Estudio bíblico de Lucas 1:5-35
Lucas 1:5-35
En nuestro programa anterior leímos los primeros 4 versículos, que forman un prólogo a este Evangelio, en el cual se expresaba un propósito claro de transmitir certeza y seguridad en cuanto a la realidad histórica del Señor Jesucristo.
Continuemos leyendo el texto, comenzando con el versículo 5, que comienza a describir el incidente en que
Gabriel apareció a Zacarías para predecir el nacimiento de Juan
"Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías; su mujer era de las hijas de Aarón y se llamaba Elisabet."
Dios intervino después de 400 años de silencio. Cronológicamente, Lucas comenzó el Nuevo Testamento. En su relato retrocedió hasta el nacimiento de Juan el Bautista, cuando el ángel Gabriel apareció al padre de Juan, que servía en el templo. Los padres de Juan eran Zacarías y Elisabet. Zacarías significaba "Dios recuerda" y Elisabet, "Su juramento". Uniendo los términos tenemos la frase "Dios recuerda su juramento". ¿Cuándo pronunció Dios un juramento? El Salmo 89:34-37, registra la ocasión. Dice así:
"No olvidaré mi pacto ni mudaré lo que ha salido de mis labios. Una vez he jurado por mi santidad y no mentiré a David. Su descendencia será para siempre y su trono como el sol delante de mí. Como la luna será firme para siempre y como un testigo fiel en el cielo."
Dios pronunció el juramento, ante David, de que uno de sus descendentes tendría un reino eterno. Cristo era ese descendiente. Dios recordó Su juramento. Dios estaba listo para irrumpir en la historia humana después de 400 años de silencio.
Observemos que las Escrituras dicen que tanto Zacarías como Elisabet eran justos. ¿En qué sentido? Porque reconocieron que eran pecadores y trajeron los sacrificios necesarios. Leamos el versículo 6:
"Ambos eran justos delante de Dios y andaban irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor."
Su vida confirmaba su salvación. Sin embargo, había una tragedia en sus vidas, porque no tenían hijos. Leamos el versículo 7:
"Pero no tenían hijos, porque Elisabet era estéril. Ambos eran ya de edad avanzada."
Aquí vemos a una pareja de ancianos sin hijos, lo cual era una desgracia para una mujer hebrea. Era el triste caso de Elisabet. Y Zacarías, perteneciente a la tribu de Leví, servía en el templo. Continuemos leyendo los versículos 8-12:
"Aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios, según el orden de su clase, le tocó en suerte entrar, conforme a la costumbre del sacerdocio, en el santuario del Señor para ofrecer el incienso. Toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora del incienso. Entonces se le apareció un ángel del Señor puesto de pie a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se turbó y lo sobrecogió temor."
Zacarías estaba ejerciendo su servicio en el altar de oro, el lugar reservado para la oración. Era el momento del sacrificio de la tarde, y en esta parte de la ceremonia, colocaba el incienso sobre el altar. De repente apareció un ángel. Si alguna vez vieses un ángel, ¿qué harías? Tu reacción sería la misma que la de aquel hombre. Quedarías sobrecogido por el temor. Dice el versículo 13:
"Pero el ángel le dijo: Zacarías, no Temas, porque tu oración ha sido oída y tu mujer Elisabet dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Juan."
Zacarías y Elisabet estaban orando por un hijo. Muchos matrimonios estarían orando por un hijo. ¿Cómo sabemos que ésta pareja estaba orando por un hijo? Porque el ángel le dijo: "Tu oración ha sido escuchada". Continuemos leyendo los versículos 14 y 15:
"Tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán por su nacimiento, porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo aun desde el vientre de su madre."
El hijo de Zacarías y Elisabet iba a ser un Nazareo. Una de las cosas que un Nazareo había prometido era no beber licores ni vino. El encontraría su alegría (no en las bebidas embriagadoras sino) en el Espíritu Santo y en Dios. Por tal motivo San Pablo escribió en Efesios 5:18,
"No os emborrachéis, pues eso lleva al desenfreno; al contrario, llenaos del Espíritu Santo."
Convendría que aquellos que buscan su desahogo en el alcohol, (pensando que por ello van a lograr calmar las inquietudes o penas de la vida) recordasen que el Espíritu Santo puede darnos la fuerza para enfrentar las circunstancias más difíciles. (Realmente, cada día vemos casos que nos demuestran que el alcoholismo no aporta ninguna solución sino que crea graves problemas de salud y psicológicos, familiares y sociales, constituyendo un camino de difícil retorno) Continuemos leyendo los versículos 16 y 17:
"Hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor, su Dios. E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto."
Tenemos que entender con claridad que aunque Juan el Bautista actuaría con el espíritu y el poder de Elías, no era Elías. El reconciliaría a los padres con los hijos. Juan iba a unir a ambas generaciones. El problema actual no es tanto la distancia generacional entre adultos y jóvenes sino más bien la distancia que existe entre los adultos y Dios. Si los adultos tuviesen una relación personal con Dios, no existiría el problema de relación y comunicación que se presenta entre ellos y la generación joven. Nuestro relato continúa y dice el versículo 18:
"Zacarías preguntó al ángel: ¿En qué conoceré esto?, porque yo soy viejo y mi mujer es de edad avanzada."
No puedo menos que sonreír ante estas palabras. Muchísima gente no encuentra sentido del humor en la Biblia, pero yo creo que lo hay y aquí tenemos un ejemplo. Vemos a un hombre, un sacerdote, que se había dirigido a Dios fervientemente en oración. Muchas veces, ante aquel altar de oro del incienso le habrá dicho: "Oh Dios, concédeme un hijo". Pero ahora, cuando el ángel Gabriel le dijo: "Tu mujer dará a luz un hijo", Zacarías respondió: "¿En qué conoceré esto?, porque yo soy viejo y mi mujer es de edad avanzada". Sin embargo, ¡él había estaba orando por un hijo!
¿Has orado alguna vez de esa manera? Quiero decir, que le has pedido algo a Dios, pero realmente no has creído que El te lo fuera a conceder. Ese es uno de los motivos por los que no recibimos respuestas a nuestras oraciones. No tenemos fe en absoluto. Aquel hombre, Zacarías era bastante humano y si no puedo evitar sonreír se debe a que algunas veces yo oro a Dios de esa manera, con la misma actitud interior. Dice el versículo 19:
"Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios, y he sido enviado a hablarte y darte estas buenas nuevas."
La palabra de Dios tiene en sí misma el sello de Dios. La Palabra de Dios tiene autoridad. Lo que yo diga puede no tener importancia, pero lo que la Palabra de Dios afirma sí la tiene. Y Dios nos habla por medio de Su Palabra. El versículo 20 continúa diciendo:
"Ahora, por cuanto no creíste mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo, quedarás mudo y no podrás hablar hasta el día en que esto suceda."
Zacarías, que había sido tan conversador, quedaría mudo por un tiempo. La incredulidad es siempre muda. Estoy de acuerdo con una poetisa (Elizabeth Barrett Browning) que dijo que aquel que no tenía fe, debía permanecer en silencio. Hay muchos que están constantemente expresando, con gran abundancia de vocabulario, su incredulidad. Más bien creo que merece la pena escuchar a quienes creen en Dios, a quienes tienen fe, porque verdaderamente tienen algo que decir.
Leamos a continuación los versículos 21 y 22:
"El pueblo, entretanto, estaba esperando a Zacarías, y se extrañaba de que se demorara en el santuario. Cuando salió, no les podía hablar; entonces comprendieron que había tenido una visión en el santuario. Él les hablaba por señas, y permaneció mudo."
Este pasaje también nos deja una conclusión irónica. Después de 400 años Dios irrumpe nuevamente en los asuntos de la raza humana, pero precisamente el hombre con quien se comunica, no cree en El y, entonces, queda mudo. ¿Y cómo hacer entender a aquella gente que había visto a un ángel y que ahora no podía hablar? Imaginémonos la variedad de gestos y movimientos que Zacarías habrá utilizado para dar a conocer el mensaje que había recibido. Leamos el versículo 23:
"Cumplidos los días de su ministerio, se fue a su casa."
En su época el rey David hizo arreglos para que los sacerdotes del templo sirviesen durante un determinado período de tiempo y después disfrutasen de un tiempo de vacaciones, momento en el cual otros sacerdotes vendrían a continuar con el servicio. Eso es lo que le sucedió a Zacarías, pero el tuvo que terminar su período de servicio sin poder hablar. Cuando le llegó su período de vacaciones, tuvo que continuar con su obligada tranquilidad, así que imagino que se fue a su casa, limitándose a escuchar a Elisabet. Dicen los versículos 24 y 25:
"Después de aquellos días su mujer Elisabet quedó embarazada, y se recluyó en casa por cinco meses, diciendo: Así ha hecho conmigo el Señor en los días en que se dignó quitar mi vergüenza ante la gente."
Esta fue una situación interesante. Zacarías no podía hablar y Elisabet, por su condición, permaneció recluida durante varios meses, así que ella era la única que podía expresar su alegría por la llegada de un hijo.
Leamos ahora los versículos 26 y 27, que anticipan
La anunciación
"Al sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una joven virgen que estaba comprometida para casarse con un hombre que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María."
Nos trasladamos pues de Jerusalén a Nazaret, para presenciar la escena que transcurrió 6 meses después de que el ángel apareciese a Zacarías, Ahora iba a aparecer a la virgen María.
Siempre ha habido y habrá personas que nieguen todo hecho sobrenatural relatado en la Biblia y, entre tales hechos, que consideran biológicamente imposibles, se encuentra el nacimiento virginal de Cristo. Pero las Sagradas Escrituras afirman categóricamente que Jesús nació de una virgen. Y, además de la autoridad de la Palabra de Dios, ya suficiente en sí misma, debemos tener en cuenta que este relato fue redactado por un médico, cuya formación científica fue compatible con su fe, demostrada al recibir la revelación de Dios y al transmitirla para que todos sus lectores la creyesen por medio de la narración más extensa del nacimiento de Cristo que se encuentra en los Evangelios. Continuemos nuestra lectura con el versículo 28:
"Entrando el ángel a donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres."
Por parte de algunas personas hay una tendencia a quitar importancia al papel desempeñado por la virgen María. Este versículo nos dice que ella fue muy favorecida. Pero también quiero añadir a continuación, que fue bendecida entre las mujeres, y no sobre las mujeres. No fue elevada por encima de las mujeres, pero sí elevó la maternidad a un nivel superior. Es tan fácil decir, pensando en el jardín del Edén, en el Génesis, que una mujer trajo el pecado al mundo . . . pero recordemos, que fue una mujer, no un hombre, quien trajo el Salvador al mundo. Y continúa diciendo el versículo 29:
"Pero ella, cuando lo vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta."
María quedó preocupada por las palabras del ángel. Cuando lo sobrenatural se pone en contacto con lo natural, siempre crea temor. Y se preguntó qué significaría aquel extraño saludo. Escuchemos la respuesta del ángel en los versículos 30 al 33:
"Entonces el ángel le dijo: María, no Temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Israel para siempre y su Reino no tendrá fin."
Evidentemente fue aquella una respuesta clara y no daba lugar a dudas ni a interpretarla mal. El pasaje Bíblico es bastante literal y sus detalles deben ser interpretados todos de forma literal: me refiero al vientre materno, al nacimiento virginal sobrenatural y a la asunción al trono de Jesucristo como Rey para reinar eternamente. Aparentemente, los lectores originales de estas palabras, así como los demás autores de los Evangelios y el resto de los escritores del Nuevo Testamento, también interpretaron literalmente el escrito del Evangelista Lucas. Escuchemos ahora la respuesta de la virgen María en el versículo 34;
Entonces María preguntó al ángel: ¿Cómo será esto?, pues no conozco varón."
Vemos que María fue la primera en poner en duda la manera en que tendría lugar el nacimiento virginal, con su pregunta "¿Cómo puede suceder esto?". Es importante destacar que ella no dudó de lo que le dijo el ángel, sino que quería saber cómo se realizaría tal acontecimiento. Era indudablemente una buena pregunta. Y el escritor Lucas citó la respuesta del ángel Gabriel para darnos la respuesta, que podemos leer en el versículo 35:
"Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que va a nacer será llamado Hijo de Dios."
O sea que ningún hombre tuvo que ver con el nacimiento de Jesús. En el libro de Levítico se nos decía que el nacimiento de un hijo causaba a la mujer un estado espiritual de impureza por haber traído un pecador al mundo. A María el mensajero divino le dijo que ella no estaba trayendo un pecador al mundo. Porque el ser que nacería era santo. La unión normal entre un hombre y una mujer puede solo dar vida a un niño que, al crecer, evidenciará tener una naturaleza pecaminosa. El medio del nacimiento virginal era la única manera por la cual Dios podía introducir a un ser santo en la familia humana. En el Salmo 51:5, describiendo su realidad humana, que es la de la raza, el rey David dijo:
"En verdad, soy malo desde que nací; Soy pecador desde el seno de mi madre."
El Hijo de María sería diferente, porque nacería de una virgen. Puedes negar el nacimiento virginal. Si eres un no creyente, comprendo que lo niegues. Si me escribieras para decirme que no eres cristiano pero que lo crees, yo estaría tremendamente sorprendido. Porque es comprensible que si no eres cristiano, no lo creas. Sin embargo, no podrás decir que la Biblia no enseña el nacimiento virginal, porque sin duda alguna lo hace.
¿Y sabes por qué aquel niño iba a ser llamado Hijo de Dios? Porque El es el Hijo de Dios. Recordemos que el médico Lucas enfocó el planteamiento de su Evangelio desde un punto de vista científico, como médico e historiador que era. En nuestro programa anterior, al considerar el prólogo de este libro, decíamos que el autor examinó cuidadosamente los documentos relacionados con Jesús de Nazaret, y los resultados de su estudio le llevaron a afirmar que Jesús era Hijo de Dios. Lucas llegó a la misma conclusión que Juan expresó al escribir su propio Evangelio, aunque los procedimientos y técnicas empleadas eran diferentes. Pero el Evangelista Lucas utilizó un lenguaje claro y sencillo para comunicarnos el resultado de su investigación, con el objeto de que todos pudieran entenderle.
Finalmente, la respuesta del ángel destacaba un detalle de la máxima importancia. El mensajero afirmó que el Espíritu Santo, de una forma creadora, haría que Jesús fuera físicamente concebido. Esta concepción milagrosa y el mencionado nacimiento virginal de Cristo eran necesarios también por su carácter divino, es decir, por su deidad y por su preexistencia. Ya lo había anunciado el profeta Isaías 7:14, cuando dijo que el Señor nos daría una señal, que la virgen daría a luz y tendría un hijo cuyo nombre sería Emmanuel. Y Emmanuel en hebreo quiere decir: "Dios está con nosotros". Por todo ello, al creer hoy en Jesucristo, aceptando al Señor como tu Salvador, tú podrás iniciar una relación personal con Dios. Y tú también podrás entonces experimentar que Dios está contigo.
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