Estudio bíblico de Salmos 56-60
Salmos 56, 57, 58, 59 y 60
En este día, estimado oyente, nos encontramos ante otro grupo de Salmos, cinco en total, llamados "Salmos Mictam". La palabra Mictam en sí, quiere decir, grabado o permanente, y esto nos habla de aquello que es sustancial, duradero, que está bien afirmado, fijo. En el Salmo 57:7, David dijo que su corazón estaba firme, y esto es lo que significa Mictam. Veamos en primer lugar el
Salmo 56
El profesor Delitzsch llamó a este salmo "el valor alegre de un fugitivo". En él se destacan el temor y la confianza de David. Recordemos que en el Salmo 55: 6 y 7, David deseó haber tenido alas de paloma para poder huir y habitar en el desierto. En este Salmo, su deseo se cumplió. El enemigo se encontraba afuera. Sin embargo David estaba en un grave peligro. El malo se encontraba por todas partes. Pero Dios le libraría de todo. Los antecedentes históricos de este salmo se refieren a cuando los filisteos capturaron a David en Gat. La experiencia de David es una figura del período de la gran tribulación. Todos estos salmos tienen un trasfondo profético. Entre el aspecto profético (las experiencias de David) y el profético (la experiencia de Israel en el futuro) se encuentra el verdadero mensaje para nosotros hoy. Todos estos salmos tienen un mensaje para nuestra vida.
La inscripción que figura al principio del Salmo dice: "Al músico principal; sobre la paloma silenciosa en paraje muy distante. Mictam de David, cuando los filisteos le prendieron en Gat". Vamos a comenzar ahora leyendo los primeros dos versículos del Salmo 56:
"Dios, ten misericordia de mí, porque me devoraría el hombre; me oprime combatiéndome cada día. Todo el día mis enemigos me pisotean, porque muchos son los que pelean contra mí con soberbia".
David estaba rodeado por el enemigo, expuesto a un gran peligro. ¿Y qué podría hacer en una situación tan crítica? Leamos el versículo 3:
"En el día que temo, yo en ti confío".
¿Tenía miedo David? Sí, verdaderamente lo tenía. Y no debe extrañarnos. Porque el miedo hará surgir la fe en la vida de una persona. Escuchemos decir a David, en el día en que temo, yo en ti confío. Hay quienes, instalados en su comodidad personal dicen no tener miedo. Quizás lo que indican es que son insensibles a las circunstancias y problemas que verdaderamente existen. O que en vez de tener una verdadera fe, evidencian una apariencia insensata de fe. David admitió que tenía miedo, pero confió en que el Señor le cuidaría.
¿Puede uno tener fe y temor al mismo tiempo? En 1 Juan 4:18, 18En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor, porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor. Así que el amor perfecto echa fuera el temor. El amor puede lograrlo. Pero uno puede tener fe y aun así sentir miedo. Esperamos que esto sirva de estímulo y consuelo a aquellos que pasen por esta situación. Y continuó diciendo el salmista en el versículo 8:
"Mis huidas tú has contado; pon mis lágrimas en tu redoma; ¿no están ellas en tu libro?"
En los comentarios al pie de la página de una Biblia de Estudios dice con respecto a este versículo: "En la antigüedad, en el oriente, los que estaban de luto recogían sus lágrimas en una especie de recipiente de cuero y lo colocaban en la tumba de sus seres queridos, para demostrar cuánto se apenaban por su muerte". Ahora, quisiéramos agregar algo más. El escritor Juan Bunyan dijo algo muy adecuado al respecto: "Dios guarda nuestras lágrimas en una redoma para poder enjugarlas algún día". ¿Sabe una cosa, amigo oyente? Cuando leemos algo así, pensamos que deberíamos haber llorado más. Necesitamos llorar más. Matthew Henry dijo: "las lágrimas del pueblo perseguido de Dios son guardadas y selladas entre los tesoros de Dios". Y luego él continuó diciendo aquí en el versículo 10:
"En Dios, cuya palabra alabo, en el Señor, cuya palabra alabo"
Alguien nos escribió diciendo: "Ustedes hablan demasiado de la Biblia, ustedes están continuamente hablando de la Palabra de Dios". Bueno, eso es lo que hizo David. Es que hay tan pocos que están exaltando la Palabra de Dios, que nosotros estamos tratando de cubrir ese vacío. Y añade el versículo 11:
"En Dios he confiado. No temeré".
¡Qué gran experiencia es poder recurrir a Dios! Y continúa diciendo el versículo 13:
"Porque has librado mi alma de la muerte y mis pies de caída, para que ande delante de Dios en la luz de los que viven".
Especialmente después de su gran pecado, David dijo: "Yo quiero andar ante Dios", para no volver a resbalar y caer". Y en cuanto a la información que tenemos, David no volvió a caer. Podemos decir que el Rey de Babilonia cometía esa clase de pecado cada día del año, Para él era algo normal y corriente. Pero para David no era una práctica de vida. David decía: "yo quiero andar, vivir ante Dios"; y en el día de hoy se nos pide que, como cristianos, andemos o vivamos controlados por el Espíritu. Gálatas 5:16 dice: Vivid por el Espíritu y no seguiréis los deseos de la naturaleza pecaminosa. Dios no ha dado mucho más que un bastón para poder andar. Nos ha provisto el Espíritu Santo que habita en nosotros. Andar o vivir en el Espíritu significa depender completamente, absolutamente del Espíritu de Dios. Como vimos al estudiar Gálatas, uno debe bajarse de su cómoda posición y comenzar a caminar. Por supuesto que uno va a tropezar y caer una y otra vez, pero hemos de levantarnos, sacudirnos el polvo, y comenzar otra vez. Aprenderemos a vivir en el Espíritu perseverando en ello y comprometiéndonos con El cada día.
Y llegamos ahora al segundo Salmo Mictam de este grupo, al
Salmo 57
Este Salmo tiene además un título añadido, que significa: "No destruyas", probable referencia a una canción. Al entrar a este Salmo comprobaremos que tiene un gran significado. Está dirigido "Al Músico principal, sígase la tonada de No destruyas. Mictam de David, cuando huyó de delante de Saúl a la cueva". Es un verdadero clamor por misericordia.
David pasó bastante tiempo en las cuevas que se encontraban cerca del Mar Muerto en Engadi. Es un lugar que se encuentra debajo del nivel del mar, y de clima muy caluroso durante el verano. En el invierno, sin embargo, el clima es muy agradable. Es una zona del país muy inhóspita. La cueva de Adulam se encuentra también en esa región. Hay muchos expositores bíblicos que creen que este salmo hace referencia a la cueva de Adulam, donde David meditó en muchos de los salmos que compuso. En ellos vemos que muchos de sus sufrimientos preanunciaban o prefiguraban los sufrimientos de Cristo y de aquellos del remanente fiel a Dios durante los tiempos de la tribulación. De la misma manera estos salmos nos hablan, y ese es el carácter extraordinario de la Palabra de Dios. Leamos entonces el primer versículo de este Salmo 57:
"Ten misericordia de mí, Dios, ten misericordia de mí, porque en ti ha confiado mi alma y en la sombra de tus alas me ampararé hasta que pasen los quebrantos".
No sé cómo se siente usted, estimado oyente, pero en cuanto a mí, puedo decir que mi oración es la misma de David. Yo quiero que Dios tenga misericordia de mí. No quiero que Él simplemente sea justo conmigo. Porque si lo es, entonces merezco un castigo. Yo quiero que Él tenga misericordia de mí, y que Él muestre Su gracia. Y Él es esa clase de Dios, rico en misericordia. Él tiene lo suficiente para mí, y Él tiene también lo suficiente para usted, estimado oyente.
David estaba diciendo aquí: "en la sombra de tus alas me ampararé". David experimentó ese refugio. Sin embargo, su nación no lo hizo. El Señor Jesucristo dijo en el evangelio según San Mateo, capítulo 23, versículo 37: "¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos como la gallina junta a sus polluelos debajo de las alas, pero no quisiste!" Esa nación aún no ha buscado refugio en El. ¿Está usted dispuesto a buscar refugio en El, es decir, dispuesto a obedecerle y a amarle, a vivir controlado por el Espíritu de Dios? El Señor Jesús les dijo, en Juan 14:15, si me amáis, guardad mis mandamientos. Tenemos algunas declaraciones sobresalientes aquí, en el versículo 3, escuche usted:
"Él enviará desde los cielos y me salvará de la infamia del que me acosa. Selah. Dios enviará su misericordia y su verdad".
Esto se cumplirá literalmente en el remanente fiel a Dios cuando Cristo venga en poder y gloria. Entonces dirán, como dijo Isaías 25:9, ¡He aquí, este es nuestro Dios! Lo hemos esperado, y nos salvará. ¡Este es el Señor, a quien hemos esperado! Nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación. Y dice el versículo 4:
"Mi vida está entre leones; estoy echado entre hijos de hombres que vomitan llamas; sus dientes son lanzas y saetas, y su lengua, espada aguda".
Como dijo San Pedro (primera carta 5:8) Satanás recorre de un lugar a otro este mundo como un león rugiente, buscando a quien devorar. Y, por cierto, que él también tiene muchos leoncillos con él que le están ayudando en su tarea.
Debemos recordar que estos son Salmos Mictam y tienen que ver con aquello que es permanente, aquello que es duradero, aquello que tiene sustancia, que es constante y perdurable. Ahora, en el versículo 7, de este Salmo 57, David dijo:
"Listo está mi corazón, Dios, mi corazón está dispuesto; cantaré y entonaré salmos".
Y después, observemos esta hermosa expresión en el versículo 8:
"¡Despierta, alma mía! ¡Despertad, salterio y arpa! ¡Me levantaré de mañana!"
O sea, que la noche de pecado ha quedado atrás. El dominio de Satanás se ha terminado y ha llegado la mañana. El Sol de Justicia se ha elevado con sanidad en sus alas. ¡Qué hermosa imagen! ¡Qué certeza encontramos en este salmo!
Y así, llegamos ahora al
Salmo 58
Y este es otro de esos Salmos a seguir con la tonada "No Destruyas, ? así como también, es otro salmo Mictam de David" y debemos repetir otra vez que se refiere a algo duradero, resistente. Es una oración imprecatoria contra el enemigo.
Este Salmo comienza con una pregunta, y ¿quién la está haciendo? Creemos que es Dios quien está hablando, utilizando la pluma de David. Leamos el versículo 1:
"Poderosos, ¿pronunciáis en verdad justicia? ¿Juzgáis rectamente, hijos de los hombres?"
Se acerca el día en que el Señor va a convocar a los jueces que entreguen sus informes y entonces tendrán que responder a estas preguntas.
Esta es otra oración imprecatoria. Los enemigos de David se encontraban todos a su alrededor. Leamos ahora los versículos 3 al 6:
"Se apartaron los impíos desde la matriz; se descarriaron hablando mentira desde que nacieron. Veneno tienen, como veneno de serpiente; son como la víbora sorda que cierra su oído, que no oye la voz de los que encantan, por más hábil que sea el encantador. Quiebra, Dios, sus dientes en sus bocas; quiebra, Señor, las muelas de los leoncillos".
David pidió 6 tipos de destrucción para sus enemigos: (1) que quebrara las muelas de los leoncillos, Ya hemos dicho que el enemigo era como un león. Hay quienes dicen que los cristianos no deberían orar de esta manera. Bien, yo le he pedido a Dios en oración que sea Él quien trate con Satanás, y él es un león rugiente, y espero que Dios pueda quebrar sus dientes; yo no considero que esta actitud esté fuera de lugar en un creyente. David estaba hablando de sus enemigos y él estaba viviendo bajo la ley, así que estaba pidiendo justicia.
Después él usó otra figura retórica: leamos el versículo 7:
"Sean disipados como aguas que corren; cuando disparen sus saetas, que se rompan en pedazos".
Para David (2) la maldad era como una inundación y él estaba pidiendo que esa marea de maldad desapareciese. (3) Pidió que cuando tensasen sus arcos para arrojar sus flechas, éstas se rompiesen. Observemos la imagen que tenía de sus enemigos, al compararles con tiradores que le estaban disparando. Y en el versículo 8 dijo:
"Pasen ellos como con el caracol que se deshace; como el que nace muerto, no vean el sol".
(4) Pidió que se disolvieran como una babosa rastrera. En esa zona había una especie de babosa que efectivamente se derretía ante el calor del sol. David pidió que Dios hiciera que esa sustancia viscosa se evaporara de todo el mundo. (5) Que no vieran la luz del sol, como el que nació muerto. Es decir, que no se cumplieran las cosas que planeaban en el interior de su mente malvada. Que se queden en nada. Y el versículo 9 añade.
"Antes que sus ollas sientan la llama de los espinos, así vivos, así airados, los arrebatará él con tempestad".
(6) Aquí pidió que sin darse cuenta ardieran como espinos y que el viento los arrastrase. O sea, que las ramas de las zarzas que se colocaban bajo la olla para calentarla, fueran arrebatadas por el viento. David pedía que removiese a sus enemigos antes que pudieran realizar su trabajo sucio, antes que ardiesen y se quemasen. Esta fue, indudablemente, una oración airada.
Y esto nos lleva a los
Salmos 59 y 60
El Salmo 59 está estrechamente unido a los dos salmos anteriores, Es también un salmo para la tonada de "No destruyas" y un Mictam de David. Nuevamente vemos a David rodeado de enemigos y proféticamente describe al remanente fiel sufriente durante la tribulación, rodeado de enemigos.
La inscripción del título coloca a este salmo en el momento en que Saúl había ordenado que vigilaran la casa de David con el propósito de matarlo. El relato histórico se encuentra en 1 Samuel 19. Leamos los primeros tres versículos de este Salmo59:
"Líbrame de mis enemigos, Dios mío; ponme a salvo de los que se levantan contra mí. Líbrame de los que cometen maldad y sálvame de hombres sanguinarios, porque están acechando mi vida; se han juntado contra mí poderosos, no por falta mía, ni pecado mío, Señor"
Después de este clamor por ser acosado, concluirá con una expresión de fe y confianza en la liberación de Dios. Leamos los versículos 16 y 17:
"Pero yo cantaré de tu poder, alabaré de mañana tu misericordia, porque has sido mi amparo y refugio en el día de mi angustia. Fortaleza mía, a ti cantaré, porque eres, Dios, mi refugio, el Dios de mi misericordia".
En el caso de David, Dios le liberó. Estimado oyente, Dios no olvida a los Suyos. El remanente de Israel fiel a Dios será liberado por la venida de Cristo mismo y El liberará a las naciones del mundo.
El salmo 60 es el último de los salmos Mictam y describe la ocasión en que David resultó victorioso sobre sus enemigos, los Edomitas. Los Edomitas fueron abrumadoramente derrotados y a partir de entonces, nunca más pudieron reunirse para atacar.
Proféticamente, vemos la imagen es la imagen de la liberación que Dios dará a Su pueblo, el remanente fiel de Israel, después de los sufrimientos de la gran tribulación. Leamos el versículo 1:
"Tú, Dios, tú nos has desechado, nos quebrantaste; te has airado. ¡Vuélvete a nosotros!"
Y a continuación tenemos la respuesta, en el versículo 6:
"Dios ha dicho en su santuario: Yo me alegraré; repartiré a Siquem y mediré el valle de Sucot".
Y ahora vemos cómo se llevará a cabo esa respuesta en el versículo 9:
"¿Quién me llevará a la ciudad fortificada? ¿Quién me llevará hasta Edom?"
Veamos la respuesta en los versículos versículo 10, 11:
"¿No serás tú, Dios, que nos habías desechado y no salías, Dios, con nuestros ejércitos? Danos socorro contra el enemigo, porque vana es la ayuda de los hombres".
Una vez demostrado el hecho de que no se puede esperar una ayuda humana que resulte fiable, Dios restaurará a sus fieles seguidores. Y esto ha sido y será una realidad en todas las épocas de la historia. Aunque los creyentes se encuentren acosados por enemigos o agobiados por las difíciles situaciones creadas en su contra, o incluso por el pecado, Dios les liberará y los restaurará. Estimado oyente, esta verdad claramente enseñada en las Sagradas Escrituras constituye la esperanza para todos aquellos que hemos confiado en el Señor Jesucristo como Salvador. ¿Es ésta también su esperanza?
Copyright © 2001-2024 ( TTB - Thru the Bible, RTM - Radio Transmundial, EEA - Evangelismo en Acción). Todos los derechos reservados.
CONDICIONES DE USO