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Estudio bíblico de 1 Timoteo 4:7-16

1 Timoteo 4:7-17

En el día de hoy, amigo oyente, regresamos a nuestro estudio de la Primera Epístola a Timoteo, y lo reanudamos observando lo que nos dice el capítulo 4. Este capítulo estuvo dedicado al tema general de la apostasía en las iglesias. Entre los versículos 1 al 5 Pablo trató el tema de cómo reconocer a los apóstoles y a partir del versículo 6 hasta el 16, se ocupó en explicar qué debía hacer un buen ministro en tiempos de apostasía.

En nuestro programa anterior dijimos que el verbo apostatar corresponde al término griego "aphistemi", que significa "apartarse" o "permanecer lejos de". Y una partida sugiere no solo que usted tiene un punto al cual se está dirigiendo, pero también un punto de procedencia del cual usted ha llegado. Los que apostatan son aquellos que en un tiempo han profesado mantener la fe, pero después se han apartado de ella. No puede haber una apostasía en el paganismo porque ellos nunca han profesado la fe. Ellos nunca han profesado confiar en Cristo como su Salvador. Nunca han oído hablar de Él y por ello no puede existir la apostasía entre ellos. La apostasía surge dentro de la iglesia organizada, entre aquellos que profesan la fe y después se apartan de ella. Recordemos también lo que hemos considerado a partir del versículo 6, que leemos nuevamente:

"Si esto enseñas a los hermanos, serás buen ministro de Jesucristo, nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina que has seguido."

Veamos la frase inicial. Si esto enseñas a los hermanos. Pablo había advertido a Timoteo sobre la apostasía y las enseñanzas falsas que se introducirían en la iglesia. Habría hombres que profesarían la fe y después llegarían a un punto en que la negarían. Timoteo debía advertirles a los creyentes acerca de ello.

Y continuó diciendo serás un buen ministro de Jesucristo. Cada creyente es un ministro, es decir, un servidor de Cristo, pero aquí Pablo estaba pensando en Timoteo como maestro de la Palabra de Dios. Ese es un don que algunas personas tienen y otras no. Pero todos los creyentes son servidores.

Y además añadió nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina. Así es como un creyente crece espiritualmente en la Palabra de Dios. No debemos salirnos por la tangente de dietas o programas de ascetismo, como si ello nos recomendara ante Dios como un mérito. En cambio, nuestra dieta espiritual, es ser nutridos con las verdades de la fe y de la enseñanza sana de la Palabra de Dios.

Y finalmente, reconoció que Timoteo había seguido enseñanza. Algunos intérpretes creen que como en Éfeso, había tanta religión falsa y de la obra de Satanás, existía el peligro de que Timoteo fuera arrastrado por esas desviaciones y tendencias. Pero Pablo aclaró que él había seguido fielmente la verdadera enseñanza de la Palabra de Dios y le elogió por ello. Y Pablo continuó advirtiendo a Timoteo sobre la apostasía y las enseñanzas falsas, pero a continuación mencionaría mas cosas que Timoteo debía evitar. Leamos el versículo 7 de este capítulo 4 de 1 Timoteo:

"Desecha las fábulas profanas y de viejas. Ejercítate para la piedad"

Seguramente en todas las épocas hay personas mayores que transmiten a los más jóvenes y a los niños sus recetas muy extrañas y peculiares para curar dolores, para fortalecer y para prevenir enfermedades.

El autor de estos estudios bíblicos, el Dr. J. Vernon McGee, contaba que cuando el médico descubrió que él tenía cáncer, la gente le envió como 100 libros recomendando diferentes clases de dietas; de las cosas que él debía comer para librarse del cáncer. Y contó que no podría haber seguido una de esas recetas sin contradecir a las demás, porque lo que una recomendaba, lo prohibían otras. Así que dedicó encomendarse al gran Médico Divino y dejar el caso en sus manos. Y seguramente el joven Timoteo habrá recibido muchas recomendaciones de dudoso origen que podrían haber puesto en peligro su salud y a ello se debió la advertencia del apóstol.

Además leemos el siguiente consejo: ejercítate para la piedad. Timoteo debía practicar la piedad, la devoción a Dios en su vida práctica. Hay mucha gente que enfatiza las prohibiciones, lo negativo, lo que no se debe hacer, en vez de practicar activamente las enseñanzas positivas de la Palabra de Dios, así como la devoción y piedad que dicen profesar por Dios. Continuemos leyendo el versículo 8 de este cuarto capítulo de 1 Timoteo:

"Porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente y de la venidera."

La frase el ejercicio corporal para poco es provechoso a llevado a algunos a pensar que el apóstol Pablo estaba menoscabando el ejercicio físico. Nosotros no lo interpretamos en absoluto de esa manera. Después de todo podemos observar la vida misma del apóstol. Pablo pasó unos tres años en Éfeso, donde había un gran Coliseo en el que a veces se celebraban los juegos olímpicos de la época. El Coliseo podía dar cabida a unas 100.000 personas y en esas instalaciones se llevaban a cabo carreras de atletismo y toda clase de deportes. El Apóstol Pablo usó el ejemplo de la carrera de aquellos tiempos para compararla a la vida y al andar del creyente, en 1 Corintios 9:24 al 27. Pues bien, creemos que el apóstol Pablo sabía mucho sobre ejercicios físicos. Cuando uno contempla las ruinas en las cuales se encuentra la ciudad de Sardis, y contempla la parte que se ha excavado del camino romano en ese lugar, y dirige su mirada al este y también hacia el oeste, recuerda que el Apóstol Pablo caminó por ese lugar hace casi dos mil años predicando el evangelio de Cristo. El no disponía de medios de transporte y ni siquiera de un caballo o de un burro. Así que el apóstol se trasladaba de un lugar a otro andando. Y se requería una persona dura y fuerte físicamente para cubrir las distancias que recorrió a través de todo el Imperio Romano. No sabemos si practicó mucho footing, pero es evidente que caminó hasta la extenuación. Y ya sabemos cómo se recomienda hoy el caminar regularmente cada día para conservar la buena salud.

El énfasis de Pablo en la piedad antes que en el ejercicio físico se debía a que los Efesios eran gente muy entregada a los juegos y competiciones atléticas, ya sea practicándolas o asistiendo a las mismas. Y lo mismo observamos hoy en algunos países, donde el seguimiento de ciertos deportes, como por ejemplo el football y el baloncesto captan de tal manera la atención de la gente, y nos referimos concretamente a los cristianos, que muchos creyentes le dan más énfasis y le dedican más tiempo a tales deportes que al estudio de la Palabra de Dios o a las actividades de la iglesia. Muchos pasarían mucho más tiempo siguiendo partidos o competiciones deportivas en directo o por televisión, que el que pasarían en reuniones de oración o estudio de la Biblia. Hay creyentes que claramente le dan prioridad a estos eventos cuando coinciden con actividades de la iglesia. Por ello, es comprensible la advertencia de Pablo a Timoteo. No le estaba diciendo que el ejercicio físico estuviera mal o fuera desaconsejable, Lo que él estaba diciendo es que había mantener estas cosas en la perspectiva correcta.

Y continuó diciendo el apóstol pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente y de la venidera. El ejercicio físico, el ejercicio del cuerpo le ayuda a usted solamente en esta vida, porque más adelante, después de partir de este mundo, en el día de la resurrección, usted va a recibir un cuerpo nuevo y entonces no habrá ninguna diferencia con que usted haya ejercitado su cuerpo físico actual o no. Ahora aquí enfatiza que la piedad para todo aprovecha". Hay quienes dicen que el creyente puede caer en el pecado y están previstas condiciones fáciles para regresar a Dios. Bueno, eso es cierto. Pero, amigo oyente, una vida piadosa no sólo tiene sus beneficios y merece la pena aquí en la tierra, sino que también valdrá la pena y tendrá beneficios en la eternidad. Tenemos el ejemplo en la parábola del hijo pródigo en Lucas 15, donde vimos que el hijo perdido perdió mucho cuando se fue a un lugar que se encontraba muy lejos de su hogar, y cualquier creyente hoy que esté viviendo una vida descuidada, antes que una vida piadosa descubrirá que aún en la eternidad él tendrá que pasar por las consecuencias de haber actuado de esa manera. Y aquí permítanos hacerle una pregunta práctica y relevante. ¿Está usted tan ansioso o preocupado por la piedad en su vida práctica como lo está del ejercicio físico para mantenerse en forma, y de su afición por seguir los eventos deportivos? Usted debe recordar que lo físico termina cuando llegamos al final de esta vida, pero la piedad continúa en la vida siguiente. Es muy importante que todos nos formulemos esta pregunta. Leamos ahora el versículo 9 de 1 Timoteo 4:

"Palabra fiel es esta y digna de ser recibida por todos"

Aquí el apóstol estaba enfatizando el tema que acababa de mencionar. En otras palabras, estaba diciendo que aquí tenemos algo con lo que podemos contar y en lo que depositar nuestra confianza. Uno podía confiar en esta verdad en la época de Éfeso en el primer siglo, como puede hacerlo ahora en el Siglo XXI, y podrá confiar también en el Siglo XXII si es que llega a vivir una vida tan larga. Ahora, en el versículo 10, de este capítulo 4 de la primera epístola a Timoteo, dijo Pablo:

"que por esto mismo trabajamos y sufrimos oprobios, porque esperamos en el Dios viviente, que es el Salvador de todos los hombres, mayormente de los que creen."

Dice aquí que trabajamos y sufrimos oprobios ("nos esforzamos", como dicen otras versiones). No hay ninguna duda en que si usted se mantiene firme por Cristo, esa actitud le va a costar algo.

La frase siguiente, hablando del Dios viviente dice que es el Salvador de todos los hombres, y es una declaración muy importante. A veces ha habido discusiones sobre como era el aspecto físico de Cristo. Se ha hablado del color de su piel, de sus ojos, de sus cabellos, y se ha especulado sobre si era muy alto o no. Pero tales detalles no tienen importancia. La Biblia nunca nos dio ese tipo de información sobre Él. Pero lo que sí dicen claramente las Sagradas Escrituras es que Él es el Salvador de todos los hombres. Quienquiera que sea usted, Él puede ser su Salvador, su único Salvador.

Y la declaración de que Él es el Salvador de todos los hombres añade, mayormente de los que creen. Y esto es cierto. Como hemos dicho, Él puede ser su Salvador, pero si usted quiere, lo puede rechazar. La otra opción, la única opción de salvación, es que usted crea en Él. Si quiere usted confirmarlo, puede leer pasajes Bíblicos como Juan 3:16 y Juan 2:2). Continuemos leyendo ahora los versículos 11 y 12 de 1 Timoteo 4:

"Esto manda y enseña. Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza."

Dijo aquí ninguno tenga en poco tu juventud. Pablo sabía que habría algunos en la iglesia que dirían "Bueno, es solo un joven, le queda mucho por aprender". Es posible que hubiera algunas cosas que aun no sabía, pero él no debía permitir que nadie lo menospreciara por ser joven.

Pero el apóstol continuó escribiendo sino se ejemplo de los creyentes. Ahora, ¿cómo podía evitar Timoteo que la gente lo criticara por ser demasiado joven? Pues, no comportándose como un joven insensato. Por ello el apóstol que fuera un ejemplo. Se puede dar un ejemplo de madurez cristiana siendo joven. Y entonces, la gente aprendería que lo más importante en el desarrollo cristiano, no era la edad física.

A continuación Pablo pasó a detallar en qué maneras él podía ser un ejemplo: En palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza".En ciertas épocas se ha hablado mucho sobre una nueva moralidad, cuando en realidad no había nada de nuevo en esa supuesta nueva moralidad. Pero es indudable que la moralidad de la Biblia es completamente nueva para algunas personas. Esta es la norma o el nivel de Dios. Aquí en este versículo 12 tenemos seis formas aspectos de la vida cristiana en los que deberíamos ser un ejemplo. Continuemos leyendo el versículo 13:

"Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza."

El ministro o servidor debe leer las Sagradas Escrituras públicamente. ¿Con qué propósito? Para consolar y para enseñar. La Palabra de Dios se debe leer, y hasta que la iglesia no esté introduciendo a la gente en la Palabra de Dios, y a la Palabra de Dios en la mente y el corazón de las personas, no está cumpliendo su función principal.

Esto se aplicaba también personalmente a Timoteo. El ministro solo puede crecer personalmente leyendo la Palabra, para su propia exhortación e instrucción. Amigo oyente, un ministro, un cargo de la iglesia que crece, también hace crecer a la Iglesia. Una de las mejores cosas que se dijo en cuanto al gran maestro y predicador del evangelio Dwight Moody, fue dicha por uno de sus vecinos, que dijo: "Cada vez que el Señor Moody regresa a su hogar, uno se da cuenta de cuánto ha crecido espiritualmente". Y, amigo oyente, ¿qué puede usted decir de usted mismo? ¿Ha avanzado usted espiritualmente un poco más del lugar donde se encontraba el año pasado? ¿Está usted creciendo en gracia y en el conocimiento de Cristo? La única forma de lograrlo es leyendo las Escrituras, leyendo las grandes verdades de la Palabra de Dios con la ayuda y dirección del Espíritu Santo. Luego, Pablo en el versículo 14, le dijo a Timoteo:

"No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio."

En la frase no descuides el don que hay en ti recordamos que el Espíritu de Dios le da a cada creyente un don, y Timoteo tenía un don que debía poner en práctica. Y además aclaró el apóstol que te fue dado mediante profecía. Aparentemente, Pablo había predicho lo que Timoteo haría.

Y la profecía había sido pronunciada con la imposición de las manos del presbiterio, es decir, de las autoridades de la iglesia. En este contexto que estamos estudiando, debemos aclarar que la imposición de las manos nunca comunicaba nada. Algunos creen que algo se le transmitía a una persona imponiéndole las manos. La imposición de manos sobre una persona indicaba relación y compañerismo con el ministerio de que iba a desarrollar esa persona. En muchas iglesias hoy se acostumbra que los ancianos o diáconos oren e impongan las manos sobre cada persona que va a desarrollar una responsabilidad en la iglesia y va a ser un compañero de ellos, o también se imponen las manos sobre cada misionero que se envía a desarrollar ese ministerio. Leamos ahora el versículo 15 de este cuarto capítulo de 1 Timoteo:

"Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos."

Al decirle ocúpate en estas cosas el apóstol le estaba aconsejando a ser diligente en su estudio, dada la importancia que tiene que un ministro continúe estudiando la Palabra de Dios. Tampoco hay ninguna excusa para que cada creyente no estudie la Palabra de Dios. Otra versión traduce "reflexiona sobre estas cosas."

Es interesante la frase permanece en ellas. Otra versión dice "entrégate de lleno a ellas". No aceptamos que un momento devocional diario sea un sustituto para la lectura y estudio de la Palabra de Dios. Especialmente, si uno lee un capítulo por la noche, fatigado y a punto de quedarse dormido. Tampoco dará resultado por la mañana, cuando uno está medio despierto o en la mesa del desayuno cuando uno ya es consciente de que tiene que salir apresuradamente para el trabajo. Estimado oyente, usted no estudiaría matemáticas o ciencias de esa manera. La Palabra de Dios se merece todo el tiempo y la concentración mental que le podamos dedicar, y nunca le podremos dar tanto como debiéramos.

En este versículo 15, al final el apóstol añadió para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos. Una de las mejores palabras de estímulo que se le pueden decir a un predicador o a un maestro después de escucharle, es que ha mejorado mucho en su predicación. Luego, al finalizar este capítulo 4, el Apóstol Pablo le hizo una recomendación más a Timoteo, en el versículo 16:

"Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina (o enseñanza); persevera en ello, pues haciendo esto te salvarás a ti mismo y a los que te escuchen."

Sin intención de reprochar ni ofender a nadie, permítanos decir ¡Que Dios tenga misericordia con aquel ministro que no está predicando la Palabra de Dios! Esta sería una grave omisión y un pecado ante Dios y de graves consecuencias para la congregación de los creyentes. Bien, amigo oyente, vamos a detenernos aquí por hoy. Dios mediante, comenzaremos a estudiar el capítulo 5 de esta primera epístola a Timoteo en nuestro próximo programa. Será pues, hasta entonces, porque esperamos contar con su compañía.

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