Estudio bíblico de Salmos 9-10
Salmos 9 y 10
Amigo oyente, en nuestro estudio, regresamos hoy al libro de los Salmos y vamos a considerar el Salmo 9. Dijimos que el recorrido entre estos dos Salmos Mesiánicos, desde el Salmo 1 hasta el Salmo 8 fue como haber estado subiendo por una escalera de la ladera de una montaña, llegando a la parte más alta en el Salmo 8. Y a partir del Salmo 9 será como si estuviéramos descendiendo por el otro lado de la montaña. El descenso se efectuará por siete Salmos que relatan una historia profética. En esta sección estamos percibiendo un vislumbre del remanente judío en los tiempos finales, y también una vista fugaz del llamado "hombre de maldad", una persona sin ley que aún aparecerá sobre la tierra.
El Salmo 9 y el que le sigue, el Salmo 10, están unidos estrechamente. Hay cierta estructura alfabética aquí, y también un acróstico que no se puede notar en nuestra traducción, pero que puede verse en el idioma original hebreo. Por lo tanto el lector puede notar que en versiones como la Septuaginta y la Vulgata se ponen estos dos Salmos juntos, considerándolos como uno solo. Y aquí se nos dice en el título del Salmo que está dirigido "Al director musical; sobre Mut-labén, Salmo de David". Ahora, ¿Qué quiere decir esta palabra? Bueno, su significado es "muerte del hijo", un tema que muchos autores identifican con el Salmo 8, como ya indicamos anteriormente. Creemos que generalmente se acepta que este término forma parte del título de este Salmo 9. Y vemos que el Salmo es atribuido a David, el llamado dulce cantor de Israel. Algunos ven en este Salmo la muerte de Goliat. Otros lo identifican con la muerte del hijo de Betsabé. Pero su significado es: "muerte del hijo, del primogénito". Opinamos que se refiere a lo que ocurrió en la tierra de Egipto cuando el pueblo de Israel fue liberado de la esclavitud por medio de la muerte de los hijos mayores de cada familia de Egipto.
El Salmo comienza con una nota de alabanza. Leamos los dos primeros versículos de este Salmo 9:
"Te alabaré, Señor, con todo mi corazón. Contaré todas tus maravillas. Me alegraré y me regocijaré en ti; cantaré a tu nombre, Altísimo".
Y este Salmo comienza con una alabanza, de la misma manera en que lo hizo el Salmo 7. Tal como en ese Salmo 7, en este Salmo 9 la alabanza es una anticipación a la victoria inminente tan maravillosamente predicha en el Salmo 8, que llegará cuando todas las cosas serán puestas bajo el control de Aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles. En realidad la primera sección del Salmo es un pronóstico profético cuales serán las condiciones en el mundo cuando el Hijo del hombre haya recibido el trono en justicia y en paz. En vista de la liberación futura, tenemos esta gran canción de alabanza, a la cual se unirá la población de la tierra en aquel día. Tenemos un cuadro de esta escena en el libro del Apocalipsis, cuando una gran multitud de la nación de Israel, la iglesia, y los veinticuatro ancianos participarán juntos de un tiempo de alabanza a Dios.
Escuchemos lo que dicen los versículos 3 y 4, de este Salmo 9:
"Mis enemigos se volvieron atrás; cayeron y perecieron delante de ti. Has mantenido mi derecho y mi causa; te has sentado en el trono juzgando con justicia".
Una vez más nos trasladamos a la época del reino mencionada en el Salmo 8, cuando todas las cosas son colocadas bajo el control del Señor. Martín Lutero lo expresó de la siguiente manera: "uno con Dios constituye una mayoría". Y él no estaba tan preocupado de que Dios estuviera de su lado, sino que quería asegurarse de que él estaba en el lado de Dios. Para David lo importante era que su causa fuera la correcta. Estimado oyente, debiéramos asegurarnos de que estamos del lado de Dios.
Entonces el salmista habló sobre el futuro juicio. Veamos ahora los versículos 5 y 6:
"Reprendiste a las naciones, destruiste al malo; ¡borraste el nombre de ellos eternamente y para siempre! Los enemigos han perecido; han quedado desolados para siempre; y las ciudades que derribaste, su memoria pereció con ellas".
Esta es una declaración muy severa del juicio que se aproxima. Y a veces nos preguntamos "¿Es que no se predica sobre juicio en la actualidad?" Pues bien, lo diríamos de esta manera ? que se ha predicado lo suficiente de cierta clase de juicio. Pero, debemos notar dos cosas: una, es que hay muy pocos mensajes basados en el tema del infierno. La mayoría de los sermones que se escucha en la actualidad, son de consuelo para el pueblo de Dios. En realidad, hay muchos sermones que están siendo dirigidos hacia aquellos que parecen tener cierta clase de complejos, o que están buscando a alguien para poder desahogarse. Sin embargo, hay algunos que consideran el tema del infierno, pero se nota demasiada dureza, demasiada severidad en el predicador; y pensamos que antes de predicar sobre el infierno, uno debería analizar su propio corazón, para asegurarse de que el tema le afecta realmente, es decir, que su corazón esté sensibilizado y se conmueva porque muchos seres humanos están perdidos.
Ahora, el salmista dejó bien en claro aquí que los enemigos de Israel iban a ser conquistados. Sería la victoria de Dios para el remanente que estaría a favor Suyo. Creemos que tenemos aquí "la muerte del hijo", del primogénito o hijo mayor en Egipto. Creemos que esto nos lleva al mismo lugar donde nació el anti-semitismo, que comenzó allá en la tierra de Egipto. Un nuevo rey en ese país esclavizó a la nación elegida por Dios y trató de exterminar a toda la raza. Lo cual habría frustrado la gracia y el propósito de Dios para la redención. Fue a partir de aquella época que las naciones han sido enemigas de Israel. Y continuarán odiando a ese pueblo hasta que llegue el día de su liberación. En la hora actual, existe un sentimiento de odio hacia los judíos.
En el siguiente pasaje, el reino, el trono de justicia es establecido. Leamos los versículos 7 y 8 de este Salmo 9:
"Pero el Señor permanecerá para siempre; ha dispuesto su trono para juicio. Él juzgará al mundo con justicia y a los pueblos con rectitud".
Frente a aquellos que juzguen con mayor o menor acierto, la justicia humana siempre ofrecerá altibajos. Aquel que es justo, y Aquel que hace las cosas con justicia infalible es Dios. Lo justo no es lo que usted y yo apreciemos o consideremos. Después de todo fue Dios quien separó la luz de la oscuridad. Él es el que declara lo que es verdaderamente justo. Es que alguien tenía que hacer las normas y Dios fue el que las estableció para todo el universo y Él es quien lo dirige. Opinamos que Él tiene esa prerrogativa en la actualidad.
Vamos a omitir la lectura de algunos versículos y entonces veremos un cuadro de las condiciones existentes antes de que Cristo venga a establecer Su reino. Leamos el versículo 13:
"Ten misericordia de mí, Señor; mira la aflicción que padezco a causa de los que me aborrecen, tú, que me levantas de las puertas de la muerte"
Todos necesitamos la misericordia, la compasión de Dios. Hemos dicho que habrá justicia cuando Él venga. Pero es que la justicia ya ha sido establecida en la persona del Señor Jesucristo cuando Él llevó sobre sí mismo la carga, la culpa de nuestros pecados y nos ha atribuido Su justicia. Así que la misericordia, la compasión nos ha sido otorgada en la persona de Jesucristo. Leamos ahora los versículos 14 y 15:
"Para que cuente todas tus alabanzas a las puertas de Sión, y me goce en tu salvación. Se hundieron las naciones en el hoyo que hicieron; en la red que escondieron fue atrapado su pie".
Miremos a las naciones del mundo en la historia, grandes imperios que parecían invulnerables, y como se han hundido irremisiblemente. Y otras, en la actualidad, parecen haber emprendido una decadencia irreversible. Leamos los versículos 16 y 17:
"El Señor se ha hecho conocer en el juicio que ejecutó; en la obra de sus manos fue enlazado el malo. Higaión. Selah. Los malos serán trasladados al seol, todas las naciones que se olvidan de Dios".
Aquí tenemos un importante principio que Dios ha establecido. Continuemos leyendo el versículo 18:
"El necesitado no para siempre será olvidado, ni la esperanza de los pobres perecerá perpetuamente".
Dice aquí que los pobres no siempre serán olvidados. Sin embargo, así sucede en la actualidad. Por supuesto que hay programas sociales para aliviar la pobreza en el mundo. Pero en muchos casos la codicia humana y la corrupción han desviado los fondos y en otras ocasiones, la ayuda resulta insuficiente debido al hambre que asola extensas regiones del tercer mundo. Pero los necesitados recibirán la verdadera justicia cuando el Señor Jesús venga. Cuando Cristo vino a la tierra por primera vez, se sujetó a la voluntad de Dios. Pero ya que Él es Dios, cuando venga otra vez va a hacer Su propia voluntad. Estimado oyente, los necesitados están esperando mucho de los seres humanos y, en realidad, teniendo en cuenta su situación crítica, no les queda una opción humana mejor. Pero la verdad es que solo Dios satisfará no sólo su necesidad física, sino también su necesidad espiritual. Y dice el versículo 19 de este Salmo 9:
"Levántate, Señor; no se fortalezca el hombre; sean juzgadas las naciones delante de ti".
Y las naciones serán aun juzgadas, de acuerdo con lo que nuestro Señor dijo en Mateo 25:31-46; En el versículo 32 de ese capítulo dice: y serán reunidas delante de él todas las naciones; entonces apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Continuemos leyendo el versículo 20:
"Infunde, Señor, tu temor en ellos; ¡conozcan las naciones que no son sino hombres!"
Y hay algunos que piensan en el presente que ellos están actuando en el lugar de Dios. Recordemos que la inscripción colocada en el principio de este Salmo es Mut-labén, que quiere decir "la muerte del hijo". Si usted cree que el hijo es Goliat o Faraón, o ambos, ellos son como pequeñas figuras del Anticristo que aun ha de venir. Él será el hombre de Satanás y se colocará en la posición de Dios. Pero Dios finalmente le vencerá.
Ahora llegamos al
Salmo 10
en el cual veremos al hombre de Satanás, el hombre de la tierra, y este tema identifica estrechamente al Salmo 10 con el Salmo 9.
Y vamos a destacar algunos puntos sobresalientes de este Salmo 10. Observemos como se describe a ese malvado. Leamos los versículos 1 al 3:
"¿Por qué estás lejos, Señor, y te escondes en el tiempo de la tribulación? Con arrogancia, el malo persigue al pobre; será atrapado en las trampas que ha preparado. El malo se jacta del deseo de su alma, bendice al codicioso y desprecia al Señor"
Hay dos cosas que caracterizan al malo en estos versículos: el orgullo y la jactancia. La primera es el orgullo. Cuando uno mira a su alrededor aquí en este mundo, uno querría saber quiénes son los malos. Muchos de los poderosos de este mundo están llenos de orgullo y no tienen ningún lugar para Dios en sus vidas. En segundo lugar, en ellos se destaca de una manera especial la jactancia, que es una alabanza propia desordenada y presuntuosa. Se jactan de ser capaces de resolver los problemas de este mundo. Pero estos problemas los superan, causan su caída y son reemplazados por otros que vuelven a prometer lo mismo, y así se va repitiendo el ciclo. Aquí, pues, tenemos un cuadro de los malvados en general y, concretamente, en este Salmo se identifica al malvado conocido en la Biblia como el Anticristo, que será como un falso Mesías. El desmedido orgullo le pondrá en evidencia. En el versículo 4, de este Salmo 10, leemos:
"El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios; no hay Dios en ninguno de sus pensamientos".
De estas palabras podría deducirse que el Anticristo, en realidad, será un ateo.
En los días del rey David comenzaron a surgir por primera vez en la historia los ateos. En los tiempos más antiguos no había ateos porque los seres humanos se encontraban demasiado cerca de los orígenes de la revelación. Después de todo, Noé conoció a alguien que a su vez había conocido a Adán. Al estar las personas tan próximas a los tiempos de la creación, no presentaban tendencias a dudar de la existencia de Dios. Cuando se entregaron los Diez Mandamientos, no hubo ninguna de esas leyes que se refiriera al ateísmo. Sin embargo hubo dos mandamientos contra el politeísmo: el primero y el segundo, que se encuentran en Éxodo 20:3 y 4. El primero decía: No tendrás dioses ajenos delante de mí. Y el segundo, prohibía hacer ídolos ni figuras de lo que hay en el cielo o en la tierra. Y no hubo mandamientos contra el ateísmo porque no había ateos. Sin embargo, David se refirió al ateísmo en varias ocasiones.
En resumen, el Anticristo se caracterizará por el ateísmo que profese, y por estar lleno de orgullo y jactancia. Leamos ahora los versículos 5 y 6:
"Sus caminos son torcidos en todo tiempo; tus juicios los tiene muy lejos de su vista; a todos sus adversarios desprecia. Dice en su corazón: No caeré jamás; nunca me alcanzará la desgracia".
Estas reflexiones también caracterizan al hombre de nuestro tiempo: la jactancia de su prosperidad y su autosuficiencia. Por lo tanto, no siente ninguna necesidad de Dios.
Observemos algo más que caracterizará al Anticristo. Leamos el versículo 13:
"¿Por qué desprecia el malo a Dios? En su corazón ha dicho: Tú no habrás de pedir cuentas".
No solo no creerá en Dios, sino que también le despreciará. Claro que es contradictorio despreciar a alguien que no existe: aparentemente, Él tiene que existir, para generar esta clase de amargura y odio.
Al decir «Tú no habrás de pedir cuentas» estaba afirmando que no habría un juicio. Hay muchísimas personas que, como una expresión más de nuestra cultura contemporánea están diciendo que no hay Dios, o que si en realidad existe, se encuentra demasiado lejos como para preocuparse por ellos. Por lo tanto, confían en que no habrá un juicio. Pero, estimado oyente, las leyes de Dios han sido quebrantadas y la humanidad ya está soportando las consecuencias de esa ruptura. Por ello, y como afirma la Biblia, el juicio de Dios sobre la tierra es inevitable. Y cuanto más nos acercamos a él, menos cree el ser humano que vendrá.
Dios es probablemente la persona más impopular del mundo en el día de hoy. ¿Por qué? Porque los malvados poseen más poder que nunca. Nos estamos moviendo hacia el momento en que la maldad del hombre conducirá a la aparición del "hombre de maldad", el Anticristo final. Concluyamos este Salmo 10 leyendo los versículos 16 al 18:
"El Señor es Rey eternamente y para siempre; de su tierra desaparecerán las naciones. El deseo de los humildes oíste, Señor; tú los animas y les prestas atención. Tú haces justicia al huérfano y al oprimido, a fin de que no vuelva más a hacer violencia el hombre de la tierra".
Aquí el hombre de la tierra sería el Anticristo. Y así llegamos al final de este Salmo 10. Estos Salmos son notables porque amplían muchas verdades que encontramos histórica y proféticamente en otras partes de las Sagradas Escrituras.
Y estas últimas palabras que nos recuerdan la sensibilidad de Dios hacia los más débiles miembros de la sociedad humana, como son los desfavorecidos, los oprimidos y los que viven en soledad por la pérdida de sus seres queridos, nos recuerdan las palabras del Señor Jesucristo, en el relato de Lucas 4, cuando se presentó en un lugar de culto religioso y manifestó que el Espíritu del Señor le había ungido para anunciar buenas noticias para los pobres, para proclamar libertad a los cautivos, dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos, y para anunciar el año favorable del Señor. Estimado oyente, un Dios que fue capaz de entregar a Su Hijo para morir en una cruz por sus pecados, para poder redimirle, liberarle y transformarle, es sensible a su situación actual. Le sugerimos que se dirija a Él en oración, con la confianza de que Él le oye, la seguridad que Él atenderá su ruego, y la certeza de que satisfará la necesidad de su alma.
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