Estudio bíblico de Job 20:1-22:2
Job 20:1 - 22:2
Volvemos hoy, amigo oyente, al capítulo 20 de este libro de Job. El tema ahora es el segundo discurso de Zofar. Ahora, el último de sus amigos, el tercero, iba a hablar a Job en esta segunda ronda del debate. Luego tendremos una tercera ronda, que será breve y en la cual ni siquiera estará incluido Zofar.
Recordemos que Zofar era un legalista. Creía que Dios obraba según la ley y el orden. Esto, por supuesto es verdad, pero el trono de la ley y el orden en el juicio, se convertiría en un trono de gracia; y Zofar no sabía nada acerca de eso.
Hoy quizás diríamos que Zofar tenía una mente científica. En nuestra época él pensaría que uno puede colocar la vida en un tubo de ensayo y surgirá de una manera determinada. Él decía que las cosas nunca pueden cambiar, y que permanecerán tal como están desde la fundación del mundo. Él no sabía nada sobre la gracia y misericordia de Dios. Comenzó su intervención enérgicamente, aunque su estilo no impresionó tanto como antes. Aunque fue más cruel de lo que había sido anteriormente. Sabía como golpear con dureza y lo hizo con Job, previendo que posiblemente ésta sería su última ocasión de hacerlo. Aunque no introdujo nada nuevo en sus argumentos, se apoyó en su antigüedad y recurrió al mismo legalismo. Se aferró a la teoría de que Job era una mala persona, debido a la ley que establecía que los malvados debían ser castigados. Y éste fue su énfasis en esta exposición. Leamos los primeros tres versículos de este capítulo 20:
"Respondió Zofar, el naamatita, y dijo: Por cierto mis pensamientos me hacen responder, y por eso me apresuro. He escuchado una reprensión afrentosa y mi inteligencia me inspira la respuesta".
Aquí vemos que no le importó destacar que estaba más calificado que su oponente. Y se preparó para presentar su caso con el mismo tipo de argumento que había usado anteriormente. Iba a repetir lo que él consideraba un hecho establecido por su antigüedad. Ahora, ¿de qué se trataba? Bueno, leamos el versículo 4, de este capítulo 20:
"¿No sabes que siempre fue así, que desde el tiempo en que fue puesto el hombre sobre la tierra"
Aquí está entonces su conclusión específica, que él ha colocado, por así decirlo, en la probeta de ensayo en el pasado, y ha resultado ser cierto. Y en el versículo 5 dijo:
"La alegría de los malos es breve y el gozo del impío sólo dura un momento?"
Éste era un principio establecido desde la antigüedad. Pues bien, aquí debemos hacernos esta pregunta: ¿Cuánto dura un momento? ¿Es corto? ¿Es largo? ¿Cuán largo es el momento de un hipócrita? A veces parece que las personas malvadas duran mucho tiempo. Pero también es cierto que finalmente les llega el juicio. Y continuó diciendo en los versículos 6 y 7:
"Aunque se enaltezca hasta el cielo y su cabeza toque las nubes, como su estiércol, perecerá para siempre; y los que lo hayan visto dirán: ¿Qué es de él?"
Aquí vemos que Zofar también podía expresarse con dramatismo. El lenguaje es magnífico en este libro. Muchos leen el libro de Job por su lenguaje expresivo, aun cuando quizás no lean ningún otro libro de la Biblia.
Finalmente, los malos perecerán. Grandes personajes de la historia que dejaron una estela de muerte y desolación, algunos de ellos por mucho tiempo, han desaparecido y van cayendo en el olvido. Veamos ahora los versículos 8 al 10:
"Como un sueño volará y no será hallado; se disipará como una visión nocturna. El ojo que lo veía, nunca más lo verá, ni su lugar lo conocerá más. Sus hijos solicitarán el favor de los pobres y sus manos devolverán lo que él robó".
A veces pareciera que el ser humano es el mayor fracaso del universo de Dios, si consideramos la brevedad de su vida. Se nos habla de la antigüedad de algunas rocas en la tierra, y también de las que provienen de la luna. Y el hombre no ha estado en este universo por tanto tiempo; ha llegado un poco tarde. Estimado oyente, si no hubiera una eternidad delante de nosotros, entonces, como hemos dicho, el hombre sería el mayor fracaso de Dios. Su vida dura tan poco. Se desvanece como un sueño.
Creemos que merece la pena vivir la vida cristiana en este mundo, aunque considerándola en su totalidad, a veces sintamos en nuestro corazón como una sombra de desilusión. ¿Por qué? Porque anhelamos la eternidad. Dios ha puesto ese sentimiento de eternidad en nuestros corazones y allí está, y el hombre seguirá avanzando hacia la eternidad.
Ahora Zofar dijo que Job no sólo era un impío, sino que además lo llamó un hipócrita. Toda su exposición describe la caída de un hombre malvado. Dijo que esta clase de persona podría lograr ser importante, pero que eso quería decir simplemente que su caída sería aún mayor. Su implicación era que eso es lo que le había sucedido a Job. Continuemos leyendo esta exposición en los versículos 11, 15, y 19 al 21:
"Sus huesos, llenos aún de su juventud, yacerán con él en el polvo. Devoró riquezas, pero las vomitará; Dios las sacará de su vientre. Por cuanto quebrantó y desamparó a los pobres, y robó casas no edificadas por él, por eso no tendrá sosiego su vientre ni salvará nada de lo que codiciaba. Nada quedó que él no devorara, y por eso su bienestar no será duradero".
Zofar estaba sugiriendo que tal persona era como el combustible, que sería consumido. Y como una mala visión o un sueño, que desaparecería. Su maldad era como algo dulce que guardaba debajo de su lengua, pero que se convertiría en amarga hiel en su interior. Sería como la comida que comía, pero Dios le obligaría a vomitarla, es decir, a devolver todas las riquezas que había conseguido injustamente, y que él también le obligaría a restituir todo lo que quitó a sus víctimas. Luego dijo en el versículo 23:
"Cuando se ponga a llenar su vientre, Dios enviará sobre él el ardor de su ira, y la hará llover sobre él y sobre su comida".
Y aunque nada escapará a su codicia, se verá reducido a la pobreza. Y lo que era peor, Dios haría caer sobre él la furia de su ira. Veamos la descripción tremenda de los versículos 26 al 28:
"Una total tiniebla está reservada para sus tesoros; un fuego no atizado los consumirá y devorará lo que quede en su morada. Los cielos descubrirán su iniquidad, y la tierra se levantará contra él. Los renuevos de su casa serán llevados de allí, serán esparcidos en el día de su furor".
Dice aquí: "un fuego no atizado los consumirá". En otras palabras, que él se convertiría en una llama ardiente y toda su prosperidad se consumiría en las llamas, sin que hubiera una vía de escape. Y los resumió todo diciendo, en el versículo 29:
"Ésta es la suerte que Dios prepara al hombre impío, la herencia que Dios le señala por su palabra".
La implicación era, por supuesto, que el hombre impío era Job. Escuchar esto fue un trago amargo para un hombre en la condición de Job. Pero Job estaba preparado para responderle. Se iba a defender a sí mismo, y con energía, como veremos. Y llegamos así a
Job 21
El tema ahora era la sexta respuesta de Job. Y vemos que aún era capaz de dar una respuesta. Creo que habría sido mejor que no hubiera tratado de responder a la acusación brutal de Zofar, pero vemos que iba a defenderse otra vez.
Lo que en realidad él iba a decir es que se estaba cansando de oír las acusaciones falsas que ellos estaban presentando y que él ahora apelaría a un tribunal Superior. Estaba de acuerdo con ellos en que los malvados serían castigados, pero insistiría en que la exposición escuchada no se aplicaba a su caso. Así es que comenzó diciendo en los versículos 1 al 3 del capítulo 21, lo siguiente:
"Entonces respondió Job y dijo: Oíd atentamente mi palabra y, al menos, dadme consuelo. Toleradme, y yo hablaré; y burlaos después que haya hablado".
Aquí vemos que, teniendo en cuenta su situación y lo que había escuchado, comenzó a hablarles con moderación. Y entonces, dijo en el versículo 4:
"¿Acaso me quejo yo de algún hombre? Y ¿por qué no se ha de angustiar mi espíritu?"
Era evidente que él no se estaba quejando ante los hombres, sino que estaba apelando a Dios. Y dijo en el versículo 5:
"Miradme, espantaos y tapaos la boca con la mano".
En otras palabras, les estaba diciendo es que se callaran la boca. Y continuó en los versículos 7 al 10:
"¿Por qué viven los impíos y envejecen, y aun crecen sus riquezas? Su linaje se robustece ante su vista y sus descendientes están delante de sus ojos. Sus casas están libres de temor, ningún azote de Dios viene sobre ellos. Sus toros engendran sin fallar y sus vacas paren sin que su cría se malogre".
Job iba entonces a señalar una falacia en el argumento de ellos. Los malos no siempre sufren en esta vida; en realidad, hasta pueden prosperar. No siempre son eliminados. Algunas veces llegan a alcanzar una edad avanzada, sus posesiones permanecen intactas y sus hijos pueden heredarlas. Y añadió en los versículos 11 al 13:
"Salen sus pequeñuelos como en manada, sus hijos andan saltando. Saltan al son del tamboril y de la cítara, se regocijan al son de la flauta. Pasan sus días en prosperidad y en paz descienden al seol"
Y les dijo: "Ellos tienen gran cantidad de hijos; bailan, se divierten, se alegran; ellos lo pasan muy bien y disfrutan plenamente de la vida; puedes decir que su caída va a ser aparente, pero estás equivocado. Tal como los demás, ellos tienen que descender a la tumba, pero sin que les haya golpeado antes la catástrofe".
Recordemos que Job era un ganadero que tenía bastante ganado, y dijo que algunos individuos malos eran ganaderos muy ricos, con familias grandes y prósperas.
Recordemos también que esto era algo que molestaba mucho al rey David En el Salmo 37:35 dijo: "Vi yo al impío sumamente enaltecido, y que se extendía como laurel verde". Sin embargo también se dio cuenta de que Dios actuaba finalmente con juicio para los malvados. Luego Job siguió diciendo en los versículos 14 y 15, de este capítulo 21:
"Pese a que dicen a Dios: Apártate porque no queremos conocer tus caminos. ¿Quién es el Todopoderoso para que lo sirvamos? ¿De qué nos aprovechará que oremos a él?"
Ellos son impíos. No quieren a Dios. De modo insultante dicen que no necesitan a Dios ni desean saber Su voluntad. ¿Qué va a darles Dios que ellos no puedan conseguir por sí mismos? Y leemos entonces en el versículo 16:
"Pero el bien de ellos no está en sus propias manos. ¡Lejos esté de mí el consejo de los malvados!"
Job estaba diciendo: "Yo no pertenezco a esa clase de gente, yo no soy uno de los impíos. Lo que tú estás exponiendo como una verdad inevitable, no siempre resulta ser cierto. Además, aunque fuera cierto, no se aplica a mí". Luego dijo en el versículo 17:
"¡Cuántas veces la lámpara de los impíos es apagada y viene sobre ellos su quebranto, y Dios en su ira les reparte dolores!"
Estos signos de admiración probablemente deberían ser signos de interrogación, pero, de cualquier manera, Job estaba diciendo que los malvados no tienen más problemas que los que una persona normal tiene. Y en los versículos 18 al 20 dijo:
"Son como la paja delante del viento, como el tamo que arrebata el torbellino. ¡Dios guarda para los hijos de ellos su violencia! Él le dará su merecido, para que aprenda! Verá con sus propios ojos su quebranto y beberá de la ira del Todopoderoso".
Sin embargo, la muerte no hace acepción de personas y llega el momento en que la muerte golpea a la puerta del impío. Llegará el momento del juicio, cuando el impío "beberá de la ira del Todopoderoso". Y así, Job les mostró a sus amigos que los proverbios de ellos no siempre eran ciertos, pero eso no quería decir que Dios no iba a juzgar a los impíos algún día. Éstos podrán disfrutar todos los placeres disponibles, porque ésa será la última oportunidad que tengan de disfrutar algo. Porque finalmente van a ser juzgados.
No hay ninguna duda de que Job confiaba en que Dios iba a juzgar a los malvados. Y continuó diciendo Job en los versículos 29 y 30:
"¿No habéis preguntado a los que pasan por el camino? ¿No habéis conocido su respuesta, que el malo es preservado en el día de la destrucción y que estará a salvo en el día de la ira?"
Dios tiene su día para el juicio de los malvados. Él permitirá al pecador pasárselo en grande, si eso es lo que él quiere hacer. Es que Dios es misericordioso y paciente. La bondad y la paciencia de Dios debieran llevar las personas al arrepentimiento. Recordemos que Job dijo, que el malo es preservado en el día de la destrucción.
Y eso es lo que Job le respondió a Zofar. Debemos decir que fue una respuesta muy buena. Pero veremos que él aún estaba tratando de justificarse a sí mismo. No hay ningún pensamiento de arrepentimiento en esta respuesta de Job. Y llegamos así a
Job 22:1-2
Aquí el tema es el tercer y último discurso de Elifaz, al ser ésta la tercera vez que estos hombres se enzarzaban en una batalla intelectual.
Esta lucha intelectual y espiritual emocionaba a la gente de aquella época. A veces pensamos que no eran tan civilizados como nosotros. Sin embargo en nuestra época tan culta y civilizada, damos un enorme énfasis a lo material, a lo físico, y fallamos al no enfatizar la reflexión espiritual.
Recordemos que Elizaf fue el hombre que había tenido una notable experiencia. Él que tuvo aquella extraña y misteriosa visión, Era un espiritualista. Él siempre enfatizaba "lo que había visto". Leamos, pues, los primeros dos versículos de este capítulo 22, de Job.
"Respondió Elifaz, el temanita, y dijo: ¿Podrá el hombre ser de provecho a Dios? Si acaso, solo para sí mismo es provechoso el hombre sabio".
La misma naturaleza de la pregunta revelaba que el hombre no podía serle a Dios de ningún provecho. Elifaz estaba preguntando: "Job, tú piensas demasiado de ti mismo. Pero, ¿que supones que piensa Dios de ti?" Él creía que Job estaba actuando como si Dios pudiera sacar algún beneficio de su conducta, y que si Él no le estuviera conteniendo, Job podría convertirse en alguien demasiado fuerte ante Dios. Él creía que, por tal motivo, Dios estaba sujetando a Job. Debemos decir que Elifaz aquí, estaba completamente equivocado. Y esto ciertamente, no era de mucho consuelo para un hombre que en este preciso momento necesitaba mucha ayuda e iluminación del cielo.
Estimado oyente, hoy nos hemos enfrentado otra vez con el enigma de la prosperidad de los malos y los sufrimientos de las personas que no hacen daño a nadie; misterio que ha preocupado a muchos desde los tiempos Bíblicos hasta hoy. Pero, aparte lo que ya hemos dicho al respecto, recordamos las palabras de Proverbios 16:25: "Hay camino que al hombre le parece derecho, pero es camino que lleva a la muerte". No nos dejemos llevar por las apariencias. Dios es justo, y juzgará a su debido tiempo. Mientras tanto Dios tiene bondad, paciencia, y quiere mostrar Su gracia y misericordia. Por ello envió a Su Hijo a morir a una cruz por usted y por mí. El juicio sobre el pecado fue ejecutado sobre Jesucristo para que usted, mediante un paso de fe acepte el don de la salvación y la vida eterna, creyendo en Él como su Salvador. Estimado oyente, le invitamos a decidirse por la vida, es decir, por el Señor Jesucristo.
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