Estudios biblicos de Mateo
Predicaciones cristianas en texto y audio de Mateo
El Evangelio de Mateo es el primer libro del Nuevo Testamento y con él comienzan las buenas noticias que el Señor Jesucristo ha traído a los pecadores. Mateo presenta a la persona de Jesús como el Rey legítimo de Israel y trata abundantemente acerca del tema de su Reino. Cristo es el Rey prometido a la nación de Israel y el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento. Sin embargo, a pesar de las abundantes credenciales que le avalaban, su pueblo Israel lo rechazó clavándole en una cruz, aunque Dios utilizó este mismo hecho para traer salvación a todas las naciones...
Desde Malaquías hasta la venida de Cristo pasaron 400 años en los que no hubo revelación escrita, sin embargo, fue un periodo de grandes cambios que debemos conocer para entender correctamente los evangelios. Por ejemplo, veremos que el poder mundial se desplazó de Persia a Roma, también se crearon nuevas estructuras sociales y religiosas dentro del pueblo de Israel, se tradujo el Antiguo Testamento al griego... Pero a pesar de todos los cambios, el mundo todavía seguía esperando al Mesías prometido y su Reino. Éste será el tema central del Evangelio de Mateo...
El evangelio de Mateo comienza haciendo una importante afirmación: Jesús era descendiente directo de Abraham y de David. Y cómo más adelante nos dirá, Jesús era el descendiente anunciado a Abraham en quien se cumplirían las promesas que Dios le había hecho. Pero también era el Rey esperado de la dinastía de David cuyo reino sería eterno. Pero la genealogía contiene otros nombres que también resultan muy interesantes...
Nuestra porción comienza diciendo que José no engendró a Jesús, sino que como se explica más adelante, su nacimiento fue virginal. Sin lugar a dudas, esto tuvo que ser una dura prueba para José y María, que vieron como su honor quedaba en entredicho. Pero no podía ser de otra manera, puesto que Jesús era el mismo Hijo de Dios, o como su nombre "Emanuel" indicaba: "Dios con nosotros". Mateo explica también que todo esto ocurrió de esta manera para que se cumplieran las profecías que de él habían sido escritas por los profetas...
Estamos estudiando la historia de los acontecimientos que tuvieron lugar después del nacimiento de Jesús. Mateo subraya que en aquellos días se cumplieron cuatro diferentes profecías del Antiguo Testamento, algo que humanamente hablando estaba contra toda probabilidad. También analiza las diferentes reacciones que esto generó: el rey Herodes vio en él a un opositor e intentó destruirle; los líderes judíos conocían las Escrituras pero no mostraron interés por el anuncio de que su Mesías había nacido; pero unos sabios venidos de oriente lo buscaron para adorarle y hacerle regalos dignos de un Rey. La misma historia se repite en nuestros días...
Desde el mismo momento en que el Hijo de Dios se hizo hombre, sufrió la más terrible persecución. Sin embargo, el Padre siempre lo protegió, aunque esto no evitó las incomodidades de tener que vivir como un emigrante en Egipto y más tarde tener que trasladarse a un pueblo insignificante como Nazaret. Pero todo esto ocurría conforme a lo que estaba profetizado de él. Años después apareció Juan el Bautista preparando el camino para la manifestación del Mesías. Su mensaje fue claro: "Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado"...
Juan el Bautista comenzó su ministerio haciendo una llamamiento al verdadero arrepentimiento que debería ser manifestado por el fruto. Esta exhortación debe ser especialmente valorada en nuestros días cuando se da mucho importancia a los "dones del Espíritu", pero muy poca al "fruto del Espíritu". Después de esto Jesús fue bautizado, identificándose con los pecadores a quienes había venido a salvar. Y si él se identificó así con nosotros, ¿no nos identificaremos nosotros con él? Finalmente, en nuestra meditación consideraremos que el Tentador no pudo hacer nada con Jesús, lo que nos garantiza que tenemos un Gran Salvador...
Hemos considerado cómo Jesús venció toda tentación por medio de la Palabra, lo que nos ha dado una clara visión de la importancia que para él tenían las Escrituras. A partir de ahí, y en cumplimiento de todo lo que el Antiguo Testamento había profetizado de él, comenzó su ministerio público. Se trasladó a Galilea y anunció la llegada del Reino de Dios tal como había hecho Juan el Bautista antes que él. De hecho, el mismo Rey estaba ya en medio de ellos, y el carácter y poder de su Reino quedaba en evidencia por medio de sus milagros de sanidad y restauración. Lo triste fue que aquella Luz apenas fue recibida por los que lo conocieron...
Después de que Jesús anunciase la llegada del Reino de Dios, comenzó a explicar cuáles serían las leyes por las que se regiría ese Reino y cuáles debería ser las normas de conducta de sus súbditos. Esta enseñanza ha quedado recogida en el conocido Sermón del Monte. Cualquier persona que reconozca a Jesús como su Señor debe vivir conforme a estos principios. Pero, por supuesto, esto sólo será posible por la obra del Espíritu Santo en nuestros corazones...
El Señor Jesucristo comenzó su sermón con las conocidas "Bienaventuranzas" que tratan acerca del carácter que deberían manifestar sus súbditos. Cuando los cristianos viven conforme a estos principios, llegan a ser la "luz y la sal del mundo". Pero es evidente que nadie puede cumplir con las elevadas demandas que Cristo explicó a lo largo de su sermón a no ser que primero haya sido regenerado por el Espíritu Santo. De otra manera, la persona se convierte en un religioso hipócrita, como los fariseos, que aparentaban guardar la ley externamente, pero sus corazones estaban lejos de Dios...
El Señor llama nuestra atención no sólo sobre las cosas que debemos hacer, sino que también quiere que examinemos las motivaciones que nos mueven a hacerlas. Por esta razón condenó a los fariseos, porque aunque practicaban cosas tan buenas como la oración, la limosna o el ayuno, sin embargo, al hacerlo, sólo buscaban el ser vistos por los hombres. El Señor nos enseña que lo realmente importante al practicar todo esto, es la relación personal e íntima que se establece entre el hombre y Dios cuando lo hacemos de corazón...