Estudio bíblico de Tito Introducción
Tito - Introducción - 1:1
Aparentemente, Pablo y Tito habían estado juntos en un ministerio realizado en la isla de Creta (como vemos en Tito 1:5). No sabemos cuánto tiempo permanecieron allí. A medida que recorramos la epístola aprenderemos algo sobre la gente que vivía en esa isla. Por cierto, Pablo no tenía un buen concepto de ellos. El apóstol evidentemente salió de allí para ir a otro lugar y entonces escribió esta carta para Tito, dándole instrucciones sobre lo que tenía que hacer como joven predicador que era, mientras se quedara en Creta. La fecha en que esta carta fue escrita puede fijarse entre los años 64 al 67 D.C.
El hecho de que los ministerios de Pablo y de Tito en Creta no fueron mencionados en el libro de los Hechos de los Apóstoles revela que este libro no contiene todo el registro de actividades de la iglesia primitiva. En realidad, este libro es un registro muy breve, y solo los ministerios de dos de los apóstoles fueron enfatizados: el de Pedro, en la primera parte del libro y el de Pablo en la segunda parte de la obra. Y ni siquiera tenemos un registro completo de los ministerios de estos dos apóstoles.
En las dos epístolas a los Tesalonicenses, el gran énfasis de Pablo recayó en la venida de Cristo, que era para él una esperanza hermosa y brillante para él. Los críticos de Pablo han afirmado que esa era su posición en la primera parte de su ministerio, pero que más adelante, ya no lo enfatizó. Sin embargo, la carta a Tito fue escrita aproximadamente en la misma época que 1 Timoteo, justamente al final del ministerio del apóstol Pablo. En Tito 2:13, Pablo escribió: 13mientras aguardamos la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo. Estimado oyente, Pablo no había perdido la bendita esperanza de la iglesia. Creemos que esa esperanza estaba brillando radiante y brillaría aun con mayor luminosidad, como vemos en las palabras del apóstol Pedro en su segunda carta 1:19, cuando dijo: hasta que el día amanezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones.
Timoteo y Tito fueron dos jóvenes predicadores a quienes Pablo tuvo el privilegio de conducir al Señor. Pablo les llamó a ambos "hijos", sus verdaderos hijos; es decir, que él les llevó a ambos a un conocimiento salvador de Cristo.
Pablo les escribió cartas a ambos jóvenes; tenemos dos cartas a Timoteo y una carta dirigida a Tito. Estas cartas fueron llamadas Cartas Pastorales, porque en ellas Pablo les dio a estos jóvenes predicadores instrucciones sobre la iglesia local. Estas cartas han demostrado ser muy provechosas para nosotros en la actualidad. Tenemos tanta clase de otras instrucciones relacionadas con la iglesia local, que suponemos, podríamos llenar toda una biblioteca con los libros que se han escrito sobre cómo conducir la iglesia local. En la Biblia solo tenemos estas tres epístolas, y ellas son muy breves; sin embargo nos proporcionan información sobre los procedimientos de la iglesia. La impresión que nos dejan es que si hay una carencia o una necesidad en una iglesia, el problema no radica en la organización o en el sistema que se utilizaba. Es decir, que si hay una necesidad en una iglesia, es una necesidad espiritual.
Francamente, sabemos muy poco sobre cualquiera de estos jóvenes predicadores, Timoteo y Tito. Sin embargo, Tito, parece haber sido más fuerte que Timoteo, tanto física como espiritualmente. El Apóstol Pablo expresó menos preocupación en cuanto al bienestar de Tito que por el de Timoteo. Tito era probablemente una persona más madura, y poseía una personalidad más viril.
Timoteo era un judío que fue circuncidado por Pablo, pero Tito no era judío y Pablo se negó a circuncidarle. Recordemos que en la epístola a los Gálatas leímos que el Apóstol llevó consigo a Tito a Jerusalén, y como no era judío, el apóstol no permitió que fuera circuncidado (como podemos ver en Gálatas 2:1-3. Pero cuando llevó consigo a Timoteo, Pablo lo hizo circuncidar (como podemos ver en Los Hechos 16:1-3). Así que Pablo circuncidó a uno de los jóvenes predicadores y se negó a circuncidar al otro. Si uno debiera deducir una regla de esa actitud, sería la siguiente, que encontramos en Gálatas 6:15, Porque, en Cristo Jesús, ni la circuncisión vale nada ni la incircuncisión, sino la nueva criatura.
Pablo dijo que él quiso hacerse igual a todos para de alguna manera ganar a algunos para Cristo. Entre los judíos, se volvió judío, y entre los no judíos, quiso ser como un no judío. Hizo circuncidar a Timoteo porque ellos iban a ir a las sinagogas. Pero en aquel gran concilio de la iglesia que se celebró en Jerusalén, el evangelio estaba en juego, y Pablo no permitió que algún elemento de legalismo se introdujera en la iglesia (como podemos ver en Los Hechos 15); por lo tanto, él se negó a permitir que Tito se circuncidara.
Así es, que podemos apreciar, amigo oyente, que es arriesgado establecer una serie de pequeñas reglas que no son otra cosa que un rito por medio del cual algunos tratan de vivir la vida cristiana. A menos que usted tenga una relación personal con el Señor Jesucristo, todo lo demás no sirve absolutamente para nada.
En esta epístola a Tito tenemos una buena imagen de una iglesia del Nuevo Testamento en su realización plena en la comunidad, como una organización. Hay personas que nos escriben diciendo que son miembros de una Iglesia neo-testamentaria. Pero tengamos en cuenta el control del Espíritu Santo que existía en una iglesia de aquella época. Recordemos el caso trágico de Ananías y Safira que murieron por haber mentido al Espíritu Santo (como podemos ver en Los Hechos 5). Podemos imaginarnos lo que sucedería hoy en algunas comunidades cristianas si este principio estuviera vigente en la actualidad.
Según esta epístola que tenemos ante nosotros, la Iglesia ideal es aquella que (1) tiene una organización bien ordenada, (2) que tiene una buena doctrina, bien fundada en la Palabra de Dios y (3) es pura en la vida, y está preparada para hacer toda buena obra. Esta es la imagen de la Iglesia del Nuevo Testamento que esta epístola a Tito nos presenta. En las epístolas a Timoteo el énfasis recayó sobre la necesidad de la enseñanza de la sana doctrina en la iglesia. En la carta a Tito, el énfasis se colocó sobre la importancia del orden de Dios para la conducta de las iglesias. En realidad, el pasaje de Tito 1:5 es la clave para toda la epístola. Dice este versículo: 5Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieras lo deficiente y establecieras ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé. O sea, que Tito tenía que poner las cosas en orden en las iglesias de Creta.
En el capítulo 1 Pablo dijo que la iglesia tenía que ser una organización ordenada (como vemos en Tito 1:5). En el capítulo 2 enfatizó que la iglesia tenía que enseñar y predicar la Palabra de Dios. Dijo en el versículo1, 1Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina. El dijo que la iglesia debía estar doctrinalmente sólida y bien fundada en la fe. Y después, en el capítulo 3, vemos que la iglesia tiene que realizar buenas obras. Dijo el apóstol en 3:1, 1Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos a toda buena obra. En otras palabras, la iglesia es salva por gracia, debe vivir por la gracia, y ha de demostrar su fe al mundo a través de sus buenas obras.
Podríamos decir que sería muy difícil encontrar hoy una iglesia que esté usando todos estos tres elementos, que esté recalcando estos tres tremendos énfasis. Algunas enfatizarán uno, y otras iglesias enfatizarán otro. Examinemos cada uno de ellos con mayor detenimiento.
En primer lugar, la iglesia tiene que ser una iglesia ordenada. Pablo escribió en 1 Corintios 14:40, que todo debía hacerse decentemente y en orden. A veces uno no encuentra mucho orden en una iglesia, y con frecuencia esta situación se debe a que hay pocos creyentes con cargos que están tratando de llevar todo el peso del trabajo y la responsabilidad. Esa iglesia tiene verdaderos problemas y constituye un motivo de sufrimiento o presión para su pastor. La iglesia ha de ser, entonces, una iglesia ordenada, no dirigida por uno o dos diáconos.
En segundo lugar, en muchas iglesias uno encuentra que no hay ningún énfasis sobre una doctrina sólida, basada en la Palabra de Dios. A causa de ello, siempre enfatizamos a los pastores jóvenes que no deberían centrarse en edificar una iglesia enorme ni ninguna clase de imperio. Les aconsejamos que enseñen y proclamen la Palabra de Dios. Antes que formar una organización compleja, con muchas instalaciones y dependencias, deberían construir, edificar en las vidas de hombres y mujeres. Cualquier tipo de organización que hayan creado en una iglesia podría ser derrumbada por otros más adelante, después de que ellos se hayan ido. Esto sería una angustiosa experiencia para un pastor a menos que él se haya propuesto la meta de edificar espiritualmente las vidas de los hombres y mujeres de su congregación. Este debería ser el énfasis de cualquier iglesia.
Finalmente, una iglesia debería estar preparada para realizar toda obra buena. A veces algunas congregaciones colocan un gran énfasis en la doctrina (aunque no creemos que se ponga demasiado énfasis en ella) y descuidan el énfasis en las buenas obras. Una iglesia debería estar comprometida en la realización de buenas obras. Hay mucha gente que necesita a ayuda, no solo ayuda espiritual sino también ayuda material. Tenemos que ocuparnos en hacer obras efectivas a favor de las personas, para ayudarlas en sus necesidades físicas. La obra social de la iglesia a favor de la comunidad en que se encuentra es de gran importancia. Y nos referimos también a las visitas a los que están ingresados en hospitales u otras instituciones, en las cuales la gente es más consciente de su soledad.
Este fue pues un breve resumen de la epístola a Tito. Algunos que profesan ser cristianos han enfatizado el tercer capítulo, que habla sobre las buenas obras, pasando por alto los dos capítulos anteriores, que tratan temas de orden y doctrina. Hasta que una iglesia funcione utilizando todos estos tres aspectos que Pablo bosquejó, no tiene derecho a considerarse "una iglesia del Nuevo Testamento".
A continuación presentaremos un breve bosquejo para destacar los principales puntos de esta carta.
1. La iglesia es una organización. Capítulo 1
A. Introducción, capítulo 1:1-4.
B. Una iglesia ordenada debe tener ancianos reconocidos que cumplan los requisitos prescriptos. Capítulo 1:5-9.
C. La mala reputación de los Cretenses. Capítulo 1:10-16.
2. La iglesia tiene que enseñar y predicar la Palabra de Dios. Cap. 2
A. La iglesia debe enseñar doctrina sana y sólida, capítulo 2:1-10:
B. La iglesia debe predicar la gracia de Dios, capítulo 2:11-15.
3. La iglesia tiene que realizar buenas obras. Capítulo 3
A. Las buenas obras son una evidencia de salvación, capítulo 3:1-7.
(Las obras del Espíritu Santo)
B. Las buenas obras son provechosas para el presente y el futuro.
Capítulo 3:8-15.
Llegamos así al
Tito 1
Tema: La iglesia es una organización
Introducción
La introducción a Tito es característica de todas las epístolas Pastorales, pero no es característica de las otras epístolas de Pablo. Leamos el primer versículo de este capítulo 1:
"Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesucristo, conforme a la fe de los escogidos de Dios y el conocimiento de la verdad que es según la piedad"
Aquí Pablo se presentó como siervo de Dios. La palabra siervo aquí realmente "esclavo". Pablo dijo que era un esclavo de Dios. Sabemos por el Antiguo Testamento que un esclavo era alguien que había elegido permanecer como esclavo de su amo por el resto de su vida.
Y continuó diciendo apóstol de Jesucristo. Pablo estaba defendiendo su apostolado. EL motivo para hacer valer su apostolado aquí fue que él iba a dar instrucciones a la iglesia organizada. Estas instrucciones provenían de un apóstol, el escritor nombrado por el Señor Jesús que se estaba comunicando con Su iglesia por medio de Sus apóstoles. La Epístola a Tito fue una comunicación del Señor Jesús también para nosotros.
El versículo continúa con la frase: conforme a la fe de los escogidos de Dios. Pablo no dijo "por la fe" sino "conforme a la fe", en otras palabras, de acuerdo con la norma o nivel de fe que se ha fijado para los elegidos de Dios. El hecho de que usted sea, o no salvo, está basado en lo que usted cree. Dígame qué piensa de Jesucristo; dígame lo que usted cree sobre Su muerte en la cruz y lo que significa para usted; dígame lo que usted cree sobre Su resurrección y lo que significa para usted; dígame si usted cree que la Biblia es la Palabra de Dios. Con esta información creemos poder deducir si usted es un hijo de Dios o no. Esta es, pues, la norma. Conforme a la fe de los escogidos de Dios.
La frase los escogidos de Dios era la forma en que Pablo se refería a las personas salvas. Él no estaba aquí exponiendo en absoluto la doctrina de la elección.
Y finaliza el versículo diciendo y el conocimiento de la verdad que es según la piedad. Estimado oyente, si la verdad que usted tiene no le impulsa a vivir una vida de piedad, una vida de santidad, hay algo que funciona radicalmente mal en su fe. La verdad inevitablemente conduce a la piedad en la vida práctica y si no es así, estimado oyente, entonces no es la verdad.
Pablo insistió en este tema; que cuando el evangelio es creído, conducirá a una vida de piedad, a una vida santa, porque la gente de la isla de Creta estaba abusando de la gracia de Dios. Ellos decían que si habían sido salvados por la gracia, eran libres para vivir en el pecado, si así lo deseaban. Y Pablo respondió aquí en este primer versículo diciendo que cuando la verdad de Dios es creída, impulsará al que la cree a vivir una vida de santidad. La gracia nos salva, pero también establece ciertas disciplinas para nuestras vidas y nos llama a vivir en un nivel elevado. Nadie puede usar la doctrina de la gracia de Dios como una excusa para el pecado. Si usted piensa que puede ser salvado por la gracia y vivir en pecado --y permítanos decirlo con respeto y bondad-- entonces quiere decir que usted no ha sido salvado por la gracia; es decir, que no es salvo en absoluto. Porque la salvación por la gracia conduce a una vida de santidad.
Bien, amigo oyente, vamos a detenernos aquí por hoy. Hemos solamente pisado el umbral de esta epístola del Apóstol San Pablo a Tito y, Dios mediante, continuaremos este estudio en nuestro próximo programa. Le sugerimos que lea el resto de este primer capítulo para que esté así preparado para nuestro siguiente estudio y obtenga el mayor provecho posible de esta pequeña epístola. Le invitamos pues, a acompañarnos al reanudar nuestro viaje a través de la Biblia, en esta ocasión, por las páginas del Nuevo Testamento.
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