Aunque hizo diferentes cambios políticos y morales, el rey Ezequías era consciente de que no podría haber una reforma duradera si primero no se producía una limpieza espiritual en la vida de cada persona y también en la casa de Dios...
Cuando se trata de hacer cambios en la vida espiritual, muchas veces tenemos muy buenos propósitos que finalmente no llegan a ninguna parte. El rey Ezequías hizo profundas reformas espirituales en su país y puede enseñarnos algunas cosas importantes sobre esta cuestión.
Salomón construyó un templo donde los israelitas orarían a Dios, pero nosotros, en el día de hoy, somos escuchados en Cristo, lo cual es muchísimo mejor...
Muchos creyentes actúan imitando lo que siempre han visto hacer, sin llegar a preguntarse si eso es lo que Dios realmente desea que hagan. Cuando en sus días el rey Ezequías intentó enseñar al pueblo lo que de verdad la Palabra de Dios dice, comprobó que eso despierta mucha oposición... la misma que en la actualidad.
Todo hombre anhela una alegría genuina, profunda y duradera. No obstante, todos sabemos por experiencia que este anhelo de gozo auténtico del corazón no se satisface ni con cosas materiales ni con alegrías sensuales...
Vemos aquí a Ezequías dando órdenes claras al pueblo para que ofrendasen de acuerdo a lo ordenado por Dios para el servicio del templo, el cuidado de los sacerdotes y levitas, y el sustento de los pobres. Hay aquí muchas lecciones para nosotros también en el día de hoy.
Una de la áreas en las que el creyente tiene las luchas espirituales más fuertes es con sus familiares incrédulos. En muchas ocasiones hay que tomar decisiones difíciles para seguir fielmente al Señor. El caso del rey Asa ilustra algunas de estas batallas...
Un profeta le dijo al rey Asa: El Señor estará con vosotros cuando vosotros estéis con él. Esto siempre ha sido verdad, pero con frecuencia, nos debatimos entre confiar en Dios o intentar solucionar las cosas por nuestros propios medios...
Ezequías tenía el enemigo a las puertas. ¿Qué hacer para evitarlo? Sin lugar a dudas, aquí tenemos importantes lecciones que son igualmente útiles en el ámbito espiritual.
El rey Asa no creyó que Dios podría darle la victoria contra un enemigo que él veía muy grande, y en lugar de confiar en el Señor, buscó la ayuda de otros hombres. Fue entonces cuando el profeta le dijo: ¡Has actuado locamente!