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Estudio bíblico de Zacarías 13:1-3

Zacarías 13:1 - 3

Continuamos hoy, amigo oyente, nuestro viaje por el libro del profeta Zacarías. Para aquellos estimados oyentes que hoy nos acompañan por primera vez les aclaramos que estamos estudiando uno de los últimos libros proféticos del Antiguo Testamento, de las Sagradas Escrituras, la Biblia.

Antes de retomar nuestra lectura donde la dejamos en nuestro programa anterior, recordemos que nos hallamos en la recta final de este estudio de Zacarías. En estos dos últimos capítulos (del 12 al 14) el profeta nos revela su segunda visión, que gira alrededor de dos escenas: el asedio final de todas las naciones de la Tierra contra la ciudad de Jerusalén, la capital de Israel, y el regreso del Mesías, para derrotar a los enemigos de Israel y establecer al fin, Su reino. El género literario que se emplea aquí es apocalíptico, caracterizado por constantes metáforas e imágenes, que poco a poco, y en su atenta compañía, estamos analizando.

Tal y como hemos podido apreciar en nuestros anteriores programas, el plan de Dios se va desgranando poco a poco, por medio de las palabras que Dios mandó decir al profeta. Y hemos visto un evidente progreso desde la primera sección en la que se aludía a la primera venida de Cristo a la Tierra, la cual nosotros ahora podemos contemplar, mirando hacia el pasado; Zacarías y sus contemporáneos tuvieron que mirar hacia el futuro, porque todavía habrían de pasar más de 5 siglos para que el Mesías naciese en la ciudad de Belén.

Tal y como profetizó Zacarías, Jesús fue vendido por 30 monedas de plata. Días antes de este terrible acontecimiento, la traición de un discípulo, tal y como adelantó el profeta, Jesús hizo su entrada triunfal sobre el lomo de un humilde pollino, un asno. Pero a pesar de todo, Él fue rechazado, como el Buen Pastor que dio Su vida por las ovejas.

En esta segunda sección del mensaje profético estamos viendo que el Mesías vendrá de nuevo, regresará algún día a la Tierra, para terminar de cumplir con su plan. Él vendrá cuando Su Iglesia haya sido arrebatada, recogida, o llevada de la Tierra, tal y como profetiza el libro del Apocalipsis. Luego vendrá el denominado como "el pastor falso", o necio, que guiará al mundo en una espiral de autodestrucción y caos, un tiempo terrible como jamás ha habido en la historia de la humanidad, tal y como lo llamó el propio Jesús. Y la única liberación posible tendrá lugar cuando Cristo vuelva a la Tierra a establecer Su reino de los mil años. Él será el único que puede traer verdadera u auténtica paz a esta Tierra.

Al llegar a este punto particular del programa, nos gustaría realizar algunos comentarios preliminares.

Hace casi medio siglo, en los EE.UU, el avión del presidente Eisenhower despegó de la base militar de Maryland. Su propósito era realizar uno de los viajes más largos que cualquiera de sus antecesores hubiera realizado: En sólo 19 días recorrería 35.000 kms visitando tres continentes y parlamentando con doce jefes de gobierno. Este viaje, seguido masivamente por los periódicos de la época, fue bautizado con el nombre de "El viaje de la Paz". El mismo Eisenhower se refirió al mismo como un formidable esfuerzo del pueblo norteamericano para obtener la paz y la justicia.

Desde aquel viaje muchos otros personajes públicos han realizado ímprobos esfuerzos por lograr la paz; a veces han tenido éxito, otras, no.

El corazón humano, sobre cualquier otra cosa, anhela vivir en paz. Y cuán maravilloso resulta cada año, recordar el nacimiento de un niño, de quien se dijo: "Gloria a Dios en las Alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres". (Lucas 2:14).

A estas alturas de la historia de la humanidad, pocos son lo que aún se ilusionan con políticos que prometen paz y prosperidad. Y los cristianos, después de algo más de 2.000 años, seguimos teniendo la certeza de que Él, Jesucristo, sigue siendo la única esperanza de una paz duradera, permanente, en un mundo azotado por las consecuencias que los seres humanos nos afligimos mutuamente.

Solamente Él, el Mesías, el Cristo, el Hijo de Dios, traerá paz a esta tierra. Uno de sus títulos es precisamente el de "Príncipe de Paz". Y esta tierra no disfrutará de una paz y prosperidad plena hasta que Él regrese nuevamente. Su plan eterno para la humanidad se cumplirá algún día, y tal vez algunos de nosotros podamos ser testigos presenciales de todo lo que ha de venir. Y finalmente Él establecerá el reino de los cielos en la tierra.

¿Qué nos está enseñando Zacarías? El profeta nos está mostrando un avance o un bosquejo de todo lo que ha de venir. Por medio de su crónica, constatamos que Dios tiene un programa preciso y detallado para hacer una realidad el comienzo de Su reino en esta tierra. ¿Puede acaso existir, amigo oyente, una historia mayor? ¿Puede acaso contarse una epopeya más sublime y magnífica que ésta?

Su reino, estimado amigo oyente, estará caracterizado por la paz. Anteriormente, en el capítulo 8, versículo 3, pudimos leer: "Así dice el Señor: Yo he restaurado a Sión, y moraré en medio de Jerusalén; y Jerusalén se llamará Ciudad de la Verdad".

Cuando estudiamos esto, en nuestro programa anterior, mencionamos que estas hermosas palabras no eran una realidad presente, pero que algún día sí lo serían, cuando Él reine aquí. Ahora, en el capítulo 13 que hoy comenzamos a estudiar, podremos vislumbrar que, el reino que Él establecerá, se caracterizará por Su santidad y Su justicia. En los primeros dos versículos de este capítulo 13 de Zacarías, leemos lo siguiente:

"En aquel tiempo habrá un manantial abierto para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, para la purificación del pecado y de la inmundicia. Y en aquel día, dice el Señor de los ejércitos, quitaré de la tierra los nombres de las imágenes, y nunca más serán recordados; y también haré cortar de la tierra a los profetas y al espíritu de inmundicia."

Tal y como podemos leer, Su Reino se caracterizará por Su santidad y Su justicia. Y más adelante, en el capítulo 14 de Zacarías, leeremos: "En aquel día estará grabado sobre las campanillas de los caballos: SANTIDAD AL SEÑOR; y las ollas de la casa de Jehová serán como los tazones del altar".

Este reino se distinguirá también por la liberación del temor o del miedo, tal y como estudiaremos en el capítulo 14. Estos son los aspectos espirituales del reino. No los aspectos físicos. También vamos a ver que el gozo será habitual en ese reino. Y qué cosa más hermosa es esta descripción. En el capítulo 10, versículos 6 y 7, leíamos: "Porque yo fortaleceré la casa de Judá, y guardaré la casa de José, y los haré volver; porque de ellos tendré piedad, y serán como si no los hubiera desechado; porque yo soy Jehová su Dios, y los oiré. Y será Efraín como valiente, y se alegrará su corazón como a causa del vino; sus hijos también verán, y se alegrarán; su corazón se gozará en Jehová, el Señor".

También se nos dijo en el capítulo 9, versículo 10 de este libro de Zacarías: "Y de Efraín destruiré los carros, y los caballos de Jerusalén, y los arcos de guerra serán quebrados; y hablará paz a las naciones". Ese es el momento en que Él vendrá a reinar.

Ahora, como usted bien sabe, Él, Jesucristo, ya vino una primera vez. Y entonces fue traicionado, vendido, rechazado, y finalmente entregado a los gentiles, es decir, a los soldados romanos, para que le crucificaran.

Resulta significativo que Zacarías no tuviera nada que decir para el periodo en el que actualmente vivimos, un tiempo que ya ha durado más de 2.000 años desde la venida del "Pastor verdadero" y que precede al "final de los tiempos", tiempo en el que vendrá un segundo pastor, "el pastor malo o necio". Esto desencadenará, según el plan divino, la última escena de esta gran obra que es "la historia de la humanidad". Tras ella, el mundo, tal y como lo conocemos, dejará de existir.

Este período que la iglesia está viviendo en el presente llegará algún día a su fin. Y cuando eso suceda, aparecerá el pastor necio, "el anticristo", con el que comenzará el período de la Gran Tribulación, que tendrá lugar bajo su dominio y dictadura mundial.

En el capítulo 12 hemos podido ver como en el mismo centro del plan de Dios toda gira alrededor de la ciudad de Jerusalén. Y en estos últimos capítulos, 13 y 14 de Zacarías, Jerusalén es mencionada más de 20 veces.

El Dr. Merrill Unger, uno de los intérpretes más reconocidos de este libro de Zacarías, dijo: "Sólo una aplicación literal de estas profecías de restauración y futura conversión de la nación judía durante la segunda venida de Cristo puede satisfacer los detalles de estas revelaciones proféticas. Otras interpretaciones ignoran el verdadero alcance de la profecía de Zacarías en su totalidad, violan el contexto inmediato, recurren a mistificaciones sin sentido y terminan en un embrollo de incertidumbre y confusión".

Leamos ahora el primer versículo de este capítulo 13 de Zacarías, que dice así:

En aquel tiempo habrá un manantial abierto para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, para la purificación del pecado y de la inmundicia.

Una vez más nos encontramos con la expresión "en aquel tiempo", "en aquel día". Y ya hemos determinado que estas expresiones se refieren a ese período que comienza con "la Gran Tribulación" y que continúa hasta "el reino del Milenio". En la mitad de ese periodo denominado Gran Tribulación, según algunos intérpretes, tendrá lugar la venida de Cristo a esta tierra para establecer Su reino.

Y este versículo que acabamos de leer no se refiere a la primera venida de Cristo, porque por aquel entonces la ciudad santa no era un manantial abierto para la casa de David, y para los habitantes de Jerusalén, para la purificación del pecado y de la inmundicia. En realidad era todo lo contrario. Ellos rechazaron al Mesías, y fue crucificado. Y aun el apóstol Pablo escribió en su epístola a los Romanos, capítulo 10, versículo 3: "Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios". Así es que, en Su primera venida, ellos, Su pueblo, le rechazaron. Pero este manantial será abierto en la segunda venida del Mesías. Y como vimos en el capítulo 12, sería en aquel día en que Dios derramaría Su espíritu sobre esta gente. El profeta Joel también habló en cuanto a esto. Y será entonces cuando este pueblo tendrá el manantial abierto para ellos. Entonces, ellos le mirarán, y Zacarías profetizó de una manera muy clara que "le mirarán", tal y como leímos en el capítulo 12, versículo 10, que dice: "Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito". Ése será "el día de verdadero de arrepentimiento" para el pueblo judío cuando Cristo regrese como Rey y Señor; se verán conmovidos en lo más profundo; el Espíritu de Dios quitará ese velo de sus ojos para reconocer, finalmente, que Jesús es el Señor.

Amigo oyente, el problema del hombre es un problema del corazón y no del intelecto o de la esfera de la inteligencia. El problema del hombre, del ser humano es que no desea abandonar su estilo de vida actual, que es contrario a la voluntad de Dios, y que puede definirse con una sola palabra: pecado. Y por pecado no entendemos la realización de actos horribles, ni depravados, sino cualquier transgresión de la voluntad de Dios por el hombre. ¿Y dónde podemos conocer su voluntad? En la Biblia, la Palabra de Dios.

Efectivamente, estimado amigo, la Biblia tiene palabra de vida para usted. Sólo tiene que leerla, meditarla, interiorizarla y obedecerla. No siempre será fácil hacerlo, porque más sencillo es seguir repitiendo, día tras día, nuestros viejos hábitos de conducta, no siempre malos, incluso, muchas veces, buenos. Pero por buenas que sean nuestras acciones, nunca serán suficientes para hacernos merecer la vida eterna. Recuerde, estimado amigo, que la salvación no depende de lo bueno que usted sea, sino de cuánto obedece usted a Dios. Y el primer mandato es amarle sobre todas las demás cosas; ¿está usted haciendo esto? En caso negativo, le animamos a remar contracorriente, a tomar una decisión que cambiará su vida, que transformará la forma en que se enfrentará a cada día; le animamos a aceptar a Jesús como su Señor y Salvador. Tal y como, según Zacarías, algún día harán los miles de judíos que hoy siguen pensando que Jesús fue sólo un gran maestro de las Escrituras.

Estimado oyente: Jesús fue mucho más que un buen hombre o que un gran maestro: fue el Hijo de Dios que vino con la exclusiva misión de entregar su vida en su lugar. ¿Puede acaso haber un mayor acto de amor que este? Es por esto que decimos que el cristianismo no es una religión, sino una relación de amor entre usted y Jesús. No se trata de palabras, sino de hechos: Jesús murió para que usted pudiera disfrutar de la vida eterna junto a Él. Tampoco se trata de esperanzas, sino de certezas: Algún día, usted y yo seremos juzgados en el tribunal de Cristo. ¿Está usted preparado para recibir el regalo de la salvación?

Este mensaje es el que Zacarías transmitió a sus contemporáneos: es necesario arrepentirse y reconocer que todos, de una manera u otra, hemos caminado de espaldas a Dios. Dios ha prometido una futura restauración de la nación de Israel. Y les protegerá en el futuro, tal y como podemos seguir leyendo en el versículo 2 del capítulo 13:

"Y en aquel día, dice el Señor de los ejércitos, quitaré de la tierra los nombres de las imágenes, y nunca más serán recordados; y también haré cortar de la tierra a los profetas y al espíritu de inmundicia."

Recordemos cual fue la causa de la rebeldía y el extravío del pueblo judío: los falsos profetas y sus falsas profecías, que también fue un problema en el Israel tras el exilio babilónico y también lo será en el futuro. Por eso, las palabras que acabamos de leer equivalen a dejar a los ídolos sin ninguna función, haciendo así honor a su naturaleza inservible, ya que son objetos inútiles. Y siendo como eran una de las causas de la rebelión del pueblo, el Señor las arrancará por completo.

¿Quiénes son, según Zacarías, los agentes de la falsa idolatría? Los profetas falsos, si bien el poder espiritual que sostiene a los ídolos tiene un origen satánico. Los espíritus malos que daban energía a estos falsos profetas son inmundos porque odian a Dios y a la santidad, y porque conducen a sus víctimas hacia impurezas morales y a la práctica de una religión falsa.

Bien, observemos esto: "dice el Señor de los ejércitos, quitaré de la tierra". Cuando el pueblo regresó de la cautividad babilónica y la gente había supuestamente abandonado la idolatría, pero todavía seguían conservando en sus hogares unos pequeños serafines o ídolos, que adoraban y veneraban. Esta especie de "idolatría light, suave", resultaba igualmente repugnante a ojos del Señor. Y Dios dice aquí: "Quitaré de la tierra los nombres de las imágenes, y nunca más serán recordados; y también haré cortar de la tierra a los profetas y al espíritu de inmundicia". Esto hace referencia, por supuesto, a la venida de Cristo e indica que los demonios serán quitados. Y Usted y yo, amigo oyente, aunque resulte "políticamente incorrecto admitirlo", vivimos en un mundo donde los espíritus malignos o demonios están muy activos. Su actividad, sutil, inteligente e invisible tiene efectos devastadores y, por cierto, es muy visibles.

La razón por la cual este pasaje de las Escrituras es tan importante es porque es el único pasaje que afirma que la actividad de los demonios será cortada o eliminada de la tierra durante el Milenio. En el libro de Apocalipsis, se nos dice que los falsos profetas y el Anticristo, ese rey engañador, así como el mismo Satanás, serán quitados. Pero nada se dice allí en cuanto a los demonios. Ahora, aquí los tenemos mencionados en este versículo de Zacarías. Y añade además la razón por la cual su actividad será cortada durante aquella época en concreto. Podemos ver lo que nos dice aquí el versículo 3:

"Y acontecerá que cuando alguno profetizare aún, le dirán su padre y su madre que lo engendraron: No vivirás, porque has hablado mentira en el nombre del Señor; y su padre y su madre que lo engendraron le traspasarán cuando profetizare."

Las palabras que acabamos de leer son muy duras, ¿verdad? ¿Qué significado esconden? Este versículo nos indica que algún día, la fidelidad a Dios será tan grande que los mismos padres estarán dispuestos a dar muerte a sus propios hijos si éstos profetizan falsamente. A causa de la salvación de Dios, el pueblo judío manifestará tal amor y celo por el Señor que su aborrecimiento por cualquier profecía falsa superará el sentimiento humano normal; incluso un padre o una madre estarán dispuestos a matar a un hijo o hija apóstata. Todo ello refleja la drástica posición de Dios con respecto al engaño profético, al igual que los predicadores contemporáneos que no presentan adecuadamente la verdad.

Y bien, vamos a detenernos aquí por hoy. Volveremos en nuestro próximo programa, para continuar este estudio del capítulo 13 de Zacarías, esperando encontrarle nuevamente en nuestra habitual cita. Hasta nuestro próximo programa, estimado amigo, ¡que Dios le bendiga al meditar en Su Palabra!

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