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Estudio bíblico: Jesús sana a la suegra y Pedro y a otros - Marcos 1:29-39

Autor: Luis de Miguel
España
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Jesús sana a la suegra de Pedro

(Mr 1:29-31) "Al salir de la sinagoga, vinieron a casa de Simón y Andrés, con Jacobo y Juan. Y la suegra de Simón estaba acostada con fiebre; y en seguida le hablaron de ella. Entonces él se acercó, y la tomó de la mano y la levantó; e inmediatamente le dejó la fiebre, y ella les servía."

Jesús en la casa de Pedro

Una vez que terminó la reunión en la sinagoga, Jesús y sus discípulos fueron a casa de Simón Pedro.
Parece ser que por aquel entonces el Señor se alojaba en la casa de Pedro. ¡Qué inmenso privilegio para Pedro y familia!

La suegra de Simón estaba acostada con fiebre

Cuando estuvieron en la casa supieron que la suegra de Pedro estaba enferma, acostada con fiebre. Seguramente quería atender bien a sus huéspedes, pero la enfermedad no le dejaba.
Entonces, rápidamente le hablaron de ella al Señor. Este es un buen hábito que debemos practicar, el presentar a los enfermos al Señor en oración (Jn 11:1-3) (Fil 4:6) (1 P 5:7).
Y Cristo se mostró como siempre lo hacía. Para él era indistinto encontrarse rodeado por una multitud de miles de personas que en el ambiente familiar del hogar. Inmediatamente se interesó por ella y la sanó. Nunca estaba demasiado cansado para ayudar. Él es el gran Restaurador.
Aunque no es un tema central en este pasaje, sin embargo, muchas veces se ha notado que, teniendo Pedro suegra, por fuerza tenía esposa también, y en (1 Co 9:5) parece indicar que, muchos años después, vivía aún la esposa quien le acompañaba en sus viajes, de modo que el "celibato del clero" no pudo tener su origen en el ejemplo del apóstol.

"Inmediatamente le dejó la fiebre y le servía"

Cuando la fiebre desaparece, habitualmente deja muy debilitada a la persona que la ha soportado. Sin embargo, la suegra de Pedro tuvo fuerzas para servir sin convalecencia previa.
Al servir al Señor, aquella mujer sólo estaba empleando para él la energía que él mismo le había concedido.
Esto es algo que nunca debemos olvidar: el Señor no sólo nos ha librado de muchas cosas malas, sino que nos ha dado dones que debemos emplear en el servicio a él.
Somos salvos para servir, y si hay alguno que se dice ser creyente y no sirve, hemos de dudar si de verdad haya sentido la mano sanadora del Maestro.
(1 Ts 1:9) "...porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero."
(Lc 1:74) "...Librados de nuestros enemigos, sin temor le serviríamos."
¿Dónde fue a parar la enfermedad? ¿Qué precio tenían para el Señor estas sanidades? El profeta Isaías dice:
(Is 53:4) "Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido."

Al llegar la noche

(Mr 1:32-34) "Cuando llegó la noche, luego que el sol se puso, le trajeron todos los que tenían enfermedades, y a los endemoniados; y toda la ciudad se agolpó a la puerta. Y sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, y echó fuera muchos demonios; y no dejaba hablar a los demonios, porque le conocían."
Cuando el sol se puso y llegó la noche, una multitud tan grande que parecía como si fuera la ciudad entera, se agolpó a la puerta de la casa de Pedro trayendo todo tipo de personas necesitadas. ¿Por qué no fueron hasta que se hizo de noche?
El día que había pasado era sábado, es decir, día de reposo, y los líderes religiosos judíos prohibían cualquier tipo de trabajo, incluso cargar enfermos o ir al médico, a no ser que el paciente realmente se estuviera muriendo (Lc 13:14) (Jn 5:8-10).
Así que, el cuadro que se nos presenta aquí es realmente triste: la fama de Jesús se había extendido con rapidez por toda la ciudad a raíz de lo ocurrido en la sinagoga, así que las personas querían llevarle a todos los que estaban enfermos y a los endemoniados, pero sin embargo, tenían que estar esperando en sus casa por causa de las restricciones religiosas que los judíos habían impuesto. Pero cuando terminó el día de reposo, nadie esperó al día siguiente, todos llegaron a la casa de Pedro buscando a Jesús.
A lo largo del Evangelio veremos que el Señor se enfrentó en varias ocasiones con las autoridades judías por esta causa. Para él, el verdadero reposo era traer descanso y alivio al que sufría.

Manifestaciones de poder sin límites

Jesús sanó a todos, no hubo ningún fracaso. No importaba la gravedad ni el tipo de enfermedad, en el Señor había abundante poder para todo el que se acercara a él.
Esta obra universal y gratuita ilustraba los grandes principios del Reino de Dios: La gracia y el poder de Dios operando eficazmente para la salvación de todo aquel que cree.
¿Cuál era el propósito de los milagros que Cristo hacía? Evidenciar la llegada del Reino de Dios y que Jesús era el Mesías anunciado por los profetas (Mt 12:28) (Mt 11:2-5).
¿Existen este tipo de curaciones hoy en día?
Por un lado debemos decir que la universalidad y el alcance de la obra sanadora del Señor no se dan en las "curaciones" actuales.
Pero esto no quita que el Señor sigue sanando a su pueblo cuando él así lo dispone.

La vida de oración del Señor

(Mr 1:35-39) "Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba. Y le buscó Simón, y los que con él estaban; y hallándole, le dijeron: Todos te buscan. El les dijo: Vamos a los lugares vecinos, para que predique también allí; porque para esto he venido. Y predicaba en las sinagogas de ellos en toda Galilea, y echaba fuera los demonios."
El día anterior había resultado ser finalmente muy largo y agotador, sin embargo, cuando aun no había amanecido, Jesús se levantó y salió de la casa de Pedro en busca de un lugar solitario en donde poder tener un tiempo de intimidad en oración con el Padre.
En esto, como en todo lo demás, Jesús es un ejemplo para nosotros.
Sin duda alguna, él fue una persona tremendamente ocupada, pero siempre encontró tiempo para orar.
A continuación iba a comenzar un viaje en el que recorrería las aldeas de Galilea predicando el evangelio, pero antes de encontrarse con los hombres, primero quería estar con su Padre.
Y esta era la razón por la que su ministerio público impactaba en los corazones de las personas: por el tiempo que pasaba en la presencia de Dios. Podríamos decir que este era su "secreto espiritual" para el éxito, y la verdad es que no hay otro.
Incluso en estos momentos en que su fama se extendía por todas partes, él nunca se dejó seducir por ello y no dejó de buscar la comunión con su Padre. Alguien ha dicho que quienes están más ocupados en público, son los que deben pasar más tiempo a solas con Dios.
Como Hijo siempre estaba "en el seno del Padre", pero como Siervo despertaba su oído cada mañana para oír como quienes aprenden, según el precioso cuadro profético de Isaías:
(Is 50:4-5) "Jehová el Señor me dio lengua de sabios, para saber hablar palabras al cansado; despertará mañana tras mañana, despertará mi oído para que oiga como los sabios. Jehová el Señor me abrió el oído, y yo no fui rebelde, ni me volví atrás".
¿Por qué asuntos oraba Jesús?
Seguro que había muchas expresiones de gratitud por las bendiciones recibidas.
Pero también el deseo de que el Padre fuera glorificado en el viaje que iba a realizar por Galilea predicando el evangelio del reino.

El evangelio es predicado por toda Galilea

Cuando amaneció, la gente volvió nuevamente a casa de Pedro buscando a Jesús, y fue entonces cuando probablemente se dieron cuenta de que Jesús ya no estaba en la casa, así que rápidamente salieron a buscarle.
En el pasaje vemos la emoción de Pedro y sus compañeros al ver cómo la fama de Jesús estaba creciendo y querían que él volviera rápido para que todos le vieran nuevamente. Pero como en muchas otras ocasiones, los planes de Dios no eran los mismos que los de los hombres.
Para empezar, tenemos la sensación de que Pedro interrumpió un momento sublime de comunión en el Lugar Santísimo. Y cuando lleno de orgullo le habló al Maestro de cómo la gente le estaba buscando, Jesús no manifestó el mismo entusiasmo que Pedro porque su fama creciera sino que sentía en su corazón la carga por aquellos que todavía no habían tenido la oportunidad de escuchar el Evangelio.
Los discípulos no comprendían todavía que Jesús, como el Siervo de Jehová, no buscaba el éxito humano sino la realización del plan de Dios. Ninguna de estas cosas humanas podían retener al mensajero divino de ir a otros lugares para predicar la Palabra. Para Jesús, era más importante lo que el Padre quería de él que lo que la gente esperaba de él.
Vemos también cuál era la misión de Jesús en esta etapa de su ministerio: "Vamos a los lugares vecinos, para que predique también allí; porque para esto he venido".
El había venido para recorrer los pueblos rurales y villas sin mucha importancia predicando la Palabra. ¡Qué gran estímulo para los misioneros que hoy en día se ocupan de la misma tarea! Jesús y sus discípulos recorrieron pueblos y aldeas sistemática y ordenadamente predicando el evangelio del reino.

Preguntas

1. ¿Qué aprende de la sanidad que Jesús hizo a la suegra de Pedro?
2. ¿Por qué no le trajeron a Jesús los enfermos y endemoniados hasta que llegó la noche? ¿Cuál es su opinión sobre este hecho?
3. Jesús sanó a todos los que le llevaron. ¿Qué nos enseña esto acerca del Reino?
4. ¿Qué aprendemos sobre la vida de oración del Señor Jesús en este pasaje?
5. En esta etapa del ministerio de Jesús, ¿cuál era su preocupación principal?

Comentarios

México
  Tas brown  (México)  (16/08/2017)

Pedro se alegró cuando fue sanada su suegra por Jesús??

Guatemala
  Paty de Camey  (Guatemala)  (25/06/2017)

Muchas gracias por compartir la Palabra Vivificante de Dios, sigan adelante pregonando las buenas nuevas de salvación, del Pan que da salud y vida, de nuestro Amado Salvador Jesucristo, Dios les siga bendiciendo ricamente, amén Jesús.

Guatemala
  Johanna  (Guatemala)  (29/11/2012)

Que lindo estudio, al leerlo Dios hablo a mi corazón. Muchas gracias.

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