Saltar al contenido

Estudio bíblico de Salmos 140-143

Salmos 140, 141, 142 y 143

En nuestro estudio de hoy, amigo oyente, vamos a considerar el Salmo 140. Durante el transcurso de nuestro estudio del libro de los Salmos, nos hemos encontrado con ciertos grupos de Salmos entre sí por el tema. Ahora, este Salmo que tenemos ante nosotros no tiene ninguna conexión visible con el Salmo anterior, el Salmo 139, el Salmo que nos habló de la omnisciencia, la omnipresencia, y la omnipotencia de Dios. Este Salmo que tenemos hoy ante nosotros, el 140, proféticamente nos muestra los últimos días cuando el remanente de Israel fiel a Dios esté enfrentando al anticristo, el Mesías falso, el hombre de pecado. Es una oración de David pidiendo protección por estar rodeado de hombres malvados. Aparentemente David se encontraba en este momento bajo presión y circunstancias difíciles, creemos que por causa del rey Saúl, que anunciaba al futuro hombre malvado y violento sobre el cual el apóstol Pablo escribió en el segundo capítulo de 2 Tesalonicenses.

Este Salmo tiene una aplicación para usted y para mí en el presente. Muchos de nosotros podríamos orar esta oración. Leamos el versículo 1, de este Salmo 140:

"Líbrame, Señor, del hombre malo; guárdame de hombres violentos"

Aquí tenemos una figura del anticristo. Aquí él fue llamado "el hombre malo". También fue llamado "el hombre violento". Juan, en 1 Juan 2:18 dijo: "18Hijitos, ya es el último tiempo. Según vosotros oísteis que el Anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo". Estamos seguros que muchos de nosotros en el presente, hemos tenido la experiencia de estar en contacto con hombres malos. En su oración David pidió ser guardado y protegido de esos hombres malvados. Esa ha sido siempre nuestra oración; que Dios en el ministerio no permita que caigamos bajo la influencia de esa clase de personas. Luego, continuó David hablando sobre como actuaban esos hombres, Leamos los versículos 2 y 3:

"Los cuales maquinan males en el corazón y cada día provocan contiendas. Aguzan su lengua como una serpiente; veneno de víbora hay debajo de sus labios".

El apóstol Pablo habló de la raza humana en forma similar, en Romanos 3:10-15. Los seres humanos tenemos lenguas agudas que contienen veneno. La lengua puede causar una destrucción comparable a la de una potente bomba. Puede destruir la reputación de una persona y dejar marcada su vida. Luego David continuó su oración diciendo en el versículo 4:

"Guárdame, Señor, de manos del impío; líbrame de hombres injuriosos, que han planeado trastornar mis pasos".

Esta oración de David será también la del remanente fiel durante la gran tribulación. No creemos que sea una oración que pueda ser hecha por los creyentes en esta época de la gracia. Sin embargo, no vemos ninguna razón para que los judíos regidos por la ley que estén pasando por la tribulación, no deban pronunciar esta oración que pida el juicio divino. Escuchemos esta oración; leamos los versículos 8 al 10 de este Salmo 140:

"No concedas, Señor, al impío sus deseos; no saques adelante sus pensamientos, para que no se ensoberbezca. Selah. En cuanto a los que por todas partes me rodean, la maldad de sus propios labios cubrirá sus cabezas. Caerán sobre ellos brasas, serán echados en el fuego, en abismos profundos de donde no escaparán. El hombre deslenguado no será firme en la tierra; el mal cazará al hombre injusto para derribarlo".

El salmista estaba orando contra el hombre malvado, el anticristo. Como dijimos antes, ésta no es la clase de oración que los creyentes debieran pronunciar. Más bien, deberíamos seguir las instrucciones de Romanos 12:19-21, que dice: "19No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, dice el Señor, yo pagaré. 20Así que, si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber; pues haciendo esto, harás que le arda la cara de vergüenza. 21No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal". En otras palabras, no hay que dejarse dominar por la amargura. No hay que dejarse arrastrar por la enemistad y la venganza, las cuales nos separarían de una vida de fe. Dios se hará cargo del problema. Hablando desde nuestra propia experiencia, hemos aprendido que cuando uno deja sus manos fuera del asunto, Dios actuará y tratará con aquellos que intentan estorbar o frustrar la obra de Dios. La venganza pertenece a Dios. Debemos entregarle nuestro caso a Él. Entonces podemos llegar a hacer algo bueno por el individuo que nos ha perjudicado. De esa manera Dios nos coloca en circunstancias poco corrientes. Continuemos leyendo el versículo 11:

"El hombre deslenguado no será firme en la tierra; el mal cazará al hombre injusto para derribarlo".

Habrá una victoria segura si no abandonamos el sendero de la fe. El apóstol Juan dijo en su primera carta 5:4, "4porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe". La lengua malvada no va a permanecer ni sobrevivirá. La mentira finalmente quedará en evidencia. Satanás fue mentiroso desde el mismo comienzo, y él tiene a muchos secuaces andando de aquí para allá siguiendo su ejemplo. Pero algún día, éstos van a quedar al descubierto como mentirosos. Y llegamos ahora al:

Salmo 141

Este es otro Salmo de David. Tiene algo que ver con su historia personal. Es como un pedido de auxilio. Su oración surgió de alguna experiencia desconocida, que probablemente ocurrió durante el tiempo en que estaba huyendo de Saúl. La aplicación puede referirse al remanente fiel de Israel en su lucha final contra el mal, aunque tiene un mensaje para nosotros en la actualidad. Leamos los primeros dos versículos de este Salmo 141:

"Señor, a ti he clamado; apresúrate a venir a mí; escucha mi voz cuando te invoque. Suba mi oración delante de ti como el incienso, el don de mis manos como la ofrenda de la tarde".

Alguien ha dicho que David estaba enamorado de la oración, fue un gran hombre de oración. David mencionó el hecho de que la oración era como el incienso dulce. Y en el día de hoy, estimado oyente, cuando usted y yo oramos y alabamos en el nombre de Cristo, esa oración es como el incienso dulce que se elevaba en el tabernáculo, cuando el sumo sacerdote Aarón entraba y esparcía incienso sobre el altar de oro de la oración.

Sin embargo, para ser como un incienso dulce, la oración tiene que estar respaldada por una vida de obediencia. El Señor Jesucristo explicó con toda claridad que si nosotros esperamos que Dios escuche y conteste nuestras oraciones, debemos vivir vidas obedientes a Él. El creer que hoy nosotros podemos vivir de cualquier manera, y esperar que Dios conteste nuestras oraciones, es cometer un gran error. Él dijo en Juan 14:14-15: "Si algo pedís en mi nombre, yo lo haré". Pero Él no se detuvo allí y continuó diciendo: "Si me amáis, guardad mis mandamientos". Estimado oyente, si usted espera que Dios conteste sus oraciones, tendrá que obedecerle. Necesitamos orar en el nombre de Cristo, sí, pero también necesitamos una vida que respalde nuestras oraciones. Leamos ahora el versículo 3:

"Pon guarda a mi boca, Señor; guarda la puerta de mis labios".

Aquí fue como si David hubiera dicho: "Oh, Dios, no permitas que mi vida y mis labios se contradigan entre sí. Permíteme tener una vida que respalde esa oración". Él había aprendido esta lección en su amarga experiencia. Y luego, en los versículos 4 y 5, continuó diciendo:

"No dejes que se incline mi corazón a cosa mala, para hacer obras impías con los que hacen maldad; y no coma yo de sus deleites. Que el justo me castigue y me reprenda será un favor; pero que bálsamo de impíos no unja mi cabeza, pues mi oración será continuamente contra sus maldades".

Hay muchos que tienen que trabajar y ganarse la vida en este mundo malo, y tienen que estar en contacto cada día con el mal. Pero, estimado oyente, figurativamente hablando, el bote tiene que estar en el océano; pero una cosa muy diferente es cuando el océano se mete al bote. Y cuando una persona vive de acuerdo con los valores del mundo y actúa de acuerdo con ellos, no puede esperar que el Padre Celestial le conteste sus oraciones. El Salmo 66, versículo 18 dice: "Si en mi corazón hubiera yo mirado a la iniquidad, el Señor no me habría escuchado". Dios no ha prometido escuchar la oración de los malvados. En cambio se nos ha dicho, en Santiago 5:16, que la oración eficaz del justo puede mucho. Además l Juan 3:22, dice: "Y cualquiera cosa que pidamos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él". Y el salmista quiso que el Señor guardara la puerta de sus labios. No quería inclinar su corazón hacia el mal. Tenemos que seguir su ejemplo, si queremos que nuestras oraciones dirigidas al Dios Todopoderoso sean eficaces. Y luego, en los versículos 8 y 9, de este Salmo 141, dijo el salmista:

"Por tanto, a ti, Señor, miran mis ojos. En ti he confiado: no desampares mi alma. Guárdame de los lazos que me han tendido y de las trampas de los que hacen maldad".

David estaba orando para que Dios le librara de caer en la trampa de los malvados. El diablo está intentando hacernos tropezar todo el tiempo, y tiene muchas artimañas para realizar sus designios. Y nosotros, desafortunadamente, ni siquiera nos damos cuenta de tales trampas. Ni siquiera somos tan sabios como los creyentes débiles que estaban en Corinto a quienes, hablando del enemigo espiritual Pablo dijo en 2 Corintios 2:11: "No ignoramos sus maquinaciones". Y el peligro es permanecer ignorantes de sus estratagemas y recursos. Así que, estimado oyente, pidamos en oración ser librados del mal, como dice la oración del Padrenuestro, para que nuestras oraciones sean potentes y eficaces. Y así llegamos al:

Salmo 142

Este es un Salmo Masquil como se nos dice en el título, es decir, un salmo de instrucción, del cual podemos aprender algo. Y es, nuevamente, un gran Salmo de David. ¿Desde dónde habrá dirigido a Dios esta oración? El texto inspirado presenta la siguiente inscripción. Masquil de David. Oración que hizo cuando estaba en la cueva. Leamos el primer versículo:

"Con mi voz clamaré al Señor; con mi voz pediré al Señor misericordia".

Ahora aquí, no se nos dice en que cueva se encontraba escondido David en esa ocasión. En el Primer libro de Samuel, capítulo 24, se mencionó la cueva de En-gadi. Al recorrer hoy esa zona uno comprende que debe haber sido un buen lugar para esconderse.

También tenemos la cueva de Adulam, y en esta cueva fue donde se refugió David por primera vez, cuando huyó de Israel para escapar del rey Saúl. Ambas cuevas son bien conocidas. Suponemos que escribió este salmo en la cueva de Adulam, Posiblemente ese fue el tiempo en que, como dice Samuel 22.2, a David se le unieron todos los afligidos, todos los que estaban endeudados y todos los que se hallaban en amargura de espíritu. Cerca de 400 hombres vinieron a él en esa ocasión. Escuchemos entonces su oración. Leamos el versículo 2 de este Salmo 142:

"Delante de él expondré mi queja; delante de él manifestaré mi angustia".

Es decir, él expuso delante de Dios todo lo que se encontraba en su corazón y en su vida. Y creemos que ésa es la forma en que nosotros deberíamos orar. Esa idea de que se debe orar dando rodeos, o de que hay que racionalizar la oración, está equivocada. Opinamos que debemos decir las cosas tal cual son, yendo al grano, y evitando frases superfluas o tópicos, exponiendo nuestra situación tal cual es. David le expresó su angustia. De la misma manera, podemos compartir con Él todo lo que nos preocupa.

Sobre este tema el escritor y teólogo liberal francés Fenelón escribió lo siguiente: "Cuéntele a Dios todo lo que hay en su corazón, como cuando uno descarga su corazón, sus placeres y penas, con un amigo querido. Cuéntele a Dios sus dificultades para que Él le pueda consolar. Cuéntele a Él sus alegrías para que Él pueda ayudarle a asimilarlas con serenidad. Cuéntele a Él sus deseos para que Él los pueda purificar. Cuéntele a Él las cosas que no le gustan para que Él le ayude a conquistarlas. Hable con Él acerca de sus tentaciones para que Él pueda protegerlo de ellas. Muéstrele a Él las heridas de su corazón para que Él las pueda sanar. Descubra ante Él su indiferencia hacia el bien; sus gustos depravados por el mal, su inestabilidad. Cuéntele a Él cómo el amor a sí mismo, su egoísmo, lo hace ser injusto con los demás; cómo la vanidad lo tienta a usted a no ser sincero. Cómo el orgullo lo disfraza usted ante sí mismo y ante los demás.

Si usted derrama de esta manera todas sus debilidades, necesidades y problemas, no le faltará qué decir. Usted nunca agotará el tema. Será renovado continuamente. A las personas que no tienen secretos entre sí, nunca les falta tema de conversación. Ellos no están sopesando sus palabras, porque no tienen nada que ocultar el uno del otro. Tampoco están buscando algo que decir. Hablan de la abundancia del corazón, sin ninguna consideración, simplemente lo que piensan. Dichosos son aquellos que logran una relación tan familiar y sin reservas con Dios". Hasta aquí, las palabras de Fénelon.

Estimado oyente, David tenía esa relación hermosa con el Dios Todopoderoso, y él pudo contarle todo lo que había en su corazón. David le expuso su queja y su angustia. Como joven, había sido ungido rey de Israel. Cuando se encontraba en la corte del rey Saúl, este rey, en su locura, le arrojó una lanza tratando de clavarle en una pared pero falló. Y David tuvo que huir para salvar su vida. Una vez se quejó de que estaba siendo cazado como una perdiz. Para él siempre estaba abierta la temporada de caza y en consecuencia tenía que continuar huyendo. Y fue desde esa situación que él elevó su corazón y clamor a Dios. Leamos ahora el versículo 3 de este Salmo 142:

"Cuando mi espíritu se angustiaba dentro de mí, tú conocías mi senda. En el camino en que andaba, me escondieron lazo".

Sus adversarios trataron de atrapar a David. Pero él recurrió al Señor para recibir ayuda y Dios le guió. El versículo 4 dice:

"Mira a mi diestra y observa, pues no hay quien quiera conocer. ¡No tengo refugio ni hay quien cuide de mi vida!"

Esa fue la condición en la que se encontraba David cuando por primera vez tuvo que salir de la corte del rey Saúl. Pero después, como ya hemos visto, se le unieron 400 hombres. Y él supo que Dios era responsable de este apoyo que había recibido. Y en el versículo 5, leemos:

"Clamé a ti, Señor; dije: ¡Tú eres mi esperanza y mi porción en la tierra de los vivientes!"

Creemos que es necesario destacar dos cosas aquí: que David estaba refugiándose en esa cueva porque si él no hubiera estado escondido, Saúl le habría asesinado. Pero alguien nos podría decir: "Pero él estaba confiando en el Señor". Sí. Pero el Señor esperaba que el ejercitara su sentido común. Y llegamos al:

Salmo 143

Esta es otra gran oración de David, que contiene una solicitud urgente de ayuda. Él no tenía inhibiciones y abría su corazón ante Dios. Qué hermoso sería si pudiéramos orar como él. Leamos el primer versículo de este Salmo 143:

"Señor, oye mi oración, escucha mis ruegos. ¡Respóndeme por tu verdad, por tu justicia!"

David apeló a la fidelidad y justicia de Dios. ¿No es exactamente esto lo que los cristianos deben hacer cuando pecan? En la Primera carta del apóstol Juan, capítulo 1, versículo 9, dice que si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. Aquí leemos que Él es fiel y justo. David apeló a Dios en base a Su fidelidad y justicia. Este hermoso salmo es una hermosa oración que puede adaptarse a su experiencia y a la mía.

Y ésta es también una súplica de la nación de Israel. Ésta es su esperanza cuando clamen a Dios por ayuda en el día de sus calamidades. Y Dios no les defraudará.

Dios no ha terminado sus tratos con Israel. En Miqueas, capítulo 7, versículo 20, se nos dice: "Mantendrás tu fidelidad a Jacob, y a Abraham tu misericordia, tal como lo juraste a nuestros padres desde tiempos antiguos". También podemos leer los versículos 24 y 25 del capítulo 2 de Éxodo: "Dios oyó el gemido de ellos, y se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob. Y miró Dios a los hijos de Israel, y conoció su condición". ¿Y por qué tuvo Dios consideración de los israelitas? Porque Él es fiel y justo.

El apóstol Pablo, hablando del problema de Israel en la actualidad, dijo en su epístola a los Romanos, capítulo 10, versículo 3: "Ignorando la justicia de Dios y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios". Este es también el mismo problema que tienen los no judíos. Están tratando de cumplir con una religión; están tratando de hacer algo para agradar a Dios. Estimado oyente, Él ya ha hecho algo por ellos. Ha enviado a Su Hijo a la cruz para pagar el castigo por el pecado. Usted agrada a Dios cuando acepta lo que Él ha hecho por usted. Y Pablo continuó diciendo: "Pues el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree". (Romanos 10:4) Luego el salmista dijo en el versículo 6, de este Salmo 143:

"Extendí mis manos hacia ti, mi alma te anhela como la tierra sedienta".

Hemos visto llover en el desierto sobre el terreno seco y arenoso, y por más que llueva torrencialmente, la tierra absorbe el agua de la lluvia completamente. De esa manera se sentía el salmista David. Ahora escuchemos el clamor de David en el versículo 7:

"Respóndeme pronto, Señor, porque desmaya mi espíritu; no escondas de mí tu rostro"

Aquí David estaba diciéndole a Dios que Él era su única ayuda. Finalmente, leamos los versículos 8 al 10:

"Hazme oír por la mañana tu misericordia, porque en ti he confiado. Hazme saber el camino por donde ande, porque hacia ti he elevado mi alma. Líbrame de mis enemigos, Señor; en ti me refugio. Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud".

Estas palabras revelaban la confianza de David en Dios como su único refugio y su única esperanza. Aun cuando él había pecado y estaba atravesando graves dificultades, sabía que Dios le guiaría y le protegería. Nuestra situación, a veces, se parece a la suya. Por ello, el pedido del salmista cuando dijo "Enséñame a hacer tu voluntad" nos invita a hacer nuestras sus palabras, como una oración modelo para cada hijo de Dios.

Copyright © 2001-2024 ( TTB - Thru the Bible, RTM - Radio Transmundial, EEA - Evangelismo en Acción). Todos los derechos reservados.

CONDICIONES DE USO