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Estudio bíblico de Isaías 58:1-59:21

Isaías 58:4 - 59:21

Nos encontramos hoy, amigo oyente, en el capítulo 58 de Isaías. Y llegamos la sección final de la última división principal del libro de Isaías. Nos encontramos en una sección donde podemos ver la gloria del Señor por medio del Siervo Sufriente, y en el apartado (1) que resalta que el pecado impide la manifestación de la gloria de Dios. En los primeros tres versículos de este capítulo 58 hemos visto, en nuestro programa anterior, una "denuncia de los caminos malvados de Israel". Entre los vv. 4 y 7 veremos "una explicación de Dios sobre su rechazo a los actos religiosos"; y entre los vv. 8-14, veremos "la preocupación de Dios por el bienestar de ellos."

Vamos a leer entonces el versículo 4, que presenta una:

Explicación de Dios sobre su rechazo a los actos religiosos

"He aquí que para contiendas y debates ayunáis, y para herir con el puño inicuamente; no ayunéis como lo hacéis hoy, para que vuestra voz sea oída en lo alto."

Dios explicó aquí por qué no podía aceptar el ayuno de ellos. Pensaron que el ayuno les proveía una aceptación ante Dios. Leamos ahora el versículo 5:

"¿Es este el ayuno que yo escogí: que de día aflija el hombre su alma, que incline su cabeza como un junco y haga cama de telas ásperas y de ceniza? ¿Llamaréis a esto ayuno y día agradable al Señor?"

En realidad, Dios no les había mandado ese ayuno, y sus actos de adoración eran totalmente externos y no revelaban la condición del corazón.

Ésta es en gran parte la condición del cristianismo contemporáneo. No decimos que sea la condición de una determinada iglesia, porque hay congregaciones que manifiestan una vivencia espiritual real. Pero en general, hay una parte de la iglesia organizada que revela solo una forma de piedad. Continuemos leyendo el versículo 6:

"El ayuno que yo escogí, ¿no es más bien desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, dejar ir libres a los quebrantados y romper todo yugo?"

Estas palabras van al grano, al punto sensible de la realidad. Dios dijo, en efecto: "Si queréis ayunar de verdad, permitidme decir lo que hay que hacer: en vez de ayunar y exhibirse con una expresión de piedad, dejad de pecar. Dejad de cotillear. Dejad las actitudes y acciones que revelan la maldad de vuestros corazones. Demostrad vuestra fe en mí con vuestra conducta. Comenzad a ser honestos en vuestros tratos. Sed veraces en lo que decís. Y en vez de veros con ropas ásperas y cenizas, me gustaría veros limpios en vuestro interior".

Nos parece que el Señor podría interrumpir muchos cultos cristianos y decir: "Eliminemos esta forma de actuar. ¿Por qué estáis cumpliendo con estas formas de culto? No os estáis acercando a mí. No me estáis agradando. Cuando termináis este servicio religioso, os dedicáis al cotilleo, tenéis amargura en vuestro corazón, no sois éticos en vuestra conducta y estáis viviendo con una moral relajada. Pensáis que me estáis complaciendo con vuestras formalidades religiosas. Quiero que sepáis que no me estáis complaciendo. Y ése es el motivo por el cual os estoy rechazando:" Ahora, escuchemos lo que dice el versículo 7:

"¿No es que compartas tu pan con el hambriento, que a los pobres errantes albergues en casa, que cuando veas al desnudo lo cubras y que no te escondas de tu hermano?"

Ellos les estaban dando la espalda a los pobres y los necesitados. Hasta se negaron a mostrar amabilidad y amor a sus propios familiares. Su religión era tan fría como el hielo. Ellos no tenían un corazón dispuesto para seguir a Dios. Y cuando usted, estimado oyente, tiene un corazón sensible hacia Dios, usted tendrá un corazón sensible para las demás personas. Usted querrá ser de ayuda y bendición para la gente, y usted no puede tener odio, rencor, y al mismo tiempo pretender defender la doctrina Bíblica básica. Toda esta crítica y toda esta falta de amor evidente en el día de hoy, causa daño a la causa de Cristo. Isaías dejó aquí un mensaje elocuente para nosotros.

Dios le dijo a aquel pueblo que Él no quería lo que ellos consideraban adoración, porque la estaban expresando sólo con las formas. Estaban representando una especia de parodia de la relación con Dios. Les dijo que quizás ellos estaban disfrutando con esa conducta, pero ésta les iba a resultar una carga y que acabarían cansados al tratar de mantener ante el mundo una apariencia, una fachada. Dios les dijo: "Sed puros. Demostrad en vuestras vidas que tenéis una realidad":

Aquí vemos por qué Isaías no era popular. Usted nunca encontrará a los que ven con relativismo la veracidad de la Biblia exponiendo esta parte de las Sagradas Escrituras. A ellos les agrada dirigirse hacia el Sermón del Monte y elegir allí algunos versículos, como por ejemplo el de Mateo 5:7, que dice: "Dichosos los compasivos, porque serán tratados con compasión". Esto está muy bien, pero lo importante es que usted confiese su pecado a Dios y permita a Cristo vivir Su vida a través de usted. La religión puede llegar a ser hoy una gran forma de encubrimiento. ¡Cuánto necesitamos una relación personal con Cristo!

Llegamos ahora a un párrafo en el cual veremos que Dios quiere que Su pueblo se vuelva a Él de una manera real. Leamos el versículo 8, que da comienzo a este párrafo, que hemos titulado:

La preocupación de Dios por el bienestar de ellos

"Entonces nacerá tu luz como el alba y tu sanidad se dejará ver en seguida; tu justicia irá delante de ti y la gloria del Señor será tu retaguardia."

Dios no podía manifestar Sus bendiciones y gloria a una gente que practicaba su religión de una manera tan deficiente. Ésta es una de las razones por las que el mundo de hoy no está convencido que Dios se encuentra en Su santo templo, el mundo está dejando de lado a la iglesia. ¿Por qué? Porque la gente no cree que Dios está allí. Y, estimado oyente, puede que ellos tengan razón. Dios dijo aquí: "No puedo manifestarme a Mí mismo a causa de vuestras vidas". ¡Cuántos de nosotros estamos bloqueando el camino! Se cuenta que cuando Alejandro Magno regresó de una de sus exitosas campañas, quiso ver a su antiguo maestro Aristóteles, el gran filósofo griego. Se dio la circunstancia que cuando Alejandro llegó, Aristóteles estaba tomando un baño. Alejandro Magno entonces le contó como iba su campaña y después le preguntó: "¿qué puedo hacer por usted?" El anciano filósofo no quedó bien impresionado por este joven presuntuoso y continuó con su baño. De modo que Alejandro Magno repitió su pregunta diciendo: "¿qué puedo hacer por usted"? Finalmente, Aristóteles respondió: "Bueno, puedes apartarte a un lado para dejar pasar mi luz". Y, amigo oyente, muchos de nosotros quizás le estamos diciendo a Dios: "¿Qué podemos hacer por ti?" Y, creemos que Dios nos está diciendo que no nos interpongamos, que no seamos un obstáculo para Su luz. Permitamos que Su luz brille a través de nosotros. Y esto es lo importante. En el versículo 9, de este capítulo 58 de Isaías, leemos lo siguiente:

"Entonces invocarás, y te oirá el Señor; clamarás, y dirá él: ¡Heme aquí! Si quitas de en medio de ti el yugo, el dedo amenazador y el hablar vanidad"

Dios quería escuchar sus oraciones y quería bendecirles. Él quería abrir las ventanas de los cielos y derramar Sus bendiciones sobre ellos. Pero sus corazones no estaban abiertos para recibirlas. Nosotros decimos a veces que nuestras oraciones no están siendo contestadas. ¿Por qué? ¿Es acaso porque Dios no quiere contestarlas? No, amigo oyente. El problema es que nuestros corazones no están abiertos para recibir la bendición que Dios realmente quiere darnos. Él dice: "En el momento en que tú clamas a mí, yo diré ¡aquí estoy!"

Cuando éramos niños y en la oscuridad de la noche llamábamos a nuestra madre, teníamos la tranquilidad de saber que ella se encontraba muy cerca. Por ello, es un verdadero consuelo saber que cuando nos dirigimos a Dios en oración Él se encuentra cerca, escuchándonos. Es como si Él nos dijera: "Aquí estoy. De ahora en adelante todo depende de ti. Si tu vienes en el nombre de mi Hijo, haces un pedido que coincide con mi Voluntad, y tu corazón es puro, actuaré en consecuencia respondiendo tu oración". Así que, estimado oyente, cuando tenemos oraciones que no están siendo contestadas, la causa somos nosotros mismos. En el versículo 10, de este capítulo 58 de Isaías, leemos:

"Si das tu pan al hambriento y sacias al alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz y tu oscuridad será como el mediodía."

Dios les pidió a ellos que practicaran una cosa específica para que Él los pudiera bendecir. Él seleccionó sólo una cosa. Él podía haber buscado una docena de acciones para que realizaran, pero sólo eligió una. Dios prometió bendecirles si ellos demostraban realidad en su religión. Y en el versículo 11, dijo:

"El Señor te pastoreará siempre, en las sequías saciará tu alma y dará vigor a tus huesos. Serás como un huerto de riego, como un manantial de aguas, cuyas aguas nunca se agotan."

Aquí tenemos la hermosa promesa de la bendición que Dios quería derramar sobre ellos. Dios quería bendecirles. Ahora, en el versículo 13, leemos:

"Si retraes del día de reposo tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamas delicia, santo, glorioso del Señor, y lo honras, no andando en tus propios caminos ni buscando tu voluntad ni hablando tus propias palabras"

Dios le dio el sábado o día de reposo a la nación de Israel. Y les dijo, como vemos en Éxodo 31:17, "Para siempre será una señal entre mí y los hijos de Israel". Sería interesante que usted leyera la totalidad del pasaje de Éxodo 31:12-18. Dios se concentró en algo específico que Él les había mandado como pueblo.

En el día de hoy, este asunto es un poco diferente. En la carta a los Hebreos, capítulo 4, versículo 1, se nos dice: "Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado". La palabra reposo equivale a sábado. No deberíamos quedar atrás en alcanzar o entrar en Su reposo. El versículo 10 de Hebreos 4 nos dice: "Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado en sus obras, como Dios de las suyas". Ahora, ¿ha entrado usted en Su reposo, que es el reposo de la redención? ¿Ha llegado usted al lugar en el que usted confía completamente, plenamente en Cristo, en que Él ha hecho todo lo necesario para su salvación, de manera que está descansando en la obra terminada de Cristo? ¿O se siente usted obligado a hacer algo para ganar su salvación, o para no perderla? Estimado oyente, Él quiere que confiemos plenamente en Cristo. El entrar en Su reposo, significará no solo una gran bendición para nosotros, sino que también nos abrirá un camino de servicio. El factor que condujo al apóstol Pablo a una vida de actividad misionera fue entrar en el reposo de la redención. Leamos ahora el último versículo de este capítulo 58 de Isaías, el versículo 14:

"Entonces te deleitarás en el Señor. Yo te haré subir sobre las alturas de la tierra y te alimentaré con la heredad de tu padre Jacob. La boca del Señor lo ha hablado."

Aquí se extiende el horizonte, y la contemplación del futuro se abre ante nosotros. Aquella gente podía demorar la gloría próxima, pero no podían destruir el plan de Dios para la manifestación de Su gloria. Y llegamos ahora al:

Capítulo 59

Que trata los siguientes temas: la condenación de Israel (versículos 1-8); la confesión de Israel (9-19); y la venida del Redentor de Israel (versículos 20 y 21).

Éste es un capítulo muy destacado, en el que Dios continuó su acusación contra Israel, mencionándolo con toda claridad. Sus pecados les habían conducido a su triste condición. La religión se había convertido en una fachada para encubrir su maldad. Y a causa de esa maldad Dios se negó a escucharlos. Dios no tiene problemas para escucharnos. El problema radica en nosotros.

En este capítulo, Dios se refirió a sus pecados en 32 ocasiones. Se utilizaron muchas palabras diferentes para describir sus pecados: iniquidades; pecados; contaminados con sangre; perversidad; mentira; vanidad; maldades, huevos de áspides; telas de araña; víboras; obras; violencia; mal; destrucción y quebrantamiento; veredas torcidas; tinieblas; transgresiones; separación; opresión; rebelión; calumnia, y mentiras. Había 22 diferentes acusaciones contra ellos. ¡Que panorama! Para Israel habrá un día de confesión nacional de pecado. En aquel día habrá grandes lamentos en Jerusalén, tal como lo detalló el profeta Zacarías 12:11-14.

Leamos entonces el versículo 1 de Isaías 59, que comienza a exponer:

La condenación de Israel

"He aquí que no se ha acortado la mano del Señor para salvar, ni se ha endurecido su oído para oír"

El hecho de que Israel no fuera salvo en los días de Isaías no se debió a alguna debilidad del Señor, del "brazo del Señor" (Isaías 53). La mano del Señor no se quedó corta. Tampoco se debió a una conexión defectuosa en su comunicación con el hombre. Igualmente en nuestro tiempo, el problema no radica en los obstáculos mentales que el hombre tiene que superar, ni en sus numerosos problemas, sino en el pecado que le separa de Dios. Continuemos leyendo el versículo 2:

"Pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios y vuestros pecados han hecho que oculte de vosotros su rostro para no oíros."

Alexander McLaren lo expresó de la siguiente manera: "No se debe a que Dios sea grande y yo pequeño; ni a que Él viva para siempre, y mi vida no sea nada más que un suspiro; ni a la diferencia que existe entre Su omnisciencia y mi ignorancia, y entre Su fuerza y mi debilidad, que yo esté separado de Él. Aquí dice claramente: "Vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios". Y ningún hombre, aunque construyera las torres de Babel más altas, podría llegar a esa situación. Hay un medio por el cual la separación llega a su fin, y por el cual todo impedimento objetivo a una unión, y todo impedimento subjetivo es removido del mismo modo. Cristo ha venido y en Él, los cielos se han inclinado para tocar, y tocar para bendecir a esta tierra inferior, y el hombre y Dios están unidos otra vez". Hasta aquí la cita.

Ahora por toda esta primera sección Dios explicó detalladamente los pecados de aquel pueblo. Fue una imagen decepcionante de la familia humana, incluidos usted y yo. Después, tendrá lugar una confesión por parte de Israel en el futuro, cuando el Redentor venga a Sión.

Leamos entonces el versículo 9, que comienza a hablarnos sobre:

La confesión de Israel

"Por esto se alejó de nosotros la justicia y no nos alcanzó la rectitud; esperamos luz, y he aquí tinieblas; resplandores, y andamos en oscuridad."

El cambio de pronombres aquí indica que había otra persona hablando. En lugar de "vuestro" y "de ellos" leemos ahora "nosotros", "nuestro" y "de nosotros". Al ser esta la confesión de Israel, ellos confesaron que se encuentran en la oscuridad. Confesaron que todos sus rituales religiosos habían sido una simulación.

Y hay muchas personas hoy necesitan hacer lo mismo; es decir, confesar que han estado fingiendo, y que desean comenzar a vivir una realidad, aceptando al Señor Jesucristo como Salvador. Si muchos que profesan exteriormente ser cristianos adoptaran esta actitud, se produciría una renovación espiritual en el cristianismo. Ahora, escuchemos la confesión, leyendo el versículo 10:

"Palpamos la pared como los ciegos; andamos a tientas como los que no tienen ojos. Tropezamos a mediodía como si fuera de noche; estamos en lugares oscuros como están los muertos."

Que imagen elocuente tenemos al ver a ese pueblo en la oscuridad, lo cual describe la situación de una persona que no tiene una relación personal con Dios.

Pero cuando Israel haga esta confesión, y la harán en el futuro, una confesión de estas acusaciones específicas, ellos también repudiarán sus pecados. Estimado oyente, nuestras confesiones a Dios tendrían que ser específicas y además, nuestros pecados deberían ser repudiados. Cada pecado debería ser confesado privadamente a Dios.

Pasemos ahora al versículo 20, de este capítulo 59 de Isaías, y observemos nuevamente el cambio de pronombres. Se nos habla sobre:

La venida del Redentor a Israel

"Vendrá el Redentor a Sión y a los que se vuelven de la iniquidad en Jacob, dice el Señor."

Muchas personas se preguntan: "¿Se salvará toda esa nación?" No, amigo oyente, no todo Israel. Como dijo el apóstol Pablo en Romanos 9:6, "no todos los que descienden de Israel son israelitas". Sólo se salvará un remanente (formado por aquellos que se vuelvan a Dios) de la misma manera en que, al parecer, sólo un remanente del cristianismo profesante, realmente se salvará.

Pero el Redentor llegará a Sion algún día, y en ese momento, habrá una gran confesión de pecado. Zacarías nos escribió al respecto en el capítulo 12, versículo 10, diciendo: "Pero sobre la casa de David y los habitantes de Jerusalén derramaré un espíritu de gracia y de oración. Mirarán hacia mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por el hijo unigénito". Volviendo ahora a Isaías, en el último versículo de este capítulo 59, versículo 21, leemos:

"Y este será mi pacto con ellos, dice el Señor: Mi espíritu que está sobre ti y mis palabras que puse en tu boca, no faltarán jamás de tu boca ni de la boca de tus hijos ni de la boca de los hijos de tus hijos. El Señor lo ha dicho, desde ahora y para siempre."

Dios ha hecho un pacto afirmando que el Redentor vendrá a Sión. Nunca habrá un tiempo en el que esta promesa sea completamente olvidada, porque ése es el propósito de Dios. Será cumplida cuando Él lo considere oportuno. Estimado oyente, le rogamos que no olvide estas palabras de Isaías 59:1, "He aquí que no se ha acortado la mano del Señor para salvar, ni se ha endurecido su oído para oír".

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