con un ejército de un millón de hombres y trescientos carros; y vino hasta Maresa. Entonces salió Asa contra él, y se pusieron en orden de batalla en el valle de Sefata, junto a Maresa".

Éste rey tuvo una buena relación con Dios. Al tener un carácter transformado, se convirtió en un instrumento de Dios para reformar espiritualmente a sus súbditos. Es que sólo una persona cambiada en su parte interior por el Espíritu de Dios, puede promover auténticas reformas y cambios en todos los que la rodean. Todo otro cambio promovido por esfuerzos meramente humanos, no pasa de ser una operación de maquillaje, que pretende reformar lo externo, para que todo siga igual. Estimado oyente, le invitamos hoy a creer en el Señor Jesucristo, y a someterse a la acción transformadora del Espíritu de Dios.

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