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Estudio bíblico de 1 Crónicas 24:5-28:11

1 Crónicas 24:5 - 28:11

Continuamos nuestro recorrido hoy por el capítulo 24 del Primer Libro de Crónicas. Y en nuestro programa anterior, estuvimos viendo cómo David estaba haciendo los preparativos para la edificación del templo. Y dijimos que lo que estaba llevando a cabo David era algo bien organizado. Él, no solamente estaba reuniendo el material necesario, sino que expuso cómo debían realizarse las actividades. Ahora, cuando vemos que él compró la propiedad donde debía ser edificado el templo y organizó a los sacerdotes que debían servir allí, uno se pregunta, ¿qué fue en realidad lo que hizo Salomón? Es por eso que aunque hoy llamamos a aquel santuario el templo de Salomón, creemos que Dios indicó con toda claridad que aquella obra era en realidad el templo de David. Fue idea suya, fue su pensamiento, fue su obra; hizo conseguir el material necesario, reunió a los trabajadores para edificarlo; organizó el servicio de los sacerdotes que oficiarían en él, y todo fue puesto en su lugar. Eso es lo que vemos aquí. David organizó el servicio religioso por grupos. Y en total, dijimos que había 24 grupos. Leamos ahora el versículo 5, de este capítulo 24, del Primer Libro de Crónicas:

"Los repartieron, pues, por suerte a unos y otros; porque tanto entre los hijos de Eleazar como entre los hijos de Itamar hubo príncipes del santuario y príncipes de la casa de Dios".

Según el versículo 4, hubo 24 grupos. Un grupo vendría, realizaría su trabajo bajo la dirección de uno de los descendientes de Aarón. Después, vendría otro grupo para reemplazarles, bajo la dirección de otro de los descendientes de Aarón. Esta operación de cambio de turnos, debe haber sido una operación muy ordenada e interesante para observar.

Las familias de los Levitas habían aumentado tanto en número que habrá resultado imposible que todos ellos ejercieran su servicio al mismo tiempo. Como vimos anteriormente, desde la época de Moisés hasta los días de David, los Levitas habían crecido numéricamente de aproximadamente ocho mil hasta llegar a un total de treinta y ocho mil. Por este motivo, el rey David tuvo que dividirlos en grupos que trabajaron en turnos. Vemos, pues, que habían sido organizados para obrar de esa manera.

Recordemos que, según el versículo 4, como los varones descendientes de Eleazar eran más numerosos que los de Itamar, fueron repartidos los turnos de manera que quedaran dieciséis jefes de los descendientes de Eleazar y ocho de los descendientes de Itamar. Y según el versículo 6, los turnos se sacaron por suerte, dos turnos para los descendientes de Eleazar y uno para los de Itamar. Los versículos 7 al 18 nos detallan el orden de como quedaron los turnos, después de sacar las suertes, desde el primero hasta el vigésimo cuarto. El versículo 19, concluye diciendo:

"Éstos fueron distribuidos para su ministerio, para que entraran en la casa del Señor, según les fue ordenado por Aarón, su padre, de la manera que le había mandado el Señor, el Dios de Israel".

En el resto de este capítulo 24, en la siguiente sección, vemos la división de los hijos de Coat y, a continuación, la de los hijos de Merari. David planeó las actividades de tal forma que cada familia pudiera oficiar en el servicio religioso del templo.

Llegamos ahora a

1 Crónicas 25

En este capítulo vemos que

Los cantores y la orquesta fueron organizados

Leamos los dos primeros versículos de este capítulo 25 del Primer Libro de Crónicas:

"Asimismo David y los jefes del ejército apartaron para el ministerio a los hijos de Asaf, de Hemán y de Jedutún, para que profetizaran con arpas, salterios y címbalos; y el número de ellos, hombres idóneos para la obra de su ministerio, fue: De los hijos de Asaf: Zacur, José, Netanías y Asarela, hijos de Asaf, bajo la dirección de Asaf, el cual profetizaba bajo las órdenes del rey".

Y aquí tenemos que todo esto fue organizado antes de que el templo fuera edificado. Eso lo vemos en el hermoso Salmo de David, el Salmo 68, donde él dijo en los versículos 28 y 29: "28Tu Dios ha ordenado tu fuerza; confirma, Dios, lo que has hecho para nosotros. 29Por causa de tu templo, en Jerusalén, los reyes te ofrecerán dones". David estaba anticipando la época en que el templo edificado en Jerusalén fuese un testimonio para el mundo. En este tiempo, el templo aún no había sido edificado. Así que los cantores fueron organizados en grupos y mucho antes de la edificación del templo ya se estaban reuniendo allí en Jerusalén para adorar a Dios y esta canción que acabamos de mencionar fue una de las que cantaban entonces. Es que David había traído el arca a Jerusalén y éste se encontraba en una tienda. También había allí un altar en la era de Ornán, en el cual David había ofrecido sacrificios, holocaustos, y ofrendas de paz a Dios. Leamos ahora, los versículos 7 y 8, de este capítulo 25 del Primer Libro de Crónicas:

"Su número, contando a sus hermanos, instruidos en el canto para el Señor, todos ellos aptos, era de doscientos ochenta y ocho. Echaron suertes para repartir los turnos del servicio, tanto el pequeño como el grande, lo mismo el maestro que el discípulo".

Ellos fueron divididos por sorteo en 24 grupos. Y esto indica que dos veces al mes habría un cambio de los que estaban oficiando. Tenemos 12 meses en el año, así que cada turno oficiaría sólo dos semanas al año. Ahora, lo que ellos hacían durante el tiempo que no estaban activos en el templo, era regresar a la ciudad de donde habían venido y tomar parte en los servicios religiosos que tenían allí. Como ya hemos visto en otra oportunidad, estos sacerdotes y levitas, servían como instructores y de otras maneras diferentes por toda la nación de Israel. Toda esta organización fue una de los mejores logros que alcanzó David durante su reinado, y es lo que Dios registró e hizo resaltar aquí.

Llegamos así a

1 Crónicas 26

No solamente se hizo grupos y turnos para los sacerdotes y cantores del templo sino también a aquellos que tenían que limpiar el lugar y cuidar de las cosas. Era importante que estos detalles se tuvieran en cuenta. Vemos que David también planeó estas actividades cuidadosamente. Leamos el versículo 1, de este capítulo 26 que comienza a explicar

Se organizaron los porteros y otros funcionarios

"También fueron distribuidos los porteros, así: de los coreítas, Meselemías hijo de Coré, de los hijos de Asaf".

Y el texto continúa mencionando a las demás personas. Éstos también fueron organizados en la misma manera. Ahora, mientras toda esta gente estaba oficiando, fue necesario disponer de personas que tuvieran la responsabilidad de vigilar. Habría entonces porteros que cuidarían las puertas, y que estarían de servicio 24 horas. Leamos los versículos 12 y 13:

"Entre éstos se hizo la distribución de los porteros, alternando los principales de los hombres en la guardia con sus hermanos, para servir en la casa del Señor. Echaron suertes, el pequeño con el grande, según sus casas paternas, para cada puerta".

Ellos eran los guardias del lugar, que vigilarían todas las puertas, ya que tenemos el templo en edificación. Es importante que notemos eso. Además se nombraron otros funcionarios. Leamos el versículo 20, que nos informan sobre

El nombramiento de tesoreros

Que se ocuparían del control de las finanzas del templo y que prepararían los informes correspondientes. Leamos el versículo 20 de este capítulo 26 de primera Crónicas:

"De los levitas, Ahías estaba encargado de los tesoros de la casa de Dios y de los tesoros de las cosas santificadas".

Los tesoreros se harían cargo, pues, del control del dinero y del enorme depósito de bienes que se había ido acumulando. Dicen los versículos 26 al 28:

"Este Selomit y sus hermanos tenían a su cargo todos los tesoros de todas las cosas santificadas que había consagrado el rey David, y los jefes de las casas paternas, los capitanes de millares y de centenas, y los jefes del ejército. Lo habían consagrado de las guerras y de los botines, para reparar la casa del Señor. Asimismo todas las cosas que habían consagrado el vidente Samuel, y Saúl hijo de Cis, Abner hijo de Ner y Joab hijo de Sarvia, y todo lo que cualquiera consagraba, estaba a cargo de Selomit y de sus hermanos".

Luego tenemos nombramientos para otras funciones.

Se nombraron funcionarios y jueces

Los levitas eran los que tenían que desempeñar la función de jueces, como podemos ver en los versículos finales del capítulo 26. Ellos tenían que actuar en forma oficial de muchas maneras, porque el propósito original de Dios era que Su pueblo fuera una teocracia, es decir, una nación gobernada directamente por Dios, con el tabernáculo en el centro de la comunidad, y con los sacerdotes recibiendo las decisiones de Dios.

Este esquema cambió debido al fracaso de los levitas. Así que Dios trajo en su lugar a los jueces. Luego tenemos el fracaso de éstos, y entonces el pueblo pidió un rey. Y ésa es la razón por la cual encontramos ahora a David en el trono. Ahora, aunque Israel era en esa época una monarquía, David orientó sus esfuerzos en colocar nuevamente a la nación bajo el control de Dios. Y éste fue el motivo para preparar una organización tan elaborada. Llegamos ahora a

1 Crónicas 27

Leamos el versículo 1, que encabeza la sección de los nombramientos de

La organización militar y civil

"Estos son los principales de los hijos de Israel, jefes de familias, jefes de millares y de centenas, y funcionarios que servían al rey en todos los negocios de las divisiones militares que se relevaban cada mes durante todo el año. Cada división era de veinticuatro mil hombres".

Se nombraron doce capitanes. Cada uno de ellos servía un mes al año. También encontramos los príncipes de las doce tribus. Y leemos en el versículo 16:

"Los jefes de las tribus de Israel eran: De los rubenitas, Eliezer hijo de Zicri; de los simeonitas, Sefatías hijo de Maaca".

Y así, sucesivamente, un príncipe o jefe nombrado para cada una de las doce tribus. Leamos ahora la última parte del versículo 22, y luego el versículo 23, de este capítulo 27 del Primer Libro de Crónicas, que dicen:

Éstos fueron los jefes de las tribus de Israel.

"David no hizo el censo de los que tenían menos de veinte años, por cuanto el Señor había dicho que multiplicaría a Israel como las estrellas del cielo".

David había organizado anteriormente un censo, porque en aquel momento no había creído en Dios. Había sido el suyo un acto de incredulidad. Pero Dios le dijo: "Confía en Mí. Yo te daré todos los hombres que necesites para tu ejército". Por tal motivo, David no tomó otro censo. Había aprendido la lección y en esta ocasión se apoyó en la promesa de Dios.

El capítulo 27 concluye con una lista de los funcionarios que estaban a cargo del cuidado de las propiedades personales del rey David. Llegamos así a

1 Crónicas 28

En los dos últimos capítulos de primera de Crónicas, David reunió a todas las autoridades de Israel. Ésta fue una gran asamblea, y sería una de las últimas reuniones porque había llegado al final de su vida. Él iba a pronunciar un mensaje para Israel y un mensaje para su hijo Salomón que toda la nación podría oír. Esto fue un paso inteligente de parte de David. Leamos, pues, el primer versículo de este capítulo 28:

"Reunió David en Jerusalén a todos los principales de Israel, los jefes de las tribus, los jefes de las divisiones que servían al rey, los jefes de millares y de centenas, los administradores de toda la hacienda y posesión del rey y de sus hijos, los oficiales y los más poderosos y valientes de sus hombres".

David se puso en pie para hablar a estos hombres que eran los responsables de ejercer el liderazgo de la nación. Leamos ahora el versículo 2:

"Entonces el rey David se puso en pie y dijo: Oídme, hermanos míos y pueblo mío. Yo tenía el propósito de edificar una Casa en la cual reposara el Arca del pacto del Señor, y sirviera de estrado a los pies de nuestro Dios; y había ya preparado todo para edificar".

A pesar de su avanzada edad, se esforzó por mantenerse en pie para pronunciar este discurso importante y final a su pueblo. Y continuó diciendo en el versículo 3:

"Pero Dios me dijo: Tú no edificarás Casa a mi nombre, porque eres hombre de guerra y has derramado mucha sangre".

David no rehuyó el expresarse con sinceridad ante su pueblo. Así que expuso públicamente el motivo por el cual Dios no le permitiría edificar el templo. Él había derramado mucha sangre. Y añadió en el versículo 5:

"Y de entre todos mis hijos (porque el Señor me ha dado muchos hijos), eligió a mi hijo Salomón para que se siente en el trono del reino del Señor sobre Israel".

El rey aclaró que Dios había elegido y nombrado a Salomón. Y al hacerlo, asignó a Dios toda la responsabilidad de la elección de Salomón. Esta aclaración fue significativa, porque nos da la impresión de que Salomón no había sido precisamente la elección de David. Y en el versículo 6 continuó diciendo:

"Y me ha dicho: Salomón, tu hijo, él edificará mi Casa y mis atrios; porque a este he escogido por hijo, y yo seré para él padre".

El corazón y el alma de David estaban concentrados en los preparativos de la construcción del templo. Pero Dios no le había permitido que lo edificase y él se sometió a la voluntad de Dios. Sin embargo, hizo todas las previsiones de materiales y de personal, y animó a Salomón a llevar a cabo la empresa. Observemos lo que le dijo aquí en el versículo 9, y el versículo 10, también:

"Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto y con ánimo generoso; porque el Señor escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos. Si tú le buscas, lo hallarás; pero si lo dejas, él te desechará para siempre. Mira, pues, ahora, que el Señor te ha elegido para que edifiques Casa para el santuario; ¡esfuérzate, y hazla!"

Ahora, preste usted mucha atención a lo que tenemos aquí en el versículo 11. Leamos el versículo 11 de este capítulo 28 del Primer Libro de Crónicas:

"Entonces David entregó a su hijo Salomón el plano del pórtico del Templo y sus casas, sus tesorerías, sus aposentos, sus salas y la casa del propiciatorio".

Como ve usted, David era quien tenía el plano del templo. Igual que Moisés, a quien se le había dado el plano para el tabernáculo, fue a David, no a Salomón, a quien se le había dado el plano del templo. Ya dijimos anteriormente, cuando estábamos estudiando el Libro de Reyes y se mencionó allí la edificación del templo, que éste sería inferior al tabernáculo y así fue. Hay muchos modelos del templo hechos a escala. No sabemos si usted habrá visto uno de ellos. Están muy bien hechos, y lo hacen aparecer como algo realmente grandioso. Son imponentes y obviamente no son como el templo fue originalmente.

En la nueva sección de Jerusalén han construido un lujoso hotel que se llama "Hotel Ciudad Santa". En los terrenos de este hotel se ha construido una maqueta de la ciudad de Jerusalén que está muy bien hecha y fue preparada por personas que pasaron muchos años de estudios, y fue construida por los mismos judíos en su tierra.

Creemos que los que tuvieron a su cargo este proyecto eran judíos ortodoxos. Ellos construyeron en esa maqueta toda la ciudad, tal cual era. En ella se presenta el templo, con el aspecto que tenía en los días de Herodes que, en realidad, fueron los días de nuestro Señor, en los tiempos del Nuevo Testamento. Creemos que es lo más parecido al original que se haya hecho, ya que fue el resultado de muchos estudios. Tenemos, pues aquí, en nuestro pasaje de hoy, el plano del templo; este era el proyecto de David, el templo de David y por eso, nos gusta insistir en llamarlo así.

Concluimos hoy destacando unas palabras de este discurso póstumo de David, y que están expresadas en el versículo 9. Allí David le advirtió a su hijo Salomón que reconociera al Dios de su padre, y que le sirviera de todo corazón y con buena disposición, porque el Señor examina todas las conciencias y distingue cualquier intención y pensamiento. Y añadió estas palabras: "Si tú le buscas, él permitirá que le encuentres, pero si te apartas de él, te rechazará para siempre". Estimado oyente, estas palabras bien podrían haberse dirigido a usted y a muchos que se imaginan que Dios se encuentra muy lejos, en un lugar inaccesible. Otros se preguntan si Dios realmente responderá si le buscamos, si le llamamos, si le pedimos algo. Le invitamos a buscar a Dios y a aceptar a Su hijo Jesucristo como Salvador. Recordemos las palabras del profeta Isaías en el capítulo 55 versículo 6, "Buscad al Señor mientras podáis encontrarlo, llamadlo mientras esté cerca".

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