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Estudio bíblico de Génesis 26:1-35

Génesis 26

El capítulo que consideramos hoy no parece, a primera vista, un relato interesante. Especialmente, después de haber estudiado la vida de un personaje como Abraham, y pensando en Jacob, el personaje que examinaremos más adelante. El capítulo 25 nos hablaba de cómo Esaú despreció los asuntos espirituales y de cómo Jacob pretendió adelantarse a los planes de Dios. Este capítulo sobre Isaac, siendo, en realidad, el único que trata sobre él, no parece muy emocionante, pues todo lo que hizo fue cavar pozos. Sin embargo, observando este relato más detenidamente, encontraremos que Dios tiene aquí también un mensaje importante para nosotros. El apóstol Pablo recalcó la importancia de todos los pasajes de la Biblia cuando dijo, en su carta a los Romanos, capítulo 15:4,

"Porque todo lo que fue escrito en tiempos pasados, para nuestra enseñanza se escribió, a fin de que por medio de la paciencia y del consuelo de las Escrituras tengamos esperanza."

Este capítulo nos enseña acerca de la paciencia, lo cual, de por sí, ya satisface una necesidad. Pero, como hemos de ver, hay aquí más lecciones. Y así como Dios nos dejó enseñanzas útiles sobre hombres dinámicos como Abraham, Jacob o David, líderes emprendedores, puede utilizar igualmente la vida de Isaac para comunicarnos un mensaje de importancia. Este valor de la totalidad del mensaje Bíblico fue enfatizado, también por el apóstol Pablo, en su segunda carta a Timoteo, en el capítulo 3:16 y 17;

"Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra."

Recordando, pues, estos principios, vamos a considerar este capítulo 26. En él, Isaac, el hijo amado de Abraham, recibió la confirmación del pacto que Dios había establecido con su padre. Luego comprobaremos que cayó en el mismo pecado de incredulidad que en una ocasión afectó a su padre. Finalmente, le veremos cavando pozos en la tierra de Gerar.

En el primer párrafo, veremos que

Dios apareció y reafirmó su pacto a Isaac

Leamos los versículos 1 al 5:

"Y hubo hambre en la tierra, además del hambre anterior que había ocurrido durante los días de Abraham. Y se fue Isaac a Gerar, a Abimelec, rey de los filisteos. Y se le apareció el Señor, y dijo: No desciendas a Egipto; quédate en la tierra que yo te diré. Reside en esta tierra y yo estaré contigo y te bendeciré, porque a ti y a tu descendencia daré estas tierras, y confirmaré contigo el juramento que juré a tu padre Abraham. Y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y daré a tu descendencia todas estas tierras; y en tu simiente serán bendecidas todas las naciones de la tierra, porque Abraham me obedeció, y guardó mi ordenanza, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes."

Este es la segunda época de hambre que se menciona en el relato Bíblico. Recordemos que la primera tuvo lugar durante la vida de Abraham, cuando él y Lot salieron hacia Egipto. Ahora, ¿por qué le habrá dicho Dios a Isaac que no saliese de aquella zona? Bueno, Isaac conocía el ejemplo de su padre, que ante el hambre se había dirigido a Egipto. Esa advertencia podría recordarnos el dicho; "a tal padre, tal hijo". Podemos hablar de barreras generacionales, pero para el pecado no existen estas distancias, porque el pecado se transmite de una generación a otra de manera natural. Con bastante frecuencia, un hijo comete los mismos errores que su padre, a menos que intervengan otros factores, Por todo ello, Dios le dio a Isaac instrucciones concretas para enfrentar aquella época de hambre, y comenzó confirmándole el pacto que había establecido con Abraham. Fue como si Dios hubiera querido disuadirle de salir de aquel país, confirmándole las 3 promesas del pacto. La primera, que se refería a la tierra era: "a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras". La segunda, referente a la nación, afirmaba: "multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo". Y la tercera, constituía la bendición: "en tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra". Pero hay otro detalle. En aquel momento Dios aún no había dado la ley de Moisés. Abraham, no había vivido bajo aquel sisTema legal mosaico. Sin embargo, cuando Dios le había dicho algo, él le había creído y Dios había actuado en consecuencia. Abraham había demostrado su fe a través de sus acciones. Por eso resulta significativo que Dios mencionase aquí, en su mensaje a Isaac, la obediencia de Abraham. Y no sólo por el efecto positivo que el recuerdo de la fe del padre podía tener sobre el hijo, porque el patriarca había creído, y Dios había considerado satisfecha su justicia, le había justificado. Sino también por el lugar trascendental que la fe tiene en la relación de una persona con Dios. Se trata de una fe que se expresa en acción y en obediencia. Es una fe que impulsa a actuar, a salir, a ponerse en movimiento. Dios le estaba diciendo a Isaac que quería que él fuese esa misma clase de hombre.

Continuemos leyendo para observar el incidente en que

Isaac describió engañosamente su relación con Rebeca

relatado entre los versículos 6 y 11:

"Habitó, pues, Isaac en Gerar. Y cuando los hombres de aquel lugar le preguntaron acerca de su mujer, el dijo: Es mi hermana; porque tenía temor de decir: Es mi mujer. Porque pensaba: no sea que los hombres del lugar me maten por causa de Rebeca, pues es de hermosa apariencia. Y sucedió que después de haber estado allí largo tiempo, Abimelec, rey de los filisteos, miró por una ventana, y he aquí, vio a Isaac acariciando a Rebeca, su mujer. Entonces Abimelec llamó a Isaac, y le dijo: He aquí ciertamente ella es tu mujer. ¿ Cómo, pues, dijiste: Es mi hermana ? E Isaac le respondió: Porque me dije: No sea que yo muera por causa de ella. Y Abimelec dijo: ¿ Qué es esto que nos has hecho ? Porque alguno del pueblo fácilmente pudiera haberse acostado con tu mujer, y hubieras traído culpa sobre nosotros. Y Abimelec ordenó a todo el pueblo, diciendo: El que toque a este hombre o a su mujer, de cierto morirá."

Gerar estaba en la zona sur. Abraham e Isaac habían vivido en la parte meridional de aquella tierra. En realidad, Abraham había venido al norte, a Siquem, pero acabó viviendo en el sur, en la región de Hebrón, el llamado " lugar de la comunión." Isaac aparece aquí repitiendo el mismo error de su padre. Dios le había advertido que no fuese a Egipto así que, en efecto, no fue allí. Pero, en cambio, se fue a Gerar. Allí debió ver que los hombres se fijaban en Rebeca, su mujer, por lo que ambos quedaron en presentarla como su hermana. La diferencia con el caso de Abraham, es que aquel había dicho en una ocasión similar, una media mentira, porque Sara, mujer de Abraham, era también media hermana suya, por ser hija de su padre, aunque no de su madre. Aquí, en el caso de Isaac, éste dijo una mentira completa, poniendo a aquella gente ante la ocasión de cometer un pecado. Pero la actitud de Abimelec, que era un hombre recto, fue amistosa porque Isaac, evidentemente, se había ganado el respeto de aquella comunidad.

Continuemos leyendo los versículos 12 al 17, que nos relatan cómo

Isaac prosperó en Gerar

"Y sembró Isaac en aquella tierra, y cosechó aquel año ciento por uno. Y el Señor lo bendijo. Y el hombre se enriqueció, y siguió engrandeciéndose hasta que llegó a ser muy poderoso, pues tenía rebaños de ovejas y vacadas y mucha servidumbre, y los filisteos le tenían envidia. Y todos los pozos que los siervos de su padre habían cavado en los días de Abraham su padre, los filisteos los cegaron llenándolos de tierra. Entonces Abimelec dijo a Isaac: Vete de aquí, porque tu eres más poderoso que nosotros. Isaac partió de allí, acampó en el valle de Gerar y se estableció allí."

Resulta evidente que Dios ayudaba a Isaac, bendiciéndole abundantemente, cumpliendo la promesa de bendición sobre aquel pueblo desde el día en que había llamado a Abraham. Era ésa una bendición terrenal y más adelante, cuando Dios les llevó a la tierra que les había prometido, les dijo que les bendeciría con abundancia de alimentos. Dios cumplió su promesa siempre que ellos estuviesen en una buena relación con El.

Dios no nos ha prometido a nosotros aquella bendición terrenal. A nosotros nos ha prometido bendiciones espirituales, que están a nuestra disposición en la actualidad. Pero estas bendiciones están sujetas a las mismas condiciones y dependen de nuestra conducta frente a Dios. Si tú se lo permites, El está dispuesto a bendecirte abundantemente en tu vida espiritual.

Fijémonos cómo prosperó Dios a Isaac. El texto dice que cosechó hasta cien veces por cada parte. También resulta significativo que la vida de Isaac estuvo vinculada a la de su padre Abraham. Su nacimiento y vida estuvieron entrelazados con las experiencias de Abraham. Aunque apreciemos la importancia de Isaac cuando fue ofrecido sobre el altar, consideramos, además, que, en aquel episodio, estaban juntos padre e hijo. ¿Y por qué les vemos así identificados? Bueno, debemos recordar que todas estas cosas les sucedieron para ser como un ejemplo para nosotros. Por ello les contemplamos como una maravillosa figura de la intimidad que existe entre el Señor Jesucristo y su Padre celestial. Según el Evangelio escrito por Juan, en su capítulo 14:9, Jesús mismo dijo: " . . . el que me ha visto a mí, ha visto al Padre". Y en la gran oración sacerdotal de Jesús, El dijo: " . . . He terminado la obra que me diste que hiciera". Y en otra ocasión, como relata el mismo Evangelio en el capítulo 5:17, también dijo: "Hasta ahora mi Padre trabaja, y yo también trabajo". Por lo tanto, resulta muy apropiado que la historia de Isaac y la de Abraham se identifiquen de esta manera.

Ahora en este capítulo vemos a Isaac actuando con sus propias fuerzas y, entonces, no nos parece muy atractivo. Revela una debilidad tal que, como ya hemos comentado, hasta repite aquel pecado de Abraham al presentar a su mujer. Aunque, por otra parte, la Palabra de Dios afirma con claridad que Isaac era un personaje de gran importancia en aquella tierra. Tal era su grandeza que los filisteos no podían soportar el ver su prosperidad. El relato también nos recuerda que Abraham había cavado pozos en aquella región, que pasaron a pertenecer s su hijo, quien al recorrerlos descubrió que habían sido cegados con tierra por los filisteos. Esta es la primera mención de la enemistad de este pueblo, que conduciría a guerras continuas más tarde en la historia, en los tiempos del rey David. Este párrafo finaliza con la declaración de Abimelec, quien frente a la influencia de Isaac y, quizás impulsado por el respeto que le tenía, le aconsejó que se alejase de aquella región.

Y ahora comienza el párrafo que nos cuenta que

Isaac cavó pozos en Gerar

Este es un período de su vida que parece caracterizado por la debilidad, aunque realmente no fue así. Observemos que regresó a la tierra donde su padre Abraham había estado. Leamos los versículos 18 al 20:

"Isaac volvió a cavar los pozos de agua que habían sido cavados en los días de su padre Abraham, porque los filisteos los habían cegado después de la muerte de Abraham, y les puso los mismos nombres que su padre les había puesto. Cuando los siervos de Isaac cavaron en el valle encontraron allí un pozo de aguas vivas. Entonces riñeron los pastores de Gerar con los pastores de Isaac, diciendo: El agua es nuestra. Por eso el llamó al pozo Esek, porque habían reñido con él."

Esta sección nos muestra la lucha que allí tuvo lugar. Creo que el agua es una figura de la Palabra de Dios, de la cual debemos beber con intensidad. En otros pasajes Bíblicos se la llama " el agua de la Palabra." Sus propósitos son apagar, saciar nuestra sed y limpiarnos. En una ocasión Jesús dijo que nosotros estamos limpios por la Palabra que El ha hablado.

El agua es un elemento muy necesario para la vida. Sin ella, no hay vida que exista y subsista. Todos habremos contemplado alguna vez los desiertos, y al ver tan grandes extensiones de tierra árida, nos habrá impresionado contemplar repentinamente una zona de vegetación verde y exuberante en medio de tanta desolación, transformada así por la presencia del agua.

Y así es que la presencia e influencia del agua de la Palabra de Dios explica las diferencias entre los hijos de Dios de cualquier iglesia. Se observa un gran contraste entre las vidas de los creyentes que estudian la Palabra de Dios y aquellos que no lo hacen. Por otra parte, como en este pasaje que acabamos de leer, habrá siempre una lucha. Parece que, de alguna forma, siempre tendrás que pagar un precio si decides dedicarte realmente al estudio de la Palabra de Dios. El enemigo de Dios podrá permitirte cualquier cosa, menos que te impliques en un estudio serio de las Sagradas Escrituras.

Leamos el resto del párrafo; los versículos 21 y 22:

"Cavaron otro pozo, y también riñeron por él; por eso lo llamó Sitna. Y se trasladó de allí y cavó otro pozo, y no riñeron por él; por eso lo llamó Rehobot, porque dijo: Al fin el Señor ha hecho lugar para nosotros, y prosperaremos en la tierra."

Cada vez que Isaac cavaba un pozo, venían los pastores de Gerar, tenían un conflicto e Isaac lo intentaba en otro lugar y así varias veces. Su actitud nos revela a un hombre pacífico y paciente. Porque más adelante, personajes notables como el rey David o, luego en tiempos del Nuevo Testamento, el apóstol Pedro, hubieran reaccionado de forma muy diferente. Aquí hay una lección de paciencia y de perseverancia, especialmente relevante cuando la aplicamos al estudio de la Palabra de Dios.

Los versículos 23 al 26 nos relatan su experiencia cuando

Isaac fue a Beerseba y Dios apareció para consolarle

"De allí subió a Beerseba. Y el Señor se le apareció aquella misma noche, y le dijo: Yo soy el Dios de tu padre Abraham; no Temas, porque yo estoy contigo. Y te bendeciré y multiplicaré tu descendencia, por amor de mi siervo Abraham. Y él construyó allí un altar e invocó el nombre del Señor y plantó allí su tienda; y allí abrieron los siervos de Isaac un pozo."

Es significativa esta aparición de Dios para animarle. Dios apareció ante todos los patriarcas, como Abraham, aquí a Isaac, luego a Jacob. La única excepción sería José. Y así fue que Isaac continuó cavando pozos. Podemos ilustrar su vida colocándole junto a un pozo, de la misma manera que podemos ilustrar la de Abraham con un altar y la de Jacob, como veremos más adelante, con una tienda. Leamos los versículos 26 al 29, que describen cómo

Isaac hizo las paces con Abimelec

"Entonces Abimelec vino a él desde Gerar, con su consejero Ahuzat y con Ficol, jefe de su ejército. Y les dijo Isaac: ¿ Por qué habéis venido a mí, vosotros que me odiáis y me habéis echado de entre vosotros? Y ellos respondieron: Vemos claramente que el Señor ha estado contigo, así es que dijimos: Haya ahora un juramento entre nosotros, entre tú y nosotros, y hagamos un pacto contigo, de que no nos harás ningún mal, así como nosotros no te hemos tocado y sólo te hemos hecho bien, y te hemos despedido en paz. Tu eres ahora el bendito del Señor."

Observamos que, aunque Isaac pareció mostrar debilidad ante los habitantes de Gerar, el rey de Gerar estaba tan impresionado al comprobar cómo Dios estaba de su parte, que vino a él para establecer buenas relaciones. La influencia de Isaac fue más allá de toda aparente debilidad.

Leeremos, para finalizar este capítulo los versículos 34 y 35 que atañen a la vida de Esaú, hermano de Jacob:

"Cuando Esaú tenía cuarenta años, se casó con Judit, hija de Beeri heteo, y con Basemat, hija de Elón heteo; y ellas hicieron la vida insoportable para Isaac y Rebeca."

La elección de aquellas dos mujeres por parte de Esaú, confirma algunos detalles de su carácter, que ya hemos visto en nuestro estudio del capítulo 25. Observamos aquí que no solo Rebeca se afligió con la elección de Esaú sino también su padre, Isaac, pues Esaú era, precisamente, su hijo predilecto. Esta escena nos prepara para nuestro estudio del capítulo 27, en el que examinaremos el carácter de Jacob y sus relaciones con Esaú.

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