Estudio bíblico de Esdras 7:1-8:35
Esdras 7:1 - 8:35
Al aproximarse el final de nuestro programa anterior, leímos en el versículo 17, acerca de la dedicación del templo, que celebraron con gran alegría. Habíamos destacado que en dicho versículo se mencionaba la ofrenda por el pecado. Ahora, ¿por quién se hizo aquella ofrenda por el pecado? Aquí el lenguaje es explícito. Fue por el pecado de todo Israel. Y enfatizamos nuevamente que no sólo regresaron a Jerusalén gente de las tribus de Judá y Benjamín, sino de todas las 12 tribus. Y aquí se indicó claramente que habría 12 machos cabríos, uno por cada tribu israelita.
Y en los versículos 19 al 22 del capítulo 6, leímos acerca de la celebración de la pascua, exactamente 5 semanas después de la dedicación del templo. La Pascua era una fiesta que nos habla de la muerte de Cristo. Cristo fue el cordero de nuestra pascua, que fue ofrecido, sacrificado por nosotros. Cuando aquellos israelitas se reunieron alrededor del cordero pascual, fue como si se estuvieran congregando alrededor de la Persona del Señor Jesucristo, de acuerdo con lo que establecía la Palabra de Dios.
Ahora, al llegar a los capítulos 8 y 9, destacaremos que el tema general en estos capítulos es
La reforma bajo Esdras
Hoy llegamos a la segunda gran división de este pequeño libro de Esdras. Vimos en los primeros seis capítulos el regreso a Jerusalén, desde Babilonia, que tuvo lugar bajo la dirección de Zorobabel. Alrededor de 50 mil personas regresaron en esa ocasión. Ellos habían sido llevados a Babilonia como cautivos porque continuamente se habían apartado hacia la idolatría y también porque Dios permitió su cautiverio para enseñarles una lección en Babilonia. Otra de las razones por la cual fueron desterrados fue que ellos no habían respetado el descanso que se le debía dar a la tierra, cada séptimo año, pero habían desobedecido la ley de Moisés. Pensaron quizá que eso no era necesario y que no tenía mucha importancia; y pensaron que su desobediencia de la Ley no tendría consecuencias. Y esa situación se prolongó por un período de 490 años, y entonces Dios dijo que los iba a quitar de la tierra, por medio de un pueblo extranjero, por 70 años, los años en que la tierra tenía que haber descansado, para permitir que la tierra reposara y guardara su sábado. Y Dios, entonces, los sacó de la tierra por ese período de tiempo. Después que la tierra hubo descansado y se hubiese renovado por 70 años, Dios permitió que Su pueblo regresara. En el momento de nuestro relato, ellos estaban regresando a su tierra.
Como ya hemos podido apreciar, la situación en Jerusalén fue en un principio desalentadora y por cierto no animó a los demás que habían quedado en Babilonia para que regresaran. Pero después vimos que tuvo lugar otro avivamiento entre la gente de Israel, aquellos que habían sido cautivos y que todavía estaban viviendo en Babilonia. Entonces regresó un segundo grupo bajo la dirección de Esdras. Hasta este momento, Esdras, aunque fue el escritor de este libro, no había figurado en este relato para nada. Pero, ahora, vemos en el capítulo 7 y en el 8, el regreso del grupo de judíos dirigido por Esdras. Y luego veremos en los capítulos 9 y 10 la reforma que tuvo lugar bajo Esdras. Uno puede apreciar cómo fue experimentado por esta propia gente, que una renovación espiritual trae consigo una reforma, y eso siempre ocurre en ese orden, y lo veremos más adelante cuando estudiemos también el libro de Nehemías.
Esdras ha sido uno de los personajes Bíblicos que no han sido reconocidos debidamente por los expositores Bíblicos. Ahora, junto con este libro, tenemos otros dos, que ya hemos mencionado que lo acompañan, y son Hageo y Zacarías, ambos libros proféticos. Pero veamos ahora lo que dice aquí los versículos 1 al 5 de este capítulo 7 de Esdras:
"Pasadas estas cosas, en el reinado de Artajerjes, rey de Persia, Esdras hijo de Seraía hijo de Azarías, hijo de Hilcías, hijo de Salum, hijo de Sadoc, hijo de Ahitob, hijo de Amarías, hijo de Azarías, hijo de Meraiot, hijo de Zeraías, hijo de Uzi, hijo de Buqui, hijo de Abisúa, hijo de Finees, hijo de Eleazar, hijo de Aarón, primer sacerdote"
Este rey Artajerjes fue quién daría permiso a Nehemías para que regresara y reedificara las murallas de Jerusalén, acontecimiento que marcó realmente el comienzo de la profecía de las 70 semanas de Daniel. Pero como ya hemos dicho, no queremos hablar de él en estos momentos porque vamos a observarlo mejor cuando estudiemos el libro de Nehemías.
La persona que más nos interesa ahora no es el rey, sino Esdras mismo. Dijimos al mismo comienzo de nuestro estudio que él es uno de los personajes selectos de la Biblia. Y no creemos que él haya recibido el reconocimiento de los estudiantes de la Biblia, y ciertamente menos aún de la iglesia actual. Muy poco se dice acerca de este hombre Esdras. Y nos preguntamos si usted ha tenido oportunidad de escuchar algún sermón basado en el libro de Esdras. ¿Ha escuchado a alguien que hiciera un estudio sobre este libro de Esdras? Pues bien, éste es uno de esos libros que uno pasa por alto fácilmente cuando está estudiando la Biblia. Pero lo que deseamos hacer ahora es estudiarle bien a fondo.
Para comenzar, debemos preguntarnos quién era Esdras. Era descendiente de Finees, que era nieto de Aarón. Pertenecía, por lo tanto, a la línea de descendencia sacerdotal. Si hubiera habido un templo en Jerusalén, seguramente habría ejercido como sacerdote, y probablemente, como sumo sacerdote. Pero, como sabemos, el templo había sido incendiado y destruido.
Esdras no había considerado oportuno regresar a Jerusalén con la primera delegación. No había en realidad un lugar de servicio apropiado para él, y aparentemente, él estaba sirviendo a aquellos que habían quedado en Babilonia. Entonces, otro grupo, de unas dos mil personas, proyectaron regresar junto con Esdras a Jerusalén. El templo había sido restaurado, así que había un lugar donde podía ser útil. Y vamos a notar, más adelante, que él era un maestro, un maestro de la Palabra de Dios.
En este pasaje vimos que se menciona a Finees, el hijo de Eleazar. Su nombre apareció en la historia bíblica en una época de gran idolatría, donde su determinación y acción detuvieron la plaga que estaba destruyendo a Israel. Si leemos en el capítulo 25 del libro de Números, recordaremos que cuando el profeta Balaam no podía maldecir a Israel, influenció a Balac para que permitiese matrimonios mixtos con su pueblo, y eso, por supuesto, introdujo costumbres mundanas y la maldad en Israel. En el citado capítulo de Números 25:7-11, vimos que había un hombre que se casó con una mujer madianita. Cuando un judío se casaba con una mujer pagana, por ejemplo, acababan siendo atraídos por la adoración a los dioses paganos. Así que el juicio de Dios cayó sobre Israel en forma de una plaga. Y Finees se levantó del medio de la congregación y tomó una lanza en su mano y ejecutó a ese hombre y a su mujer madianita. O sea, que se sacrificaron dos vidas para salvar a un gran número de personas del pueblo. Como recompensa por sus esfuerzos por apartar al pueblo de las inmorales e inhumanas prácticas paganas, Dios le prometió a Finees que el sacerdocio permanecería en su familia para siempre.
Veamos ahora lo que dice aquí el versículo 6, de este capítulo 7 de Esdras:
"subió de Babilonia. Esdras era un escriba diligente en la ley de Moisés, que el Señor, Dios de Israel había dado; y le concedió el rey todo lo que pidió, porque la mano del Señor, su Dios, estaba sobre Esdras".
Se nos dice aquí que Esdras era un maestro instruido en la ley de Moisés. Como no había tenido oportunidad de realizar sus tareas de sacerdote, dedicó su tiempo a estudiar la palabra de Dios. Y ahora tenía la ocasión de usar lo que había aprendido. Usted puede ver que se le describió así en varios lugares del relato. En Esdras 7:21 vemos que tenía esa reputación en Babilonia, pues incluso ante el rey, era reconocido como un maestro de la Palabra de Dios. Y dice el versículo 7:
"En el séptimo año del rey Artajerjes, subieron también con él a Jerusalén algunos de los hijos de Israel, sacerdotes, levitas, cantores, porteros y sirvientes del Templo"
Este versículo se refiere a las consecuencias de una renovación ya mencionada, a raíz de la cual unos 2.000 judíos quisieron regresar a su tierra. Leamos ahora los versículos 8 y 9:
"Este llegó a Jerusalén en el quinto mes del séptimo año del rey. El primer día del primer mes había dispuesto su partida de Babilonia, y el primero del mes quinto llegaba a Jerusalén. ¡La buena mano de Dios estaba con él!"
Por este versículo sabemos que el viaje de regreso a Jerusalén duró casi cinco meses. Fue, pues, un viaje arduo y fatigoso. Y el versículo 10 nos recuerda lo siguiente:
"Porque Esdras había preparado su corazón para estudiar la ley del Señor y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos".
Esdras se había preparado espiritualmente para el día en que regresara a su tierra. Supo que ese momento llegaría porque tenía fe en Dios. Guiado por este firme propósito había estudiado la ley de Moisés, es decir, los cinco primeros libros de la Biblia, y el libro de Josué, que ya existían en aquellos tiempos. Muchos creen que él escribió los libros 1 y 2 de Crónicas. Y no sólo estudió la Palabra de Dios, sino que la aplicó a su vida. Y eso tiene gran importancia. Porque una cosa es estudiar la Palabra de Dios, y otra cumplirla, obedecerla. Y el quería enseñar esa Palabra, quiso que el pueblo conociese sus leyes y decretos. Continuemos leyendo los versículos 11 al 13:
"Esta es la copia de la carta que dio el rey Artajerjes al sacerdote Esdras, escriba versado en los mandamientos del Señor y en sus estatutos dados a Israel: Artajerjes, rey de reyes, a Esdras, sacerdote y escriba erudito en la ley del Dios del cielo: Paz. He dado la siguiente orden: Todo aquel que en mi reino pertenezca al pueblo de Israel, a sus sacerdotes y levitas, que quiera ir contigo a Jerusalén, que vaya".
Entonces, el rey Artajerjes promulgó un decreto para que Esdras y sus compañeros pudieran regresar a su tierra. No se trataba de un mandato para que fueran, sino un permiso para cada uno en particular siguiera sus deseos, según la guía del Señor. Pero la carta continuaba diciendo en los versículos 14 y 15:
"Porque de parte del rey y de sus siete consejeros eres enviado a visitar a Judea y a Jerusalén, conforme a la ley de tu Dios que está en tus manos; y a llevar la plata y el oro que el rey y sus consejeros voluntariamente ofrecen al Dios de Israel, cuya morada está en Jerusalén"
Evidentemente, Esdras había tenido un testimonio muy fiel ante el rey Artajerjes, quien se refirió a Dios como "el Dios de Israel". Se le dio autoridad para nombrar magistrados y jueces. El decreto le fue entregado y se ultimaron los preparativos para el vieje. Cabe destacar que este decreto revelaba una gran reverencia y respeto por Dios. Observemos como terminaba el decreto, leyendo el versículo 26:
"Y todo aquel que no cumpla la ley de tu Dios, y la ley del rey, será castigado rigurosamente, ya sea a muerte, a destierro, a pena de multa, o prisión".
Esta ley, por supuesto, tendría relación con los judíos después de que hubieran llegado a su tierra. En otras palabras, si regresaban a Jerusalén, debían tomar en serio su relación con Dios. Ahora, en el versículo 27, vemos la oración de acción de gracias de Esdras:
"Bendito el Señor, Dios de nuestros padres, que puso tal cosa en el corazón del rey, para honrar la casa del Señor que está en Jerusalén"
La casa del Señor no sólo iba a ser edificada, si no que tendría que ser embellecida. La casa de Dios, pensamos nosotros que debe ser atractiva, hermosa, en relación con la capacidad y recursos disponibles para aquellos que están identificados con ella. Ahora, el versículo 28, dice:
"y me favoreció con su misericordia delante del rey, de sus consejeros y de todos los poderosos príncipes del rey. Así yo, fortalecido por la protección de mi Dios, reuní a los principales de Israel para que subieran a Jerusalén conmigo".
Esdras encabezó una buena delegación en su regreso a Jerusalén. No era tan numerosa como la primera delegación, pero aparentemente un gran número de los líderes de la nación estaba regresando en este segundo grupo.
A continuación observaremos algunos detalles en
Esdras 8
que nos presenta una lista de los compañeros de Esdras. Y aquí vemos que Esdras se aseguró de que los Levitas fueran con ellos. También fueron los sirvientes del templo. Y, además, veremos un detalle interesante que nos revela los sentimientos humanos de Esdras. Leamos el versículo 21, de este capítulo 8 de Esdras:
"Allí, junto al río Ahava, proclamé un ayuno para humillarnos delante de nuestro Dios y solicitar de él un buen viaje para nosotros, para nuestros niños y para todos nuestros bienes".
Esdras convocó junto a aquel río una gran reunión de ayuno y oración. El quería conocer la voluntad de Dios. Veamos lo que dicen los versículos 22 y 23:
"Pues tuve vergüenza de pedir al rey tropa y gente de a caballo que nos defendieran del enemigo en el camino, ya que le habíamos dicho al rey: La mano de nuestro Dios está, para bien, sobre todos los que lo buscan; pero su poder y su furor contra todos los que lo abandonan. Ayunamos, pues, y pedimos a nuestro Dios sobre esto, y él escuchó nuestra súplica".
Como bien podemos apreciar, Esdras había ido ante el rey y le había asegurado que Dios protegería de sus enemigos a aquellos que le buscaban, y que Él les guiaría en el camino de regreso a su tierra. Y al mirar a ese grupo reunido junto al río, dispuesto a emprender tan larga marcha, grupo formado por familias enteras con sus niños, fue consciente de los peligros que potencialmente les aguardaban. Hubiera resultado normal pedirle al rey algún tipo de ayuda, como algunos guardias que les acompañaran. Pero entonces el rey podría haber dicho: "Bueno, yo pensé que confiabais en el Señor".
A veces algunos de nosotros hablamos con elocuencia en cuanto a nuestra confianza en Dios y lo maravilloso que Él es. Pero luego, cuando debemos enfrentarnos a las actividades o a situaciones esenciales de la vida, comprobamos que realmente no confiamos en Él. Y Esdras fue esa clase de persona, bastante humano como podemos apreciar. Esdras no se atrevió a pedir ayuda al rey. ¿Pero, cuál era entonces, la alternativa? Esdras convocó una reunión de ayuno y oración, declarando así públicamente su dependencia de Dios. Hay que reconocer que, a veces, Dios nos coloca en situaciones similares para que lleguemos a esa misma conclusión que Esdras llegó. Continuemos entonces con el relato, leyendo los versículos 31 y 32:
"El doce del primer mes partimos del río Ahava para ir a Jerusalén; la mano de nuestro Dios estaba sobre nosotros y nos libró de manos de enemigos y asaltantes en el camino. Llegamos a Jerusalén y reposamos allí tres días".
Bien, encontramos aquí que el rey había enviado gran cantidad de oro y plata, y muchos utensilios; esto representaba una gran riqueza que Esdras puso en manos de los sacerdotes y, por lo tanto, ellos necesitaban protección. Y Dios los cuidó en su viaje, y llegaron sin problemas a su destino. Permanecieron tres días en Jerusalén descansando, y llevaron el tesoro al templo, a la casa de Dios. Y el versículo 35 añade:
"Los hijos de la cautividad, los que habían regresado del cautiverio, ofrecieron holocaustos al Dios de Israel: doce becerros por todo Israel, noventa y seis carneros, setenta y siete corderos, y doce machos cabríos por expiación u ofrenda por el pecado, todo en holocausto al Señor".
En este versículo, los machos cabríos se mencionan otra vez. ¿Por qué? Nuevamente leemos aquí, 12 machos cabríos; ¿por qué? Esto era un sacrificio presentado en nombre de todo Israel, es decir, de todas las tribus que formaban la nación. Debió ser una experiencia inolvidable para todos los presentes, el encontrarse nuevamente en aquella tierra, y nada menos que en Jerusalén, presentando a Dios sus sacrificios.
En nuestro programa de hoy se ha destacado la persona y obra de Esdras, aquel maestro de la Palabra de Dios. Pero creemos que el verdadero protagonista ha sido Dios y Su Palabra. Hemos podido observar la influencia de la Palabra de Dios en los más altos niveles de decisión de aquel reino, en el cual los israelitas habían pasado sus años de cautiverio. La Palabra de Dios transformó el corazón de un rey pagano, que evidentemente tuvo un conocimiento de Dios que no sólo le inspiró respeto, llevándole a reconocer Su autoridad por encima de la suya propia, e impulsándole a actuar a favor de Su pueblo, y facilitando todos los medios humanos y materiales para iniciar la reedificación del templo en Jerusalén. Por otra parte, hemos visto también que la Palabra de Dios prevaleció incluso contra quienes no le reconocían como Dios, ni en su propia existencia, ni en Su autoridad para intervenir en los asuntos humanos. Y así fue que Dios trastornó Sus intrigas y sus planes, hasta el punto que los enemigos tuvieron que desistir de sus propósitos, y los recursos por ellos controlados, fueron utilizados para sufragar los gastos de la reedificación del templo.
Y esa Palabra continúa hoy impactando a los seres humanos, trastornando sus propósitos, y transformando a quienes se dejan transformar por ella. Recordamos aquí, las palabras de Hebreos 4:12: "La palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de dos filos; penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las coyunturas y los tuétanos, y es poderosa para discernir los pensamientos y las intenciones del corazón". Estimado oyente, le invitamos a que se deje examinar por esa Palabra, y por Aquel que es la Palabra de Dios encarnada, el Señor Jesucristo. Si usted acepta por le fe su sacrificio en la cruz y la victoria de Su resurrección, Dios, por su Espíritu, comenzará a transformarle a usted.
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