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Estudio bíblico de Job 11:1-13:4

Job 11:1 - 13:4

Continuando con nuestro estudio en el libro de Job, llegamos hoy al capítulo 11. Usted recordará que hemos estado observando la visita que los tres llamados amigos le hicieron a Job, cuando éste se encontraba envuelto en gran pena y dolor. Hoy vamos a escuchar lo que dijo el último de sus amigos; su nombre era Zofar. Ahora, Zofar era un legalista. Él estaba pensando (correctamente, según él) que Dios obra según una medida, según la ley. Este hombre pretendía saber lo que Dios haría ante una determinada circunstancia.

Él era diferente a Bildad, que era un tradicionalista. Él decía que uno podía remontarse al pasado, observar lo que había ocurrido y aprender de ello. Él tenía una mente científica. Era como un científico moderno que, al observar, por ejemplo, las rocas u otros restos fósiles, calcular la edad de la tierra. Zofar también tenía una mente científica, pero él ponía el énfasis en las leyes. Si viviera en nuestra época, le podríamos comparar a un ateo. Su filosofía era que el universo está regulado por leyes. Resulta obvio que no podemos tener leyes sin alguien que cree esas leyes. No obstante, Zofar suponía que este universo físico funcionaba siguiendo unas leyes.

Ahora, Zofar era esa clase de persona que creía tener todas las respuestas. Era la voz del legalismo. Él sostenía que Dios estaba limitado por leyes y que Él nunca operaba más allá de los límites de Sus propias leyes. Suponemos que él era el miembro de más edad del grupo, y que hablaba con una finalidad dogmática que era aún más áspera y franca que la demostrada por Bildad. Escuchemos entonces a Zofar. Leamos los primeros dos versículos de este capítulo 11 de Job:

"Respondió Zofar, el naamatita, y dijo: ¿Las muchas palabras no habrán de tener respuesta? El hombre que habla mucho, ¿será por ello justificado?"

Lo que él estaba diciendo era simplemente que Job estaba cubriendo su pecado con palabras. Pues bien, Job había tratado de exponer con toda claridad que un hombre en su condición, sufriendo como él se encontraba sufriendo, no estaba inclinado a levantar delante de sí una fachada. Pero Zofar ignora eso diciendo que Job estaba intentando evadirse de la situación por medio de su palabrería. Hay personas que sí hacen eso, que son capaces de salir de situaciones difíciles manipulando inteligentemente las palabras. Ésa es la forma en la que operan muchos abogados en los tribunales. En muchos casos, no es la justicia la que ha predominado, sino la inteligencia y la habilidad del abogado. Y dijo entonces en el versículo 3:

"¿Harán tus falacias callar a los hombres? ¿Te burlarás, sin que nadie te avergüence?"

Zofar dio un paso más adelante y en realidad acusó a Job de mentir. Le había acusado de ser un hipócrita, y en ese momento le calificaba como mentiroso. Ésta fue una actitud incluso más dura que la de Bildad. Bildad había dicho que Job era un hipócrita pero nunca le había llamado mentiroso.

Zofar iba a adoptar la piadosa posición de estar interiorizado de los asuntos de Dios. Él pensaba que sabía lo que Dios haría bajo una determinada circunstancia. Por supuesto, mientras que él estaba del lado del conocimiento interior de Dios, Job estaba fuera de esa esfera, incapaz de saber lo que estaba haciendo Dios. Por lo tanto, Zofar creía que Job debía escucharle a él, porque él tenía la palabra final y su palabra era, en realidad y según él creía, la palabra de Dios. Y entonces, Zofar dijo en los versículos 4 y 5:

"Tú dices: Mi doctrina es recta, y yo soy puro delante de tus ojos. Mas ¡ah, quién diera que Dios hablara, que abriera contra ti sus labios"

O sea, que ya que Dios no estaba hablando, Zofar estaba hablando por Él. Ahora, pensamos que Zofar tampoco tenía un mensaje para Job. Escuchemos lo que Zofar continuó diciendo aquí en el versículo 6 de este capítulo 11 de Job:

"y que Dios te declarara los secretos de la sabiduría, que son de doble valor que las riquezas! Sabrías entonces que Dios te ha castigado menos de lo que tu iniquidad merece".

Esas palabras no podían traerle mucho consuelo a Job en esta ocasión porque más bien eran como un golpe. Le estaba diciendo a Job que no estaba recibiendo ni la mitad de lo que se merecía. Era una frase severa e hiriente. En realidad, lo que Zofar está diciendo es algo bastante duro. Opinaba que el hecho de que Job estuviera sufriendo tanto indicaba que él era mucho peor de lo que sus amigos imaginaban.

Así que Zofar no podía ser de ninguna ayuda para un hombre que se encontraba en la condición de Job. Recordemos que durante todo este tiempo Job era un enfermo, sufriendo desesperadamente de dolores muy agudos. En efecto, pensaba que podía morir en cualquier momento y a veces, tenía incluso la esperanza de morir. Veamos ahora el versículo 7, de este capítulo 11 de Job; dice Zofar:

"¿Descubrirás tú los secretos de Dios? ¿Llegarás a la perfección del Todopoderoso?"

Debemos decir que éste fue un gran pensamiento, una gran declaración. Pero, ¿quién no sabe eso? como Job mismo diría más adelante. Nadie puede descubrir a Dios; Dios es revelado. La única forma en que podemos saber algo acerca de Dios es aquello que Él se complace en revelarnos de Sí mismo. Hemos llegado a la conclusión de que Él nos ha revelado muy poco de Sí mismo. Y en realidad, lo poco que Él nos ha revelado de Sí mismo, nos ha dejado a algunos tan maravillados y a otros tan confusos, que ya podemos imaginarnos por qué Él no nos revela más de Sí mismo. Pero usted, estimado oyente, nunca va a encontrar a Dios comenzando a buscarle como si fuera uno de aquellos descubridores de continentes, empleando todos los recursos humanos a su alcance. Recordemos que los astronautas rusos, cuando regresaron del espacio, declararon que no habían descubierto a Dios en los primeros días de su exploración espacial y, por lo tanto, supusieron que Él no se encontraba allí. Es que aunque enviaran más aparatos al espacio, sería absurdo esperar que localizaran a Dios.

El ser humano no puede descubrir a Dios mirando por un microscopio o a través de un telescopio. Es Dios el que se revelará a Sí mismo al ser humano. Así que esta declaración de Zofar fue una reflexión profunda, aunque para Job, no constituyó nada nuevo. Veamos ahora los versículos 8 y 9, de este capítulo 11 de Job, hablando de la perfección de Dios:

"Es más alta que los cielos: ¿qué harás? Es más profunda que el seol: ¿cómo la conocerás? En longitud sobrepasa a la tierra, y es más ancha que el mar".

El discurso de Zofar sobre Dios fue elevado y elocuente. Pero simplemente no estaba llegando a la necesidad de Job. Luego dijo Zofar en los versículos 10 al 12:

"Si él pasa y aprisiona, y si llama a juicio, ¿quién podrá oponérsele? Y si él conoce a los hombres vanos, al ver asimismo la iniquidad, ¿no hará caso? Pero un hombre vano será inteligente cuando la cría del asno montés nazca hombre".

Zofar, por supuesto, estaba hablando aquí de Job y no de sí mismo. Él pensaba que tenía todas las respuestas para estos asuntos. Veamos los versículos 13 y 14:

"Si tú dispones tu corazón, y tiendes hacia Dios las manos; si alguna iniquidad hay en tus manos, pero la apartas de ti, y no consientes que more en tu casa la injusticia"

Nuevamente él se dirigió a Job basándose en que Job estaba ocultando algo, es decir, que había algún pecado secreto en la vida de Job. Los tres amigos de Job creían que él estaba ocultando algo. Y Job, en realidad, no era consciente de nada que él tuviera que apartar de su vida; sin embargo, había algo y de ello hablaremos más tarde. Leamos ahora los versículos 15 al 17:

"Entonces levantarás tu rostro limpio de mancha, serás fuerte y nada temerás. Olvidarás tu miseria, o te acordarás de ella como de aguas que pasaron. La vida te será más clara que el mediodía; aunque oscurezca, será como la mañana".

Él le estaba diciendo a Job: "Si tú tratas directamente con el pecado que está en tu vida y dejas de luchar contra él, entonces Dios escuchará y contestará tus oraciones y te restaurará". Y luego concluyó su discurso en el versículo 20, diciendo:

"Pero los ojos de los malos se consumirán; no encontrarán refugio, y toda su esperanza será dar su último suspiro".

En otras palabras, él le estaba diciendo a Job: "llegará la ocasión cuando el juicio de Dios te alcanzará, a menos que confieses tu pecado secreto". De esta manera predijo el juicio absoluto y completo que tendría lugar en contra de Job.

Esto concluyó el discurso de Zofar, que en realidad fue un ataque contra Job. Los tres amigos tuvieron entonces su oportunidad de decir algo. Ahora, Job les iba a responder. Y éste sería probablemente el discurso más extenso de todos los que tenemos en este libro. Luego comenzaría la segunda ronda de conversaciones.

Y llegamos así a

Job 12

Los capítulos 12 al 14 contienen la respuesta de Job a sus tres amigos. Esta extensa exposición concluye la primera ronda de discursos. Recordemos que en el tiempo de Job, la gente disfrutaba de las competiciones intelectuales, en las que los contendientes enfrentaban sus mentes, unos contra otros. En el día de hoy, la primacía la tiene el músculo y no el cerebro. Escuchemos ahora lo que Job tenía que decir, porque de aquí vamos a poder sacar algunas conclusiones, que esperamos sean de beneficio para todos nosotros, porque ése es el propósito de este discurso, y el propósito de este libro en la Palabra de Dios. Dios tiene un mensaje para nosotros aquí. Leamos, pues, los primeros dos versículos del capítulo 12, de Job:

"Respondió entonces Job diciendo: Ciertamente vosotros sois el pueblo, y con vosotros morirá la sabiduría".

Ésta es una declaración muy sarcástica de parte de Job y además, muy buena. Job les estaba diciendo: "Pues bien, amigos míos, ustedes están actuando como si tuvieran todas las respuestas; ustedes son el pueblo y la sabiduría morirá con ustedes". Y siguió diciendo en el versículo 3:

"Pero yo también tengo entendimiento, lo mismo que vosotros; ¡no soy menos que vosotros! ¿Y quién habrá que no pueda decir otro tanto?"

Job sabía tanto como ellos. El problema era que estos hombres no habían hablado de la situación tal como ella era. Queremos destacar algo importante en estos discursos sobre lo cual deseamos llamar su atención, para que usted esté pendiente de ello. En lugar de estar llevando a Job al punto en que se juzgara a sí mismo, ellos estaban promoviendo en él un espíritu de vindicación propia. En otras palabras, ellos estaban atacando a Job, lo cual le obligaba a defenderse a sí mismo.

Como resultado, ellos no estaban introduciendo a Dios en esa escena. Ellos no hablaron de un Dios de misericordia y de gracia, sino de un Dios legal. Y aunque Él es un Dios de ley, también es un Dios de gracia y de misericordia. Ellos expusieron la experiencia, la tradición y la legalidad; pero no trajeron la verdad, como usted habrá podido apreciar. Cuando ellos hicieron sus acusaciones contra Job, provocaron que él se defendiera a sí mismo, y que se reafirmara en que él tenía razón. Y en el momento en que Job comenzó a justificarse a sí mismo, no estaba justificando a Dios. Hasta este momento parecería que Job estaba diciendo que Dios estaba equivocado y que Dios era quien debía ser criticado.

Y ésa es la misma posición en la que se encuentra mucha gente en nuestros días, aún muchos de los creyentes. Estos amigos deberían haber guiado a Job a condenarse a sí mismo y a vindicar a Dios. Dios ha registrado todos estos discursos en Su Palabra, para revelar esta verdad. Estas declaraciones de Job nos prueban lo lejos que estaba Job de experimentar ese verdadero quebrantamiento de espíritu y humildad de corazón que fluye de la presencia divina. Sus amigos nunca le llevaron a la situación y a la actitud en la que Job pudiera haber dicho como Pablo en Romanos 7:18: "Yo sé que en mí, es decir, en mi carne, no habita nada bueno". O como en Primera de Corintios 15:10, "por la gracia de Dios soy lo que soy".

Hay muchos creyentes en la actualidad, que se jactan de lo que son, de lo que han hecho, y en muchos casos, de cuanto están dando. Y parecería como si Dios estuviera en el lado que recibe, y ellos en el lado que da. Parecería que ellos fueran superiores, y no que Dios fuera Supremo. Estimado oyente, no importa cuántas personas usted esté alcanzando y a quienes esté usted hablando de Jesucristo, permítanos decirle que usted y yo no estamos dando testimonio de Dios correctamente, a menos que usted y yo, ocupemos el lugar donde somos condenados, y donde Dios sea vindicado, donde Dios sea honrado y alabado. ¡Ésta es una gran lección de este libro!

Continuemos leyendo ahora los versículos 4 y 5, de este capítulo 12 de Job:

"Yo soy uno de quien su amigo se burla; uno que invoca a Dios, y él le responde; uno justo e íntegro que es objeto de burla. Aquel cuyos pies están a punto de resbalar es como una lámpara despreciada por el que se siente seguro".

Job se encontraba sufriendo una grave enfermedad. Sin embargo se enfrentó a estos tres hombres. En realidad les estaba diciendo: "Ustedes están en una posición muy cómoda y pueden darme consejos, pero yo estoy resbalando, me estoy cayendo y ustedes no tienen ninguna palabra de ayuda para mí".

Cuando uno va a visitar a un hospital a algún enfermo, quizá a alguien que se está muriendo, le da unas palmaditas en la mano y le dice: "Dios estará con usted", luego le dirá "yo voy a orar por usted y espero que el Señor le guíe"; y luego uno se retira. Y con el tiempo llega el día en que uno mismo tiene que ir al hospital, esta vez no para hacer una visita, sino para ser ingresado. Entonces viene alguien y ora por uno y luego se va; bueno, entonces uno se da cuenta de lo que se siente al quedarse allí. Estimado oyente, ésa es la oportunidad en la cual uno necesita a alguien que le acompañe, que le ayude, que le consuele; y eso precisamente era lo que Job estaba necesitando en este capítulo.

En lo que se refiere al resto del capítulo, Job continuó diciendo que sus amigos no tenían esa sabiduría superior que creían tener. Ellos no eran los únicos que conocían algo acerca de Dios. Job también conocía el poder de Dios en los asuntos de los seres humanos.

En estas páginas vemos a Job amargo, resentido y sarcástico. Sus amigos no le estaban ayudando en absoluto, y él anhelaba apelar a Dios directamente. Y eso lo vemos también reflejado al llegar a

Job 13:1-4

En los versículos 1 y 2, del capítulo 13, dijo Job:

"Todas estas cosas han visto mis ojos, y han oído y entendido mis oídos. Como vosotros lo sabéis, lo sé yo: no soy menos que vosotros".

Aquí el patriarca quiso dejar en claro que él conocía todas las verdades que sus amigos le habían expresado. No le habían dicho nada nuevo, que él no hubiera conocido anteriormente, y no le habían podido ayudar. Y ahora les dijo en el versículo 3, de este capítulo 13 de Job:

"Mas yo querría hablar con el Todopoderoso, querría razonar con Dios".

Aquí vemos que a Job le habría agradado evitar a sus amigos y apelar directamente a Dios. Quería razonar con Dios. ¡Ah, si alguien hubiera estado allí para hablarle a Job sobre la gracia y misericordia de Dios, y de cómo quería Dios ayudarle! Y añadió en el versículo 4:

"Vosotros, ciertamente, sois forjadores de mentira; todos vosotros sois médicos inútiles".

Aquí Job les repitió que ellos no habían sido capaces de diagnosticar su caso y que no le estaban ayudando. Eran como el médico que, habiéndose equivocado en el diagnóstico, estaba tratando a su paciente por una enfermedad que el enfermo no tenía. En ese sentido recordamos en el Evangelio de Marcos 5:26, a aquella mujer que había sufrido mucho a mano de varios médicos y se había gastado todo lo que tenía sin que le hubiera servido de nada, pues en vez de mejorar, le iba de mal en peor. Pero cuando tuvo su encuentro con Jesús, Él la sanó. Ésa era la situación de impotencia en la que en nuestro relato se encontraba Job. Y ésa es la situación de muchas personas hoy, que malgastan su vida buscando diversas y variadas opciones para llenar su carencia afectiva espiritual, y el vacío interior provocado por su alejamiento de Dios. Y como le sucedió a aquella mujer del Evangelio, en vez de mejorar, van de mal en peor. Estimado oyente, le invitamos a acudir a aquel que llena todos los vacíos del alma. Si usted cree en su obra de salvación, y acepta por la fe que Él ocupó su lugar en la cruz, Él entrará en su vida colmándola con Su presencia, transformándola por Su espíritu, y dándole una nueva perspectiva, una nueva ilusión y un motivo para vivir, y la vida eterna misma.

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