Estudio bíblico de Salmos 85-88
Salmos 85, 86, 87 y 88
Llegamos hoy, estimado oyente, al Salmo 85, dirigido al director musical para los hijos de Coré. Y Éste es un Salmo al que ciertos críticos han tratado de identificar con el regreso del pueblo a la tierra, bajo Esdras y Nehemías. En realidad no tiene ninguna referencia a ese evento. La razón por la cual un crítico escoge esta opción es porque no ha reconocido que estos Salmos son proféticos.
Estamos en una sección en la que nos encontramos que hay varios escritores de los Salmos, y lo sorprendente es que todos ellos han sido reunidos para contarnos una historia. No insistimos en la inspiración del arreglo y orden de los Salmos, pero nos parece que Dios ha tenido a su cargo la supervisión de esos aspectos. Observamos que los salmos aparecen presentados en series, un grupo en una parte y otro grupo en otra y así, ofrecen una historia profética. Este Salmo mira hacia el futuro. Lo que tenemos que admitir es que es un cuadro del futuro. Veamos lo que dice el primer versículo de este Salmo 85:
"Fuiste propicio a tu tierra, Señor; volviste la cautividad de Jacob".
Como dijimos al principio, algunos críticos asumen que este versículo se refiere al regreso de la cautividad de Babilonia, pero en realidad, solo un remanente muy pequeño regresó a la tierra en aquella oportunidad; menos de 60.000 personas regresaron. La gran mayoría del pueblo no regresó. Más que referirse al regreso del cautiverio de Babilonia, este retorno mira anticipadamente hacia el futuro, cuando Dios traerá a todo Su pueblo de regreso a esta tierra. Escuchemos lo que dice el versículo 2:
"Perdonaste la maldad de tu pueblo; todos los pecados de ellos cubriste".
¡Qué cuadro más glorioso, más maravilloso el que tenemos aquí! Sólo puede referirse al futuro. Por cierto que no está describiendo la condición que existía después de la cautividad babilónica. Y si usted cree que sí la está presentando, entonces le sugiero que lea los libros de Esdras y Nehemías, el de Hageo y el de Zacarías, así como también el de Malaquías. Malaquías reprendió severamente al pueblo porque sus corazones estaban alejados de Dios. Ellos estaban asistiendo al templo, presentaban sus sacrificios, pero sus corazones estaban lejos de Dios. En cambio, este salmo presenta un cuadro totalmente diferente. Escuchemos lo que dice el versículo 3:
"Reprimiste todo tu enojo; te apartaste del ardor de tu ira".
Estas palabras se proyectan hacia el momento en que el juicio sobre Israel haya finalizado. Los peores momentos para esa nación y para el mundo se encuentran aún en el futuro. La gran tribulación va a tener una extensión global, y será un período de juicio. Satanás será liberado y el Espíritu Santo no restringirá el mal. Dios permitirá que el ser humano llegue hasta el límite mismo y entonces le juzgará.
Para el hijo de Dios en el presente, el juicio del pecado ya ha terminado. La cuestión del pecado ha quedado solucionada cuando el Señor Jesucristo murió en la cruz del Calvario por mis pecados. Pero hay algo que nos preocupa, y es que tendremos que presentarnos ante el Tribunal de Cristo, como todos los cristianos, para dar cuenta de nuestra vida y obras. Nuestras obras pasarán por la prueba del fuego. Dijo el apóstol Pablo en 1 Corintios 3:13-15, "la obra de cada uno se hará manifiesta, porque el día la pondrá al descubierto, pues por el fuego será revelada. La obra de cada uno, sea la que sea, el fuego la probará. 14Si permanece la obra de alguno que sobreedificó, él recibirá recompensa. 15Si la obra de alguno se quema, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego". Yo no estoy seguro acerca de algunas de mis obras. No fue sorprendente que el apóstol Pablo ni siquiera se juzgó a sí mismo porque reconoció que sólo Dios podía juzgar. Yo espero que en ese día Dios me diga: "Bien hecho, siervo fiel y bueno". Pero tendré que esperar y ver.
Durante la gran tribulación todo lo relacionado con la maldad y el juicio constituirá el centro de atención y acción. Por tal motivo no querré estar en la tierra cuando se viva esta situación. Decir que la iglesia vivirá ese período equivaldría a desconocer totalmente lo que significa la gran tribulación. Continuemos leyendo los versículos 4 y 5:
"Restáuranos, Dios de nuestra salvación, y haz cesar tu ira contra nosotros. ¿Estarás enojado contra nosotros para siempre? ¿Extenderás tu ira de generación en generación?"
Llegará el día en que los sufrimientos de ese pueblo cesarán. Como vimos en un salmo anterior, su historia se ha caracterizado por las lágrimas derramadas, que fueron para ellos como un alimento esencial de su dieta. Pero un día todo terminará. Dios vendrá y enjugará sus lágrimas. Y dice el versículo 6:
"¿No volverás a darnos vida, para que tu pueblo se regocije en ti?"
En la actualidad necesitamos una renovación, un despertar espiritual en la vida de las diferentes iglesias por varios motivos. Uno es la falta de alegría en la vida de los creyentes. Esa vivencia debería estar allí, pero no está. Luego, el versículo 7, dice:
"¡Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación!"
¡Qué hermoso! Y esto es algo de lo que pueden participar todos nuestros corazones. Dios detesta el mal y lo juzgará, pero Él es también un Dios de gracia y salvación para aquellos que se vuelven a Él. Ahora, el versículo 8, dice:
"Escucharé lo que hablará el Señor Dios, porque hablará paz a su pueblo y a sus santos, para que no se vuelvan a la locura".
Cuando tenga lugar el juicio de Dios sobre el pecado, Su pueblo no se volverá a la necedad. Ellos no regresarán a una vida de pecado porque el pecado habrá sido removido del universo. El versículo 9 dice:
"Ciertamente cercana está su salvación a los que lo temen, para que habite la gloria en nuestra tierra".
La gloria no es visible en Israel en la actualidad. Aunque, por supuesto, cierto que uno puede disfrutar de tantos lugares entrañables y sagrados para nosotros como cristianos.
Y ahora llegamos a uno de los versículos más notables de la Biblia. Leamos el versículo 10:
"La misericordia y la verdad se encontraron; la justicia y la paz se besaron".
El amor (como traducen otras versiones) y la verdad no se han reunido en nuestro tiempo. Y con respecto a la justicia y la paz ni siquiera se hablan. Y una de las razones por las cuales no podemos tener paz en este mundo, estimado oyente, es porque no tenemos justicia en el mundo. Las cosas deben desarrollarse correctamente antes de que pueda haber paz en la tierra. Y es evidente que las cosas no van bien hoy. Este es un gran versículo. Ahora, el versículo 13 dice:
"La justicia irá delante de él y sus pasos nos pondrá por camino"
Cuando el Señor reine, Él reinará con justicia. Continuemos ahora con el:
Salmo 86
Éste es otro salmo de David, con una oración suya. Este salmo se destaca por introducir un nuevo nombre de Dios. En salmos anteriores hemos visto los nombres "Elohim", que habla de Dios como el creador, y "Jehová", que nos habla de Dios como Salvador. En este salmo aparece el nombre "Adonai", que se ha traducido como "Señor". Adonai era el nombre de Dios que el judío devoto usaba (y aún lo usa) en vez de Jehová. Cuando un judío ortodoxo ve el nombre Jehová (el llamado tetragrama sagrado YHWH) no lo pronuncia. En realidad la pronunciación se ha perdido y hoy se pronuncia generalmente Jehová o Yahweh. Y así, el judío ortodoxo considerando que el nombre Jehová es muy sagrado como para pronunciarlo, lo sustituye por Adonai. Adonai se refiere a Dios como nuestro Salvador, que es un Dios santo, el que ha podido extender sobre nosotros Su compasión y misericordia.
Como Adonai aparece varias veces en este salmo, éste se considera un salmo mesiánico en el sentido estricto de la palabra, a causa de la naturaleza de la oración. Como ejemplo, leamos el versículo 11 de este Salmo 86, que dice:
"Enséñame, Señor, tu camino, y caminaré yo en tu verdad; afirma mi corazón para que tema tu nombre".
No hay manera de aplicar este versículo al Señor Jesús. Él nunca habrá necesitado pronunciar una oración como ésta, porque Él vino a cumplir la voluntad de Su Padre. Pero este versículo puede aplicarse a usted y a mí. Necesitamos que se nos enseñen Su camino y Su verdad. Y necesitamos tener corazones íntegros para temer Su nombre. Cristo cumplió la voluntad del Padre, pero el caso nuestro es diferente. Un expositor Bíblico llamado Grant dijo lo siguiente. "Esto es ciertamente lo que se ve por todas partes como la gran carencia existente entre el pueblo de Dios. ¿Cuánto de nuestras vidas no se gasta en lo malo, o se malgasta en incontables diversiones mezquinas que arruinan efectivamente lo positivo de nuestro testimonio por Dios? Cuán pocos son los que pueden decir con el apóstol Pablo: pero una cosa hago (Fil. 3:13). Estamos fuera del camino, en ninguna manera intencionalmente, pero nos detenemos a perseguir mariposas entre las flores, y no progresamos seriamente. Cómo se debe sorprender Satanás, cuando ve que nos apartamos de los reinos de este mundo y de su gloria, cuando los consideramos como su tentación, y sin embargo nos entregamos sin mucho pensar a cosas vanas, más livianas que una pluma, en las cuales el niño gasta todas sus fuerzas, y nosotros nos reímos de él. Si examináramos nuestras vidas cuidadosamente en un interés como éste, cómo seríamos conscientes de la multitud de ansiedades innecesarias, de obligaciones imaginarias, de un relajamiento consentido, de tonterías inocentes, que sin cesar nos desvían de aquello en lo cual solamente hay provecho. Cuán pocos, quizás, se preocuparían de enfrentar tal examen día a día de la historia no escrita de sus vidas". Hasta aquí, la cita del profesor Grant.
Es una declaración bastante destacada. Encontramos que muchos cristianos en el presente, no están cometiendo abiertamente un pecado, digamos, pero sí que son perezosos. Están matando el tiempo haciendo esto y aquello. Están ocupados en cosas por aquí y por allá. Y lo principal de su obra se queda sin hacer. No están cuidando lo que debieran cuidar y no están vigilando ni protegiendo lo que debieran defender. No se mantienen alertas en el servicio del Señor. Por eso necesitamos dirigir a Dios está oración: "Afirma mi corazón para que tema tu nombre".
Ahora, lo que el salmista había dicho antes era: "Enséñame, oh Señor, tu camino", y creemos que esa es la solución para un corazón errante, dividido. Lo primero que dijo el apóstol Pablo cuando se convirtió fue: "Señor, ¿qué quieres que haga"? (Hechos 9:6) Y el salmista tenía la respuesta: "Enséñame, oh Señor, tu camino". Y el Señor ha prometido instruir a Sus hijos. ¡Cómo necesitamos eso, en estos día, amigo oyente! Y Él lo había prometido. Dice el Salmo 32:8, "te enseñaré el camino en que debes andar".
Y nuestra respuesta debería ser: "caminaré yo en tu verdad". Y eso quiere decir que nosotros debemos caminar en la luz y el conocimiento que la Palabra de Dios nos proporciona.
Entonces Él recibirá la alabanza de todo nuestro corazón. Cuando tenemos un corazón íntegro y dedicado a Él, nuestra alabanza es aún más completa. Por ello dice el salmista en el versículo 12 de este Salmo 86:
"Te alabaré, Señor, Dios mío, con todo mi corazón y glorificaré tu nombre para siempre".
Y continuaremos ahora con el:
Salmo 87
Éste es un Salmo de los hijos de Coré y no para los hijos de Coré. Es una canción que trata sobre Sion, la ciudad de Dios, y habla de la gloria futura de Jerusalén. Las naciones vendrán a Jerusalén para adorar. Veamos lo que dice aquí, el primer versículo del Salmo 87:
"Su cimiento está en el monte santo".
Allí estará el gobierno del mundo un día. Isaías 2:2, dice: "Acontecerá que al final de los tiempos será confirmado el monte de la casa del Señor como cabeza de los montes; será exaltado sobre los collados y correrán a él todas las naciones". Y Zacarías 2:10 y 11, dice: "Canta y alégrate, hija de Sion; porque yo vengo a habitar en medio de ti, ha dicho el Señor. Muchas naciones se unirán al Señor en aquel día, y me serán por pueblo, y habitaré en medio de ti; y entonces conocerás que el Señor de los ejércitos me ha enviado a ti".
Recordemos que aún estamos en la sección conocida como la correspondiente al libro del Levítico, y el tabernáculo y el templo ocupan en ella el lugar central. Escuchemos lo que dicen los versículos 2 y 3, de este Salmo 87:
"Ama el Señor las puertas de Sión más que todas las moradas de Jacob. ¡Cosas gloriosas se han dicho de ti, ciudad de Dios!"
El mismo punto de vista fue expresado en el Salmo 48:1 y 2, que dicen, "Grande es el Señor y digno de ser en gran manera alabado en la ciudad de nuestro Dios, en su monte santo, ¡Hermosa provincia, el gozo de toda la tierra es el monte Sion, a los lados del norte! ¡La ciudad del gran Rey!" Y dice el versículo 4 de este Salmo 87:
"Yo me acordaré de Rahab y de Babilonia entre los que me conocen, aquí están Filistea y Tiro, con Etiopía; estos nacieron allá".
"Rahab" no es la prostituta de Jericó, sino Egipto (ver Isaías 51:9; Salmo 89:10) Representa a la potencia mundial del sur, y "Babilonia" representa a la potencia del norte. El nombre Rahab significa "tumulto" y Babilonia, significa "confusión". El tumulto y confusión de estas naciones terminará cuando Cristo esté reinando en Sion. Es muy interesante ver que Sion será el lugar de nacimiento de muchas naciones. Cuando el Señor Jesucristo esté allí, el mundo vendrá a Jerusalén, y muchas naciones se convertirán. Observemos que se mencionan a "Filistea y Tiro, con Etiopía". Todo esto es sumamente interesante si recordamos que cuando el evangelio salía de la tierra de Israel y avanzaba por los caminos del mundo, el primer convertido fue el eunuco Etíope (Hechos 8). Él nació de nuevo espiritualmente allá en el desierto. Pero creemos que el salmista aquí se refiere a toda la nación de Etiopía, que se convertirá en aquel tiempo futuro. Continuemos leyendo el versículo 5 de este Salmo 87:
"Y de Sion se dirá: Éste y aquél han nacido en ella. Y el Altísimo mismo la establecerá".
Aquí dice que el Rey de reyes convertirá a Sion en la capital de la tierra. Y dice el versículo 6:
"El Señor contará al inscribir a los pueblos: Éste nació allí".
Habrá muchos que se volverán al Señor en aquel día, reconociendo que fueron engañados por el Anticristo. Y así llegamos al:
Salmo 88
Éste es un Salmo para los hijos de Coré, para el director musical, para cantar sobre Mahalat leannot. Es un Masquil de Hemán ezsraíta. Es un salmo triste. Así como el Salmo 87 destacaba la gloria, este salmo es todo melancolía. Es un lamento. Es el gemido de aflicción más oscuro del libro de los Salmos. Leamos el primer versículo:
"Señor, Dios de mi salvación, día y noche clamo delante de ti".
El único rayo de esperanza de este salmo es que Él es el "Dios de mi salvación" y el salmista se aferra a esa verdad. Es una mera especulación, por supuesto, pero este salmo ha sido aplicado a Job, y a Uzías, que sufrió de lepra, y a Jeremías en el calabozo y a Ezequías, cuando estaba enfermo. Pero indiferentemente de a quién se refiera, este salmo describe un gran sufrimiento. Sin embargo, en todo este dolor y aflicción, el salmista mantiene su confianza en Dios como el Dios de su salvación. Éste es el gran tema del salmo. Dice el versículo 15:
"Yo estoy afligido y menesteroso; desde la juventud he llevado tus terrores, he estado lleno de miedo".
El escritor estaba en una situación dura. La cólera, la muerte, la sepultura y la oscuridad fueron resumidos por el que estaba sufriendo. Leamos ahora los versículos 16 al 18:
"Sobre mí han pasado tus iras y me oprimen tus terrores. Me han rodeado como aguas continuamente; a una me han cercado. Has alejado de mí al amado y al compañero, y a mis conocidos has puesto en tinieblas".
A diferencia de otros salmos que comienzan con una profunda aflicción pero terminan con la alegría de la liberación, este salmo concluye con la palabra tinieblas. El especialista Bíblico Hengstenberg hizo el siguiente comentario sobre este poema: "El salmo finaliza con una enérgica expresión del pensamiento principal ?la inmediata vecindad de la muerte. La oscuridad es más espesa al final, tal como lo es en la mañana, antes de la salida del sol".
Pero recordemos las palabras del principio del salmo, en las cuales el autor clamaba a Dios de día y de noche, y le llamó el "Dios de mi salvación". Estimado oyente, aunque no sabemos cuán complejas pueden ser las circunstancias de su vida, le invitamos a fundar su esperanza en Dios, que puede proveerle hoy la salvación por medio de Aquél que sufrió lo indecible en la cruz, para que usted pueda recibir por la fe esa salvación, esa liberación que se comienza a disfrutar en esta vida en la tierra, y que se prolonga por la eternidad.
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