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Estudio bíblico de Zacarías 10:3-6

Zacarías 10:3 - 6

Continuamos hoy, estimado amigo oyente, nuestro viaje por este libro del profeta Zacarías. En nuestro programa anterior habíamos comenzado a comentar el capítulo 10.

Habíamos comentado que el título de este texto era "Judá e Israel debían ser esparcidas otra vez, pero finalmente serán reunidas". Dios estaba presentando su mensaje de una manera clara a través del profeta, y en el libro de Zacarías, comprendemos que el regreso del pueblo de Israel de la cautividad babilónica, no era un regreso permanente; que ellos nuevamente irían a una cautividad y que iban a ser esparcidos a través de todo el mundo.

Vimos que Zacarías, en nombre de Dios y como Su mensajero, hablaba de la liberación futura de "Efraín y Judá". Ahora, al mencionar a "Efraín", Dios se refería a las diez tribus del norte. El profeta estaba escribiéndole a los dos grupos de tribus en las que se dividía el pueblo de Israel, es decir, a las del norte y a las del sur. Evidentemente, tanto Zacarías, y obviamente el mismo Señor sabían dónde se encontraban estas "10 tribus"; todavía no se las podía llamar las "tribus perdidas", porque no habían sido esparcidas por todo el mundo como en la actualidad.

En nuestros estudios anteriores vimos que Dios los había enviado a la cautividad, con todo el dolor de Su corazón, porque Dios anhelaba una comunión más estrecha con Su pueblo elegido. Pero una vez más les anunció que les enviaría a la cautividad nuevamente, porque ellos estaban rechazando a los mensajeros de Dios y al mensaje de Dios. El alejamiento de Dios y la superficialidad de la fe, así como las ceremonias religiosas, vacías de contenido, que en realidad no les llevaba a un arrepentimiento sincero ni un regreso genuino a Dios, dio como resultado la introducción de prácticas de ocultismo, algo que Dios aborrecía totalmente. Cuando lleguemos al libro de Apocalipsis, vamos a tratar este tema.

Ahora, en nuestros días también estamos ante un auge del ocultismo, de la magia, de la búsqueda de lo sobrenatural, de supuestas respuestas y consejos a través de adivinos, espiritistas, magos y brujas. Casi ya es parte de la cultura habitual, no hay una cadena de televisión o de radio que no disponga de un espacio para temas relacionados con el mundo sobrenatural. Pero la mayoría de las personas, aunque se consideran "cristianos" ignoran lo que la Palabra de Dios dice al respecto.

Muchas personas fueron a ver en su día la película "El Exorcista", una película que produjo pingües ganancias a sus productores. Es una película de terror, fue producida por personas que no creen en Dios, ni en un Salvador personal. Pero, aparentemente, en general, la gente cree que existe un espíritu "del mal" en el mundo, pero que debe haber un espíritu del bien, que están en lucha, y no siempre vence "el bien" sobre "el mal".

Eso, es cierto. En la actualidad podemos observar esa tendencia de la búsqueda por lo oculto, de la misma manera que hace siglos lo hizo el pueblo de Israel; tenían curiosidad por aquellos dioses que eran más exóticos, no eran tan exigentes como era el Dios de sus antepasados, Abraham, Isaac y Jacob, y sin pretenderlo, por ignorancia e indiferencia habían traspasado los límites de la ley de Dios. El pueblo se había entregado a ritos que involucraba a los demonios y los espíritus. Y esto es lo que Dios estaba diciendo; que su alejamiento, su desobediencia los iba a llevar nuevamente a la cautividad. Dios iba a castigarlos muy severamente, serían humillados, derrotados y llevados otra vez a la cautividad.

Vamos a leer el versículo 3 de este capítulo 10 de Zacarías; leamos:

"Contra los pastores se ha encendido mi enojo, y castigaré a los jefes; pero el Señor de los ejércitos visitará su rebaño, la casa de Judá, y los pondrá como su caballo de honor en la guerra."

Estos "pastores" de los que se habla en este texto, eran los falsos profetas en Israel que se habían entregado al ocultismo, se habían entregado al espiritismo, y sus prácticas incluían lo sobrenatural, lo cual era, expresamente, prohibido por Dios. Y Dios dijo: "Contra los pastores se ha encendido mi enojo, y castigaré a los jefes".

Estos jefes eran los líderes espirituales del pueblo. El autor de estos estudios bíblicos, el Dr. J. Vernon McGee, contaba que, cuando él era joven, trabajó en un matadero. Allí llevaban al ganado de la región: corderos, ovejas, vacas, toda clase de animales. Era un trabajo bastante desagradable. Una de las cosas le parecían más crueles, contaba el Dr. McGee, era observar allí a un macho cabrío viejo que tenía una campanilla atada al cuello. El trabajo de ese macho cabrío era guiar a las ovejas al matadero. Todas las ovejas lo seguían, seguían la campanilla de ese viejo animal; no hacía falta empujar o forzar a las ovejas para que entraran en los corrales y los pasillos que los llevarían a la muerte. Se necesitaba tan sólo de una persona que guiaba a este macho cabrío en la dirección de la entrada del matadero, y todas las ovejas le seguían. Eran conducidas tranquilamente, sin esfuerzo, sin violencia, a su muerte segura.

Estas personas de las cuales estaba hablando Dios en este pasaje de Zacarías eran los líderes religiosos, los guías espirituales del pueblo. Estos hombres debían guiar al pueblo a la Palabra de Dios, enseñando y ayudándoles a tener paz con Dios en lo profundo de sus corazones; pero en lugar de hacer esta labor, resultaron ser un grupo de falsos profetas que en realidad estaba apartando al pueblo de Dios. Por lo tanto, Dios envió el mensaje a través del profeta Zacarías, expresando su enojo. En el versículo 3 dice:

"Contra los pastores se ha encendido mi enojo, y castigaré a los jefes; pero el Señor de los ejércitos visitará su rebaño, la casa de Judá, y los pondrá como su caballo de honor en la guerra."

Dios manifestó en este versículo Su intención de fortalecer al reino del sur contra los ataques de sus enemigos. Si usted, estimado amigo oyente desea leer algo más acerca de ese período inter-testamentario, puede leer el libro de Macabeos. Allí encontrará mucha información adicional. El reconocido historiador Flavio Josefo también se ocupó en escribir relatos sobre ese período en particular. El pueblo de Israel sufrió mucho en ese período de tiempo, pero pudo hacerle frente a sus enemigos. Dios les había prometido que Él los iba a fortalecer.

Continuando con el versículo 4 de este capítulo 10 de Zacarías, vemos que Dios dirigió Sus pensamientos hacia el futuro, a la venida del Mesías. Creemos que podemos identificar al Mesías en este texto:

"De él saldrá la piedra angular, de él la clavija, de él el arco de guerra, de él también todo apremiador."

"De él saldrá". ¿De quién saldrá? Es de Aquel que vendrá, y el tiempo que Zacarías empleó era futuro. Por eso es que dijo claramente: "De él saldrá la piedra angular". La piedra angular de un edificio es fundamental y de vital importancia. Se la coloca en el punto de unión de dos paredes, en un ángulo de 90 grados. Ése es el lugar preciso y necesario, y allí se coloca esa piedra angular. El cuadro que aquí se describe, hablaba ya de Cristo de una manera asombrosa, maravillosa. Se lo presentaba como esta piedra angular entre el muro de Judá y el muro de las diez tribus. El mensaje que se desprendía en este texto era que Él, el Mesías, el Cristo, sería la piedra angular que uniría y juntaría a todas estas tribus. Pero esta piedra angular, además, tiene un significado mucho más profundo.

Nuestros oyentes habituales recordarán que el profeta Isaías escribió también algo acerca de este tema. En el capítulo 28 del libro de Isaías, versículo 16, leemos: "Por tanto, el Señor dice así: He aquí que yo he puesto en Sion por fundamento una piedra, piedra probada, angular, preciosa, de cimiento estable; el que creyere, no se apresure". Esta descripción es muy parecida a la que se nos presentó en el texto de Zacarías que estamos estudiando.

Éste es precisamente el versículo que el apóstol Pedro citó en su primera epístola, capítulo 2 y versículo 6, donde escribió: "Por lo cual también contiene la Escritura: He aquí pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; y el que creyere en él, no será avergonzado". Un texto casi idéntico al del profeta Isaías quien utilizó la frase "el que creyere, no se "apresure".

Ahora, ¿qué significado tenía ese mensaje de Zacarías que Dios le mandó a proclamar al pueblo? El mensaje contenía temas importantes para el presente, una denuncia de las circunstancias que se desarrollaban abiertamente y que disgustaban profundamente a Dios, pero también les habló de un futuro esperanzador que debía alentarles. Así es nuestro Dios. Denunció, con paciencia, y sigue declarando con misericordia en nuestros días, todo aquello que es contrario a Su Santidad, a lo que Él llama pecado. Previno a Su pueblo, y sigue haciéndolo en la actualidad, que todo pecado, todo aquello que atenta contra Sus Leyes, sufrirá las consecuencias de un justo juicio, de un veredicto, y de un castigo. Pero hay perdón incondicional para todos los pecados, por muy horrendos que sean, si hay arrepentimiento sincero, y un cambio de propósito y actitudes de toda persona que se acerca a Jesucristo, quien pagó todos los pecados en la cruz.

¿Qué es lo que debemos hacer? Estimado amigo oyente, debemos buscar a la persona de Cristo, Él es la Piedra Angular, de nuestra vida y sobre ese cimiento podemos descansar confiadamente.

El apóstol Pedro en su primera epístola, capítulo 2, versículos 7 y 8 nos dice: "Para vosotros, pues, los que creéis, Él es precioso; pero para los que no creen, la piedra que los edificadores desecharon, ha venido a ser la cabeza del ángulo; y: piedra de tropiezo, y roca que hace caer, porque tropiezan en la Palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados."

Al comienzo de nuestro programa de hoy comentamos que Dios iba a castigar a Su Pueblo por haber mezclado su fe y sus prácticas espirituales con las de otros pueblos, que no creían en el único Dios, el Dios de sus antepasados, el Dios de Abraham, Jacob e Isaac. Recordemos que, acudir a adivinos, y practicar el ocultismo, o mezclarse con ritos espiritistas, no sólo es peligroso para la salud espiritual y el equilibrio emocional, sino que Dios lo prohíbe expresamente. Él quiere que sola y únicamente confiemos en Él; pero, entendemos que es difícil creer y confiar en Alguien que no se conoce de una manera íntima, como deberíamos los cristianos conocer a nuestro Dios y a Jesucristo, nuestro Salvador. Esto nos lo explica el apóstol Pablo en su segunda epístola a los Tesalonicenses, capítulo 2, versículo 11, donde dice: "Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira". Creemos que ese es un principio espiritual que opera en nuestros presentes días.

Ahora, en el capítulo 21 del evangelio según Mateo, versículo 44, el Señor Jesucristo hizo una declaración sorprendente. Él se llamó a sí mismo allí una "piedra": "Y el que cayere sobre esta piedra será quebrantado; y sobre quien ella cayere, le desmenuzará". Cristo es esa roca, esa piedra. Usted puede aceptarle a Él y recibirlo; puede venir a Él, como pecador y caer sobre Él, confiar en Él, descansar en Él, y usted experimentará la amista y compañía de un amigo que jamás le defraudará, ni le traicionará.

Cuando Cristo es la piedra, nuestro fundamento ya no confiamos en nuestros juicios o criterios, porque confiamos en Él, que siempre desea lo mejor para cada uno de Sus hijos, y con sabiduría nos enseñará a tomar las decisiones mejores, porque son de acuerdo a Su perfecta Voluntad. Pero, si nos rebelamos, hacemos oídos sordos, damos la espalda a Dios, entonces Él va a ser esa piedra que caerá sobre los que no desean Su comunión, y los desmenuzará. Es decir, Él será el Juez. El profeta Daniel mencionó que al final del gobierno gentil será enviada una piedra que no ha sido cortada por manos humanas, que será el Señor Jesucristo; Él castigará a esta tierra, a cada gobierno, a cada uno que esté en rebelión contra Dios.

Ahora, ¿qué es lo que debemos hacer los que nos llamamos y somos "cristianos", seguidores de Cristo en medio de una sociedad que no sólo acepta el ocultismo, sino que abiertamente busca el consejo de aquellos que invocan a los espíritus, y que con engaño afirman conocer o interpretar el futuro? Pues, estimado amigo oyente, debemos acercarnos más a Cristo, fundamentarnos sobre ese cimiento, y descansar confiadamente en Él.

Ahora, observemos que Él no sólo es la Piedra Angular, sino que se dijo en este versículo 4 del capítulo 10 de Zacarías, que de Él saldrá "la clavija". Este detalle es interesante. La mencionada "clavija" se refiere a una estaca o espiga, como se le llama en algunas partes, que se utilizaba para asegurar una carpa, un toldo, una tienda de campaña. Esta clavija ayudaba para que las carpas, o tiendas de campaña no fuesen derribadas por el viento. Israel utilizó esta herramienta en los 40 años de su peregrinaje por el desierto tanto para asegurar las tiendas familiares como para que el Tabernáculo, el recinto sagrado. Utilizando estas "clavijas" como puntos de unión, de apoyo y de resistencias contra los vendavales del desierto se aseguraron la estabilidad de sus frágiles tiendas. Esas "clavijas" se introducían profundamente en la arena del desierto para así mantener las tiendas en pie.

En el texto que leímos se le llamó a Cristo "la clavija", y veremos que este término se utilizó en varios pasajes en la Palabra de Dios. Por ejemplo, en el libro del profeta Isaías, capítulo 22, versículo 23, leemos: "Y lo hincaré como clavo en lugar firme; y será por asiento de honra a la casa de su padre". Él, Jesucristo, es quien está sosteniendo nuestras vidas, nuestras circunstancias, nuestro presente y futuro, si somos hijos de Dios, y pertenecemos al Reino de Dios. ¡Y cuánto necesitamos asirnos de Él, o permitirle que Él nos sostenga ante tantas presiones contrarias a la Palabra de Dios! ¡Qué descripción más gráfica o comprensible el que se nos presenta aquí del Señor, estimado amigo oyente! Ahora, este "clavo" también tenía usos diferentes. Era una herramienta que se clavaba dentro de la carpa. Era un objeto que se utilizaba para colgar las cosas. Las mujeres podían colgar en él sus joyas; los hombres podían colgar sobre él las cosas de valor que tenían dentro de la carpa en la cual vivían. Así que, Él, la piedra angular, Jesucristo, no es sólo esa clavija que mantiene las cosas firmes, sino que Él es también Aquel en el que podemos depositar también todo aquello que valoramos más en nuestra vida, porque podemos confiar en esa seguridad.

Dios en Su mensaje que envió por medio del profeta Zacarías no había concluido todavía, porque dijo que de Él saldrá el arco de guerra. Eso indica que Él es Aquel que vendrá a esta Tierra a consolar y dominar toda la injusticia. Los ejércitos del cielo le van a seguir. "De Él el arco de guerra", - dijo - "de Él también todo apremiador". Él va a dominar toda opresión, todos estos jefes, todos estos líderes, esos falsos maestros, profetas o responsables ya sean religiosos o políticos. Continuamos en el versículo 5, leemos:

"Y serán como valientes que en la batalla huellan al enemigo en el lodo de las calles; y pelearán, porque el Señor estará con ellos; y los que cabalgan en caballos serán avergonzados."

Ese tiempo, ese período será muy difícil, será un tiempo tenebroso. Pero Dios prometió que va a encargarse de cuidar de Su pueblo y permitirles que pasen a través de estas aflicciones, porque durante ese período, Cristo, el Mesías vendría. Pero si ellos, Su pueblo lo rechazare, entonces ya no habría más esperanza. Cuando Tito, con el poderoso ejército romano en el año 70, después de Cristo, se encontró a las puertas de Jerusalén, sitió la ciudad y después de un tiempo terrible de acoso, derribó sus muros; la ciudad fue destruida, y el pueblo hebreo fue esparcido a través de todo el mundo.

En realidad, hay muchos, destacados expositores que creen que Israel no está todavía reunido en esa tierra que ocupan ahora. Cuando Dios haga regresar a todo Su pueblo a esa tierra, ellos lo harán llevados por el Señor, y llegarán a ser una bendición para el mundo. Y serán como valientes en la batalla. En el versículo 6 de este capítulo 10 de Zacarías, leemos:

"Porque yo fortaleceré la casa de Judá, y guardaré la casa de José, y los haré volver; porque de ellos tendré piedad, y serán como si no los hubiera desechado; porque yo soy el Señor su Dios, y los oiré."

La casa de José que se menciona en este texto pertenece al reino del norte. Y hemos leído: "Y los haré volver; porque de ellos tendré piedad". ¿Cómo va a hacer eso Dios? Demostrando misericordia, piedad. Ése es el único método por el cual Él nos puede y quiere salvar. Y así es como Él puede salvarle a usted, estimado amigo oyente. "Y serán - dijo Dios por medio de Zacarías - como si no los hubiera desechado; porque yo soy el Señor su Dios, y los oiré". Estas fueron palabras de mucho ánimo y de aliento para el pueblo elegido en aquella época, en los tiempos del profeta Zacarías, pero también son para nosotros hoy. Dios tiene y sigue teniendo misericordia, poder y amor por todas sus creaturas.

Estimado amigo oyente, vamos a detenernos aquí. Le esperamos para compartir las profundas enseñanzas de la Palabra de Dios en nuestro próximo programa. Pedimos al Señor que Su presencia, Su luz y calor llenen su corazón con un sincero deseo de conocerle más a Él. Porque sólo la presencia de Dios en nuestra vida nos puede dar propósito, guía y una meta clara para nuestra existencia.

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