Estudio bíblico de Joel 2:4-14
Joel 2:4-14
Continuamos hoy, nuestra marcha por el libro de Joel, y comenzaremos nuestro estudio en el capítulo 2, versículo 4. Ahora, en el capítulo 1, desde el versículo 1 hasta el 14, el relato del profeta nos presentó una plaga de langostas que cayó sobre aquella tierra de Israel. Él la presentó como una advertencia de Dios. Ya vimos cómo este profeta, el primer profeta que escribió sus profecías, y que habló principalmente para el reino del sur, o reino de Judá, condenó la embriaguez de aquel pueblo, porque aparentemente, la idolatría aún no se había hecho evidente entre los israelitas. En esta época en particular, ellos aún estaban yendo al templo, por lo menos estaban mostrando exteriormente cierta forma de adoración.
Ante esta plaga, el profeta aclaró que nunca se había presentado un castigo como éste de parte de Dios. Pero al describir esta plaga que cayó sobre ellos en aquella época, el se proyectó hacia el futuro, comparándola con un período futuro, que él llamó el "día del Señor". Esta época comenzará al anochecer, como el día Hebreo, con la oscuridad de la Gran Tribulación y concluirá al final del reino que Cristo establecerá en la tierra en Su Segunda venida y comience, entonces, el reino eterno.
En el capítulo 1, versículo 15 comenzamos con esta sección en la cual nos encontramos, a modo de preludio, en la cual el profeta miró hacia el "día del Señor", y que se extiende hasta el capítulo 2, versículo 32. En el capítulo 2, como indicamos en nuestro programa anterior, tenemos una adecuada combinación entre ambos eventos, es decir, entre la plaga de langostas y los terribles acontecimientos de la primera parte del "día del Señor". Vimos similitudes y contrastes entre ambos juicios de Dios. Este sería también el método usado por los profetas que escribieron, como vimos anteriormente, y que por inspiración de Dios describían una situación local y después se proyectaban hacia el futuro. Ahora, comenzando con el versículo 4 de este capítulo 2 de Joel, el profeta describió en detalle esta plaga de langostas. Leamos nuevamente este versículo 4 de este segundo capítulo de la profecía de Joel:
"Su aspecto, como aspecto de caballos, y como gente de a caballo correrán."
Como hemos dicho en otra ocasión, la cabeza de una langosta se parece a la cabeza de un caballo, y es interesante que la palabra italiana para langosta significa "caballo pequeño". Uno de los significados de la palabra alemana significa "caballo del heno". Así como el caballo come el heno, las langostas comen toda la vegetación verde. El profeta Joel estaba describiendo la plaga de langostas, y estaba comenzando a aplicarla al futuro "día del Señor". Leamos ahora los versículos 5 al 7 de este segundo capítulo de Joel:
"Como estruendo de carros saltarán sobre las cumbres de los montes; como sonido de llama de fuego que consume hojarascas, como pueblo fuerte dispuesto para la batalla. Delante de él temerán los pueblos; se pondrán pálidos todos los semblantes. Como valientes correrán, como hombres de guerra escalarán el muro; cada cual marchará por su camino y no torcerá su rumbo."
El escritor de los Proverbios nos dijo en su capítulo 30, versículo 27 que las langostas no tenían rey pero avanzaban en formación perfecta. No necesitan un líder ---aparentemente, cada una de ellas conoce su propio lugar. Y avanzan en escuadrones. Cuando el profeta estaba describiendo cuatro diferentes grupos de langostas, creemos que estaba refiriéndose a los movimientos de un gran ejército ---un ejército de langostas. En el futuro, en los últimos días, otro ejército avanzará hacia esa tierra, y se acercará como una plaga de langostas. Esta será una preparación para el libro de Apocalipsis, en el cual el apóstol Juan escribió sobre una plaga de langostas que tendrá lugar en la tierra durante el primer lamento que sigue al toque de la quinta trompeta. Dice el Apocalipsis capítulo 9, versículos 1 al 4: 1El quinto ángel tocó la trompeta, y vi una estrella que cayó del cielo a la tierra. Y se le dio la llave del pozo del abismo. 2Abrió el pozo del abismo, y del pozo subió humo como humo de un gran horno, y el sol y el aire se oscurecieron por el humo del pozo. 3Del humo salieron langostas sobre la tierra, y se les dio poder, como el poder que tienen los escorpiones de la tierra. 4Se les mandó que no dañaran la hierba de la tierra, ni cosa verde alguna ni ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tuvieran el sello de Dios en sus frentes.
Esta fue una clase de langosta fuera de lo corriente, que no atacaría ninguna planta verde, que es lo que una langosta normal atacaría. No atacarán a las personas en general, sino a aquellos que no tuvieran el sello de Dios en sus frentes.
Aquel será un tiempo tan terrible que los seres humanos tratarán de morir, pero no podrán, es decir, que no podrán suicidarse. Dice Apocalipsis 9:5 y 6, 5Pero no se les permitió que los mataran, sino que los atormentaran cinco meses; y su tormento era como el tormento del escorpión cuando hiere al hombre. 6En aquellos días los hombres buscarán la muerte, pero no la hallarán; ansiarán morir, pero la muerte huirá de ellos.
Ahora, en los versículos 7 y 8 de este capítulo 9 de Apocalipsis leemos la siguiente descripción de las langostas: 7El aspecto de las langostas era semejante a caballos preparados para la guerra; en las cabezas tenían como coronas de oro, sus caras eran como caras humanas, 8tenían cabello como cabello de mujer y sus dientes eran como de leones; Realmente, aquí tenemos una clase de langostas que no podía ser más anormal. Esta plaga tendrá lugar durante la gran tribulación.
Así que podemos ver que Joel, muy atrás en la historia, al comienzo del tiempo de los profetas escritores, preparó el terreno para que, con el transcurso del tiempo, viniera más tarde en la historia el apóstol Juan, y diera una descripción detallada de las langostas tal como aparecerán en el futuro, en el "día del Señor."
Como norma general, aconsejamos que, en el caso de nuevos creyentes o de alguien que no haya estudiado la Biblia antes, no comience su estudio en los libros de Juan o Apocalipsis. En cambio, sugerimos que se comience el estudio de la Biblia por el Evangelio de Mateo, que es un libro clave en las Sagradas Escrituras. Hasta que uno entienda bien este Evangelio, no podrá comprender adecuadamente el mensaje del Evangelio de Juan y, muchísimo menos aun, el mensaje del libro de Apocalipsis. Y además, diremos que esta breve profecía de Joel, que en general ha sido ignorada, arrojó mucha luz sobre los últimos días de la historia, que él llamó "el día del Señor."
Cuando este profeta escribió Como valientes correrán, como hombres de guerra escalarán el muro él estaba comenzando a desplazar su descripción de la plaga local de langostas hacia el futuro, que para él sería conocido como "el día del Señor."
En el próximo versículo veremos que él estaba hablando sobre el "día del Señor". Leamos entonces los versículos 8 al 10 de este segundo capítulo de Joel:
"Nadie empujará a su compañero, cada uno irá por su carrera; y aun cayendo sobre la espada no se herirán. Irán por la ciudad, correrán por el muro, subirán por las casas, entrarán por las ventanas a manera de ladrones. Delante de él temblará la tierra y se estremecerán los cielos; el sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas perderán su resplandor."
Obviamente, esta descripción iba más allá de una plaga local de langostas o, de otra manera, el profeta Joel estaba exagerando. Pero los profetas pronunciaron la Palabra de Dios tal como Él se la entregó ---ellos no exageraron. Esta figura del libro de Joel es la misma que el apóstol Juan nos dejó en el Apocalipsis. Y dice el versículo 11, de este capítulo 2 de Joel:
"Y el Señor dará su orden delante de su ejército, porque muy grande es su campamento y fuerte es el que ejecuta su orden; porque grande es el día del Señor y muy terrible. ¿Quién podrá soportarlo?"
Esta fue la tercera vez que Joel mencionó al día del Señor.
Aquí tenemos una pregunta especialmente dramática: ¿Quién podrá soportarlo? Esta expresión armoniza perfectamente con lo que Jesús dijo en Mateo capítulo 24, versículo 22 22Y si aquellos días no fueran acortados, nadie sería salvo; pero por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados. Teniendo en cuenta la similitud de estos dos pasajes, parece lo más lógico entender que ambos señalan a un período especialmente angustioso y terrible. El apóstol Juan nos dio una respuesta en el Apocalipsis. En el capítulo 7 él dijo que Dios cesará o detendrá las fuerzas de la naturaleza, reteniendo a los vientos para que no soplen (que son juicios de Dios sobre la tierra) hasta que a dos grandes multitudes de creyentes de los redimidos se les coloque un sello de protección. Si el pueblo de Dios va a sobrevivir al terrible período de la tribulación, tendrán que ser sellados. Cuando Joel preguntó ¿quién podrá soportarlo? Entendemos que se refería al "día del Señor", que comenzará en la oscuridad, en la noche de la gran tribulación. Llegamos así a un párrafo que hemos titulado
La súplica de Dios
Ahora la pregunta es: ¿qué puede hacer un pecador en un período como éste? Bueno, el profeta Joel respondió a esa pregunta. Leamos el versículo 12 de este segundo capítulo de esta profecía:
"Ahora, pues, dice el Señor, convertíos ahora a mí con todo vuestro corazón, con ayuno, llanto y lamento."
En la frase convertíos ahora a mí con todo vuestro corazón, la palabra "convertíos" significa "arrepentíos". O sea, que Dios les dijo a los israelitas, cuyos corazones se habían apartado de Él, que se arrepintieran. Arrepentirse significa ante todo, cambiar de opinión, de forma de pensar. Uno indica un cambio de forma de pensar dando la vuelta. Es cierto que en este cambio de dirección algunos puedan derramar lágrimas como consecuencia de su arrepentimiento, pero esa reacción es solo un resultado del arrepentimiento. Así que, recordemos, el arrepentimiento significa cambiar de opinión, de forma de pensar.
El autor de estos estudios bíblicos, el Dr. J. Vernon McGee contaba que en cierta ocasión, él decidió ir a visitar a un hombre que había sido como un padre para él; era una persona que le había ayudado mucho en sus estudios, ayudándole a conseguir un préstamo o consiguiéndole trabajo y que, en realidad. Humanamente hablando, fue la persona responsable de que él se dedicara al ministerio cristiano y el profesor McGee le amaba como si fuera su padre. Así fue que entonces se dirigió al banco donde él trabajaba con el propósito de contarle algo. Ahora, su amigo le respondió en términos muy terminantes y tajantes, diciéndole que la idea del profesor McGee no le gustaba. Esto, hizo que éste se enfadara, que reaccionara impulsivamente y se retirara de la oficina. Pero cuando el profesor llegó a la puerta de calle, le pesó haber adoptado esa actitud, por lo mucho que le debía a aquel hombre así que dio la vuelta y regresó a la oficina de su amigo. Ahora, ¿por qué regresó el profesor McGee? Porque sintió en su corazón y en su mente que debía hacerlo. O sea, que se arrepintió de lo que había hecho y lo manifestó dando media vuelta y regresando al encuentro de la persona a quién había ofendido.
Así que cuando Dios le dijo a Su pueblo convertíos a mí con todo vuestro corazón, le estaba diciendo que se arrepintiera. Y el resultado del arrepentimiento sería el ayuno, el llorar y los lamentos. Desgraciadamente, muchísimas personas creen que si ellas pasan adelante en un servicio religioso y dan rienda suelta a sus emociones ---por ejemplo, llorando--- quiere decir que se convierten. Con el correr de los años hemos encontrado que, con frecuencia, esos gestos constituyen simplemente reacciones emocionales carentes de un significado espiritual, porque las vidas de esas personas no demuestran, después de esos momentos, haber experimentado un cambio en sus vidas. Continuemos leyendo el versículo 13 de este segundo capítulo de la profecía de Joel:
"Rasgad vuestro corazón y no vuestros vestidos, y convertíos al Señor, vuestro Dios; porque es misericordioso y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y se duele del castigo."
Aquí vemos claramente que ese cambio de forma de pensar, de actitud, tenía que ser una experiencia interior del corazón de la persona y no simplemente un gesto exterior. En realidad, la ley de Moisés prohibía al sacerdote rasgar sus vestiduras. O sea que el arrepentimiento no debía mostrarse a través del fanatismo expresado en formas o acciones externas, Y si había lágrimas, debían brotar del corazón.
El arrepentimiento auténtico que Dios requería, fue expresado en la frase Y convertíos al Señor, vuestro Dios.
Después podemos ver las razones que había para volverse al Señor. Porque es misericordioso y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y se arrepiente de infligir el mal. Cuando estudiamos el libro de Éxodo, vimos más extensamente la cuestión de qué significa cuando Dios se arrepiente. Y volveremos a tratar este tema cuando estudiemos el libro de Jonás. Cuando los israelitas se encontraban en Egipto Dios envió sobre aquel país plaga tras plaga para dar a Faraón la oportunidad de arrepentirse y volver a Él, pero no lo hizo. También en los días de Jonás Dios envió a este profeta a predicar a los habitantes de Nínive para que Él no destruyera la ciudad. Sin embargo Nínive se arrepintió y se volvió a Dios; entonces, Dios no destruyó la ciudad. Pareció como si Dios hubiera cambiado su forma de pensar, después de haber dicho que destruiría la ciudad, pero no había cambiado de opinión. Dios es inmutable. Él es siempre compasivo, misericordioso y lento para la ira.
Y estimado oyente, usted puede depender de Dios siempre. Al ser inmutable, cuando un pecador se arrepiente y vuelve a Él, Dios dice, en efecto; "Tú estabas bajo mi juicio, pero ahora que te has vuelto a Mí, no te castigaré". Así que Dios es siempre compasivo y dispuesto a perdonar. Continuemos leyendo el versículo 14 de este segundo capítulo de Joel:
"¡Quién sabe si volverá, se arrepentirá y dejará bendición tras sí; esto es, ofrenda de cereales y libación para el Señor, vuestro Dios!"
En otras palabras, el Señor los bendeciría nuevamente en el campo y en las viñas, y ellos podrían entonces tener el fruto suficiente como para ofrecer las ofrendas de cereales y las ofrendas en las que derramaban vino o aceite en la presencia del Señor.
Por cierto, aunque se la menciona, en el libro de Levítico no hay instrucciones específicas para la ofrenda de libación: esta ofrenda de libación era derramada en otras ofrendas como el holocausto cotidiano y la ofrenda de la primera gavilla, y se convirtió en una parte de ellas. Cuando era derramada sobre el sacrificio, se elevaba como un vapor sobre los carbones ardientes. Recordemos que el apóstol Pablo dijo que él deseaba de su vida fuera como esa ofrenda ---es decir, simplemente una ofrenda de libación derramada sobre el sacrificio de Cristo.
Bueno, estimado oyente, vamos a detenernos hoy en este punto. En nuestro próximo programa, continuaremos con nuestro estudio hasta llegar cerca del final de este segundo capítulo de la profecía de Joel. Por ello le sugerimos leer el resto de este capítulo 2 para estar así mejor familiarizado con los detalles del texto y poder sacar mejor provecho de esta obra breve, pero profunda en su contenido. Así que esperamos contar con su compañía al escuchar este mensaje profético y sus aplicaciones para nuestra vida cristiana.
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