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Estudio bíblico de Eclesiastés 9:1-14

Eclesiastés 9:1-14

En esta sección hemos calificado al moralista como aquel que hace buenas obras. Le hemos visto como aquella persona que cree que si se comporta bien y actúa honestamente en todos sus asuntos, Dios le aceptará. Cree que va a ir al cielo por la dinámica de sus propios esfuerzos, porque está trabajando por su salvación y además, se considera una buena persona. Tiene una filosofía dura de la vida y muy poca alegría verdadera, que le lleva a expresar algunas conclusiones muy tristes y pesimistas.

Hemos visto que muchas de las enseñanzas del Eclesiastés son bastante radicales. Ellas presentan la filosofía del hombre que vive debajo del sol. No representan el punto de vista del cristiano, ni el punto de vista de Dios. Nos expresan las conclusiones inevitables alcanzadas por ese hombre debajo del sol, limitado a la esfera de la tierra. Consideramos que éste es un libro triste, y especialmente lo notamos en este libro. Este libro de la Biblia es como una oveja negra en un rebaño. Uno puede encontrar en este libro muchos pasajes que parecen contradecir a otros de las Sagradas Escrituras. Expresan ideas contrarias a algunas de las grandes enseñanzas de la Biblia, lo cual explica por qué esta obra ha sido una de las favoritas entre los ateos. Volney yVoltaire lo citaron con frecuencia. Fomenta una filosofía pesimista de la vida, como la que tuvo Schopenhauer. Y además, algunos cultos o sectas basan las principales tesis de sus sistemas en este libro.

Ahora, ¿cómo llegó este libro a formar parte del canon de las Escrituras? Bueno, como con cualquier otro libro, es evidente que se debe considerar el propósito del autor. ¿Cuál es su tesis? ¿Qué es lo que está tratando de demostrar? ¿Está el escritor intentando exponer algunos principios cristianos? Tenemos que recordar siempre que Salomón estaba hablando de una vida separada de Dios. Estaba tratando de realizar un experimento para ver como el ser humano podía ser feliz sin Dios. Y, aquí tenemos las conclusiones a las que había llegado como ser humano que vive en esta esfera terrenal, debajo del sol, como él mismo la definió. Ésta es la perspectiva desde la cual el ser humano contempla a la vida. Entonces, no es sorprendente que los no creyentes citen este libro.

Quisiéramos ilustrar esto de la siguiente manera. Entre la marea alta y la marea baja existe lo que se llama "la marea media", que es el nivel del mar. Bueno, existe una forma de vida debajo del nivel del mar. Y, también existe un modo de vida sobre el nivel del mar. Así que en realidad, tenemos dos mundos diferentes. Está el mundo debajo del nivel del mar, y allí existen ciertos elementos químicos en un mundo acuoso. Por encima del nivel del mar hay diferentes combinaciones de elementos químicos en un mundo que es gaseoso. Por debajo del nivel del mar están los peces con aletas. Por encima del nivel del mar están las aves con alas. Son dos formas de vida. Las aves del aire no les dicen a los peces que algo anda mal porque ellos no tienen plumas. En realidad, el mono y el pez barracuda podrían tener algún debate en cuanto a la dirección en la que se encuentra el nivel del mar: para el pez barracuda, está arriba. Para el mono está abajo.

Ahora, Eclesiastés está debajo del sol. La vida cristiana está en los lugares celestiales, donde está Dios. El hombre que vive debajo del sol tendrá un punto de vista diferente al punto de vista de Dios que está "sobre el sol". Así es que, ahora estamos observando dos mundos, dos formas diferentes de vida. La vida debajo del sol es una existencia mundana separada de Dios; mira hacia un futuro y una eternidad sin Dios. Pues, bien, la vida cristiana se encuentra en un contraste completo con esta dimensión terrenal, porque en esa vida las personas han sido salvadas por la gracia de Dios y constituye una manifestación de la gracia divina.

Así es que tenemos aquí dos esferas diferentes y las leyes y principios de una no pueden ser aplicados a la otra. Están tan separados como aquello que está debajo del nivel del mar y aquello que existe sobre el nivel del mar. Como ésta es una realidad, usted, amigo oyente, puede estar perdiendo tiempo al repetirle a una persona que no es creyente las palabras del apóstol Pablo en Colosenses 3:1 "Si habéis, pues, resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la derecha de Dios". Esa persona que le escuche ni siquiera está unida a Cristo; no ha resucitado espiritualmente con Cristo. En consecuencia, no puede buscar las cosas de arriba, las cosas del cielo. Primero tiene que nacer de nuevo espiritualmente para convertirse en una nueva persona. Es que no merece la pena hablar con un alguien que no es cristiano como si fuera una persona que está unida a Cristo, porque no lo está. Sería como intentar explicarle a una tortuga de tierra como volar. A la tortuga de tierra le agrada su medio ambiente natural, que es la tierra y ni siquiera está interesada en volar.

Pues, bien, como hemos visto, Eclesiastés es el registro de los experimentos que Salomón hizo con la vida. Él probó de todo lo que se ofrece debajo del sol, para ver si podía encontrar satisfacción para su alma. Todas las enseñanzas de este libro deben ser interpretadas a la luz de esta perspectiva.

Salomón intentó la búsqueda del conocimiento y llegó a la conclusión en Eclesiastés capítulo 12 versículo 22 que "el mucho estudio es fatiga para el cuerpo". Probó el placer y la conclusión expresada en el capítulo 2 versículo 17 fue: "aborrecí la vida". Probó las riquezas y llegó a la conclusión del capítulo 5 versículo 10, "El que ama el dinero no se saciará de dinero". Después intentó la religión y concluyó que le convertiría en un lunático, en un excéntrico o en un fanático. Luego probó la fama y el buen nombre; intentó practicar la moralidad. Y todo lo que pudo decir fue que todo era vanidad y aflicción de espíritu.

El escritor Thackery escribió una buena novela llamada "La Feria de Las Vanidades". Es la historia de una joven llamada Becky, y está ambientada en la época de las guerras de Napoleón. Nos cuenta sobre la mezquindad y el pecado de las vidas de los personajes, que vivieron sus vidas aparte de Dios. El autor era cristiano. Y concluyó el libro diciendo: "Se acabó el espectáculo, colocamos los títeres de vuelta en la caja. Todo es vanidad y aflicción de espíritu".

De paso, podemos decir que usted podría hacer lo mismo en los centros de entretenimiento y diversión. Hay capitales donde se concentran la fama y las riquezas, donde existe un verdadero monopolio de tranquilizantes y otras drogas. Y también llegará a la conclusión de que la vida se queda vacía sin Dios y sin Cristo.

Fue Agustín quien nos dejó en sus Confesiones (libro I, sección 1) aquella expresión citada con tanta frecuencia: "Tú nos has hecho para ti mismo, y el corazón del hombre permanecerá inquieto hasta que descanse en Ti". El corazón humano ha sido creado de tal manera que usted podría colocar todo el mundo dentro del mismo, y aún no quedaría lleno.

Y así hemos visto como Eclesiastés ha sido utilizado para apoyar diversas ideologías, que no aportan respuestas a los problemas del alma humana, Cristo es la respuesta. La única respuesta. Todas las otras vías conducen a la vaciedad y a la frustración. Sólo en el Señor Jesucristo se encuentra la vida abundante.

Ahora, con todo esto en mente, examinemos este capítulo 9, y leamos lo que dice aquí el primer versículo:

"Ciertamente me he dado de corazón a todas estas cosas, para poder declarar que los justos y los sabios, y sus obras, están en la mano de Dios. Y que los hombres ni siquiera saben qué es amor o qué es odio, aunque todo está delante de ellos."

Es decir, el escritor no estaba preocupado acerca del futuro. La eternidad era una dimensión en la cual ni siquiera pensaba porque no sabía nada sobre ella. Y el versículo 2, dijo:

"Todo acontece de la misma manera a todos; lo mismo les ocurre al justo y al malvado, al bueno, al puro y al impuro, al que sacrifica y al que no sacrifica; lo mismo al bueno que al pecador, tanto al que jura como al que teme jurar."

Al escritor le parece que da lo mismo en qué dirección se encamine uno. Porque de cualquier manera, el resultado será siempre el mismo. Recordemos que ésta no es la respuesta de Dios. Ésta es forma en que el hombre que vive debajo del sol observa las vidas de las personas a su alrededor. Y leamos ahora, el versículo 3:

"Este mal hay entre todo lo que se hace debajo del sol: que un mismo suceso acontece a todos, y que el corazón de los hijos de los hombres está lleno de mal y de insensatez durante toda su vida. Y que después de esto se van con los muertos."

Entonces, ¿por qué trabajar? La vida sería como una gran lotería y usted sería una víctima de las circunstancias. La persona que ha tenido la suerte de ganar el premio debería compartirlo con usted. Las filosofías de nuestro tiempo no están diciendo nada nuevo. Alguien ya trató de basar una ideología política en este pensamiento y pensó que había creado un sistema nuevo. Pero, Salomón ya lo había expresado con mucha anterioridad. Notemos ahora, lo que dice el versículo 4, de este capítulo 9 de Eclesiastés:

"Aún hay esperanza para todo aquel que está entre los vivos, pues mejor es perro vivo que león muerto."

Si usted sigue toda esta premisa, la mejor opción sería entonces: comamos y bebamos que mañana moriremos. Entonces no hay mayor diferencia si usted es sabio o insensato. Y aun así es mejor estar vivo que muerto, incluso si usted vive como un insensato. Como dice aquí, "mejor es perro vivo que león muerto", Leamos, el versículo 5:

"Porque los que viven saben que han de morir, pero los muertos nada saben, ni tienen más recompensa. Su memoria cae en el olvido."

De aquí surgió esa idea de que el alma duerme (y también del versículo 10). Aquí tenemos la filosofía del hombre debajo del sol, el hombre terrenal. Ésta es la conclusión a la cual se llega si la muerte es el fin, y si no hay nada después de la muerte. Es por tal motivo que él dijo que era mejor un perro vivo que un león muerto.

Dios nos ha dicho qué sucede después de la muerte. El cuerpo es colocado en la tumba, y es el cuerpo el que descansa en esa tumba. La Biblia deja bien claro que el alma del hijo de Dios va a estar con el Señor. Por ello pudo escribir el apóstol Pablo las siguientes palabras en 2 Corintios 5:6-8; "6Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor 7(porque por fe andamos, no por vista). 8Pero estamos confiados, y más aún queremos estar ausentes del cuerpo y presentes al Señor". El alma, la persona real, va a estar con el Señor. Como dice aquí, "ausentes del cuerpo y presentes al Señor". Los cuerpos en los que usted y yo estamos viviendo son solamente nuestras tiendas, nuestra morada terrenal, de las cuales nos iremos algún día. Así que, como acabamos de comprobar, el sueño del alma ni siquiera es un punto de vista cristiano.

Ahora, el versículo 6, de este capítulo 9 de Eclesiastés, dice:

"También perecen su amor, su odio y su envidia; y ya nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol."

En un principio ya dijimos que éste era un capítulo triste. Considera a la vida como vana, vacía, sin propósito y sin significado. Si la muerte es el final de todas las cosas, entonces, el ser humano es simplemente como un animal. Un evolucionista diría que el hombre fue una vez, en el pasado, un animal. Y este hombre terrenal que vive debajo del sol dice que el hombre es como un animal ahora. El resultado final de ambos es el mismo. El hombre muere como un animal.

¡Qué diferente resulta para nosotros saber que procedemos de la mano creativa de Dios, y que vamos a volver a Él! Ahora, el versículo 7, dice:

"Anda, come tu pan con gozo y bebe tu vino con alegre corazón, porque tus obras ya son agradables a Dios."

La persona que rige su vida por el principio de las buenas obras pensando que la muerte es el final de todas las cosas, encuentra una satisfacción momentánea en placeres como la comida y bebida. Pero acaba dándose cuenta de que su vida es una sucesión monótona sin motivación ni propósito. Y dice el versículo 8:

"Que en todo tiempo sean blancos tus vestidos y nunca falte perfume sobre tu cabeza."

Para el que está centrado en esta tierra es importante guardar una buena apariencia de distinción delante de los demás. Y el versículo 9, dice:

"Goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de la vida vana que te son dados debajo del sol, todos los días de tu vanidad. Ésta es tu recompensa en la vida, y en el trabajo con que te afanas debajo del sol."

El escritor aconsejó disfrutar del matrimonio. Hay muchos matrimonios de personas no cristianas que están disfrutando de su vida juntos. Por supuesto, pasan por sus problemas y sus días oscuros, pero su actitud es la de encarar su vida lo mejor que puedan.

Ahora llegamos a otro versículo en el cual algunos basan su teoría del sueño del alma. Leamos el versículo 10:

"Todo lo que te venga a mano para hacer, hazlo según tus fuerzas, porque en el sepulcro, adonde vas, no hay obra, ni trabajo ni ciencia ni sabiduría."

Por supuesto que así es. Porque cuando uno coloca a este cuerpo en el sepulcro, este cuerpo que hoy puede moverse para trabajar, o utilizar su cerebro para estudiar o realizar ciertas actividades mentales, cuando usted lo coloca en la sepultura, no podrá realizar ningún tipo de actividad. Salomón estaba hablando solamente del cuerpo, al decir "todo lo que te venga a mano para hacer, hazlo según tus fuerzas". Estaba hablando de la mano, no del alma. Y es la mano la que será colocada en la tumba. Si usted es un hijo de Dios, irá a la presencia del Señor. Si no es un hijo de Dios, irá a la morada de los muertos hasta que sea resucitado para ser juzgado. Así que todo no termina con esta vida. Es evidente que este libro no enseña el sueño del alma.

Llegamos ahora al versículo 11, que habla acerca de la injusticia social y los grupos minoritarios. Escuchemos lo que dice el versículo 11, de este capítulo 9 de Eclesiastés:

"Me volví, y vi debajo del sol que ni es de los veloces la carrera, ni de los fuertes la guerra, ni aun de los sabios el pan, ni de los prudentes las riquezas, ni de los elocuentes el favor; pues a todos les llega el tiempo y la ocasión."

Las observaciones del hombre terrenal debajo del sol le llevan a creer que esta vida es una cuestión del tiempo y del azar. No es más que una gran lotería. Y si a usted le toca nacer en una raza, tendrá unos problemas; si nace en otra, tendrá otros problemas. Todo queda librado al azar y usted no puede hacer nada al respecto. Éste es el pensamiento que predomina aquí. Continuemos leyendo el versículo 12:

"Ahora bien, el hombre tampoco conoce su tiempo: Como los peces apresados en la mala red, o como las aves que se enredan en el lazo, así se ven atrapados los hijos de los hombres por el tiempo malo, cuando cae de repente sobre ellos."

Si el tiempo y el azar son los factores reguladores de la vida, entonces usted es tan indefenso como el pez atrapado en una red. Y no hay nada que usted pueda hacer para cambiar ese destino. Éste es un punto de vista terrible, y la peor clase de fatalismo. Para el que vive sólo para realizar buenas obras en esta vida, no hay otra explicación y él está obligado a llegar a esta filosofía fatalista.

Ahora Salomón presentó una pequeña parábola. Leamos el versículo 14:

"Había una pequeña ciudad, con pocos habitantes, y vino un gran rey que le puso sitio y levantó contra ella grandes baluartes"

Escuche con atención, amigo oyente, porque aquí hay una parábola. ¿Está usted sensibilizado por la situación de los oprimidos, los grupos minoritarios y los despreciados? Tendrá que tener en cuenta el fracaso de los recursos humanos para erradicar la pobreza, los abusos y la discriminación. Como muchas veces en el pasado y a lo largo de la historia, en esta historia aparece un rey poderoso. No será la última vez que esto ocurra y en esta ocasión, los habitantes de la ciudad se convirtieron en prisioneros, sin poder evitar el gran despliegue de fuerzas que los asediaban. Esta parábola parece representativa de toda la historia, que se ha caracterizado por las guerras, los abusos del poder, la injusticia y la opresión. ¿Cuánto tiempo más cree usted estimado oyente, que Dios le debería dar al hombre para que intente acabar con los abusos del poder, la injusticia, y la opresión?

Bueno, vamos a tener que detenernos aquí por hoy, para continuar con esta parábola en nuestro próximo estudio. Será pues, hasta entonces, ¡Qué la paz de Dios del Dios de paz, la única fuente de la verdadera paz en el universo, paz que sobrepasa todo entendimiento sea con usted ahora y siempre!

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