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Estudio bíblico de Levítico 2:1-16

Levítico 2

Tema: La ofrenda de los cereales

Las ofrendas nos hablan de la persona y de la obra de Cristo. La ofrenda del holocausto era una figura de Cristo en profundidad y en su muerte. La ofrenda de los cereales revela la humanidad de Jesús en toda su belleza y perfección.

La lectura de estas primeras instrucciones nos parecerá, a primera vista, que estamos ante una receta para hacer pan. Al no haber derramamiento de sangre, esta ofrenda era diferente a todas las demás. Sin embargo, era generalmente presentada con algunas ofrendas en las que había derramamiento de sangre. Esta ofrenda de cereales podía ser presentada cocida o no cocida. Aarón y sus hijos recibían una porción de la ofrenda para sí mismos, que debía ser comida por todos los varones de la familia de Aarón.

Esta ofrenda de los cereales expone la humanidad de Jesús en todas Sus perfecciones. Su deidad no está aquí en consideración. El era perfectamente humano, y el ser humano perfecto. El objetivo de Dios para el hombre se cumplió en Jesús. El era el segundo hombre, pero el último Adán. No habría ya más hombres como Adán. Pero sí algunos hombres más serían hechos precisamente como El. El es el último Adán, la cabeza de un nuevo pueblo. Dijo el apóstol Juan en su primera carta, 3:2. Amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que habremos de ser. Pero sabemos que cuando El se manifieste, seremos semejantes a El porque le veremos como El es.

El ser humano, tal como existe hoy en el mundo, es el fracaso más colosal del universo de Dios. ¿Te has detenido alguna vez a pensar en ello? Las Sagradas Escrituras son muy claras y específicas en este punto. Como dijo el apóstol Pablo en su carta a los Romanos 3:12 y 23: todos se han desviado, (el texto original sugiere aquí que se encuentran en estado de ruina) a una se hicieron inutiles; por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios.

Dios no puede salvarnos en base a nuestro cumplimiento de la Ley por la sencilla razón que Dios ve nuestras imperfecciones. No podemos guardar u obedecer la Ley. No podemos presentarle a El una vida perfecta. Dios no puede salvarnos en nuestras imperfecciones porque El es un Dios santo y requiere justicia, rectitud y perfección absolutas. La imperfección es lo mejor que podemos aportar, por lo cual la humanidad constituye un fracaso.

"La senda de paz no han conocido". Esta frase citada por la carta a los Romanos ha sido y es confirmada por el periódico de cada día. ¿Y por qué? Porque la guerra y la violencia anidan en el mismo corazón humano. Con una energía febril el ser humano continúa actualmente tratando de perfeccionar horribles y diabólicos instrumentos de destrucción. Sin duda, ésta no puede ser la meta del ser humano.

Dios tiene otro propósito para el hombre y si quieres saber lo que El tiene la intención de hacer, mira a Jesús. El es el Hombre que agradó a Dios. Hubo gloria en Su vida humana. La belleza de la personalidad y conducta de Jesús fue verdaderamente como un perfume grato. Su atractivo ha llenado el mundo con una nueva esperanza e ideal para el ser humano.

A continuación, incluyo un breve BOSQUEJO

La Ofrenda de cereales (La belleza de Cristo), capítulo 2

a. Mezclada pero no cocida, vv. 1-3.

b. Mezclada y cocida, vv. 4-13.

c. Primeros frutos de espigas de maíz, rociadas con aceite e incienso, vv. 14-16.

d. Ley de la ofrenda de cereales, capítulo 6:14-32.

La ofrenda mezclada pero no cocida

Leamos el versículo 1:

"Cuando alguien ofrezca una ofrenda de cereal como ofrenda al Señor, su ofrenda será de flor de harina, sobre la cual echará aceite y pondrá incienso."

La ofrenda debía hacerse con harina de la mejor calidad, la cual en aquellos tiempos era un producto excepcional. Ellos no tenían los grandes molinos de los que disponemos en la actualidad. De hecho, molían el grano a mano en una especie de recipiente de piedra o mortero, utilizando un majador para golpearlo. Con frecuencia, el grano molido resultaba tosco y desigual, si el moledor era descuidado o tenía prisa. Si la harina requerida debía ser de la mejor calidad, se necesitaba dedicar mucho tiempo al proceso de preparación. Al incluir la preparación de esta ofrenda una harina de gran calidad, el grano tenía que haber sido golpeado mucho y adecuadamente.

Esta ofrenda nos presenta, entonces, la personalidad del Señor Jesús. Hoy seguramente diríamos que El tenía una personalidad sana, estable y armoniosa. Era una persona normal. En efecto, creo que era la única persona normal que ha estado jamás en esta tierra. El pecado ha hecho a los miembros de la raza humana desiguales, irregulares, anormales, parciales. Una parte de nuestra personalidad se ha desarrollado demasiado, a costa de alguna otra área de nuestra personalidad.

En la universidad tuve la ocasión de seguir un curso de psicología, con un énfasis en casos anormales. En mi último año de estudios fui a ver a su despacho al profesor del departamento para decirle que cuando estábamos examinando la etiología, o sea, las causas de las enfermedades de todas las formas de anormalidad, había descubierto que yo tenía síntomas de todas esas formas de anormalidad. Después de reírse, me respondió: "Yo me estaba preguntando cuándo vendría usted. Todo el resto de la clase ya ha pasado por aquí. Todos presentan esos síntomas, y yo también. " Es que todos los tenemos. Un destacado psicólogo declaró en una ocasión que todos los miembros de la raza humana están actualmente un poco descentrados. Jesús fue verdaderamente la única persona normal.

Observemos cuan desigual era el carácter de los personajes de la Biblia. Sansón había sido capacitado para llevar a cabo grandes hazañas físicas, pero parece haber sido débil y blando, tanto en su voluntad como en su mente. Pablo, mentalmente, era un gigante, aunque parecía ser físicamente débil. Simón Pedro fue impulsado por sus emociones; incluso, habiendo declarado públicamente que moriría por Jesús, en el momento crítico negó conocerle, lo cual revelaba una debilidad definida en el área de su voluntad. El rey Saul era obstinado, terco, incapaz de ceder y de someterse en obediencia a Dios, lo cual condujo a su destitución y posteriormente, a su muerte. Todos aquellos hombres eran muy desiguales y tenían personalidades demasiado desarrolladas y subdesarrolladas.

En contraste con ellos y con todos nosotros, Jesús era equilibrado, y tenía la misma serenidad y estabilidad en todas las áreas de Su personalidad. Pudo echar enérgicamente a los cambistas del templo y tomar a los niños delicadamente en Sus brazos. Cuando tenía 12 años, los dirigentes religiosos se asombraron de Su sabiduría. Nos relató Juan en su Evangelio 7:15, que cuando comenzó a enseñar, la gente, sorprendida, decía: ¿Cómo puede éste saber de letras sin haber estudiado? No obstante, el Señor Jesús nunca apeló a Su intelecto como la base para emitir un juicio, ni nunca fue ése un Su criterio de conducta. El vino a cumplir la voluntad de Su Padre y ésa era la motivación de sus acciones.

Jesús pudo llorar ante la tumba de su amigo Lázaro, o sobre la indiferente ciudad de Jerusalén. Al mismo tiempo, resucitaría a Lázaro de entre los muertos, y pronunciaría un severo juicio sobre Jerusalén, que sería cumplido histórica y literalmente. Nunca se dejó influenciar o guiar por sus emociones. Nunca fue obstinado; sin embargo nada le impidió ir a Jerusalén para morir. En todo momento pudo decir que no se hiciese Su voluntad sino la de Su padre. En Juan 6:38, El mismo declaró: Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. Su propia naturaleza volitiva no era la pauta para Su acción. El era regular, uniforme y constante y todos nosotros, desiguales, irregulares, inconstantes e impredecibles.

Volviendo a la ofrenda, en el versículo 1 dice que se "echará aceite sobre ella". El aceite nos habla del Espíritu Santo. En los versículos 4 y 5 dice que la ofrenda sería "amasada con aceite". En el versículo 6 dice, "echarás aceite sobre ella" y en el versículo 7, dice "con aceite". La ofrenda estaba empapada en aceite. Así que vemos que el aceite era una parte muy importante de la ofrenda y era aplicado a la misma de diferentes maneras.

La prominencia del Espíritu Santo en la vida humana de Jesús fue muy visible. Vamos a compararle con la ofrenda y el aceite:

El nació del Espíritu - "amasada con aceite"" (Lucas 1:35)

Fue bautizado por el Espíritu - "aceite sobre ella" (Mateo 3:16 y 17)

Impulsado por el Espíritu - "echarás aceite" (Marcos 1:12)

Enseñó, realizó milagros y se ofreció a Sí mismo en el poder del Espíritu Santo - "con aceite" (Juan 3:34; Mateo 12:28).

Si el Señor Jesús en Su perfecta humanidad necesitó al Espíritu Santo, seguramente tú y yo le necesitamos incluso en un grado muchísimo mayor. No podemos hacer nada por nosotros mismos.

El incienso era preparado con una fórmula secreta. Era una clase de incienso, producto de una mezcla (Exodo 30:34) pero distinguido del mismo. Fue elaborado de alguna parte de una planta o árbol, quizás de la corteza o las hojas, y rezumaba su fragancia solamente cuando esa sustancia era quebrantada, golpeada, quemada o puesta bajo presión. Esto nos habla de la vida del Señor Jesús, ya que El manifestó la fragancia de Su vida bajo los fuegos de la tensión, presiones y persecución. Esto es lo que el Padre vio en El, considerándole como Aquel en quien El se había complacido. Había en su vida la fragancia de un perfume especial y la debería haber también en nuestras vidas, ya que le pertenecemos.

Continuemos leyendo el versículo 2:

"Entonces la llevará a los sacerdotes hijos de Aarón; y el sacerdote tomará de ella un puñado de la flor de harina, con el aceite y con todo su incienso. Y el sacerdote la quemará como memorial sobre el altar; es ofrenda encendida de aroma agradable para el Señor."

Los sacerdotes recibían una porción de la ofrenda de cereales. Ellos debían tomar un porcentaje de cada elemento. Aparentemente, lo que sobraba se mezclaba y era luego quemado en el altar. Continúa diciendo el versículo 3:

"El resto de la ofrenda de cereal pertenece a Aarón y a sus hijos; es cosa santísima de las ofrendas encendidas para el Señor."

Se hace recaer el énfasis sobre el hecho que esta ofrenda era quemada sobre el altar aunque no se derramaba sangre en relación con la misma. Se ponía un gran énfasis sobre el fuego (como puede verse en los versículos 2, 9, 16 y en el capítulo 6:15, 17, 18).

Pasemos a ver, ahora, en los versículos 4 al 10,

La ofrenda mezclada y cocida

"Cuando ofrezcas una oblación de ofrenda de cereal cocida al horno, será de tortas de flor de harina sin levadura, amasadas con aceite, o de hojaldres sin levadura, untados con aceite. Y si tu oblación es una ofrenda de cereal preparada en sartén, será de flor de harina sin levadura, amasada con aceite. La partirás en pedazos y echarás aceite sobre ella; es una ofrenda de cereal. Si tu oblación es una ofrenda de cereal preparada en cazuela, será hecha de flor de harina con aceite. Cuando traigas al Señor la ofrenda de cereal hecha de estas cosas, será presentada al sacerdote y él la llevará al altar. Y el sacerdote tomará de la ofrenda de cereal su porción como memorial, y la quemará sobre el altar como ofrenda encendida de aroma agradable para el Señor. Y el resto de la ofrenda de cereal pertenece a Aarón y a sus hijos; es cosa santísima de las ofrendas encendidas para el Señor."

Estas son instrucciones detalladas para el ritual de la ofrenda de los cereales y, francamente, como dijimos al principio, parecen una receta para hacer pan. El énfasis sobre la mejor harina y el aceite se repite una y otra vez, así como el fuego. Quiero aclarar enfáticamente que el fuego aquí, en ninguna circunstancia simboliza al infierno. Sino que es la energía purificadora y el poder de Dios, que sacó a relucir la dulzura en la vida de Cristo.

En el versículo 9 la menciona específicamente como un "aroma agradable para el Señor". El significado final y más pleno de esta ofrenda es lo que Dios ve en Cristo. Su amabilidad, su dulzura, surgió bajo la presión. En tu experiencia y en la mía la dulzura no siempre se pone de manifiesto cuando nos encontramos bajo presión. He escuchado a muchos cristianos expresar cosas muy desagradables cuando están bajo tensión. En el caso de Cristo, cuanto mayor fue la tensión colocada sobre El, con más dulzura se comportó. El Señor Jesús pudo decir, como expresó en Juan 8:29; Y El que me envió está conmigo; no me ha dejado solo, porque yo siempre hago lo que le agrada.

Lo que quedaba como sobrante de la ofrenda de cereales, era para Aarón y sus hijos. Los creyentes tienen el alto privilegio de compartir a Cristo con Dios el Padre. ¿Qué ves tú en El? ¿Ves esa dulzura en El? ¿Has percibido esa dulce fragancia que se desprende de Su vida?

Dice un pasaje del Evangelio de Juan 6:53-58.

"Entonces Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del Hombre y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. Como el Padre que vive me envió, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí. Este es el pan que descendió del cielo; no como el que vuestros padres comieron, y murieron; el que come este pan vivirá para siempre."

Si deseamos tener esa amabilidad en nuestro carácter, debemos participar de Cristo. No literalmente, por supuesto. Participamos de él por la fe y nos apropiamos de El en nuestras vidas. Así como la comida y bebida físicas sostienen la vida física, incorporándose a nuestro cuerpo, formando parte del mismo, así Jesús, la verdadera comida y bebida espiritual, sostiene espiritualmente a quienes le siguen. Al participar así de El, pasa a formar parte integrante de nosotros y gozamos de una comunión, de un compañerismo permanente con El. Su carácter pasa a formar parte de nuestras vidas.

Continuemos leyendo el versículo 11:

"Ninguna ofrenda de cereal que ofrezcáis al Señor será hecha con levadura, porque no quemaréis ninguna levadura ni ninguna miel como ofrenda encendida para el Señor."

Los ingredientes excluidos de esta ofrenda son tan importantes como los ingredientes incluidos. Los 2 aquí mencionados son la levadura y la miel.

La levadura es citada en la Biblia con frecuencia. En todos los pasajes es presentada como un principio del mal. El Señor Jesucristo advirtió a Sus discípulos sobre la levadura de los Fariseos. Estaba hablando acerca de la doctrina de los fariseos, de su enseñanza. Esa era la levadura, es decir, la mala enseñanza. Así es que la levadura representa al principio del mal. La levadura era un ingrediente que debía ser excluido de la ofrenda. Esto nos habla de la realidad de que no había maldad en Cristo, es decir, que no hubo pecado en la vida de Cristo.

La miel también estaba excluida. Representa a la dulzura natural. Puede agriarse, así como la levadura. Hay cristianos que asumen una postura o actitud piadosa en público. Pero en su vida privada, y en cuanto a su vida de relación, se dedican a la calumnia y al cotilleo malicioso. Son personas que, exteriormente están como cubiertas de miel. Pero esa dulzura se transforma en acritud cuando sale a relucir la verdadera personalidad.

El Señor Jesús expresó en palabra y conducta lo que realmente era. No hubo corrupción en su vida. Figurativamente hablando, no exhibió exteriormente la dulzura de la miel, ni hubo levadura en Sus palabras, para que éstas resultasen aceptables a las personas normales. Continuemos leyendo el versículo 12:

"Como ofrenda de primicias las ofreceréis al Señor, pero no ascenderán como aroma agradable sobre el altar."

Esta ofrenda era un sacrificio que desprendía un aroma agradable, pero no iba a derivar su dulzura de ingredientes sabrosos, como la levadura y la dulzura natural de la miel. Leamos el versículo 13

"Además, toda ofrenda de cereal tuya sazonarás con sal, para que la sal del pacto de tu Dios no falte de tu ofrenda de cereal; con todas tus ofrendas ofrecerás sal."

La sal era el ingrediente final que estaba incluido en la ofrenda de cereales. La sal es un producto para conservar y lo opuesto a la levadura. La levadura produce decaimiento; la sal preserva de la corrupción.

La sal era una señal de fidelidad entre el que ofrecía la ofrenda y Dios. Cristo es fiel; éste es uno de sus nombres polifacéticos. Ya lo dijo el libro del Apocalipsis 19:11, que el es Fiel y Verdadero. El es el Señor Jesús.

Cristo se ofreció El mismo a Dios. Nosotros podemos ofrecernos a Dios gracias a Su misericordia. Debiéramos ser hallados fieles. Los cristianos tienen que ser la sal del mundo, lo cual hacemos realidad ofreciéndonos a Dios como un sacrificio vivo (en el lenguaje de Romanos 12:1 y 2). Hablemos ahora algo sobre los

Primeros frutos de espigas de maíz rociadas con aceite e incienso

Leamos, para terminar nuestra lectura de hoy, los versículos 14 al 16:

"Pero si ofreces al Señor una ofrenda de cereal de los primeros frutos, ofrecerás espigas verdes tostadas al fuego, granos tiernos desmenuzados, como ofrenda de cereal de tus primeros frutos. Luego echarás aceite y pondrás incienso sobre ella; es ofrenda de cereal. Y el sacerdote quemará como memorial parte de los granos desmenuzados, con su aceite y con todo su incienso; es ofrenda encendida para el Señor."

La fiesta de las primicias o primeros frutos se detalla en Levítico 23:9-14, era una ofrenda de cereales, así como la fiesta de Pentecostés.

Y, finalmente, en cuanto a la

Ley de la ofrenda de cereales

Diremos que está expuesta en Levítico 6:14-23. Revelaba que con cada holocausto por la mañana y al atardecer, se presentaba también una ofrenda de cereales (ver Exodo 29:39,40).

Recapitulando para terminar, la ofrenda de cereales exponía a Cristo en Su consagración. También representa la consagración de los creyentes a Cristo, e ilustra la humanidad perfecta de Jesús.

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