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Estudio bíblico de Isaías 16:14-18:7

Isaías 16:14 - 18:7

Los capítulos 15 y 16 de Isaías tratan sobre el juicio contra la nación de Moab. El capítulo 15 de Isaías, concretamente, se ocupa de la tercera profecía o carga, en esta ocasión, contra Moab. Esto podría parecer extraño, a la luz del hecho de que hubo sólo dos capítulos dedicados a Babilonia, y Babilonia fue la primera potencia mundial. Comparada con Babilonia, Moab puede parecernos muy insignificante. Pero en los días de Isaías, y, en realidad, anteriormente en el tiempo de David, esta tierra era muy importante, y un gran reino.

Los antecedentes de Moab fueron los siguientes. Fue la nación que provino de Lot como resultado de la relación incestuosa con su hija mayor. Moab, el hijo ilegítimo de esta vil relación, fue el padre de los moabitas. Este pueblo se convirtió en el enemigo obstinado y persistente de Israel. Balac, que fue rey de ese pueblo, contrató a Balaam, el profeta, para que maldijera a Israel, porque temía a los israelitas cuando pasaron por la tierra de Moab.

La romántica historia relatada en el libro de Rut está basada en una mujer de Moab. Esa mujer era una persona maravillosa. David era parte moabita, porque su padre Isaí era descendiente de Obed, el hijo de Rut y Booz. David tenía familiares en Moab y llevó a su padre y a su madre allí cuando el rey Saúl le estaba persiguiendo.

La nación, como tal, ha desaparecido. Pero, ¿quiénes son los modernos moabitas? Creemos que Moab es representativo de aquellos que hacen una profesión de ser hijos de Dios, pero en realidad no tienen una relación vital con Él (Hebreos 12:8).

En el versículo 1 del capítulo 15 dijimos que la destrucción de Moab fue repentina. Dice aquí de noche. El juicio sobre Moab cayó repentinamente. Esta expresión fue repetida dos veces para enfatizar el carácter inesperado de la tormenta que se abatió contra la nación. Sobrevino de noche, y su noche de llanto nunca terminó. Asiria destruyó a esta nación de una manera increíble y casi indescriptible. Fue como si hubieran barrido a Moab de la faz de la tierra.

En el versículo 5 del capítulo 15 destacamos la simpatía del profeta Isaías por Zoar. El juicio sobre esta nación fue tan serio que hasta el profeta se conmovió.

El capítulo 16 comenzó con una llamada final a Moab para que se aprovechara de la gracia que Dios había provisto para ese pueblo. En el versículo 1 vimos que un cordero debía ser enviado desde Moab a Israel para realizar allí una ofrenda sobre el altar. El cordero era el animal para el sacrificio que mejor describía a Cristo, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Juan 1:29). Si ellos enviaban un cordero, los del pueblo de Moab indicarían que reconocían al Dios de Israel. Pero ellos no lo enviaron. Los moabitas querían ser religiosos sin reconocer el hecho de que estaban sujetos a una voluntad superior y que eran pecadores ante Dios. Éste fue su gran pecado.

Y el versículo 6 del capítulo 16 destacó el empedernido orgullo de los moabitas. La razón por la cual Dios tuvo que rechazar y juzgar a Moab fue que su orgullo les había impulsado a rechazar el ofrecimiento de misericordia que Dios les había brindado. Dios los habría librado pero, ellos, en vez de volverse a Dios, confiaron en su propia justicia.

Recordemos también que en los versículos 13 y 14 del capítulo 16 se anunciaba:

El cumplimiento del juicio dentro de tres años

"Esta es la palabra que pronunció Jehová sobre Moab desde aquel tiempo; 14pero ahora el Señor ha hablado, diciendo: Dentro de tres años, como los años de un jornalero, será abatida la gloria de Moab, con toda su gran multitud. Y los sobrevivientes serán pocos, pequeños y débiles."

Cuando Dios trata con las naciones que tienen que ver con Israel, Dios usa un calendario. Pero nunca lo hace con la Iglesia. Aquí Él dijo que dentro de 3 años los Moabitas serían destruidos; y a los 3 años, Dios usó a Asiria para destruir a esta nación. Fue el juicio divino sobre ellos a causa de su orgullo.

Lucifer, el hijo de la mañana, también se llenó de orgullo. Quiso elevar su trono para que estuviera más alto que el trono de Dios. Quiso establecer su propio reino, independiente de Dios. Básicamente, es el orgullo el que lleva a la gente a rechazar a Dios y Su revelación. La mayoría de las personas desean tener una religión hecha a su medida. Quieren hacer algo para salvarse, porque ello satisface el orgullo del corazón humano. A cada ser humano podrían aplicarse las palabras de Isaías 53:6, "cada cual se apartó por su camino". Y así, el juicio de Dios cayó sobre Moab, una nación remota, totalmente olvidada hoy, pero que nos ha dejado un mensaje.

Y llegamos ahora al

Capítulo 17

de Isaías. Y aquí encontramos la cuarta carga o profecía sobre Damasco y Efraín; y la carga de la tierra que se encontraba más allá de los ríos de Etiopía. En primer lugar veremos la:

La carga o juicio contra Damasco y Efraín

Damasco era la ciudad principal de Siria y aún lo es en el día de hoy. Muchos la han considerado como la ciudad más antigua del mundo. Por supuesto, hay muchas ciudades de varios países que reclaman esa condición. En Grecia la ciudad de Mecenas afirma ser la más antigua. Y junto al río Jordán, en un punto kilométrico se indica la distancia a Jericó, destacándola como "la ciudad más antigua del mundo". Sin embargo, Damasco tiene fundados motivos para probar su antigüedad. Alguien ha escrito que Damasco ha sido destruida más veces que cualquier otra ciudad, y se ha levantado una y otra vez de sus cenizas. Ahora, en este capítulo, Damasco se refiere a toda la nación de Siria.

Efraín es el nombre de una tribu de Israel, el nombre de una ciudad, el nombre de un monte y el nombre de un hombre. Efraím en la Biblia se usa con frecuencia como una referencia a las diez tribus del norte de Israel. Los profetas usaron el término de esta manera. Como un ejemplo podemos leer lo que escribió el profeta Oseas en 4:16 y 17: "Porque como novilla indómita se apartó Israel. . . Efraín es dado a ídolos".

Por lo tanto, tenemos en este capítulo 17 el juicio de Damasco y Efraín o, en otras palabras, el juicio de las naciones de Siria e Israel. A causa de la confederación formada entre Siria e Israel (con frecuencia con el propósito de luchar contra el reino de Judá), Israel está vinculado con los juicios pronunciados contra Siria. Es que los cómplices en el delito, tenían que ser consecuentemente compañeros en sufrir el juicio.

Ahora, en el primer versículo de este capítulo 17, leemos:

"Profecía sobre Damasco: He aquí que Damasco dejará de ser ciudad; será montón de ruinas."

Con respecto a la frase "será un montón de ruinas" habrá algunos que rápidamente destacarán que esta profecía no se ha cumplido, puesto que la actual ciudad de Damasco alega ser la misma que la ciudad original. Como hemos dicho anteriormente, hay un cumplimiento lejano de todas estas profecías y también un cumplimiento local y contemporáneo. Hay dos explicaciones posibles para el problema que presenta esta profecía.

1. Los historiadores no son siempre exactos en su identificación de detalles tales como la localización de las ciudades antiguas. En lo que se refiere a la actual ciudad de Damasco, resulta que hay muchas ruinas de dicha ciudad, y una de estas ruinas, podría ser la ciudad original de Damasco. El caso de Damasco es el de muchísimas ciudades antiguas, en el sentido en que cuando fue destruida, no siempre fue reedificada en el mismo lugar en que se encontraba, sino en otro sitio. Otras ciudades, como por ejemplo la ciudad sagrada de Jerusalén, fueron reedificadas exactamente en el mismo lugar en que se encontraban originalmente, a causa del significado especial que para la gente tenía ese lugar. Dejaremos entonces este problema en manos de los arqueólogos, que aún no han aportado la respuesta con respecto a cuál de las ruinas es la antigua Damasco.

2. La ciudad de Damasco ha resistido los estragos de las guerras a lo largo de la historia y nunca ha dejado de ser una ciudad, aunque ha cambiado de un lugar a otro. Es probablemente la ciudad más antigua del mundo. Hasta el momento ha logrado sobrevivir a todas las catástrofes que han asolado al mundo, especialmente en una tierra que ha visto marchar por ella a un ejército tras otro. Pero no sobrevivirá al período de la gran tribulación. Será destruida y, como dijo Isaías en este pasaje, dejará de ser una ciudad. Se convertirá en un montón de ruinas. Las dos explicaciones que hemos expuesto muestran la exactitud de esta profecía de Isaías.

Ahora el versículo 2 de este capítulo 17, dice:

"Las ciudades de Aroer están desamparadas; se convertirán en majadas y allí dormirán los rebaños sin que nadie los espante."

"Las ciudades de Aroer" se refieren a zonas residenciales situadas cerca de Damasco. Toda esa área será destruida. Esto probablemente ocurrió en el pasado, y volverá a ocurrir otra vez. Y dice el versículo 3:

"Cesará la fortificación de Efraín y el reino de Damasco; y lo que quede de Siria será como la gloria de los hijos de Israel, dice el Señor de los ejércitos."

Es decir, que el reino del norte de Israel debía soportar su parte de la carga o el juicio sobre Damasco a causa de su alianza que entre ellos tenían. Ambas naciones fueron asediadas por Tiglat-pileser, como vimos registrado en 2 Reyes 15:29, y fueron finalmente deportadas por el Asirio Salmanasar, como quedó registrado en 2 Reyes 17:8. Éste fue ciertamente un cumplimiento parcial de la profecía de Isaías; pero para muchos se trató de un cumplimiento total. Debemos decir que para nosotros, esta profecía está dirigiendo una mirada hacia un tiempo futuro. Sin duda alguna, esta profecía se ha cumplido, al menos parcialmente, pero con frecuencia en la Palabra de Dios encontramos que Dios nos está permitiendo saber, mostrándonos un primer cumplimiento parcial, que una profecía se cumplirá completamente.

En el resto de este capítulo 17 vemos que el juicio iba a ser llevado a cabo. Aquí no vamos a entrar en muchos detalles. Pasemos entonces al versículo 10, de este capítulo 17 de Isaías:

"Porque te olvidaste del Dios de tu salvación y no te acordaste de la roca de tu refugio. Por eso, tu plantarás plantas hermosas, plantarás sarmiento extraño."

El profeta Isaías estaba hablando para el reino del norte de Israel, y lo que dijo se ha cumplido literalmente. Y tiene su aplicación espiritual, como todos estos temas la tienen. En Israel se han plantado en nuestro tiempo árboles y plantas hermosas. Los bosques de cedros del Líbano han sido aserrados completamente pero aún quedan muchos árboles en esa tierra. En el pasado, el Monte de las Olivos, por ejemplo, estaba completamente cubierto de árboles. Pero cuando ejércitos enemigos ocuparon Palestina, prácticamente toda la tierra fue despojada de todo el follaje. Después de la primera guerra mundial, Inglaterra comenzó un plan de reforestación en esa tierra y los gobiernos sucesivos de Israel han continuado con esa política, así que se han plantado millones de árboles. Ahora llegamos al

Capítulo 18 - El juicio de la tierra que está más allá de los ríos de Etiopía

Este capítulo trata sobre la quinta carga o juicio, la profecía sobre la tierra que se encuentra más allá de los ríos de Etiopía. No se ha podido establecer la nación exacta que Isaías tenía en mente, así que ha habido diversas interpretaciones. Algunos piensan que se estaba hablando de Egipto, pero la descripción no encaja con ese país. También hay que considerar que Egipto es el tema del capítulo siguiente, en el que veremos que Dios no había terminado con ese reino, con el cual la profecía se cumplió literalmente. Hay algunas personas que aún tratan de incluir en este capítulo 18 a potencias del mundo actual como Inglaterra y Estados Unidos, pero ello no constituye una interpretación correcta de la Palabra de Dios.

Creemos que Etiopía es la nación que mejor se adapta al texto y al espíritu de esta Escritura. Pero, ¿a cuál Etiopía se refiere el texto? En la Biblia se mencionan dos. La palabra original para Etiopía era Cus. Había una en Asia, como pudimos ver en Génesis, capítulo 2, versículo 13, y también tenemos una en África, y eso lo pudimos leer en Éxodo, capítulo 2, versículos 15 al 21. Creemos que aquí se estaba hablando acerca de la Etiopía de África. Ésta era la tierra que se encontraba tras los ríos, y los ríos de Etiopía eran una referencia al río Nilo.

Entonces vemos que Dios llamó la atención del mundo sobre Etiopía. Leamos el primer versículo de este capítulo 18 de Isaías:

"¡Ay de la tierra del zumbido de alas, la que está tras los ríos de Etiopía"

Ahora, la palabra "ay" aquí, es una palabra desafortunada, porque es la misma palabra que se utilizó en Isaías, capítulo 1, versículo 4, donde es como un suspiro, o como en Isaías 55, donde es una forma de dirigirse a la gente llamando la atención. Aquí Dios estaba diciendo: "¡Oh tierra. . . escúchame!"

Y la frase: "... del zumbido de las alas..". es interesante. Un misionero que vivió en ese lugar por muchos años indicó que Etiopía se destaca como una tierra donde hay muchas aves. Es llamada la tierra de las alas. Esta observación ayuda a confirmar que la tierra en cuestión aquí es Etiopía. Ahora veamos lo que dice el versículo 2, de este capítulo 18 de Isaías:

"La que envía mensajeros por el mar, en naves de junco sobre las aguas! Id, mensajeros veloces, a la nación de elevada estatura y piel brillante, al pueblo siempre temible, de gente fuerte y conquistadora, cuya tierra es surcada por ríos."

Algunos han referido este poder naval a potencia s de nuestro tiempo. Pero las naves de junco no caracterizarían en el día de hoy a ninguna nación contemporánea.

La nación de "elevada estatura y piel brillante" es entonces, evidentemente, Etiopía y la mayoría de los estudiantes serios de la Biblia están de acuerdo con esta apreciación. En el versículo 3, leemos:

"Vosotros, todos los moradores del mundo y habitantes de la tierra, cuando se levante bandera en los montes, mirad; y cuando se toque trompeta, escuchad"

Muchos estudiantes de la Biblia consideran que la bandera o emblema que aquí se menciona, se refiere al Arca del Tabernáculo, que más tarde se trasladó al Templo. El arca desapareció durante el período de cautiverio en Babilonia y existe una tradición que afirma que fue llevado a Etiopía. Se nos dice que existe una iglesia en ese país que asegura tener el arca. No sabemos si esto es cierto o no, pero lo que sí sabemos es que un emblema, una bandera saldrá de esa tierra. Y éste es un dato interesante. Ahora, el versículo 7 dice:

"En aquel tiempo será traída ofrenda al Señor de los ejércitos, de parte del pueblo de elevada estatura y piel brillante, del pueblo siempre temible, de gente fuerte y conquistadora, cuya tierra es surcada por ríos. Será traída al lugar del nombre del Señor de los ejércitos, al monte Sión."

Ésta es evidentemente una referencia al tiempo en que el reino de Cristo será establecido en esta tierra y los habitantes de Etiopía vendrán a Jerusalén otra vez para adorar. No se habla aquí de juicio contra ellos. En el Salmo 87:4, evidentemente en respuesta a lo que lo que ellos están haciendo en Jerusalén, los Etíopes responden que ellos han nacido allí. Así, podemos ver que Dios dijo cosas maravillosas sobre Etiopía.

Cuando Mussolini invadió esta nación, Dios no permitió que ellos dejaran de existir como pueblo, aun considerando la forma brutal en la cual fueron tratados. Mussolini cayó, y Etiopía es aún una nación y lo será hasta cuando se establezca el reino de Cristo en la tierra.

Al recordar lo que hemos leído en estos capítulos, podemos hacernos eco de las palabras de alguien citado en Apocalipsis 16:7, y que desde el altar pronunció las siguientes palabras: "¡Ciertamente, Señor Dios Todopoderoso, tus juicios son verdaderos y justos!"

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