Estudio bíblico de 1 Reyes 14:10-15:24
1 Reyes 14:10-15:24
Continuamos hoy nuestro estudio del capítulo 14 de este Primer Libro de Reyes, que comenzamos en nuestro programa anterior. Estuvimos considerando la muerte del hijo de Jeroboam. Y dijimos que la profecía contra Jeroboam, se cumpliría. Ahora, a partir de ese momento, David sería la norma con la cual se compararían los reyes de los reinos de norte y del sur. Y vimos cómo Abdías, el hijo de Jeroboam había enfermado y Jeroboam había enviado a su esposa disfrazada para que fuera a Silo a ver al profeta Ahías, para que le declarara qué habría de suceder con el niño. Y dijimos que Ahías, casi no podía ver porque había envejecido mucho, pero que el Señor le dijo que la esposa de Jeroboam vendría a consultarle disfrazada. Y le reveló lo que él debería responderle a la esposa de Jeroboam. De modo que cuando ella llegó, Ahías le dijo: "entra mujer de Jeroboam; ¿por qué te finges otra? He aquí yo soy enviado a ti con revelación dura". Y comenzó Ahías a revelarle lo que Dios le había dicho y cómo Dios había comparado a Jeroboam con David. Había visto cómo Jeroboam se había apartado de Él cayendo en la idolatría. Continuaremos hoy nuestro estudio leyendo los versículos 10 al 16, donde el profeta Ahías continuó hablando y entregándole a la esposa de Jeroboam, el mensaje de Dios, y dice así en los versículos 10 al 16:
"Por tanto, voy a traer el mal sobre la casa de Jeroboam: extirparé todos los hombres a la casa de Jeroboam en Israel, tanto el siervo como el libre. Barreré la descendencia de la casa de Jeroboam como se barre el estiércol, hasta que no quede nada. Al que muera de los de Jeroboam en la ciudad lo comerán los perros, y al que muera en el campo, lo comerán las aves del cielo, porque el Señor lo ha dicho". En cuanto a ti, levántate y vete a tu casa. Al poner tu pie en la ciudad, morirá el niño. Todo Israel hará por él lamentación y lo enterrarán, pues de los descendientes de Jeroboam solo él será sepultado, por cuanto de la casa de Jeroboam solo en él se ha hallado alguna cosa buena delante del Señor, Dios de Israel. Y el Señor levantará para sí un rey en Israel que extirpará en este día la casa de Jeroboam; y lo hará ahora mismo. El Señor sacudirá a Israel al modo como la caña se agita en las aguas, arrancará a Israel de esta buena tierra que había dado a sus padres, y los esparcirá más allá del Éufrates, por cuanto han hecho sus imágenes de Asera, enojando al Señor. Él entregará a Israel por los pecados de Jeroboam, quien pecó y ha hecho pecar a Israel."
O sea, que esta enfermedad y la consecuente muerte del niño Abdías, hijo de Jeroboam, fue un acto directo de disciplina de Dios. Y continuamos leyendo los versículos 17 hasta el 20:
"Entonces la mujer de Jeroboam se levantó, se marchó y entró a Tirsa. Cuando cruzó el umbral de la casa, el niño murió. Lo enterraron, y todo Israel hizo lamento por él, conforme a la palabra del Señor, la que él había anunciado por medio de su siervo, el profeta Ahías. Los demás hechos de Jeroboam, las guerras que hizo, y cómo reinó, todo está escrito en el libro de las historias de los reyes de Israel. El tiempo que reinó Jeroboam fue de veintidós años. Cuando durmió con sus padres, reinó en su lugar su hijo Nadab."
Jeroboam no había tenido en cuenta a Dios durante los años de su reinado y por tanto Dios hirió su posesión más valiosa, hirió a su hijo Abdías. La muerte de este muchacho fue conmovedora y trágica, especialmente cuando pensamos que le habría sucedido como rey; pero esto fue el juicio directo de Dios. Ahora, uno creería que mientras tanto la situación habría mejorado en el reino del sur, bajo Roboam, el hijo de Salomón, pero no fue así. Leamos los versículos (21 hasta el 27) 25 hasta el 27 de este capítulo 14 del Primer Libro de Reyes, para leer algo sobre
La apostasía de Judá bajo el rey Roboam
Podríamos haber creído que las cosas habrían ido mejor en el reino de Judá o del sur, pero si usted lee los versículos 21 al 24, comprobará que se extendió la idolatría. Y dicen los versículos 25 al 27:
"Al quinto año del rey Roboam subió Sisac, rey de Egipto, contra Jerusalén, tomó los tesoros de la casa del Señor, los tesoros de la casa real, y lo saqueó todo. También se llevó todos los escudos de oro que Salomón había hecho. En lugar de ellos, el rey Roboam hizo escudos de bronce y se los dio a los capitanes de la guardia que custodiaban la puerta de la casa real."
El anciano Roboam entonces comenzó a caer, aunque salvó las apariencias. Cuando los escudos de oro fueron saqueados por el rey de Egipto, él los sustituyó por escudos de bronce. Y luego se nos dice que hubo una guerra civil. Podemos leerlo aquí en los versículos 30 y 31:
"Todos los días hubo guerra entre Roboam y Jeroboam. Roboam durmió con sus padres y fue sepultado con ellos en la ciudad de David. El nombre de su madre era Naama, amonita. Reinó en su lugar Abiam, su hijo."
Y así concluimos el capítulo 14 de este Primer Libro de Reyes. Llegamos ahora a
1 Reyes 15:1-24
Los capítulos 15 y 16 continúan con el tema de los reyes del reino dividido. En este capítulo se nos habla de dos reyes de Judá: tenemos el mal reinado de Abiam, seguido del buen reinado de Asa. Y, también podemos ver los reinados de dos de los reyes de Israel: los reinados malos de Nadab (hijo de Jeroboam) y de Baasa, quien le asesinó y reinó en su lugar. El capítulo 16 continuará con la historia de Baasa y después, con la de otros cuatro reyes de Israel, cada uno peor que su sucesor: Ela, Zimri, Omri y Acab, quien agravó su maldad casándose con la infame Jezabel. Ahora, en primer lugar veremos que
Roboam fue sucedido por Abiam
Aquí vemos que David continuó siendo la norma de excelencia contra la cual se comparaban los reyes de Israel y de Judá. Jeroboam, por su parte, llegó a ser la norma para destacar la maldad para los reyes del reino del norte. También se menciona aquí sin encubrimiento, la única nota negativa contra David. Abiam no hizo nada digno de mención, ni bueno ni malo. Sin embargo, se registra aquí su muerte. Luego Asa sucedió a Abiam en el reino del sur o de Judá. Asa no fue inferior a David. Dirigió el primer movimiento de renovación de la nación. El primer Libro de Reyes dedica solo la mitad de un capítulo a su reinado, mientras el Segundo Libro de Crónicas le dedica tres capítulos, los capítulos 14, 15 y 16. Examinaremos su reinado en forma mucho más detallada cuando lleguemos al Segundo Libro de Crónicas. Sin embargo, veremos que Asa tuvo que sobornar a Ben?adad rey de Siria, y que también él estuvo en guerra contra Israel continuamente. A su muerte, Josafat siguió a Asa como rey de Judá. A partir del versículo 25 en adelante, la historia cambia de Judá a Israel. Allí veremos que Nadab hijo de Jeroboam le siguió como rey de Israel. Y fue un mal rey. Luego, Baasa encabezó una conspiración contra él, lo mató y reinó en su lugar. Baasa continuó luchando contra Asa rey de Judá.
Estimado oyente, quizás necesitamos una doble porción del Espíritu de Dios al estudiar esta sección. En la última parte del capítulo 14, vimos que Roboam hijo de Salomón reinó sobre el reino del sur o de Judá y Benjamín, y que Jeroboam reinó sobre Israel en el norte. Fue él quien encabezó una rebelión de las diez tribus del norte. Hubo una guerra civil entre los dos reinos. Esto condujo a una larga y amarga guerra fratricida de hermanos luchando contra hermanos; y no creemos que nada fuera tan destructivo como esa contienda.
También dirigimos su atención sobre el hecho de que después de David ninguno de los reyes fue bueno. El hecho es que no hubo ni un solo rey bueno en el reino del norte, en el reino de Israel. Y solamente hubo ocho reyes buenos en el reino del sur o de Judá, en el linaje de David. Tenemos, pues, que después de la muerte de Roboam, su hijo Abiam, ascendió al trono. Comencemos leyendo los primeros dos versículos de este capítulo 15 del Primer Libro de Reyes:
"En el año dieciocho del rey Jeroboam hijo de Nabat, Abiam comenzó a reinar sobre Judá. Reinó tres años en Jerusalén. El nombre de su madre era Maaca, hija de Abisalom."
Debiéramos observar algo de mucho interés en toda esta sección. Cada vez que se menciona un rey, se menciona también, el nombre de la madre. Y eso es extraño. Generalmente se nos dice quien fue el padre del hombre y a quién sucedió. Pero en esta sección, el nombre de la madre se menciona muchas veces. ¿Por qué? Bueno, creemos que fue porque la madre tenía influencia en la vida de su hijo. Vemos aquí que el motivo por el cual Dios registró el nombre de la madre, junto con el nombre del rey, y estos fueron reyes malvados, fue que ella era parcialmente responsable de la manera en que se comportó su hijo. Si hubiera sido un buen rey, la madre también habría sido parcialmente responsable. Ella tuvo que compartir la responsabilidad de la conducta de su hijo.
Estimado oyente, cuando se critique a los jóvenes que se han implicado en prácticas de pecado y malvadas, debiéramos reconocer que los problemas también se presentan en los hogares cristianos. Pero, generalmente la formación de un joven tiene algo que ver con su conducta en la sociedad. Ordinariamente estos jóvenes tienen una madre y un padre que son parcialmente responsables de la manera en que viven y actúan. Las responsabilidades de los padres son, pues, ineludibles.
Hemos citado este tema porque francamente se presentará muchas veces. Creemos que el hecho de que la Escritura mencione específicamente a la madre, tanto en el caso de los reyes malos como en el de los buenos, demuestra una cierta intencionalidad. Y creemos que Dios está tratando de decirnos algo sobre la gran importancia de la educación cristiana en el hogar actual. Pero, continuemos ahora con el versículo 3 de este capítulo 15 del Primer Libro de Reyes:
"Anduvo en todos los pecados que su padre había cometido antes de él. Su corazón no fue perfecto para con el Señor, su Dios, como el corazón de su padre David."
Abiam practicó todos los pecados de su padre. Es decir, siguió el ejemplo de su padre. Es que el relato también destacó la responsabilidad del padre como ejemplo para la trayectoria del hijo. Abiam no se había criado en un hogar muy bueno, y llegó a ser un rey malvado y depravado; y su padre y, hasta cierto punto, madre fueron responsables. Y se nos dice, aquí en el versículo 3, que su corazón no fue fiel al Señor su Dios como lo fue el de su antepasado David. Y así vemos una vez más, que David fue la norma frente a la cual se comparó este rey. Fue una norma humana, pero también, una norma que Dios aceptó. Y el versículo 4 dice aquí en este capítulo 15:
"Pero por amor a David, el Señor, su Dios, le dio una lámpara en Jerusalén, al poner en el trono a su hijo después de él y sostener a Jerusalén"
Ahora, el linaje de David, no terminaría hasta la llegada del Señor Jesucristo; terminó con Él. Dios dijo que por consideración a David, el Señor concedió que su lámpara continuara encendida en Jerusalén. Habrá Uno que vendrá y se sentará en su trono y que reinará sobre todo el mundo, y ese será el Señor Jesucristo. Y leemos en el versículo 5, ahora:
"por cuanto David había hecho lo recto ante los ojos del Señor, y de ninguna cosa que le habían mandado se había apartado en todos los días de su vida, salvo en lo tocante a Urías, el heteo."
Aquí Dios mencionó los factores del éxito de David, así como su acción negativa. Dios lo registró aquí como la excepción en su trayectoria, citando el caso de Urías, el heteo. Bueno, esa fue la mancha negra en su vida. Ahora, fuera de eso, David obedeció a Dios. David no continuó viviendo en sus pecados. El rey de Babilonia sí persistió en sus pecados. Lo que David hizo una sola vez, el rey de Babilonia lo practicaba todos los días.
El pensamiento central de todo este asunto lo expresó el Señor Jesucristo cuando pronunció la parábola del hijo pródigo. Es posible que un hijo se meta en la pocilga; tenemos que reconocerlo. Pero el hijo de Dios no se quedará en esa pocilga. Ahora, ¿por qué no se quedará allí? Bueno, la razón es obvia; y es que es hijo de un padre y no es un cerdo. Los cerdos viven en pocilgas, los hijos quieren vivir en la casa del padre. Y, estimado oyente, si alguien quiere vivir en un lugar que tiene las características de un chiquero, allí es donde debe estar. Y eso nos dirá cual es la situación espiritual de esa persona. Pero si, por otra parte, si alguien se ha metido en ese lugar miserable y tiene un deseo de clamar a Dios deseando estar en su verdadero hogar, como el hijo pródigo, Él lo llevará a Su casa y le recibirá.
Ahora, David cometió un grave error, pero confesó su pecado y obedeció al Señor en todo lo demás. Y la obediencia a Dios fue la norma de su vida. Por ello fue un gran hombre y se convirtió en la norma de conducta humana para evaluar a los demás reyes. Leamos ahora el versículo 6 de este capítulo 15 del Primer Libro de Reyes:
"Hubo guerra entre Roboam y Jeroboam todos los días de su vida."
Se nos dice ahora, que hubo un tiempo de guerra civil, de hermanos luchando contra hermanos. Esto por supuesto debilitó el reino. Continuemos ahora con los versículos 7 y 8 de este capítulo 15 del Primer Libro de Reyes, que nos relatan como
Abiam fue sucedido por Asa
"Los demás hechos de Abiam, y todo lo que hizo, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? Y hubo guerra entre Abiam y Jeroboam. Durmió Abiam con sus padres y lo sepultaron en la ciudad de David. En su lugar reinó Asa, su hijo."
Abiam no logró nada digno de mención durante su reino, con la excepción de sus malas acciones. Fue un mal rey. Por tanto, murió y fue sepultado con sus padres. Luego vemos, que le sucedió Asa en el trono.
Y llegamos ahora al primer rey bueno. Leamos, pues, los versículos 9 hasta el 11, ahora:
"En el año veinte de Jeroboam, rey de Israel, Asa comenzó a reinar sobre Judá. Reinó cuarenta y un años en Jerusalén. El nombre de su madre era Maaca, hija de Abisalom. Asa hizo lo recto ante los ojos del Señor, como David, su padre"
Aquí podemos ver que Asa comenzó su reinado coincidiendo con los últimos dos años del reinado de Jeroboam. Asa reinó por cuarenta y un años. Tuvo uno de los reinados más largos. El hecho es que solamente dos reyes reinaron por un tiempo más largo que Asa, y fueron los reyes Azarías, o Uzías, y Manasés.
El versículo 11 nos recuerda una vez más, que David era la norma de la excelencia para evaluar a un rey. Asa estuvo a la altura de David. Ahora, ¿qué hizo Asa para merecer esta comparación? Veamos lo que dice el versículo 12:
"porque expulsó del país a los sodomitas y quitó todos los ídolos que sus padres habían hecho."
Vemos que expulsó del país a los que practicaban la prostitución como un culto y destruyó los ídolos que sus antepasados habían hecho. Leamos ahora el versículo 16 de este capítulo 15 del Primer Libro de Reyes, que nos habla de
La guerra contra Baasa
"Hubo guerra continuamente entre Asa y Baasa, rey de Israel."
Asa, rey de Judá hizo la guerra contra Baasa, rey de Israel. Parece que ésta era una guerra civil constante. Ahora, se nos dice que Asa hizo otras cosas también. Tuvo que aplacar a un reino que estaba surgiendo en el norte y que estaba llegando a ser más poderoso y dominante. Ese reino era el de Siria. Leamos los versículos 18 y 19:
"Asa tomó toda la plata y el oro que había quedado en los tesoros de la casa del Señor y en los tesoros de la casa real, se los entregó a sus siervos y los envió a Ben-adad hijo de Tabrimón hijo de Hezión, rey de Siria, el cual residía en Damasco, diciendo: Haya alianza entre nosotros, como entre mi padre y el tuyo. Aquí te envío un presente de plata y de oro. Ve y rompe tu pacto con Baasa, rey de Israel, para que se aparte de mí."
Asa envió a Ben?adad regalos de oro y plata para apaciguarle, para evitar que Ben?adad invadiera su reino, Asa hizo una alianza con él. Y esto probablemente fue lo único que hizo Asa, que podríamos calificar como un error. Continuemos leyendo el versículo 22:
"Entonces el rey Asa convocó a todo Judá, sin exceptuar a nadie. Se llevaron de Ramá la piedra y la madera con que Baasa edificaba, y el rey Asa construyó con ello Geba de Benjamín y Mizpa."
Claro que Asa hizo todo esto para su propia protección y la de su reino. Leamos los versículos 23 y 24 de este capítulo 15 del Primer Libro de Reyes, con la mención al hecho de que
Asa fue sucedido por Josafat
"Los demás hechos de Asa, todo su poderío, todo lo que hizo y las ciudades que edificó, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá?"
En los días de su vejez Asa enfermó de los pies. 24Durmió Asa con sus padres y fue sepultado con ellos en la ciudad de David, su padre. Reinó en su lugar Josafat, su hijo.
Estudiaremos en forma más detallada el reinado de Asa, cuando lleguemos al Segundo Libro de Crónicas. Ahora, como veremos, Josafat fue otro buen rey, como veremos más adelante en nuestro estudio.
Nuestra reflexión final tiene que ver con la tendencia natural de la mayoría de aquellos pueblos y reyes hacia la idolatría, es decir, con la atracción prácticamente irresistible de adorar a ídolos que representaban a dioses falsos, y con la tendencia, también natural, de abandonar al único Dios verdadero. Esa tendencia ha permanecido invariable a través de la historia y una de sus características actuales es la inclinación del ser humano a dedicar su tiempo y sus energías a sus ídolos actuales, que representan a aquellos valores materiales que le mantienen alejado de Dios y de Su Palabra, y perseverando en su pecado y depravación moral. Mientras decimos esto, nuestra sociedad asiste horrorizada e incrédula al descubrimiento de una red de pederastas que han abusado sexualmente de un gran número de niños, produciendo en nuestro país películas de pornografía infantil para satisfacer a un mercado de creciente demanda. Y en medio del creciente progreso científico e intelectual encaminado al bienestar de la humanidad, vemos el predominio de estas fuerzas destructivas y de los mismos impulsos humanos depravados de siempre. Por ellos creemos que cada persona necesita que Dios regenere al hombre y a la mujer, es decir que por Su Espíritu dé una nueva vida a un ser que se degeneró por causa de su rebelión contra Dios, su Creador. Estimado oyente, el amor de Dios, Su gracia y Su poder, manifestados en la muerte y resurrección de Jesucristo a favor suyo y mío y de todos, es la única fuerza capaz de dar esa nueva vida, y de producir ese nuevo nacimiento espiritual.
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