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Estudio bíblico de Daniel 1:2-13

Daniel 1:2-13

Regresamos hoy, amigo oyente, a este interesante libro del profeta Daniel. En nuestro programa anterior vimos que Joacim había sido puesto en el trono de Judá por el Faraón Necao, para reemplazar a su hermano Joacaz. Estos dos hombres malvados eran hijos de Josías, el rey piadoso que había impulsado la última renovación espiritual de Judá (2 Reyes 23:31-37). El verdadero nombre de Joacim era Eliaquim, y fue durante su reinado que Nabucodonosor vino por primera vez contra Jerusalén. Eso ocurrió alrededor del año 606 A.C., y él se apoderó de la ciudad en el año 604 A.C. La ciudad, sin embargo, no fue destruida, pero el primer grupo de cautivos fue llevado a Babilonia. Entre estos se encontraba Daniel y sus tres amigos, y miles de otras personas.

En los primeros cinco versículos de este capítulo 1 tenemos la decadencia y la caída de Jerusalén, así como también la batalla de Nabucodonosor. Después, en los versículos 6 al 14, tenemos la decisión de Daniel, uno de los cautivos, de ser fiel a Dios.

Y en el versículo 2 de este capítulo 1 dice:

"El Señor entregó en sus manos a Joacim, rey de Judá, y parte de los utensilios de la casa de Dios; los trajo a tierra de Sinar, a la casa de su dios, y colocó los utensilios en la casa del tesoro de su dios."

Sólo una parte de los utensilios fueron llevados a Babilonia en ese momento; el resto de los utensilios fue llevado cuando Joaquín, rey de Judá, se rindió (ver 2 Reyes 24:13). Nabucodonosor tomó esos utensilios y los llevó a la tierra de Sinar, al templo de su dios. Queremos recordar este detalle, porque más adelante, el rey Belsasar (probablemente el nieto de Nabucodonosor) los traería para celebrar su banquete. Continuemos leyendo el versículo 2 de este primer capítulo:

"Y dijo el rey a Aspenaz, jefe de sus eunucos, que trajera de los hijos de Israel, del linaje real de los príncipes"

Ahora, este rey, Nabucodonosor, se llevó lo mejor que había de todos los cautivos de cualquier nación de la cual él se apoderaba, y encontramos aquí que Daniel fue incluido entre estos. Pensamos que estos jóvenes eran examinados para determinar la inteligencia que tenían y los que resultaban seleccionados eran entrenados como sabios para aconsejar al rey de Babilonia. Un poco más adelante en este capítulo, veremos que Daniel sería incluido en este grupo y que el rey los consultó.

Dice aquí "Y dijo el rey a Aspenaz, el jefe de sus eunucos". Y el versículo 9 de este capítulo también dice: "9Puso Dios a Daniel en gracia y en buena voluntad con el jefe de los eunucos". Daniel y sus tres amigos fueron hechos eunucos en cumplimiento de Isaías 39:7 que dice, "7De tus hijos que saldrán de ti y que habrás engendrado, tomarán, y serán eunucos en el palacio del rey de Babilonia".

La mayoría de los eruditos conservadores están de acuerdo en que Daniel fue llevado cautivo cuando tenía 17 años de edad. Él fue hecho un eunuco, y así uno puede entender por qué Daniel nunca se casó ni tuvo hijos. Algunos se preguntan qué clase de persona rara era Daniel. En realidad, no era una persona excéntrica; esto fue algo que el rey había hecho, y que no destruyó el desarrollo mental de aquellos jóvenes. Cumplía el propósito de hacerlos más dóciles hacia el rey, y también les permitía dedicar todo su tiempo a los estudios que se les impartían. El rey quería que aquellos jóvenes pasaran todo su tiempo estudiando, y su forma de lograr ese objetivo era hacerlos eunucos. Y Daniel estaba en ese grupo. Continuemos leyendo el versículo 4 de este primer capítulo de Daniel:

"Muchachos en quienes no hubiera tacha alguna, de buen parecer, instruidos en toda sabiduría, sabios en ciencia, de buen entendimiento e idóneos para estar en el palacio del rey; y que les enseñara las letras y la lengua de los caldeos."

Permítanos decirle, amigo oyente, que la Biblia no fue escrita por un grupo de hombres ignorantes. Moisés fue instruido en toda la sabiduría de Egipto, y los Egipcios estaban muy adelantados; sabían cuál era la distancia entre la tierra y el sol, y sabían que la tierra era redonda. Fueron los griegos quienes más adelante dijeron que la tierra era plana. Ellos eran los "científicos" de aquel día. La ciencia enseñó que la tierra era plana. La Biblia nunca enseñó tal cosa. En realidad, dijo que era un círculo, habló de la redondez de la tierra (ver Isaías 40:22). Volviendo a nuestro relato, Daniel, también, era un joven sobresaliente. Él debe haber ocupado un lugar muy alto en la lista de aquellos jóvenes que fueron sometidos a pruebas de inteligencia en la corte de Nabucodonosor. El apóstol Pablo, que escribió mucho del Nuevo Testamento, estaba también intelectualmente en esa categoría. Todos ellos fueron jóvenes brillantes que fueron expuestos a los conocimientos de su tiempo. A veces nos produce cierto cansancio ver que algunos que se consideran intelectuales actúan como si la Biblia hubiera sido escrita por un grupo de personas ignorantes. Si usted piensa lo mismo, amigo oyente, entonces debemos decirle que está equivocado. Daniel no tenía nada de ignorante. Era un joven brillante y recibió una educación como pocos recibieron. No despreciemos los conocimientos ni la erudición de aquellos tiempos. Había muchas personas que estaban en un nivel muy avanzado dentro del conocimiento, en la ciencia y en muchas otras áreas. Y Daniel iba a estar expuesto a toda esa sabiduría. Dice el versículo 5 de este primer capítulo de Daniel:

"Y les señaló el rey una porción diaria de la comida del rey y del vino que él bebía; y que los educara durante tres años, para que al fin de ellos se presentaran delante del rey."

Esta era, por supuesto, la dieta que tenían los paganos, e incluiría animales considerados impuros por los judíos. Recordemos que Daniel era judío y se encontraba bajo la ley de Moisés. A los israelitas se les había dicho que no comieran de ciertas carnes, ciertas aves, y ciertos peces.

Leamos ahora los versículos 6 y 7 de este primer capítulo, que encabezan el párrafo en el cual veremos que

Daniel decidió ser fiel a Dios

"Entre ellos estaban Daniel, Ananías, Misael y Azarías, de los hijos de Judá. A estos el jefe de los eunucos puso nombres: a Daniel, Beltsasar; a Ananías, Sadrac; a Misael, Mesac; y a Azarías, Abed-nego"

Como podemos ver, el jefe de los eunucos les cambió sus nombres hebreos y les asignó nombres paganos. A Daniel le puso el nombre Beltsasar, que significa "adorador de Baal", que era un dios pagano. Creemos que estos cuatro jóvenes fueron los que sacaron las calificaciones más altas en los exámenes por los que tuvieron que pasar. Es que Babilonia quería los mejores cerebros, así como también a los jóvenes de mejor aspecto físico.

Estos cuatro jóvenes del reino de Judá fueron elegidos e identificados para nosotros, y el motivo fue que ellos iban a adoptar una postura a favor de Dios. Si todos estos jóvenes eran de la misma edad que Daniel, diríamos que tenían alrededor de 17 años de edad. Hay algunos otros expositores del Antiguo Testamento que opinan que quizá tendrían unos 14 años. Y aún quienes piensan que quizá la edad de ellos oscilaba alrededor de los 20 años. De modo que la edad de 17 años podría ser un cálculo realista de la edad de los cuatro jóvenes. Y dice el versículo 8:

"Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligara a contaminarse."

Aquí vemos la decisión que adoptó el joven Daniel a favor de su relación con Dios, y lo hizo en una corte pagana. Bajo circunstancias normales, esta actitud habría resultado fatal. Obviamente, Daniel no estaba tratando de ser popular. No estaba intentando complacer a Nabucodonosor. La decisión que él tomó, por cierto que no refleja la posición moderna de compromiso e indulgencia que predomina a nuestro alrededor en la actualidad. Daniel no conocía nada de la conducta oportunista que podría resumirse en la frase "cuando estés en babilonia, haz lo mismo que hacen los babilonios". Daniel no se amoldó al mundo de su época, pero fue transformado por medio de la renovación de su mente, y el cumplir la voluntad de Dios fue el propósito apasionante de su vida.

Daniel y sus amigos representaron en su tiempo a ese remanente judío que Dios tiene en todas las épocas. Ése fue el remanente del cual Pablo habló en Romanos 11:5, cuando escribió: "Así también aun en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia".

Así que hemos visto que estos jóvenes no querían comer la comida del rey; se iban a rebelar contra la dieta babilónica. En realidad, se haría un intento de convencer a estos jóvenes, de conseguir que fueran babilonios interior y exteriormente. Ellos debían comer, vestir y pensar como los babilonios.

Sin embargo, Daniel y sus compañeros estaban bajo el sistema de Moisés. Y en el Antiguo Testamento, Dios dijo bien claro a Su pueblo lo que debían comer. En Levítico 11:44-47, leemos: "Porque Yo soy el Señor vuestro Dios. Vosotros por tanto os santificaréis y seréis santos, porque Yo soy santo. Así que no contaminéis vuestras personas con ningún animal que se arrastre sobre la tierra. Yo soy el Señor, que os hago subir de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios; seréis, pues, santos, porque Yo soy santo. Esta es la ley acerca de las bestias, de las aves, de todo ser viviente que se mueve en las aguas y de todo animal que se arrastra sobre la tierra, para que hagáis distinción entre lo inmundo y lo limpio, y entre los animales que se pueden comer y los animales que no se pueden comer". Ciertas carnes estaban específicamente prohibidas, y se encuentran enumeradas en el libro de Levítico; también las comidas ofrecidas a los ídolos resultaban repulsivas para los israelitas piadosos.

Quizás Daniel y los otros jóvenes hebreos eran nazareos, a quienes les estaba prohibido incluso el vino. En Números, capítulo 6, versículo 3, leemos: "Se abstendrá de vino y de sidra. No beberá vinagre de vino, ni vinagre de sidra, ni beberá ningún licor de uvas, ni tampoco comerá uvas frescas y secas".

Estos jóvenes estaban siguiendo el mandato del profeta Isaías, que dijo en su libro, capítulo 52 y versículo 11: "¡Apartaos, apartaos, salid de ahí, no toquéis cosa inmunda! ¡Salid de en medio de ella, purificaos los que lleváis los utensilios del Señor!"

Sin embargo, los creyentes hoy no se les han dado una dieta o una lista de comidas. El apóstol Pablo dijo en su Primera Epístola a los Corintios, capítulo 10, versículos 25 al 27: "De todo lo que se vende en la carnicería comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia, porque del Señor es la tierra y todo cuanto en ella hay. Si algún incrédulo os invita, y queréis ir, de todo lo que se os ponga delante comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia". También, en el capítulo 8, versículo 8 de la Primera Epístola a los Corintios, el Apóstol Pablo dijo: "Si bien la vianda no nos hace más aceptos ante Dios, pues ni porque comamos seremos más, ni porque no comamos seremos menos".

Estos jóvenes Hebreos estaban adoptando una posición bajo la Ley de Moisés, y estaban asumiendo una postura de parte de Dios. Y dice el versículo 9 de este primer capítulo:

"Puso Dios a Daniel en gracia y en buena voluntad con el jefe de los eunucos"

Como podemos ver, Daniel ya era un favorito, y ello no fue un accidente. Dios estaba actuando a favor de Daniel, tal como Él actuó en la vida de José en la tierra de Egipto. Continuemos leyendo el versículo 10:

"Y el jefe de los eunucos dijo a Daniel: Temo a mi señor el rey, que asignó vuestra comida y vuestra bebida; pues luego que él vea vuestros rostros más pálidos que los de los muchachos que son semejantes a vosotros, haréis que el rey me condene a muerte."

El jefe de los eunucos no quería obligar a estos jóvenes a que comiesen esta dieta, pero él mismo se encontraba en una situación bastante difícil. A él le agradaba Daniel, pero, ¿qué iba a hacer entonces? Escuchemos lo que Daniel dijo en los versículos 11 y 12:

"Entonces dijo Daniel a Melsar, a quien el jefe de los eunucos había puesto sobre Daniel, Ananías, Misael y Azarías: Te ruego que hagas la prueba con tus siervos durante diez días: que nos den legumbres para comer y agua para beber."

En lugar de legumbres, como algunos traductores consideraron conveniente traducir, creemos que en realidad lo que comieron fue una especie de cereales, como los que se comen hoy para desayunar. El comer el cereal ayuda a tener una buena condición física. Y eso es lo que Daniel estaba diciendo al jefe de los eunucos. O sea que no estaba diciendo que se iba a convertir en un vegetariano. Así que propuso una prueba que duraría 10 días, al final de los cuales quedaría demostrada la buena condición física de él y de sus compañeros. Y luego, en el versículo 13 continuamos leyendo:

"Compara luego nuestros rostros con los rostros de los muchachos que comen de la porción de la comida del rey, y haz después con tus siervos según veas."

De esta manera quedaría demostrada la calidad de la dieta que Daniel y los suyos querían seguir por motivo de su fidelidad a las instrucciones de la Ley de Moisés. Y Dios hizo que Melzar, el encargado directo de supervisar a estos jóvenes, sintiera que debía favorecer a Daniel y mostrarle su buena voluntad. Entonces, este funcionario del rey resolvió aceptar la propuesta y realizar la prueba que Daniel había sugerido.

La Biblia nos dice que la decisión de Daniel de negarse a comer la dieta de Babilonia fue algo que se "propuso en su corazón". Y queremos comentar por un momento sobre el tema de convertir la vida cristiana y la separación del mundo en algunas reglas breves que tienen que ver con la comida y la forma de comportarse. En esta área siempre hay una tendencia a ser dogmáticos y a prohibir ciertas cosas dudosas, cosas que en realidad son discutibles.

Cierta persona decía en una carta que, poco después de convertirse a Cristo se unió a un grupo pequeño, y sus dirigentes le dijeron que había ciertas cosas que no podría hacer, y ciertas cosas que podría hacer. En su carta dicha persona aclaró su situación diciendo: "He seguido todas estas reglas y aun así, me sentía miserable".

En la historia de la iglesia podemos leer acerca de épocas en las cuales las personas establecieron un sistema de hacer algunas cosas y de no hacer otras. Tales sistemas, en un principio, funcionaron bien. Por ejemplo, los monasterios que comenzaron en el imperio romano, fueron en realidad resultado de una protesta contra el libertinaje de su tiempo. Pero antes de no mucho tiempo, la situación en algunos de ellos era peor dentro del monasterio que fuera.

Recordemos que el Señor Jesucristo mismo le dijo a los fariseos en Lucas 11:39: "Vosotros los fariseos limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de rapacidad y de maldad". En la actualidad, el principio Bíblico de la época de la gracia está expresado en Tito 3:5, que dice: "nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo". O sea, que para vivir una vida de santidad, primero tenemos que recibir nueva vida de parte de Dios, tenemos que experimentar un nuevo nacimiento, un nacimiento espiritual.

Volvamos a la frase inicial: "Daniel propuso en su corazón" (v. 8). Todo comenzó en el corazón de Daniel. Él no era un robot. Tenía un corazón, y sus convicciones surgieron de su corazón, de su interior. Y ésa debería ser también nuestra experiencia. Nosotros estamos como prisioneros en este mundo en el cual vivimos. No podemos escapar de esta tierra. La gravedad nos mantiene en este planeta, no es posible alejarnos de él. El Señor Jesucristo mismo dijo que estamos en este mundo, pero no pertenecemos a este mundo. Él también dijo en Mateo 6:24, "No podéis servir a Dios y a las riquezas". Sin embargo, no podemos servir a Dios siguiendo un conjunto de reglas; debemos tener un propósito en nuestros corazones. Jesús dijo que de dentro del corazón humano proceden los elementos de la vida, las vivencias. Las cosas que introducimos dentro de nuestros cuerpos no son lo más importante. Daniel propuso en su corazón que él obedecería la ley de Dios que fue dada al pueblo de Dios, y éste sería su testimonio.

Tenemos que terminar, por hoy, pero en nuestro próximo programa veremos el resultado de esta interesante prueba, que fue una prueba para la fe de aquellos jóvenes en Dios. Estimado oyente, esperamos que usted nos acompañe en nuestro recorrido por este libro tan importante como apasionante, donde se desvelaron grandes misterios y del cual aprendemos mucho para aplicar en nuestra vida práctica y para hacer frente a las variadas situaciones de nuestra vida.

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