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Estudio bíblico de Génesis 1:2-25

Génesis 1:2-25

La primera frase del texto Bíblico, en Génesis 1:1; "en el principio creó Dios los cielos y la tierra", declaración solemne y majestuosa, que comentamos en nuestro programa anterior nos introduce a la escena en que se lleva a cabo la creación y ordenación del universo y la tierra. Continuamos leyendo en el capítulo 1:2,

"Y la tierra estaba sin orden y vacía, y las tinieblas cubrían la superficie del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas."

Spencer, uno de los fundadores de lo sociología de la evolución y teórico de la evolución, y a quien citamos anteriormente, que aplicó ésta a todas las formas de existencia cósmica, afirmó que las formas de la manifestación de lo Incognoscible se subdividían en tiempo, espacio, materia, fuerza y movimiento. Podemos volver a encontrar estos grandes principios de la creación en los dos primeros versículos del Génesis. "En el principio (tiempo) creo Dios los cielos (espacio) y la tierra (materia). Y la tierra estaba sin orden y vacía, y las tinieblas cubrían la superficie del abismo, y el Espíritu de Dios (fuerza) se movía (movimiento) sobre la superficie de las aguas." Es interesante que Dios haya dispuesto que estos importantes principios que describen su acción creadora quedasen establecidos por escrito con tanta claridad como naturalidad en estas primeras frases del Génesis. Es importante y oportuno que tomemos nota de ello.

Aunque el siguiente punto de vista ha sido desacreditado por muchos en los últimos años, creo que una gran catástrofe ocurrió entre los versículos 1 y 2, Por lo que puedo ver, existe abundante evidencia para ello. En primer lugar, miremos a esta inmensa creación y comprobaremos que algo le ha ocurrido. Si el viaje del hombre a la luna revela algo, es que aquella es una tierra yerma, árida. ¿Cómo llegó a esa condición? Yo diría que en el universo de Dios sobrevino una catástrofe.

Esto se menciona específicamente con respecto a la tierra, porque había de ser el lugar donde habitaría el ser humano. Es así que la tierra es descripta como "sin orden (o desolada) y vacía." La frase "las tinieblas cubrían la superficie del abismo" nos indica, por supuesto, la ausencia de Dios.

La expresión "sin orden y vacía" es interesante. "Sin orden" corresponde a una palabra hebrea que significa ruina, espacio vacío. "Vacía" corresponde a la palabra hebrea que se traduce vaciedad. Observemos lo que dice el libro de la profecía de Isaías, en el capítulo 45:18:

"Porque así dice el Señor que creó los cielos (El es el Dios que formó la tierra y la hizo, Él la estableció y no la hizo un lugar desolado, sino que la formó para ser habitada). Yo soy el Señor y no hay ningún otro."

Aquí dice, literalmente, que El no creó la tierra "desolada", que corresponde a la misma palabra hebrea que encontramos en el citado versículo 2. Dios no creó a la tierra en un estado de desolación y vaciedad. Dios creó este universo como un cosmos, y no como un caos. Esto es precisamente lo que Isaías está intentando dejar claro. El no hizo la tierra "desolada y vacía", pero la tierra se convirtió en un lugar "desolado y vacío." Dios formó, construyó la tierra para ser habitada y fue Dios quien vino a este lugar en ruinas y lo transformó en un lugar habitable para la humanidad.

Nuestros estudios actuales y la exploración del espacio han revelado que, hasta ahora, tú y yo vivimos en un universo en el cual la tierra es el único planeta habitable para los seres humanos. Creo que lo que el libro de Génesis nos está diciendo es que la tierra llegó a ser desolada y vacía, de manera que era exactamente tan inhabitable como la luna cuando el Espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas. Creo, también, que todo el universo fue afectado por esta gran catástrofe.

"Y el Espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas." La palabra traducida por "se movía" contiene la idea de la gallina que cobija o guarda celosamente sus polluelos. El Espíritu Santo comenzó allí una obra que le veremos hacer una y otra vez. Es recrear. El aparece en la escena y recrea, regenera. Eso es precisamente lo que hace, aun ahora, por nosotros.

Podemos recordar las palabras del Señor Jesús, registradas en el Evangelio de Juan capítulo 3:2,5, cuando dijo:

"el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios... El que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios."

El agua simboliza la Palabra de Dios. Si alguien la ve como símbolo del bautismo, está bien. Pero el verdadero significado se refiere a la Palabra de Dios, de la que el Espíritu Santo es el Autor.

Hemos visto la construcción del universo en el versículo 1, el estado de desolación de la tierra antes de la creación en el versículo 2, y ahora consideraremos la construcción de la tierra en 6 días, en los versículos 3 al 31.

Hay varias cosas sobre las cuales quisiera llamar tu atención. En el libro del Éxodo, capítulo 20:11, podemos leer lo siguiente:

"Porque en seis días hizo el Señor los cielos y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay..."

En esta frase no se dice nada sobre crear. Leemos que El "hizo." Dios estaba tomando lo que ya estaba creado y en aquellos 6 días no estaba "creando". Estaba recreando. Estaba trabajando con materia que ya existía, con materia que ya había creado, probablemente, millones de años antes.

Dios creó la vida y la puso sobre la tierra, y para la tierra creó al hombre. Y es en esta criatura que estamos interesados porque ocurre que tu y yo somos una de aquellas criaturas. Y por este motivo, el relato del Génesis es sumamente importante para nosotros en la actualidad.

Continuaremos ahora leyendo en Génesis 1:3-5:

"Y dijo Dios: Sea la luz. Y hubo luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. Y llamó Dios a la luz día, y a las tinieblas llamó noche. Y fue la tarde y fue la mañana; un día."

Se trata del primer día. Aquel debe haber sido un día de 24 horas. No veo como se puede deducir otra opción. Además del pasaje Bíblico del libro del Éxodo, capítulo 20:11, que acabamos de leer, donde se declaraba que " en seis días hizo el Señor los cielos y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay," en el capítulo 31:17, el Señor instruye a Moisés sobre el trabajo y el reposo que los israelitas debían observar, encargándole que les dijese:

"En seis días el Señor hizo los cielos y la tierra y en el séptimo día cesó de trabajar y reposó."

O sea que se da por sentado de que se trata de días normales de 24 horas. También podemos observar el uso de los adjetivos numéricos "primero", "segundo", etc. Y el hecho de que cada día tuvo "tarde" y "mañana".

"Y dijo Dios: Sea la luz". Esta es la primera vez que se nos dice que Dios hablo. Estas son sus primeras palabras registradas en las Sagradas Escrituras. Este fue el primer mandato creativo.

Continuamos leyendo el segundo mandato creativo, en este capítulo 1:6-8.

"Entonces dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas. E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión . Y fue así. Y llamó Dios a la expansión cielos. Y fue la tarde y fue la mañana: el segundo día."

Vemos que comienza diciendo: "Haya expansión". La palabra hebrea para expansión significa espacios aéreos. Y Dios separó las aguas perpendicularmente, para que hubiese aguas encima de nuestro nivel, y por debajo. Dios llamó a la expansión cielos. Y este no es el cielo tal como lo imaginamos. En realidad, hay 3 tipos de cielo mencionados en la Biblia. El Señor Jesús habló de las aves del cielo y yo creo que se trata del cielo citado en este versículo. Luego están las estrellas del cielo, que constituirían el segundo cielo, y después encontramos el tercer cielo, donde mora el Señor. Aquí, en este pasaje que hemos leído, el escritor se refiere al primer estrato o nivel, donde se encuentran las nubes y vuelan los pájaros.

El relato continúa con el tercer mandato creativo, en este capítulo 1:9-10:

"Entonces dijo Dios: júntense en un lugar las aguas que están debajo de los cielos, y que aparezca lo seco. Y fue así. Y llamó Dios a lo seco Tierra, y al conjunto de las aguas llamó mares. Y vio Dios que era bueno."

Hay una división horizontal de las aguas. Antes vimos que las aguas que se encontraban por encima de nuestro nivel fueron separadas de las que se hallaban por debajo. Mientras que aquí, el agua se separó de la tierra y, podemos decir que ésta afirmación no está en contra de la ciencia. Se ha llegado a la conclusión que la totalidad de la superficie de la tierra en la que hoy vivimos estuvo en una época cubierta por el agua. Sobre esto, Dios no nos ha revelado detalles, así que toda suposición no pasaría de ser una especulación.

Observamos que el texto dice que "Dios llamó a lo seco tierra". Parece que se hubiese estado preparando para diseñar un lugar habitable donde pudiese colocar al ser humano.

Leemos también el cuarto mandato creativo, en los versículos 11-13:

"Y dijo Dios: produzca la tierra vegetación; hierbas que den semilla, y árboles frutales que den fruto sobre la tierra según su género, con su semilla en él. Y fue así. Y produjo la tierra vegetación: hierbas que dan semilla según su género, y árboles que dan fruto, con su semilla en él, según su género. Y vio Dios que era bueno. Y fue la tarde y la mañana. El tercer día."

Dios está colocando aquí la vida vegetal porque el hombre, hasta el diluvio, era vegetariano. Con la formación de las plantas, se completa el tercer día.

Prosigue el relato con el quinto mandato creativo, y leemos los versículos 14-19:

"Entonces dijo Dios: haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche, y sean para señales y para estaciones y para días y para años; Y sean por luminarias en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así. E hizo Dios las dos grandes lumbreras, la lumbrera mayor para dominio del día y la lumbrera menor para dominio de la noche; hizo también las estrellas. Y Dios las puso en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra, y para dominar en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno. Y fue la tarde y fue la mañana: el cuarto día."

Dios no creó el sol y la luna en ese momento. Ya se encontraban allí y El las colocó en su debida posición. Una de estas lumbreras se ocuparía del día y la otra, de la noche. Se añade, además una breve frase: "hizo también las estrellas". Fue ésta una obra muy importante. El predicador inglés John Wesley dijo acertadamente que Dios creó los cielos y la tierra y no dejó su obra incompleta, pues también creó las estrellas. Y tomemos nota de que fue Dios el que dividió la luz de las tinieblas. Es apropiado recordar que aun lo hace en la actualidad. Pues hay personas que se preguntan sobre cuál es la diferencia entre el bien y el mal. Dios ha trazado los límites. ¿Cómo podemos saber lo que está bien? Dios ha revelado lo que está bien. El ha establecido ciertos principios. Dios divide, separa la luz de las tinieblas y en ello consiste la distinción entre el bien y el mal. Lo hizo entonces, y lo sigue haciendo ahora.

Continuemos leyendo en los versículos 20-23, el sexto mandato creativo:

"Entonces dijo Dios: llénense las aguas de multitud de seres vivientes, y vuelen las aves sobre la tierra en la abierta expansión de los cielos. Y creó Dios los grandes monstruos marinos y todo ser viviente que se mueve, de los cuales están llenas las aguas según su género, y toda ave según su género. Y vio Dios que era bueno. Y Dios los bendijo, diciendo: sed fecundos y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra. Y fue la tarde y fue la mañana: el quinto día."

Aquí podemos observar un cierto nivel de desarrollo. Esto no significa que todo procedió de una pequeña célula sino que Dios hizo un ser de cada criatura que, a su vez, se desarrolló. Dios dijo; "llénense las aguas de criaturas vivientes," y el versículo siguiente añade "según su género". La palabra "género" no corresponde al término especies, utilizado por Darwin, sino que significa más que eso. Según el diccionario se refiere a una línea directa de descendencia dentro de un grupo. Por ejemplo, incluiría no solamente a un caballo sino también a cada animal, dentro de la familia de los equinos. A partir de cada criatura se ha producido un gran desarrollo, pero también se producido, más tarde, una degeneración sucesiva.

Y, esta sección del relato se completa con el séptimo mandato creativo, en los versículos 24-25:

"Entonces dijo Dios: produzca la tierra seres vivientes según su género: ganados, reptiles y bestias de la tierra según su género. Y fue así. E hizo Dios las bestias de la tierra según su género, y el ganado según su género, y todo lo que se arrastra sobre la tierra según su género. Y vio Dios que era bueno."

Observa una vez más la expresión "según su género". Aquí es evidente que Dios separó la vida vegetal y la vida animal, de la raza humana porque luego diría; "hagamos al hombre a nuestra imagen". Esta criatura es del máximo interés para nosotros, porque resulta que se trata nada menos que de nuestro antepasado. Y, como se declara con frecuencia en este relato Bíblico, se afirma finalmente que "Dios vio que era bueno". Así es. Todo lo que Dios hace, es bueno.

Los versículos 26 y 27, que comentaremos en nuestro próximo programa, contienen el octavo y último mandato creativo, el de la creación del hombre y la mujer. Es así que la frase "Y dijo Dios" aparece, en estas 8 ocasiones al principio de un poema de cuatro líneas. Estos 8 mandatos se relacionan con los 6 días y la estructura global del pasaje Bíblico posee simetría. Si colocásemos en una tabla dos columnas con 3 días en cada una, podríamos observar que la segunda mitad de la semana presenta un paralelismo con la primera, lo cual es un rasgo normal en la literatura hebrea. Fue San Agustín, al inicio de la era cristiana, el primero en llamar la atención sobre la estructura literaria de este pasaje, que él creía que tenía por objeto ilustrar el orden existente en la naturaleza, Las dos tríadas de días pueden contrastarse y relacionarse de la siguiente manera: primero, se crean espacios, y luego sus habitantes; o bien, se forma primero el mundo, para luego llenarlo.

En este capítulo hemos visto a la Palabra de Dios en acción. El profeta Isaías en su capítulo 55: 10,11, explica elocuentemente cómo es esa palabra, caracterizada por su autoridad, poder y eficacia:

"Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelven allá sino que riegan la tierra, haciéndola producir y germinar, dando semilla al sembrador y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca, no volverá a mi vacía sin haber realizado lo que deseo, y logrado el propósito para el cual la envié."

Esta palabra es eterna. Actúa hoy con la misma autoridad, poder y eficacia. Y como la palabra se hizo carne en Jesucristo, El llega a la vida de las personas que oyen y se abren, para morar en ellas. También El puede llegar a ti, estimado oyente, para crear una nueva vida, una vida espiritual de relación con Dios, una vida significativa de calidad superior. Será como pasar a otro nivel de vida. Solo que esta nueva vida trasciende los límites de esta vida humana, proyectándose hacia una vida aún mejor en la eternidad, para disfrutar de una existencia sin fin en la presencia de Dios.

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