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Estudio bíblico de Jeremías 31:1-32:44

Jeremías 31 y 32

Los capítulos 30 al 33 constituyen una canción muy brillante y estimulante. Hasta este punto el énfasis de Jeremías había sido colocado sobre el juicio, pero a partir de este punto su mensaje está en marcado contraste con los anteriores. El especialista Bíblico Hengsterburg llamó a "El himno triunfal de la salvación de Israel". Fueron escritos en el momento más oscuro de la historia de Judá.

Como último rey de Judá, Sedequías se correspondió con Oseas, que fue el último gobernante del reino del norte de Israel. Pero, por supuesto, el reino del norte de Israel había partido y había sido llevado al cautiverio hacía mucho tiempo. En este momento el ejército de Nabucodonosor se encontraba fuera de las murallas de Jerusalén, preparado para destruir la ciudad e incendiar el templo. Las promesas de los profetas falsos habían resultado equivocadas. Siete años antes el profeta falso Hananías había dicho que Babilonia será derrotada dentro de dos años. Pero Nabucodonosor no había sido vencido; estaba vivo, y diríamos que demasiado vivo y activo para el pueblo de Judá.

El mensaje de Jeremías era un mensaje de estímulo. En el capítulo 30 el habló sobre el Día del Señor inaugurando el período de la Gran Tribulación. En el versículo 7 de ese capítulo el lo llamó "un tiempo de angustia para Jacob". Pero más allá de la Gran Tribulaciones acercaba la restauración de la tierra y el regreso del pueblo a la misma.

En este capítulo 31 se menciona unas 15 veces que Dios hará algo. Cuando Dios repite tantas veces que el realizará algo, está enfatizando de forma especial lo que va a hacer. Continuemos leyendo el versículo 1 de este capítulo 31 de Jeremías:

"En aquel tiempo, dice el Señor, yo seré el Dios de todas las familias de Israel y ellas serán mi pueblo."

Esta profecía aun no se ha cumplido; esa época no ha llegado. El regreso actual de Israel a la tierra no puede interpretarse como el cumplimiento de esta profecía, porque ellos no han establecido una relación con Dios. Se nos ha dicho que hoy hay una `persecución de cristianos en esa nación. Ellos hablan de libertad religiosa, que no existe realmente. El pueblo ha regresado a la tierra, pero no ha regresado al Señor. Continuemos escuchando las palabras del Señor en los versículos 2 y 3:

"Así ha dicho el Señor: El pueblo que escapó de la espada halló gracia en el desierto, cuando Israel iba en busca de reposo. El Señor se me manifestó hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por eso, te prolongué mi misericordia."

Aquí tenemos la razón por la que Dios va a restaurar al pueblo a la tierra. Creemos con todo nuestro corazón que Dios tiene la intención de restaurar la nación de Israel a la tierra en Su propio tiempo, cuando El lo considere apropiado y de acuerdo con Sus propio plan y propósitos. La base para ello se expone justamente aquí, cuando dijo: Con amor eterno te he amado, Este versículo ocupa un lugar muy elevado entre los muchas frases favoritas de la Palabra de Dios.

Hay quienes preguntan:¿Cómo puede Dios amar a ese pueblo? Esta es una buena pregunta, pero ampliémosla un poco y preguntémonos: ¿Cómo puede Dios amarnos hoy a nosotros? En Juan 3:16 encontramos las palabras Porque de tal manera amó Dios al mundo. Dios no solo ama a Israel, El ama al mundo, nos ama a usted y a mí. Es fácil señalar con el dedo a un judío y criticarlo, pero Dios dijo aquí que había amado a Israel con un amor eterno, Y como Dios así lo ha dicho, no hay nada que objetar. En vez de señalar con un dedo acusador a otros, necesitamos hacer girar el dedo y señalarnos a nosotros mismos. Ante la mirada de Dios todos somos tan grandes pecadores como cualquiera que aun no ha creído. Fue necesaria la muerte de Cristo para proveer una redención para usted y para mí. No la limitemos a unos pocos diciendo ¿cómo pudo Dios amarlos a ellos? Estimado oyente, ¿cómo pudo Dios amarme a mí? ¿Cómo pudo Dios amarlo a usted? Deberíamos estar asombrados de que nos haya amado a cualquiera de nosotros.

Un compositor llamado Frederick Faber lo expresó muy bien en una canción que dice: ¿Cómo puedes pensar tan bien de nosotros, aun siendo el Dios que eres? Es oscuridad para mi intelecto, pero la luz del sol para mi corazón".

En la frase Con amor eterno te he amado, nos detenemos en la palabra eterno y confesamos que sabemos muy poco sobre el significado de este término. Una vez le preguntamos a un niño: "¿Cuánto tiempo durará algo eterno?" El simplemente respondió: "calculo que un tiempo muy, muy largo."

Y se menciona aquí al amor. Por cierto, ¿qué es el amor? La única explicación que tengo del motivo por el que Dios nos ama es que no nos ama por algo que El ve en nosotros, sino por lo que El es. Él encuentra la explicación en Sí mismo. El apóstol Juan lo dijo de la siguiente manera en su primera carta, 4:10, En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros. . . (1 Juan 4:10) Bien, esto es el amor. El profesor Cramer comentó lo siguiente en relación con las palabras del apóstol Juan: "El amor de Dios hacia nosotros, proviene del amor, y no tiene ninguna otra causa por encima o además de sí mismo; pero está en Dios y permanece en Dios, de manera que Cristo, que está en Dios, es su centro". Dios nos ama a usted y a mí, estimado oyente, y realmente no podemos decirle por qué.

Y nuevamente podemos citar otras frases de Faber: "Aún piensas tan bien de nosotros, por lo que Tú eres; Tu amor ilumina nuestro intelecto, sin embargo, llena de temor nuestro corazón".

Yo estoy abrumado por el amor de Dios. Si El cambiara de opinión mañana, yo estaría perdido eternamente y también usted. Pero El dijo que Su amor es eterno, lo cual implica un período largísimo de tiempo.

Tenemos muchos amigos que no creen en que habrá un reino milenario, que creen que Dios ha terminado con la nación de Israel. Si así fuera, también habría terminado sus traros con usted, y conmigo. Pero El dijo: Con amor eterno te he amado. No importa lo usted y yo pensemos, pero Dios no ha terminado con Israel. Y continuó diciendo en el versículo 8, de este capítulo 31:

"Yo los hago volver de la tierra del norte, los reuniré de los extremos de la tierra; entre ellos, juntamente, a ciegos y a cojos, a la mujer que está encinta y a la que dio a luz. En gran compañía volverán acá."

Va a ser una gran empresa el traer gente de regreso a la tierra y simplemente traería a los ejemplares mejores dotados físicamente. Pero Dios dispuso traerlos a todos. Y dice el versículo 9,

"Irán con llanto, mas con misericordia los haré volver y los haré andar junto a arroyos de aguas, por camino derecho en el cual no tropezarán, porque yo soy el padre de Israel, y Efraín es mi primogénito."

Observemos la frase soy el padre de Israel, y Efraín es mi primogénito. Dios nunca dijo esto de ningún israelita individualmente. El dijo en Josué 1:2, Moisés, Mi siervo, y en el Salmo 89:3, David, Mi siervo. Pero cuando habló de toda la nación como un cuerpo colectivo, Dios dijo, soy el padre de Israel (como podemos ver en Éxodo 4:22). Y continuemos escuchando el mensaje del Señor en el versículo 10 de este capítulo 31 de Jeremías:

"¡Oíd palabra del Señor, naciones, y hacedlo saber en las costas que están lejos! Decid: El que dispersó a Israel, lo reunirá y guardará, como el pastor a su rebaño"

Estamos agradecidos al Señor por que este programa se transmita cada día por muchas estaciones de radio alrededor del mundo, Nos encanta poder decir lo que Dios también dice, que queremos que las naciones lejanas de la tierra. Queremos que toda la humanidad escuche que El dispersó a Israel. Fue un juicio sobre ellos, pero los ama con un amor eterno, y va a traerlos de regreso a la tierra.

El amó a los israelitas y los juzgó. Este es un mensaje agridulce. Por todo el libro de Jeremías vemos una nota de alegría, pero también una nota de tristeza. Y así, aunque los juzgó, dijo El que dispersó a Israel, lo reunirá y guardará, como el pastor a su rebaño.

Pero Dios no había terminado de decir lo que iba a hacer. Leamos los versículos 13 y 14:

"Entonces la virgen danzará alegremente, junto con los jóvenes y los viejos; cambiaré su llanto en gozo, los consolaré y los alegraré de su dolor. El alma del sacerdote satisfaré con abundancia, y mi pueblo será saciado de mis bienes, dice el Señor."

Esto fue lo que Dio dijo que El iba a hacer por Israel. Y debemos permitirle que lo diga, por esto es lo que El quiere hacer.

Sin embargo la condición inmediata de Israel era trágica. Ellos se habían rebelado contra Dios y eran reincidentes. Y en el versículo 22, de este capítulo 31 de Jeremías, leemos:

"¿Hasta cuándo andarás errante, hija rebelde?, porque el Señor ha creado una cosa nueva sobre la tierra: ¡la mujer cortejará al varón!."

Hay quienes opinan que este versículo se refiere al nacimiento virginal del Señor Jesucristo, y no vemos ninguna razón para excluir esta posibilidad.

Y comenzando con el versículo 31, tenemos el nuevo pacto que Dios tiene intención de hacer con Israel, es decir, con todas las doce tribus. Y si alguien opina que diez de las tribus se han perdido, Dios no lo cree. Él va a establecer este pacto con las doce tribus. Dicen los versículos 31 al 33 de este capítulo 31 de Jeremías:

"Vienen días, dice el Señor, en los cuales haré un nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día en que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice el Señor. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mi ley en su mente y la escribiré en su corazón; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo."

Este nuevo pacto va a ser diferente al dado a Moisés en el Monte Sinaí. La gran diferencia es que este pacto será grabado sobre los corazones del pueblo y no sobre frías tablas de `piedra. Y continúa diciendo el versículo 34:

"Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor, porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice el Señor. Porque perdonaré la maldad de ellos y no me acordaré más de su pecado."

Aquí podemos comprobar que sus pecados serán perdonados. Y observemos como Dios confirmó este pacto con Israel. Leamos los versículos 35 y 36:

"Así ha dicho el Señor, que da el sol para luz del día, las leyes de la luna y de las estrellas para luz de la noche, que agita el mar y braman sus olas; Jehová de los ejércitos es su nombre: Si llegaran a faltar estas leyes delante de mí, dice el Señor, también faltaría la descendencia de Israel, y dejaría de ser para siempre una nación delante de mí."

Este pacto nunca será cambiado o abrogado. Así como no podemos cambiar el curso de la luna o eliminarla del espacio, de esa manera Su pacto con Israel no puede ser cambiado. Y ahora llegamos al

Jeremías 32

Aquí vemos al encarcelado Jeremías comprando bienes inmuebles. También forma parte del tema de este capítulo el Reino prometido a David.

En el capítulo 32 el profeta se encontraba en la prisión y Jerusalén estaba sitiada por Nabucodonosor; sin embargo Jeremías compro una propiedad inmueble en Anatot. Leamos los versículos 1 y 2 de este capítulo 32:

"Palabra del Señor que vino a Jeremías el año décimo de Sedequías, rey de Judá, que fue el año decimoctavo de Nabucodonosor. Entonces el ejército del rey de Babilonia tenía sitiada a Jerusalén, y el profeta Jeremías estaba preso en el patio de la cárcel que estaba en la casa del rey de Judá"

Observemos que Jeremías señaló con precisión el tiempo: fue en el año décimo de Sedequías, el año en que Nabucodonosor abrió una brecha en las murallas de Jerusalén y la destruyó. Aquel fue verdaderamente un día oscuro. Leamos ahora el versículo 7, que nos revela más instrucciones del Señor:

"Hanameel, hijo de tu tío Salum, viene a ti, diciendo: Cómprame mi heredad que está en Anatot, porque tú tienes derecho de compra sobre ellos."

El Señor le dijo a Jeremías que él tendría la oportunidad de comprar una tierra de su familiar Hanameel. Dice el versículo 9 de Jeremías 32:

"Compré la heredad de Hanameel, hijo de mi tío, la cual estaba en Anatot, y le pesé el dinero: diecisiete monedas de plata."

En la hora más oscura de la historia de Judá, Jeremías compró un campo. En realidad, ese era el momento de vender bienes inmuebles. Nos imaginamos que todos los que poseían propiedades o bienes inmuebles en Jerusalén y las zonas vecinas estaban tratando de deshacerse de todas las propiedades que pudieran. ¿Por qué Jeremías compró un campo en aquel momento? Fue para mostrar al pueblo que el creyó en Dios cuando El dijo que ellos iban a regresar a la tierra. Esta fue una acción notable.

Pero Jeremías tenía una pregunta que le resultaba demasiado difícil de contestar, y en el versículo siguiente se la presentó al Señor en oración: Leamos los versículos 16 y 17:

"Después que di la escritura de venta a Baruc hijo de Nerías, oré al Señor, diciendo: ¡Ah, Señor Dios!, tú hiciste el cielo y la tierra con tu gran poder y con tu brazo extendido. Nada hay que sea difícil para ti."

La pregunta de Jeremías era para él muy difícil de contestar, pero no era demasiado difícil para Dios.

En los versículos 18 al 23 Jeremías relató la forma en que el Señor había protegido y provisto para las necesidades de Israel a través de su historia, pero en este momento la situación era muy grave. Continuemos leyendo los versículos 24 y 25:

"He aquí que con arietes han acometido la ciudad para tomarla, y la ciudad, a causa de la espada, el hambre y la peste, va a ser entregada en manos de los caldeos que pelean contra ella. Ha venido, pues, a suceder lo que tú dijiste, y he aquí lo estás viendo. ¡Ah, Señor Dios!, cuando la ciudad va a ser entregada en manos de los caldeos, ¿tú me dices: cómprate la heredad por dinero y pon testigos?"

Jeremías no era un hipócrita. El confiaba en Dios que hizo los cielos y la tierra, el Dios que tan milagrosamente había cuidado a Israel. Pero en ese momento los caldeos se encontraban justamente fuera de la ciudad e iban a conquistarla; sin embargo Dios le dijo a Jeremías que comprara un campo. El obedeció, pero no le parecía muy lógico. Así que le planteó la pregunta al Señor.

Estimado oyente, no hay nada malo en preguntar por qué. Si usted tiene una duda o una pregunta, háblele al Señor de ella. Eso es lo que El quiere que hagamos. No se limite a presentarle una fachada de piedad hipócrita, como algunas veces vemos por ahí. Mientras el profeta decía que confiaba en el Señor, estaba lamentándose, quejándose y preguntando por qué. Seamos honestos como Jeremías. El obedeció al Señor, pero admitió sus dudas, presentándolas ante el Señor en oración. Dios respondió la oración de Jeremías en los versículos 26 al 44. Leamos ahora los versículos 26 y 27 de Jeremías 32:

"Vino palabra del Señor a Jeremías, diciendo: Yo soy el Señor, Dios de todo ser viviente, ¿acaso hay algo que sea difícil para mí?"

Aquí vemos que el Señor comenzó presentando el axioma de que nada era demasiado difícil para El. Continuemos leyendo los versículos 36 al 40:

"Con todo, ahora así dice el Señor, Dios de Israel, a esta ciudad, de la cual decís vosotros: Entregada será en mano del rey de Babilonia a espada, a hambre y a peste: Yo los reuniré de todas las tierras a las cuales los eché con mi furor, con mi enojo y mi gran indignación; los haré volver a este lugar y los haré habitar seguros, y ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios. Les daré un corazón y un camino, de tal manera que me teman por siempre, para bien de ellos y de sus hijos después de ellos. Haré con ellos un pacto eterno: que no desistiré de hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí."

Dios estaba entregando la ciudad a los caldeos, y cuando Dios lo considerara oportuno, liberaría a la ciudad de los caldeos. Y el mensaje continuó en los versículos 41 y 42:

"Yo me alegraré con ellos haciéndoles bien, y los plantaré en esta tierra en verdad, con todo mi corazón y con toda mi alma. Porque así ha dicho el Señor: Como traje sobre este pueblo todo este mal tan grande, así traeré sobre ellos todo el bien que acerca de ellos hablo."

Y así, el Señor estaba entregando al pueblo de Judá al juicio. En un día futuro, El los liberaría con gracia y compasión. Esa fue Su promesa.

Cuando nos acercamos a Dios y le decimos como nos sentimos, El animará nuestros corazones como lo hizo con Jeremías. Estimado oyente, el quiere que usted venga a El en la condición en que usted se encuentre en este mismo momento. El está dispuesto a recibirlo, a escucharlo con amor y comprensión, y a reafirmar su confianza en El, y en los propósitos que tiene para usted.

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