Estudio bíblico de Génesis 19:6-20:18
Génesis 19:6-20:18
En nuestro programa anterior habíamos considerado momentos importantes en la vida de Abraham, tales como el momento en que Dios le había anunciado el juicio y destrucción de las ciudades de Sodoma y Gomorra, que habían llegado hasta un nivel de degradación moral insostenible. Vimos la preocupación de Abraham por su sobrino Lot, que residía en la ciudad, y su intercesión por los justos que vivían allí. Finalmente el relato nos llevó a ver a los dos ángeles que llegaron a Sodoma y fueron hospedados por Lot en su casa. Mientras cenaban, los hombres de la ciudad, que les habían estado observando, se presentaron en casa de Lot impulsados por su sensualidad y peores intenciones. Continuemos la lectura y leamos los versículos 6 al 11:
"Entonces Lot salió a ellos a la entrada, y cerró la puerta tras sí, y dijo: Hermanos míos, os ruego que no obréis perversamente. He aquí ahora tengo dos hijas que no han conocido varón; permitidme sacarlas a vosotros y haced con ellas como mejor os parezca; pero no hagáis nada a estos hombres, pues se han amparado bajo mí techo. Mas ellos dijeron: ¡ Hazte a un lado ! Y dijeron además: Este vino como extranjero, y ya está actuando como juez; ahora te trataremos a ti peor que a ellos. Y acometieron contra LOT y estaban a punto de romper la puerta, pero los dos hombres extendieron la mano y metieron a Lot en la casa con ellos, y cerraron la puerta. Y a los hombres que estaban a la entrada de la casa los hirieron con ceguera desde el menor hasta el mayor, de manera que se cansaban tratando de hallar la entrada."
Realmente, Lot conocía la inclinación perversa de los habitantes de la ciudad. Nos extrañará, seguramente, y nos parecerá increíble la actitud de Lot, en su esfuerzo por proteger a sus invitados. Su comportamiento confirma el supremo valor de la hospitalidad en aquellos tiempos, la cual era considerada sagrada e inviolable, hasta el extremo que el dueño de casa arriesgaría incluso su propia vida por sus huéspedes. Los agresores se burlaron de la influencia política que Lot parecía tener en la ciudad, le atacaron y le hubieran destruido a él y a su familia, si los ángeles no hubiesen intervenido con sus poderes sobrenaturales, cegando a aquella turba incontrolable.
Continuemos con la evolución de los acontecimientos y leamos el siguiente párrafo, los versículos 12 al 14, en el que
Los ángeles advierten a Lot para que huya y él se dirige a Zoar
"Entonces los dos hombres dijeron a Lot: ¿A quién más tienes aquí? A tus yernos, a tus hijos, a tus hijas y quienquiera que tengas en la ciudad, sácalos de este lugar; porque vamos a destruir este lugar, pues su clamor ha llegado a ser tan grande delante del Señor, que el Señor nos ha enviado a destruirlo. Y salío Lot y habló a sus yernos que iban a casarse con sus hijas, y dijo: Levantaos, salid de este lugar porque el Señor destruirá la ciudad. Pero a sus yernos les pareció que bromeaba."
En efecto, Lot se encontraba en una situación límite. Como residente en aquella ciudad por varios años, se había acostumbrado a tolerar lo que él mismo calificó como perversidad. Había visto crecer y desarrollarse a sus hijos e hijas, que se casarían con jóvenes adaptados a aquel ambiente. Por ese motivo, cuando les habló a sus futuros yernos para advertirles que debían también huir con él, se burlaron. Lot había vivido tanto tiempo como uno de ellos, sin que se notase ninguna diferencia, que tomaron su grave advertencia como una broma. Está claro que Lot, habiendo escogido aquel lugar para vivir, se encontraba apartado de la voluntad de Dios para su vida. Y era también evidente que no había dado testimonio de su fe ni defendido sus propios valores. Esa situación es similar a la actual de muchos llamados cristianos que pasan su vida comprometiendo sus valores cristianos en una adaptación a los valores de otras personas que no tienen un conocimiento de Dios ni una relación personal con El.. De esta manera, en vez de acercar a la gente al cristianismo, la alejan.
Continuemos la secuencia del relato, leyendo los versículos 15 al 20:
"Y al amanecer, los ángeles apremiaban a Lot, diciendo: Levántate, toma a tu mujer y a tus dos hijas que están aquí, para que no seáis destruidos en el castigo de la ciudad. Mas él titubeaba. Entonces los dos hombres tomaron su mano y la mano de su mujer y la mano de sus dos hijas, porque la compasión del Señor estaba sobre él; y lo sacaron y lo pusieron fuera de la ciudad. Y aconteció que cuando los habían llevado fuera, uno le dijo: Huye por tu vida. No mires detrás de ti y no te detengas en ninguna parte del valle; escapa al monte, no sea que perezcas. Pero Lot les dijo: No, por favor, señores míos. Ahora, he aquí, tu siervo ha hallado gracia ante tus ojos, y has engrandecido tu misericordia la cual me has mostrado salvándome la Vida; mas no puedo escapar al monte, no sea que el desastre me alcance y muera. Ahora, he aquí, esta ciudad está bastante cerca para huir a ella, y es pequeña. Te ruego que me dejes huir allá (¿no es pequeña?) para salvar mi vida."
Podemos decir que Lot, a pesar de todo, pertenecía a Dios. Aunque si yo tuviese únicamente el relato del Génesis, no estaría muy seguro de ello. Pero, como el apóstol Pedro, en su segunda carta, le llamó " justo," creo que, realmente era salvo. Había llegado a ser considerado justo por Dios por su fe, habiendo seguido a Abraham, identificándose con él cuando ambos habían ofrecido a Dios su adoración y sus sacrificios. Por eso Dios ofreció a Lot su misericordia y él, creyendo en la Palabra de Dios se dispuso a salir de la ciudad. Pero su situación personal y familiar era difícil. Observemos que estaba indeciso y titubeó hasta el extremo que los ángeles tuvieron que forzarle a salir a él y a su familia de la ciudad. Incluso, cuando ya se encontraban fuera y los ángeles le pidieron que no se detuviese en el valle y escapase al monte, se sintió incapaz de hacerlo y pidió ir a una pequeña ciudad. Parece imposible que aquella pequeña ciudad, próxima a Sodoma y Gomorra hubiese escapado a la influencia negativa de estos grandes centros, por lo que su situación de depravación moral sería idéntica. Así que, la solución propuesta por Lot, no era realmente ideal pero, de todos modos, le fue concedida y pudo dirigirse a la pequeña ciudad de Zoar, Pero sus esfuerzos por no cumplir las instrucciones divinas y seguir su propio plan nos indican que, aunque sí salió de Sodoma, su integridad espiritual había quedado afectada y tendría que afrontar más problemas en el futuro.
Los versículos 24 y 25 nos relatan la
Destrucción de las ciudades de la llanura
En la zona costera del Mar Muerto se han encontrado grandes depósitos de betún y de azufre. Se ha pensado que la inflamación del gas en medio de rayos, acompañado de terremotos, habría dado origen a una explosión con lluvia de fuego sulfúreo, y a la capa de humo de alquitrán descripta en el versículo 28. De todos modos, esta catástrofe se produjo a causa de una intervención divina, ya que Dios actuó tal como había anunciado y en el momento establecido.
El resto del capítulo nos relata dos asuntos; uno de ellos relacionado con la mujer de Lot, y el otro, con sus hijas. En cuanto a su mujer, nos dice el versículo 26:
"Pero la mujer de Lot, que iba tras él, miró hacia atrás y se convirtió en una columna de sal."
¿Por qué la mujer de Lot se detuvo, y miró atrás, en dirección a la ciudad? Creo que la respuesta es doble. En primer lugar, pienso que ella no quería salir de Sodoma, porque la amaba. Por supuesto amaba también a Lot, pero había cosas allí que ella valoraba mucho y se sentía muy ligada a ellas. Su cuerpo había salido pero su corazón quedaba allí. Esa actitud constituye una lección para nosotros mismos. Es posible tener un corazón dividido. Hay cristianos que profesan tener una relación con Dios pero, al mismo tiempo son conscientes de que hay factores que les apartan o impiden alcanzar una vida de comunicación con Dios y en consecuencia, una experiencia humana plena y significativa. Esos factores, que pueden ser amistades, hábitos o apego a ciertas cosas materiales, van anulando nuestra fe y testimonio cristiano. La Biblia nos muestra que sin fe, sin esa comunión, y sin obediencia a la Palabra de Dios, nuestra vida espiritual se apaga. Un corazón dividido, pues, conduce a la desobediencia. En segundo lugar, otro motivo por el que la mujer de Lot miró atrás, fue que ella no creyó en Dios y no tomó en serio las instrucciones que Dios había dado; no debían detenerse ni mirar atrás. Lot creyó en Dios, y obedeció. Su mujer no. Y allí quedó, pereciendo con todas aquellas cosas de las que no pudo desprenderse.
Continuemos leyendo los versículos 27 y 28:
"Y Abraham se levantó muy de mañana, y fue al sitio donde había estado delante del Señor; y dirigió la vista hacia Sodoma y Gomorra y hacia toda la tierra del valle y miró; y he aquí, el humo ascendía de la tierra como el humo de un horno."
Al amanecer, el patriarca pudo comprobar el cumplimiento de lo que Dios le había revelado, al presenciar la destrucción de las ciudades. A la hora de elegir, Abraham había escogido bien. Había optado por creer en Dios, y su fe le había llevado a amar la voluntad y los planes divinos. Por lo tanto, no se sentía ligado a aquel mundo que se estaba destruyendo por su maldad, por su violencia, por sus injusticias, por su desprecio a la dignidad humana con que Dios dotó a sus criaturas y por haber colmado la tolerancia de Dios. Seguramente habrá recordado también que Dios protegería a su sobrino Lot, ya que El había prometido que salvaría a los justos, del castigo. Viene bien recordar aquí la recomendación del apóstol Juan en su primera carta, el capítulo 2:15; "no améis al mundo ni las cosas que están en el mundo."
Los versículos 30 al 38 nos relatan
El tremendo pecado de Lot con sus dos hijas
Y, aunque no vamos a detenernos en una lectura detallada de este párrafo, diremos que, evidentemente, Lot no se encontró cómodo en Zoar y tuvo miedo. Seguramente la situación allí era muy similar a la de Sodoma y se refugió en las montañas, que era lo que le habían sugerido los ángeles que le sacaron de Sodoma. Si hubiera obedecido entonces, se habría ahorrado muchos temores y sobresaltos. Por una parte, vemos la preocupación de sus hijas por su descendencia; sus novios habían perecido en Sodoma y sus perspectivas para casarse eran escasas. Por otra parte, su decisión muestra la influencia del bajo nivel moral del ambiente en que habían criado, donde la práctica del incesto era habitual. Realmente, hemos visto ya bastantes incidencias en la vida de Lot y su familia que refuerzan el considerar aquella elección de Lot cuando se separó de Abraham para ir a Sodoma, como un error cuyas consecuencias marcaron sus vidas hasta el final.
Es interesante observar también que los hijos nacidos de esa relación, Moab y Ben-ammi, dieron origen a la formación de dos naciones, los moabitas y los amonitas, que fueron enemigos permanentes de Israel, es decir, adversarios de la descendencia de Abraham.
Este capítulo nos hace reflexionar sobre las tremendas consecuencias de nuestras elecciones equivocadas, que nos afectan personalmente a nosotros, y luego a nuestra familia y descendientes. El pecado, es decir el desobedecer y apartarse de los principios establecidos por Dios en Su Palabra, trae tristeza y dolor a nivel físico, emotivo, espiritual. La única alternativa, la única opción para salir de esa esclavitud y ese proceso destructivo es aceptar la regeneración ofrecida por Dios por la fe en Jesucristo. Pasemos entonces al
Capítulo 20
uno de esos capítulos que uno quisiera dejar de lado, ya que Abraham repitió el mismo pecado cometido cuando entró en Egipto y , al presentar a su mujer Sara, mintió diciendo que era su hermana. Sin embargo, este capítulo ha sido colocado aquí para que Abraham y Sara fueran confrontados con esa forma equivocada de actuar, antes de tener a su hijo Isaac, que era la promesa y bendición anunciada por Dios. La lección para nosotros consiste en reconocer que, hasta que hagamos frente al pecado en nuestras vidas, no podremos experimentar la bendición de Dios.
Consideraremos entonces, solo los puntos más importantes de este capítulo 20. Veamos, pues, como
Abraham desvirtúa su relación con Sara
leyendo los versículos 1 y 2:
"Y Abraham partió de allí hacia la tierra del Neguev, y se estableció entre Cades y Shur; entonces estuvo por un tiempo en Gerar. Y Abraham dijo de Sara su mujer: Es mi hermana. Entonces Abimelec, rey de Gerar, envió y tomó a Sara."
Teniendo en cuenta que, en este momento, Sara tenía casi 90 años de edad. resulta interesante observar que aún era una mujer atractiva. Abraham, había avanzado bastante en dirección al sur, más allá de Cades-Barnea, triste lugar éste, porque precisamente allí, más adelante en la historia, el pueblo, que había salido de Egipto se negaría a entrar en la tierra prometida. Abraham continuó su viaje hasta Gerar, a donde quizás no debería haber ido y donde volvió a mentir sobre su relación verdadera con Sara, diciendo que era su hermana. Vemos que, en consecuencia, el rey la tomó por mujer. Si continúas leyendo los versículos 3 al 8, verás que, de noche, Dios se reveló al rey por medio de un sueño para advertirle que Sara estaba casada y que su conducta podría acarrearle castigo. El rey Abimelec, a pesar de ser un pagano, demostró respetar y reconociendo al Dios de Abraham, hasta el punto de llamarlo Señor, apeló a la justicia divina, ya que había obrado de buena fe. Dios reconoció su conducta recta y le ordenó devolver a Sara a su marido, cosa que hizo inmediatamente. Leemos los versículos 11 al 13, para ver como
Abraham reconoce su error
Su confesión resalta la importancia de este capítulo, porque nos indica, como hemos mencionado en la introducción a este pasaje, que Abraham y Sara debían pasar por esta experiencia, reconociendo su error, antes de recibir la bendición de su futuro hijo Isaac. Aquí, hablando con el rey,
"Abraham respondió: Porque me dije: Sin duda no hay temor de Dios en este lugar, y me matarán por causa de mi mujer. Además, en realidad es mi hermana, hija de mi padre, pero no hija de mi madre; y vino a ser mi mujer."
Esta falta de confianza en los recursos de Dios había llevado a Abraham y a Sara a ponerse de acuerdo, como ya lo habían hecho anteriormente en Egipto, para que cada uno de ellos se refiriese al otro como un hermano o hermana. Pretendían evitar que Abraham fuese asesinado por ser el marido de ella.
Esta mentira había demostrado una falta de fe y confianza en Dios y el patriarca, sabiendo que se encontraba en un territorio habitado por paganos, optó por mentir. Y resulta que pudo comprobar que el rey Abimelec, tenía un conocimiento adecuado para poder distinguir el bien del mal y daba un alto valor a la palabra. Realmente, la imagen de Abraham y de su relación con Dios no quedó, en este incidente, muy favorecida frente a aquel rey que obró tan correctamente. Este capítulo finaliza mostrando que Dios aprobó el comportamiento del rey, bendiciendo a toda su familia.
Muchos cristianos hoy en día, no apartan de sus vidas el pecado, es decir esta forma de obrar contraria al carácter y a la voluntad de Dios. Como resultado, no experimentan su respuesta a las oraciones, ni su bendición. Creo que si los cristianos adoptasen la actitud opuesta, es decir, una actitud de confesión de sus pecados, acompañada de una voluntad de rectificar su conducta, se produciría una auténtica renovación espiritual.
En este programa hemos examinado eventos importantes en la vida de algunos personajes. Eventos que revistieron muy diferentes niveles de gravedad. Me refiero por una parte, a Abraham y a Sara; y por otra, a Lot y a su mujer. No se, estimado oyente, cual de ellos habrá reflejado la realidad de tu vida. En cualquier caso, sus vidas y, más concretamente, sus errores, constituyen una adecuada expresión de aquellas palabras del apóstol Pablo en su carta a los Gálatas, capítulo 6: 7,
"No os dejéis engañar, de Dios nadie se burla; pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará."
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