Estudio bíblico de Salmos 23-24
Salmo 23 y 24
Llegamos hoy, amigo oyente, al Salmo 23, y al llegar a este Salmo debemos decir, que el Salmo 23 que es tan popular, tan especial, no tiene en realidad sentido sin el Salmo 22. Eso nos lleva a decir que aquí tenemos una trilogía o un tríptico de los Salmos que se relacionan entre sí. Estos son los Salmos pastorales: el Salmo 22, el Salmo 23, y el Salmo 24. Estos tres Salmos presentan la siguiente imagen del Señor Jesús. En el Salmo 22, vimos al Buen Pastor, el Señor Jesucristo. Usted recordará que Él hizo esa declaración: Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas ? en el evangelio según San Juan, capítulo 10, versículo 11. Ahora, en el Salmo 23, Él es el Gran Pastor. Se nos dice que Él es el Gran Pastor de las ovejas. Este título lo podemos leer en la bendición de la conclusión de la epístola a los Hebreos, capítulo 13, versículos 20 y 21, y dice así: Que el Dios de paz, que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno, os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén. Si en el Salmo 23 Él era el Gran Pastor, en el Salmo 24 vamos a ver que Él es el Príncipe de los Pastores. Como dijo el apóstol Pedro en su primera epístola, capítulo 5, versículo 4: Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria.
Para decirlo de forma concisa, en el Salmo 22, vemos la cruz; en el Salmo 23 vemos el cayado que usa el pastor; y en el Salmo 24, la corona, la corona del Rey. En el Salmo 22, Cristo es el Salvador; en el Salmo 23, Él es quien nos satisface; y en el Salmo 24, Él es el soberano. En el Salmo 22 Él es el fundamento; en el Salmo 23, Él es la manifestación; y en el Salmo 24, Él es la expectativa, la esperanza. Ahora, en el Salmo 22, Él muere; en el Salmo 23, Él está viviendo; y en el Salmo 24, Él está viniendo. El Salmo 22, nos habla del pasado; el Salmo 23, nos habla del presente; mientras que el Salmo 24, nos habla del futuro. En el Salmo 22, Él da Su vida por las ovejas; en el Salmo 23, Él da Su amor por las ovejas; y en el Salmo 24, Él nos dará Su luz cuando regrese. ¡Qué gran imagen de Cristo tenemos en estos tres Salmos!
Concentrémonos ahora en el Salmo 23. Es un Salmo muy conocido. Es probablemente el pasaje más conocido de toda la Biblia. No hay ninguna otra obra que haya sido escrita en ninguna otra época, que haya circulado tanto como este pasaje. Los judíos ortodoxos y reformados conocen este Salmo. Los cristianos de todas las tradiciones están familiarizados con el Salmo 23. El mundo ha podido captar su belleza.
Se ha escrito mucho sobre este Salmo, aunque sus 6 versículos son breves y simples. Alguien ha dicho: "No me interesa cuánto dice una persona, si lo dice en pocas palabras". Y alguien más dijo: "Si las personas que no tienen nada que decir se callaran la boca, el mundo sería mejor". Pues, bien, aquí en el Salmo 23 tenemos pocas palabras. Eso es probablemente cierto. (Había un hombre de negocios que tenía un lema en la pared de su oficina, y que podía ser leído por cualquier persona que llegara a su despacho. Allí decía: "Si usted tiene algo importante que decir, dígalo en 5 minutos".) Bueno, quizá demoraría usted 45 segundos en leer el Salmo 23; es así de sencillo. No tiene el lenguaje de la filosofía y tampoco tiene un lenguaje teológico. No es un documento legal ni científico, es sublimemente sencillo. Y sencillamente sublime.
Hay algunas cosas que deberíamos conocer antes de estudiar este Salmo 23. Se ha acordado que David fue el autor, pero siempre ha persistido la pregunta: ¿fue escrito cuando era un joven pastor, o cuando ya era un rey anciano? Es importante conocer la respuesta. El Dr. Frank Morgan llamó a este Salmo 23: "La canción de un pastor anciano". Ese título nos agrada, estamos de acuerdo con él. El rey David nunca se olvidó de David, el joven pastor. No tenemos aquí las meditaciones de un joven sin experiencia, sino las deliberaciones bien pensadas, producto de una experiencia madura. Es que David, cuando llegó al final de su vida, pudo echar una mirada retrospectiva a una trayectoria llena de altibajos. Y fue entonces cuando escribió este Salmo. Y este anciano rey sentado en el trono recordó al joven pastor. Usted sabe que la vida había golpeado, maltratado y desconcertado a este hombre. Él era un soldado endurecido, un veterano que conocía la victoria, las privaciones, y las dificultades. Conoció la vida en sus canciones y en sus sombras. Él había sido probado y tentado. Por lo tanto, en este Salmo 23 no tenemos teorías juveniles que fueran el resultado de la inmadurez, sino el fruto y el juicio ya maduro que nace de una larga vida.
El Salmo comienza diciendo El Señor es mi pastor. ¿Con qué autoridad dice usted mi pastor? ¿Es este Salmo para cualquier persona? Bueno, no creemos que sea así. Teniendo en cuenta que los Salmos 22, 23, y 24 van juntos y cuentan una sola historia, usted tiene que conocer al Señor Jesucristo como el Buen Pastor que dio Su vida por las ovejas, antes de poder conocerlo como el Gran Pastor. Usted tiene que conocer al Pastor del Salmo 22, antes de acercarse al Salmo 23 y decir: El Señor es mi Pastor. En cuanto a su estructura, diremos que los primeros dos versículos nos muestran la revelación del santuario del alma del pastor. Luego en los versículos 3 y 4, tenemos el registro de los pensamientos de la mente del pastor, y a continuación en los versículos 5 y 6, tenemos una reflexión sobre la felicidad y la esperanza del corazón del pastor. Leamos entonces los dos primeros versículos de este Salmo 23, donde tenemos
La revelación del santuario del alma del pastor
"El Señor es mi pastor, nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará".
Observemos que se habla de mi pastor. . . nada me faltará. . . me hará descansar. . . me pastoreará. Nuevamente tenemos aquí un Salmo de "Él y yo". El énfasis recae en el hecho de que no hay nada que se interponga entre el alma del hombre y Dios. Y en consecuencia, la persona puede decir El Señor es mi pastor.
En el versículo 1 tenemos una declaración y una deducción. Una cosa es decir El Señor es mi pastor y hay muchas personas que lo dicen y suena bien pero, ¿puede usted expresarlo de una forma personal y decir El Señor es mi pastor? Por la autoridad de Su obra de redención, Su muerte, y resurrección, usted puede confiar en Él y llamarlo su pastor. También sería muy fácil para una persona decir: "Él Señor será mi pastor", pero David tampoco dijo eso, sino que dijo: El Señor es mi pastor. Esa fue su declaración.
No dice: "nada me ha faltado" ? sino: nada me faltará. ¿Y qué es lo que necesitamos? Bueno, yo necesito seguridad. Soy una oveja y la oveja es un animal pequeño e insensato. Por lo tanto el Pastor se ocupará de que no me falte protección, y entonces me protege. Cuando una oveja puede decir: nada me faltará; o "nunca pereceré"; es porque tiene un pastor maravilloso. La frase nada me faltará mira hacia el futuro y le da seguridad al hijo de Dios. La seguridad del cristiano se apoya sobre el Pastor. Y la deducción del cristiano se apoya en su declaración.
Un hombre que tenía varias ovejas, invitó en cierta ocasión a cenar en su casa, a un maestro de la Biblia que en sus mensajes utilizaba mucho las ilustraciones sobre las ovejas. Y después de la cena, salió al corral, le mostró las ovejas y le dijo: "Mire esas ovejas; usted en sus mensajes da la impresión de que las ovejas son animales pequeños dulces e indefensos. Pero, yo quiero decirle que esas ovejas son unos animales obstinados, tercos; y más aun, son unos animales sucios, malolientes". A lo cual, el Pastor respondió: "Sí, ya lo sé, nos ofrecen una imagen real de la condición espiritual de la raza humana". Realmente, exponen nuestra forma de ser.
Y las ovejas no solo necesitan seguridad; necesitan también provisión y satisfacción. El versículo 2 dice: En lugares de delicados pastos me hará descansar: Aquí tenemos la provisión. Los que entienden sobre ovejas nos dicen que una oveja con hambre no se acuestan para descansar. Cuando las ovejas se tumban sobre la hierba verde, significa que tienen el estómago lleno. Y para nosotros los cristianos, Cristo es nuestra provisión espiritual. En Juan 6:35 vimos que Jesús dijo: Yo soy el pan de vida. El que a mí viene nunca tendrá hambre, y el que en mí cree no tendrá sed jamás.
Y el versículo 2 añade: junto a aguas de reposo me pastoreará. A las ovejas las asustan las aguas turbulentas. Y no les gusta el agua estancada. No quieren beber donde beben los cerdos. Y toda esta escena se aplica a la familia humana. Porque en nuestro tiempo necesitamos descanso, reposo, no tanto un reposo físico o mental, sino un descanso para el alma. Recordemos que David dijo en el Salmo 55:6, ¡Quién me diera alas como de paloma! Volaría yo y descansaría. Él quería alejarse de todo. Pero descubriría que el alejarse de todo no había resuelto sus problemas. Él tuvo que aprender a depositar su confianza en el Señor, a descansar en Él, y a esperar pacientemente en Él. Recordemos también que el Señor Jesucristo dijo (en Mateo 11:28), Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os haré descansar.
Leamos los versículos 3 y 4 de este Salmo 23, donde podemos ver
El registro de los pensamientos de la mente del pastor
"Confortará mi alma. Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento".
Dijo el Salmista, Confortará mi alma. David sabía bien lo que eso significaba. Él había pecado, él fue esa oveja pérdida que se había apartado del redil y su Pastor le había restaurado.
Y continuó diciendo: Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. Él guía, pero nosotros debemos seguirle. Según el relato de Juan 10:25-27, el Señor Jesús les dijo a los dirigentes religiosos que eran, en realidad, sus enemigos: Os lo he dicho, y no creéis. Las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí; 26pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho. 27Mis ovejas oyen mi voz y yo las conozco, y me siguen; Las ovejas siguen a su propio pastor. Esa es la manera en que uno puede saber a quién pertenecen las ovejas. En el tiempo de Jesús, los pastores nunca empujaban a sus ovejas, sino que las guiaban. Eso ya no sucede en la actualidad en esa región. De vez en cuando uno puede ver a un pastor delante de sus ovejas, pero eso no es muy corriente ahora. Pero, en los días de Cristo, el pastor estaba con sus ovejas día tras día. Ellas le conocían y le seguían. Nuestro Pastor nos guía por sendas de justicia, por caminos rectos y a nosotros nos corresponde seguirle.
Y el versículo 4 dice: Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno. Aquí hay valor y consuelo. La muerte es la prueba suprema de la vida. Aquí no se está hablando simplemente del lecho de muerte. Nuestra familia humana está hoy bajo la sombra de la muerte. Cuando un ser humano nace desde allí mismo comienza andando por un gran cañón o paso estrecho entre dos montañas; allí está el valle de sombra de muerte. Y usted y yo estamos constantemente en ese lugar. Alguien lo expresó de esta manera: "El momento que te da la vida, comienza a quitártela". Así que, todos estamos en ese valle de la muerte. Así que todos estamos en ese valle y la sombra de la muerte está sobre nosotros. Pero todo el tiempo en que yo camine por ese valle, no temeré a ningún mal. Este es un consuelo que nos estimula. Si uno de nuestros seres queridos muere como un hijo de Dios, ésa verdad nos da valor y consuelo.
Y continúa diciendo el versículo 4, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo. Y nosotros podemos saber con certeza que Él está con nosotros en todo momento, y aun en el momento de la muerte. Y yo quiero, estimado oyente, que Él esté conmigo cuando llegue para mí la hora de morir.
Y también dice: tu vara y tu cayado me infundirán aliento. La vara era para defensa, el cayado para dirección. Él nos reprueba con severidad y nos reprende con delicadeza. Hace uso de la vara para defendernos, y también del cayado para dirigirnos. Tiene el cayado para aquellas ovejas que seguramente se extraviarán, para guiarlas de regreso al redil. Todos necesitamos de la vara y del cayado.
Leamos ahora los versículos 5 y 6 en los cuales tenemos
Una reflexión sobre la felicidad y la esperanza del corazón del pastor
"Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente, el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa del Señor moraré por largos días".
En la frase Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores vemos felicidad, fruto y plenitud. ¿Y cuál será la mesa hoy? Creemos que se refiere a la mesa del Señor. En la época en que se escribió este Salmo, se refirió a la promesa de Dios a Israel de bendiciones materiales. A nosotros, Él nos promete bendiciones espirituales.
Luego nos dijo el salmista: unges mi cabeza con aceite. Y ese aceite habla del Espíritu Santo. Necesitamos, estimado oyente, esa unción del Espíritu Santo en el día de hoy. No podemos enfrentar la vida solos.
Y al final del versículo 5 leemos: mi copa está rebosando. Este es un símbolo de la alegría. Hoy necesitamos experimentar esa alegría y ser sostenidos por ella. En Juan 10:10 el Señor dijo: Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. El Señor quiere que nuestra alegría sea completa. Este mundo necesita ver a cristianos rebosantes.
Esto nos lleva al versículo final de este Salmo. Nuestro Pastor nos conduce todo el camino, desde los verdes pastos y las aguas de reposo, hasta la casa del Padre. El salmista siente que la bondad y el amor le seguirán todos los días de su vida, y sabe que habitará para siempre en la casa del Señor. En Juan 14:2-3, el Señor dijo Yo voy a preparar un lugar para vosotros. Y si me voy y os preparo lugar, vendré otra vez y os tomaré a mí mismo, para que donde yo esté, vosotros también estéis. Es que las ovejas no son animales de pedigrí, de raza, y de cualquier forma las ovejas no tienen mucho valor, pero sí tenemos un pastor maravilloso. Estimado oyente, ¿puede usted decir en este preciso momento: El Señor es mi pastor? Si usted puede decirlo, todas las hermosas promesas de este Salmo son para usted. Si Él es el Pastor que dio su vida por las ovejas, y Él es su Salvador, entonces este Salmo es para usted.
Bien, llegamos ahora al
Salmo 24
Este es el Salmo de la corona. Habla de la venida del Príncipe de los pastores. La tradición dice que fue compuesto por David y cantado cuando el llevó el arca desde Kiriat-jearim al Monte de Sión (1 Crónicas 13:1-8). Se cantaba de una manera antifonal. Se ha sugerido que fue cantado por el coro de la procesión y por voces solistas. Josefo, el historiador Bíblico, dijo que siete coros marcharon antes del arca del pacto cuando David hubo preparado el tabernáculo para ella hasta que el templo estuviese construido.
El Salmo se divide en dos secciones: los compañeros del rey que entran al reino (vv. 1-6), y la venida del rey para establecer el reino (vv. 7-10).
Debe haber resultado impresionante haber escuchado como fue cantado este Salmo en los días de David. Entramos así en la primera sección titulada
Los compañeros del rey que entran al reino
En primer lugar tenemos al coro de la procesión. Leamos los 2 primeros versículos:
"Del Señor es la tierra y su plenitud, el mundo y los que en él habitan, porque él la fundó sobre los mares y la afirmó sobre los ríos".
En la frase Del Señor es la tierra y su plenitud vemos que David habló de Él como el Creador. La tierra le pertenece. No le pertenece a quienes hoy la gobiernan. Hay muchos hoy que quieren dirigir la tierra, pero en realidad le pertenece a Dios.
Dice en el versículo 2 que él la fundó sobre los mares y la afirmó sobre los ríos. Recordemos que en Génesis 1:9-10, en el tercer día de la creación Dios dijo: «Reúnanse las aguas que están debajo de los cielos en un solo lugar, para que se descubra lo seco». Y fue así. 10A la parte seca llamó Dios «Tierra», y al conjunto de las aguas lo llamó «Mares». Y vio Dios que era bueno. Él hizo que las aguas se juntasen en un lugar y la tierra sumergida quedó al descubierto. Fue como la vida que aparece después de la muerte, que nos habla de la resurrección. Luego en el versículo 3 tenemos la intervención del solista. Leamos este versículo:
"¿Quién subirá al monte del Señor? ¿Y quién estará en su lugar santo?"
La respuesta a esta pregunta se encuentra en el versículo siguiente, y la da otro solista. Leamos el versículo 4, de este Salmo 24:
"El limpio de manos y puro de corazón; el que no ha elevado su alma a cosas vanas ni ha jurado con engaño".
Los únicos que van a ascender a aquella colina del Señor serán aquellos que tienen manos limpias y un corazón puro, que no han adorado a ídolos vanos ni jurado por dioses falsos. Yo no podría estar allí por mis propios méritos, pero sí estaré en aquel lugar, porque me encontraré allí unido a Cristo. Él se ha encargado de presentarme ante el trono de la gracia en Su ministerio sacerdotal actual, porque yo he confiado en Él como mi Salvador.
En este momento, entonces, cantaban los coros y los solistas. Leamos los versículos 5 y 6:
"Él recibirá bendición del Señor y justicia del Dios de salvación. Tal es la generación de los que lo buscan, de los que buscan tu rostro, Dios de Jacob. Selah"
Ahora podemos imaginarnos que ellos entraban en Jerusalén cantando. Escuchémoslos en el versículo 7:
"¡Alzad, puertas, vuestras cabezas! ¡Alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria!"
Entonces, una voz desde las puertas preguntaba ¿Y quién es este Rey de Gloria? Y nuevamente el coro respondía lo que leemos los versículos 8 y 9:
"¿Quién es este Rey de gloria? ¡El Señor el fuerte y valiente, El Señor, el poderoso en batalla! ¡Alzad, puertas, vuestras cabezas! ¡Alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria!"
Y otra voz desde las puertas preguntaba nuevamente ¿Quién es este Rey de Gloria? Y nuevamente el coro respondía, y esta vez probablemente todo el coro y acompañado por la orquesta, lo que leemos en la segunda parte del versículo 10:
"¡Es el Señor de los ejércitos! ¡Él es el Rey de gloria! Selah"
Creemos que este pasaje ilustra dos eventos: es una imagen del momento en que el Señor regresó al cielo y es también una imagen de Su regreso a la tierra. El mundo no le conoce, pero este Salmo nos da la respuesta. El Rey de Gloria es el Señor, el fuerte y valiente, el Señor, el poderoso en batalla. Entonces las puertas recibían la orden de abrirse para permitir la entrada del Rey de Gloria. El mundo le ha rechazado y persiste la pregunta ¿Quién es este Rey de gloria? Él es el Señor todopoderoso, es el Señor Jesucristo. Él es el Rey de reyes y el Señor de señores. Y es el Rey de la gloria. Y aquí el salmista escribió aquella palabra Selah en la conclusión, que nos invita a reflexionar por unos momentos. Y entonces, puede usted pensar, estimado oyente, sobre cuál es su relación personal con Dios y con el Señor Jesucristo.
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