La reina Ester fue usada por Dios para librar a Israel de su total aniquilamiento. Para ello tuvo que declarar que ella misma era judía, identificándose con el pueblo de Dios y poniendo en peligro su vida...
La historia del malvado Amán ilustra perfectamente el principio bíblico: Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu. ¡Cuánto tenemos que aprender de esto!