Estudio bíblico de 1 Reyes 15:25-17:7
1 Reyes 15:25-17:7
Continuamos hoy nuestro estudio en el capítulo 15 del Primer Libro de Reyes. Y en nuestro programa anterior, estuvimos hablando del rey Asa, rey de Judá, y dijimos que había reinado por 41 años y que había sido un buen rey. Y vimos que en su vejez enfermó de los pies y murió. Y le sucedió en el trono Josafat, su hijo. Y dijimos que estudiaríamos en forma más detallada el reinado de Asa, cuando llegáramos en nuestro recorrido al Segundo Libro de Crónicas. Por ahora, solo diremos que Josafat, su hijo, fue otro buen rey. Pero vamos a dejar al reino de Judá, el reino del sur, por un momento y volvamos a Israel, al reinado del norte, para considerar al hijo de Jeroboam. Leamos los versículos 25 y 26 de este capítulo 15 del Primer Libro de Reyes, donde se nos informa que
Nadab fue muerto y sucedido por Baasa
"Nadab hijo de Jeroboam comenzó a reinar sobre Israel en el segundo año de Asa, rey de Judá. Reinó sobre Israel dos años. Hizo lo malo ante los ojos del Señor andando en el camino de su padre y en los pecados con que este hizo pecar a Israel."
Nadab comenzó a reinar sobre Israel en el segundo año del reinado de Asa rey de Judá. Y gobernó por dos años sobre Israel, reino del norte, en el cual hubo mucha intriga política. Continuemos ahora con el versículo 27:
"Baasa hijo de Ahías, que era de la casa de Isacar, conspiró contra él. Baasa lo hirió en Gibetón, que era de los filisteos, porque Nadab y todo Israel tenían sitiado a Gibetón."
Ahora, uno creería que en algún momento habría paz, pero no fue así. Había un estado de guerra permanente entre Asa y Baasa. Hubo una guerra civil constante que agotó la energía y los recursos de ambos reinos. Esta situación resultó en que ambos reinos llegaran a ser súbditos de las potencias que se encontraban a su alrededor; fueron invadidos una y otra vez por Egipto en el sur y en el norte, por Siria, y por último por Asiria. Pero con todo, ese pueblo simplemente, no cambiaría su conducta. Y ahora tenemos el cumplimiento de la profecía de Ahías silonita, con respecto a la casa de Jeroboam. Leamos los versículos 29 y 30, que nos cuentan qué hizo Baasa.
"Apenas comenzó a reinar, mató a toda la casa de Jeroboam, sin dejar alma viviente de los de Jeroboam, hasta raerla, conforme a la palabra que Jehová anunció por medio de su siervo Ahías, el silonita, y a causa de los pecados que Jeroboam había cometido, con los cuales hizo pecar a Israel, provocando así el enojo del Señor, Dios de Israel."
Y así concluye nuestro estudio del capítulo 15 del Primer Libro de Reyes. Llegamos ahora a
1 Reyes 16
En este capítulo tenemos la profecía de Jehú contra Baasa. Tenemos también el complot de Zimri. Omri obligó a Zimri a incendiar el palacio sitiado. Omri prevaleció contra Timni y edificó a Samaria. Tenemos también el mal reinado de Omri y el reinado aun peor, de Acab. Y finalmente, se cumplió la maldición de Josué sobre Hiel, el que reedificó Jericó. En el primer párrafo de este capítulo se nos habla sobre
La muerte de Baasa y los reinos de Ela y Zimri
Baasa reinó más tiempo que cualquier otro rey del norte hasta ese momento. Reinó por 24 años. Pero se nos dice que este hombre sería abatido debido a su maldad. La Palabra del Señor contra Baasa vino mediante Jehú. Leamos los versículos 3 y 4 de este capítulo 16 del Primer Libro de Reyes:
"Por eso yo barreré la posteridad de Baasa y de su casa, y voy a hacer con su casa como con la casa de Jeroboam hijo de Nabat. Al que de Baasa muera en la ciudad se lo comerán los perros; y al que muera en el campo se lo comerán las aves del cielo."
Éste fue un período triste en la vida del rey. Pero debido a que Baasa había optado por participar en los pecados de la casa de Jeroboam; también participaría de la pena máxima, hasta el punto de ser devorado por perros. Continuemos leyendo los versículos 6 hasta el 8, ahora:
"Durmió Baasa con sus padres y fue sepultado en Tirsa; y reinó en su lugar su hijo Ela. La palabra del Señor por boca del profeta Jehú hijo de Hanani fue contra Baasa y también contra su casa, con motivo de todo lo malo que hizo ante los ojos del Señor, por provocarlo a ira con las obras de sus manos, que llegaron a ser como las de la casa de Jeroboam, y por haberla exterminado. En el año veintiséis de Asa, rey de Judá, comenzó a reinar Ela hijo de Baasa sobre Israel en Tirsa, y reinó dos años."
Ela había reinado durante apenas dos años, cuando Zimri su comandante conspiró y encabezó una rebelión en su contra. Leamos los versículos 9 y 10 de este capítulo 16 del Primer Libro de Reyes:
"Pero conspiró contra él su siervo Zimri, comandante de la mitad de los carros. Estaba Ela en Tirsa, embriagado y bebiendo en casa de Arsa, su mayordomo en Tirsa, cuando llegó Zimri y lo hirió de muerte; y reinó en lugar suyo. Era el año veintisiete de Asa, rey de Judá."
Cuando Ela se emborrachó, Zimri entró y lo mató. Parece que debido a la constante intriga y conspiración en el reino del norte, ningún hombre estaba seguro. Después que Zimri dio muerte a Ela, él mismo empezó a reinar. Su reino, sin embargo, no duró por mucho tiempo. El reino de Zimri duró solamente siete días. Leamos el versículo 15:
"En el año veintisiete de Asa, rey de Judá, comenzó a reinar Zimri; y reinó siete días en Tirsa. El pueblo había acampado contra Gibetón, ciudad de los filisteos."
Ahora, hubo otro complot y otra rebelión que acabó con Zimri. Leamos los versículos 17 y 18:
"Omri subió de Gibetón junto con todo Israel y sitiaron a Tirsa. Al ver Zimri tomada la ciudad, se metió en el palacio de la casa real y prendió fuego a la casa consigo adentro. Así murió"
Estos eran tiempos oscuros para el reino y todavía vendrían tiempos aun más oscuros. Y llegamos ahora a un párrafo que nos presenta a
Tibni y Omri, reyes rivales en Israel
Después de la conspiración triunfante de Omri que le permitió convertirse en rey, surgió otro problema. Un rival de Omri también alegó ser el rey. Su nombre era Tibni. Continuemos leyendo los versículos 21 y 22:
"Entonces el pueblo de Israel se dividió en dos partes: la mitad del pueblo seguía a Tibni hijo de Ginat para hacerlo rey, y la otra mitad seguía a Omri. Pero el pueblo que seguía a Omri pudo más que el que seguía a Tibni hijo de Ginat. Tibni murió y Omri se convirtió en rey."
Así que Omri mató a Tibni, y luego Omri reinó. Reinó por unos doce años. Fue un rey malvado y superó a los otros reyes en sus malas acciones. Leamos el versículo 25:
"Omri hizo lo malo ante los ojos del Señor; lo hizo peor que todos los que habían reinado antes de él;"
Avancemos ahora leyendo los versículos 28 y 30 de este capítulo 16 del Primer Libro de Reyes, en un párrafo que nos habla del
Reinado de Acab y su matrimonio con Jezabel
"Omri durmió con sus padres y fue sepultado en Samaria. En su lugar reinó Acab, su hijo. y reinó sobre Israel en Samaria veintidós años. Pero Acab hijo de Omri hizo lo malo ante los ojos del Señor, más que todos los que reinaron antes de él."
Omri fue sucedido por su hijo Acab. Omri había sido el rey del norte más corrompido hasta ese momento, pero su hijo Acab le superó en su maldad. Dice el versículo 31:
"Pues no le bastó andar en los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, sino que tomó por mujer a Jezabel, hija de Et-baal, rey de los sidonios, y fue, sirvió a Baal y lo adoró."
Acab fue malo, y tuvo una esposa que le ayudó en todas sus malas acciones. Ella fue una verdadera compañera en cuanto a la maldad. Los hechos perversos que Acab no había ni siquiera imaginado, se le ocurrían a Jezabel. Lo que a ella no se le ocurría, no se le ocurría a nadie. Era una mujer verdaderamente cruel. La combinación de personalidades de Acab y Jezabel era la peor que se podía concebir. Estamos seguros que los esposos Amán, mencionados en el libro de Ester, eran malos. Herodes y Herodías también lo eran; y sabemos de Ptolomeo Dionisio y Cleopatra tampoco se quedaban atrás. Éstas son tres de las parejas más viles registradas en la historia. En particular hubo también varias parejas en las que la esposa era la figura dominante en cuanto a designios diabólicos. Por ejemplo: tenemos a Catalina de Medicis y Enrique II de Francia; Lucrecia Borgia y Alfonso; Macbet y Lady Macbet; Luis XVI y María Antonieta de Francia. Éstas son algunas de las parejas que sobresalen en las páginas de la historia, por su maldad; pero, ninguna de ellas superó a Acab y Jezabel. Ellos encabezan cualquier lista de malvados.
Ahora, Jezabel, se nos dice aquí, era hija de un rey que también era sacerdote de Baal y que asesinó a su propio hermano. Es interesante notar que Jezabel significa "soltera" o "sin cohabitación". En otras palabras, el matrimonio de Acab y Jezabel no fue un matrimonio romántico o por amor. Al parecer, nunca hubo una verdadera unión entre estos dos seres, en una relación verdaderamente amorosa. Ella era una mujer dominante, con fuertes poderes intelectuales y con una pasión violenta por la maldad. Era resuelta y tenía una personalidad absorbente, aunque sin un sentido moral. Era una mujer totalmente carente de escrúpulos, y la persona más malvada en toda la historia, sin excepción alguna.
En el Nuevo Testamento, en el Libro de Apocalipsis 2:20, nuestro Señor Jesucristo pronunció el siguiente mensaje a la Iglesia de Tiatira: "Pero tengo contra ti que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñe y seduzca a mis siervos para fornicar y para comer cosas sacrificados a los ídolos". Jezabel era una mujer dominante y tiránica. Y Cristo envió este mensaje a Tiatira porque aparentemente ellos estaban atravesando un período sin afecto natural que les conducía a la inmoralidad, bajo la influencia de una cierta profetisa que les inducía al mal, de la misma manera que la Jezabel del rey Acab. Ahora, algo más sucedió durante este período, que revela cuán ominosos y críticos eran esos tiempos. Leamos los versículos 32 al 34 de este capítulo 16 del Primer Libro de Reyes:
"Construyó además un altar a Baal en el templo que él le edificó en Samaria. También hizo Acab una imagen de Asera, para provocar así la ira del Señor, Dios de Israel, más que todos los reyes de Israel que reinaron antes de él. En tiempos de Acab, Hiel, el de Bet-el, reedificó a Jericó. Al precio de la vida de Abiram, su primogénito, echó el cimiento, y al precio de la vida de Segub, su hijo menor, puso sus puertas, conforme a la palabra que el Señor le había anunciado por medio de Josué hijo de Nun."
En el tiempo de la destrucción de Jericó, Josué había dicho lo siguiente, en el capítulo 6 del libro de Josué, versículo 26: "Maldito delante del Señor el hombre que se levante y reedifique esta ciudad de Jericó". Y no había sido reedificada nuevamente sino hasta los tiempos de Acab y Jezabel; y esa maldición que fue pronunciada por Josué, cayó literalmente sobre Hiel, quien la reedificó. Y llegamos así a
1 Reyes 17:1-7
El tema general de este capítulo gira alrededor de los tres años de sequía anunciados por el profeta Elías. Ahora, Dios tuvo que tener un hombre allí cuando Acab y Jezabel se sentaron sobre el trono del reino de Israel, el reino del norte. Dios tuvo que tener a alguien que tuviera el valor de resistir su maldad extrema. Y tenía listo aquel hombre. Fue uno de los hombres más grandes que caminaron a través de las páginas de la Escritura. Y un hombre que probablemente volverá a la tierra para testificar en los últimos tiempos.
En este capítulo 17, Elías, habiendo profetizado contra Acab, fue enviado a Querit, donde los cuervos le dieron de comer. Fue enviado a la viuda de Sarepta; y levantó de los muertos al hijo de la viuda. Elías, el profeta, se presentó por primera vez, cuando entró en la corte de Acab y Jezabel, haciendo el anuncio de que no habría lluvia por tres años, hasta que él lo dijese Luego, salió de allí en la misma manera dramática. Se retiró entonces al arroyo de Querit, donde los cuervos le dieron de comer. Y bebió del agua del arroyo que se secó. Comencemos pues considerando el párrafo en el cual
Elías anunció una sequía
Elías se presentó aquí de una manera bastante dramática en la corte de Acab y Jezabel, en el reino de Israel o del norte. Leamos, pues, el primer versículo de este capítulo 17:
"Entonces Elías, el tisbita, que era uno de los habitantes de Galaad, dijo a Acab: ¡Vive el Señor, Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, hasta que mi boca lo diga!"
Elías entró en la corte de Acab y Jezabel y les presentó el último informe meteorológico. Les dijo que no llovería hasta que él lo dijese, y que él se iba a retirar del pueblo. No tenía ninguna intención de añadir ni una palabra más. Entonces, salió de la corte tan dramáticamente como había entrado. Creemos que Acab y Jezabel se sintieron desconcertados porque nunca se imaginaron que alguien les hablaría con tanta audacia. Pero, más tarde descubrirían que Elías tenía la costumbre de hablar de esa manera.
Recibimos la impresión de que Elías era un individuo fuerte y decidido, y en verdad lo era. Pero hay algo adicional que deseamos mencionar aquí; y es que Dios tuvo que preparar y entrenar a este hombre. Dios siempre ha tenido un método de entrenar a los hombres que Él usa, y ese método ha sido el de llevarles al desierto. Usted recordará que allí fue donde Dios entrenó a Moisés. Igualmente Dios sacó a Abraham de Ur de los caldeos y lo puso en una tierra de terreno escabroso. Dios hizo lo mismo con Juan el Bautista. El apóstol Pablo pasó por lo menos dos años completos en el desierto de Arabia. Éste fue el método de Dios de entrenar a Sus hombres. Así que Él iba a apartar de todo a este hombre llamado Elías para enseñarle todo lo que necesitaba aprender. Continuemos ahora, leyendo los versículos 2 y 3 de este capítulo 17 del Primer Libro de Reyes, para ver como
Dios alimentó a Elías en Querit y en Sarepta
"Llegó a él una palabra del Señor, que decía: 3Apártate de aquí, vuelve al oriente y escóndete en el arroyo Querit, que está frente al Jordán."
Dios estaba ordenándole a Elías que se apartara lo más lejos que pudiera. De modo que, Elías salió al desierto y llegó a un pequeño arroyo. Y el Señor le habló y le dijo, aquí en el versículo 4:
"Beberás del arroyo; yo he mandado a los cuervos que te den allí de comer."
Dios empleó dos métodos para cuidar a Elías en el desierto. Une de ellos fue el arroyo, es decir, un medio natural para proveerle el agua que necesitaba. El otro fue un medio sobrenatural. Los cuervos vendrían, como vemos aquí, para darle de comer. Leamos ahora, el versículo 7:
"Pasados algunos días, se secó el arroyo, porque no había llovido sobre la tierra."
Aquí estaba este hombre en el desierto; e iba al arroyo todas las mañanas, y se dio cuenta de que el nivel del agua iba bajando cada vez más. No le resultaría difícil calcular entonces por cuantos días podría sobrevivir antes de morir de sed.
Ahora, Elías bien pudo haber calculado el día en que iba a morir. Pudo, pero la verdad es que los cálculos humanos no incluyen un factor de máxima importancia, y es el grado de recursos espirituales disponibles en una situación determinada. Cuando Elías contempló el arroyo, cada vez más pequeño, debió aprender una lección espiritual. Quizás llegó a la conclusión de que su vida era como un arroyo seco. Él no era nada ni nadie: tan solo el lecho de un arroyo, un canal por el cual podría fluir el agua de la vida. El Señor Jesucristo dijo, en el Evangelio de Juan 4:13 y 14, y refiriéndose al agua de un pozo: "Cualquiera que beba de esta agua volverá a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna". Ello significa que usted y yo, estimado oyente, somos como un arroyo seco, que no tiene ninguna agua de vida. Es solo cuando el agua de la vida, la Palabra de Dios, fluye por usted, que usted puede convertirse en un canal de bendición. Elías tuvo que aprender lo que San Pablo escribiría a los cristianos de la ciudad de Corinto en su primera carta 1:27, que Dios ha escogido a los que el mundo considera necios, para avergonzar a los sabios, y ha elegido a los que el mundo tiene por débiles, para avergonzar a los fuertes. Dios le estaba diciendo a Elías, a usted y a mí, estimado oyente: "Tú no eres una persona fuerte y llena de recursos. No eres mejor que ese lecho seco de un arroyo. Y no tendrás fuerza hasta que el agua de vida fluya a través de ti."
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