Estudio bíblico: Integridad a prueba de balas y alcohol - 2 Samuel 11:5-27
Integridad a prueba de balas y alcohol (2 Samuel 11:5-27)
Parecía una tarde de rutina para el rey David. Uno de sus asistentes se anuncia y dice: "Majestad, tengo un recado para usted". El mensajero le entrega el mensaje y se retira. El monarca quita el sello del rollo, lee y empalidece. El texto es breve: "Yo estoy encinta", Betsabé.
El rey arroja con furia la carta en el fuego del brasero. Comienza a caminar de un lado al otro de la amplia sala. De pronto, una sonrisa asoma en sus labios. Tiene un plan que no puede fallar. Escribe una nota a Joab en la que le ordena que de inmediato envíe al oficial Urías a Jerusalén.
A Joab sin duda le extraña mucho que el rey solicite con tanta urgencia el envío de un oficial, que si bien es importante nunca ha sido un consejero del rey. Urías emprende el largo viaje, quizá preguntándose: "¿Cuál será la razón por la que el rey quiere verme?". Pasan los días hasta que Urías finalmente llega a Jerusalén. Lo primero que hace es dirigirse al palacio real. De inmediato es introducido a la sala donde se encuentra el rey.
— Majestad — dice Urías haciendo una reverencia — el general Joab le manda sus respetos y sus deseos de que la paz del Señor sea con usted.
— Estimado Urías — responde el rey — me alegro muchísimo de verlo tan bien. Cuénteme, ¿cómo están las cosas en el frente de batalla? ¿Cómo está el ánimo de las tropas?
El oficial responde a las preguntas del rey. Es evidente que Urías está bien informado de todo lo que sucede en el frente. Después de un rato en que David hace más preguntas, de esas que se hacen para "llenar el tiempo", dice con voz solemne para que todos los presentes escuchen:
— Oficial Urías, quiero que sepa cuán agradecidos estamos yo y el país por los servicios que personas como usted prestan a la patria. En nuestra próxima reunión del Estado Mayor vamos a considerar muy seriamente darle un ascenso en mérito a los servicios invalorables y extraordinarios que usted ha desempeñado en el ejército.
Urías se ruboriza. Él realmente no está consciente de que haya hecho nada extraordinario para merecer un ascenso. Sin embargo, Urías sí sabe de otros compañeros que han hecho proezas mucho mayores y que aún no han sido recompensados.
— Majestad, yo no me merezco nada de eso y con todo respeto le digo que no esperaba nada.
El rey le hace un gesto cordial como para que no prosiga y da por terminada la entrevista.
Las sombras de la noche han caído y Urías se ha retirado. Desde la entrada del palacio puede divisar su residencia. Se alcanzan a vislumbrar las pequeñas lumbres de las candelas en la casa. Piensa por un momento dirigirse hacia su hogar aunque sea nada más para mirar la puerta, pero siente como si una mano lo detuviera. Para su sorpresa observa que varios criados del palacio han cruzado hasta su morada y llaman a la puerta. Los enviados del rey han llevado unas bandejas repletas de regalos y manjares, y luego se retiran.
Betsabé es informada del obsequio real y de que su esposo Urías está en la ciudad. Su rostro se torna blanquecino y se muerde los labios. No lo puede creer. Llama a los criados y les dice: "Mi esposo está en la ciudad. Ustedes ya saben lo que les dije de mi visita a la casa del rey. Este tema no se toca. Mi marido a veces se pone muy celoso y ya les dije que no pasó nada".
A la mañana siguiente el rey David se levanta con una sensación de victoria. La pesadilla de ser acusado de adulterio ha desaparecido. Por supuesto, él supone que Urías ha pasado la noche con su esposa. Quizá vienen a su mente pensamientos burlones: "Cuando nazca el niño le diremos que es un sietemesino grande, y el papanatas se lo va a creer". Mientras piensa en estas cosas, una sonrisa de triunfo se dibuja en el rostro del monarca. Es interrumpido por el llamado de su criado, quien le anuncia que el desayuno está listo.
— ¿Qué hay de nuevo? — pregunta mientras se refriega las manos en actitud de triunfo.
— Nada en especial su majestad — responde el siervo — solo que Urías no durmió en su casa.
— ¿Qué dices? — estalla David con el rostro enrojecido por la furia.
— Nosotros tratamos en vano de animarlo a que fuera a descansar a su casa. Pero no hubo caso. Él rehusó completamente.
El rey se pasea cabizbajo por la sala y luego de unos minutos parece recuperar su compostura. El enrojecimiento ha desaparecido.
— Díganle a Urías que se presente de inmediato.
Se cumple la orden y traen al oficial Urías a la presencia del rey. El monarca sin devolverle los buenos días, con voz grave y como remarcando cada palabra, le pregunta:
— ¿No has llegado de viaje? ¿Por qué no descendiste a tu casa?
Urías respondió a David:
— El arca, Israel y Judá están en cabañas y mi Señor Joab y los servidores de mi Señor están acampados al aire libre. ¿Y había yo de entrar en mi casa para comer y beber y dormir con mi mujer? ¡Por tu vida y por la vida de tu alma, que no haré semejante cosa!
El rey rápidamente cambia su actitud y táctica y dice:
— Lo felicito por su sentido de responsabilidad al deber. Usted es un gran ejemplo. Muy pronto concretaremos lo del ascenso. Me alegra tener oficiales con tanta vocación como usted. Lo espero hoy para cenar.
Esa noche, en el mismo lugar donde había estado Betsabé hacía unas pocas semanas atrás, Urías es recibido a la mesa real. El rey lo trata con una amabilidad exagerada. Quizá Urías piensa: "Nunca me había dado cuenta de que el rey fuera tan amable con sus oficiales". Urías no tiene posibilidad de rehusarse.
— Por favor, tome otra copa de vino — invita el rey David.
— Majestad, perdone, yo no acostumbro a tomar mucho vino y me estoy sintiendo muy mareado.
— ¡Vamos, oficial! Usted no podrá rehusarse ahora a beber otro vaso. ¡Brindemos por el general Joab!
Los brindis se suceden y el pobre oficial trata en vano de evitar los sucesivos. Una y otra vez David se empecina en que Urías beba. David quiere embriagarlo para que vaya a su casa y así su astuto plan se formalice.
Sin embargo, tampoco esa noche Urías vuelve a su casa. Su sentido de responsabilidad es tan grande, que aunque ha sido alcoholizado con engaño, aun en ese estado es fiel a su obligación moral.
Al día siguiente, David le entrega una carta para el general Joab. Urías emprende su viaje de regreso al campo de batalla. Lleva consigo la carta que le diera el rey; la aprieta contra su cuerpo muy cerca de su corazón. ¡Se siente tan honrado de llevar ese mensaje escrito por la misma mano del Rey!
Urías ignora que ese documento, que él trata con tanto respeto, es, ni más ni menos, su sentencia de muerte. Esa misma mano que había escrito salmos gloriosos ahora acaba de "legalizar" un asesinato.
La historia bíblica y nosotros
Seguimos estudiando con profunda tristeza este capítulo de la vida de David. Una de las cosas que nos estremece es el hecho de saber que, al menos teóricamente, no somos mejores que él.
El apóstol Pablo nos dice: "Yo sé que en mí, a saber, en mi carne, no mora el bien... Porque no hago el bien que quiero; sino al contrario, el mal que no quiero, eso practico" (Ro 7:18-19).
No estamos aquí para criticar a David sino para aprender con sobriedad los peligros de esta vieja naturaleza. Es por la gracia del Señor que nos sostiene que no caemos. "Nunca decaen sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad" (Lm 3:22-23).
Creemos que el Señor tiene un propósito al poner este acontecimiento en las páginas sagradas. "Estas cosas les acontecieron como ejemplos y están escritas para nuestra instrucción" (1 Co 10:11).
David aparece aquí como el hombre que se deja llevar por sus pasiones. Urías se nos presenta como el héroe que se niega a sí mismo y cumple fielmente con su deber. Este es el hombre que declina a sus derechos naturales por un móvil más importante. En pleno siglo XXI, Urías se convierte para nosotros en un personaje real y con un mensaje actual. El apóstol Pablo nos enseña: "Con Cristo he sido juntamente crucificado; y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí" (Ga 2:20).
Para Urías hay algo más importante que su ego, bienestar y comodidad. Los creyentes debemos seguir el precepto de que "los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos" (Ga 5:24).
Tenemos que darnos cuenta de que un pecado lleva a otro y cada vez este es más serio. Es como la bomba atómica que se basa en una "reacción en cadena".
El adulterio de David lo lleva a tener que emborrachar a su siervo para tratar de cumplir su plan. Urías ha sido empujado a embriagarse con alcohol, con la astuta intención de que vuelva a su casa y así responsabilizarlo del embarazo que ya ha ocurrido.
Nosotros podemos pensar que Urías es desafortunado porque pierde a su esposa y su vida. También se podría pensar que Esteban y Santiago son "perdedores" porque los mataron (Hch 7:58) (Hch 12:2). Sin embargo, desde el punto de vista espiritual Urías es un vencedor. Él es un ejemplo para nosotros aun tres mil años después de su muerte.
Urías es un hombre que ha sido engañado y embriagado. Él posee convicciones que están profundamente arraigadas en su ser. Aun bajo los efectos del alcohol su conciencia atina a hacer lo que es correcto y no se olvida de sus responsabilidades. Para mí, esto es tremendo e impactante.
Algunas de las características de Urías son:
1. Es un hombre humilde. Duerme en el umbral de la puerta del palacio con los sirvientes. Urías sabe que su obligación es estar inmediatamente disponible para servir y proteger al rey. Actúa como un peregrino (1 P 2:11).
2. Es una persona que tiene inquietudes espirituales. Está preocupado de la situación del arca del Señor. Le importa la condición del pueblo de Israel.
3. Es un líder natural. Está inquieto por sus compañeros que están acampando al aire libre y él no quiere disfrutar de ningún privilegio que ellos no puedan gozar. El verdadero adalid no utiliza su posición para su beneficio personal (1 P 5:3).
4. Es un individuo respetuoso de las autoridades que están por encima de él. Le preocupa que el general Joab y sus compañeros no estén disfrutando de ninguna comodidad. Por lo tanto, él también las rehúsa.
5. Es un altruista. Es un individuo que está dispuesto a prescindir del bienestar que le pertenece por razón de una causa elevada. Practica la exhortación que muchos siglos después va a ser dada: "Ninguno en campaña militar se enreda en los negocios de la vida" (2 Ti 2:4).
6. Cuando se le envía al lugar de más peligro él acepta el desafío. Está dispuesto a tomar el riesgo eminente. Urías, que nosotros sepamos, nunca escribió un salmo o una poesía, sin embargo, su vida es un discurso, un cántico y un ejemplo.
El mismo David va a decir: "Oh Señor, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién residirá en tu santo monte?". Y la respuesta es: "El que anda en integridad y hace justicia, el que habla verdad en su corazón el que no calumnia con su lengua, ni hace mal a su prójimo, ni hace agravio a su vecino" (Sal 15:1-3). Sin duda el rey David escribió estas palabras del Salmo 15 después de hacerse un examen de conciencia. En ese momento de su vida David sacaría una calificación muy baja. Él ha traspasado los seis requisitos mencionados y especialmente el que dice: "ni hace agravio a su vecino" (Sal 15:3). David no fue un buen vecino.
Las Escrituras condenan la práctica de alcoholizar a una persona con motivos perversos (Hab 2:15). Al tratar de embriagar a Urías, David está haciendo algo que tiene ciertas similitudes con el traficante de drogas ilícitas que trata de convencer a un joven de las "virtudes" que éstas tienen. El resultado final es un cambio en el estado psíquico y mental que va a alterar los mecanismos de freno de la conciencia.
Este es el mismo rey al que unos años antes se le estremeció su corazón al cortar el vestido de Saúl. Sin embargo, ahora deliberadamente planea la muerte de Urías.
David no es honesto con Urías. Observamos que le envía un obsequio (2 S 11:8) y lo invita a cenar con él. La Escritura nos dice: "El hombre que lisonjea a su prójimo le tiende red ante sus pasos" (Pr 29:5). Luego David manda la carta en la que ordena que hagan matar a Urías por las armas del enemigo. ¿Qué habría pasado si David hubiera confesado su pecado? Sin duda que el dolor que David hubiera sufrido a través de los años hubiera sido menor. Cuando David se enteró de que Urías había dormido a la puerta de la casa real, tenía que haberle agradecido su fidelidad y devoción. Por el contrario, lo regaña diciendo: "¿Por qué no descendiste a tu casa?" (2 S 11:10). El hombre carnal muchas veces en vez de agradecer y apreciar el servicio del creyente espiritual se enoja y murmura.
Los pecados se van cometiendo en forma sucesiva uno después de otro. Urías es engañado en cuanto al propósito del viaje. El monarca falsamente aparenta una amistad y gratitud que no tiene. Luego, Urías es arrastrado a un estado de embriaguez por el mismo rey (2 S 11:13).
El engatusar, engañar y alcoholizar para tratar de obtener un beneficio de la persona cuyas habilidades mentales están alteradas es algo muy grave.
La palabra nos advierte claramente: "No mires al vino cuando rojea, cuando resplandece su color en la copa, cuando entra suavemente. Al fin muerde como serpiente, y envenena como víbora" (Pr 23:31-32).
Esta historia se puede dividir para su consideración en los cinco mensajes transmitidos, probablemente, por medio de cartas o verbalmente.
David a Betsabé: Una invitación a concurrir al palacio.
Betsabé a David: Un recado corto: "tengo un problema".
David a Joab: "Mándame a Urías.
David a Joab: Comunicación escrita de cometer el crimen: "pónganlo en el lugar más peligroso".
Joab a David: Mensaje cifrado anunciando al rey que su objetivo de matar a Urías ha sido logrado.
Cuán penetrantes son las palabras: "Ahora bien, lo que se requiere de los administradores es que cada uno sea hallado fiel" (1 Co 4:2). El esposo de Betsabé lo fue.
Notas al margen
Urías el heteo era uno de los valientes de David. Algunos los consideran como oficiales al mando de regimientos especiales (2 S 23:39).
El término "heteo" se refiere al grupo conocido como los hititas. Este pueblo había alcanzado una cultura muy alta. Richard Beal nos dice que Urías podría haber sido uno de esos soldados mercenarios de uno de los numerosos estados del norte de Siria. Es probable que fuera descendiente de los hititas que emigraron un siglo antes y se radicaron en la tierra de Israel cuando se colapsó el imperio hitita. El nombre Urías significa: "Jehová es mi luz" (Sal 27:1).
Al escribir a Joab la carta de la ignominia, tristemente David se coloca como uno de los personajes más degradados en la historia de Israel. Hay ciertas similitudes entre este episodio y el que ocurrió entre Jezabel y Nabot (1 R 21:1-29).
Jezabel: Es reina. Desestima la ley de Dios. Envía una carta. Tiene cómplices (los testigos falsos). Nabot muere por su rectitud. Mata a un hombre justo. Un profeta la reprende severamente.
David: Es rey. Desestima la ley de Dios. Envía una carta. Tiene un cómplice (Joab). Urías muere por su rectitud. Mata a un hombre justo. Un profeta lo reprende severamente.
La negativa de Urías de ir a su casa y estar con su esposa tiene su precedente histórico en un precepto anterior dado por David en cuanto a la abstención sexual durante las campañas militares (1 S 21:4-5).
En Efesios se nos exhorta: "No os conduzcáis más como se conducen los gentiles, en la vanidad de sus mentes, teniendo el entendimiento entenebrecido" (Ef 4:17-18).
El líder que hay en mí
La integridad de Urías nos conmueve. Todo lo que hace y dice está bien.
Sus palabras no son lisonjeras, sino que expresan los sentimientos de su corazón.
A pesar de ser un extranjero ha alcanzado un puesto de gran responsabilidad en el ejército de los "valientes de David".
Cuando se le pregunta por qué razón no fue a su casa, en su respuesta vemos las prioridades del líder genuino. Urías no puede tomarse un descanso y tiempo de comodidades cuando sus compañeros están pasando vicisitudes.
Es muy impactante destacar que este hombre es muy consciente de su deber moral. Aun cuando sus sentidos han sido embotados en forma traicionera por el alcohol, él sabe qué es lo que está bien y qué es lo que está mal.
¡El mismo alcohol no puede llegar a las profundidades de su corazón para cambiar sus convicciones!
Urías sin duda sabe que la misión que se le ha encomendado es peligrosa. No usa su rango o sus "conexiones políticas" para evitarlas.
Temas para el estudio en grupo
Pecados específicos en esta historia, especialmente el engaño.
Los peligros de la "reacción en cadena" del pecado.
La importancia del arrepentimiento para romper el ciclo de pecado.
El sentido de responsabilidad de Urías.
Preguntas para reflexionar
1. ¿Cuáles son las razones que Urías presenta por no haber regresado a su casa?
2. ¿Cuál es la secuencia de eventos en la trama que hace David para solucionar el problema del embarazo de Betsabé?
3. ¿Cómo demuestra Urías sus convicciones morales?
4. ¿Cuál característica de la personalidad de Urías llama más su atención? ¿Por qué?
5. ¿Cuáles son los mensajes enviados en esta historia?
6. ¿Qué pecados se cometen en esta historia debido a la "reacción en cadena"?
7. ¿Considera usted que Urías fue un "perdedor"? (¡Después de todo pierde a su esposa y su vida!).
Comentarios
Mildred Rodriguez (Estados Unidos) (26/06/2022)
Que Dios continúe llenándole de sabiduría, gracias por ese poderoso estudio, ruego a Dios que nos ayude en nuestras debilidades a que la honestidad, integridad y amor estén por encima de nuestros propios intereses tal como nos trajo la enseñanza que Dios le bendiga abundantemente.
Campo Elias Palma Millán (Colombia) (26/07/2020)
David es linaje de Dios, ejemplo de fidelidad y amor a Dios.
Urias es mi ejemplo a seguir...
Irma Chery Montoya Moreno (Colombia) (23/07/2020)
Gracias por esta maravillosa enseñanza, nos ilustra como florece la debilidad humana cuando dejamos marchitar nuestro espíritu con la sed de la ausencia de la oración, la Palabra de Dios y la compañía del Espíritu Santo. La santidad hay que ganarla de rodillas y así sujetaremos la carne al Espíritu.
Willian Orantes (El Salvador) (20/07/2020)
Impresionante La integridad de Urías, casi nadie se fija en la actitud de este guerrero, pues tiene muchas características que muchos cristianos deberíamos de imitar.
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