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Estudio bíblico de 2 Timoteo 1:7-18

2 Timoteo 1:7-18

Regresamos hoy, estimado oyente, a nuestro estudio en la Segunda Epístola del Apóstol Pablo a Timoteo, y nos encontramos en el primer capítulo. En nuestro programa anterior leímos hasta el versículo 6, y aunque deseamos avanzar a partir del versículo 7, que concluye la introducción, quisiéramos dedicar un poco de tiempo a considerar lo que comentamos sobre el versículo 6, que dice:

"Por eso te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos"

Cuando el Apóstol Pablo puso sus manos sobre Timoteo, ese acto significó que Timoteo era un compañero de Pablo, que estaba asociado a Pablo en su ministerio; compartió con él el don de enseñanza de la Palabra de Dios. Creo que Pablo tenía la intención de transferir a Timoteo su ministerio, sus funciones. Este joven siempre había estado cerca de Pablo. Cuando éste se encontraba en la cárcel de Roma, dijo de él en Filipenses 2:20, porque no tengo a ningún otro que comparta mis sentimientos y que tan sinceramente se interese por vosotros. Este era un hombre que podía llevar a cabo la enseñanza y predicación de Pablo, y por ello el apóstol le convirtió en su compañero, en su colaborador asociado. Y así compartieron juntos el ministerio.

Ahora vemos que Pablo le aconsejó diciéndole: que avives el fuego del don de Dios que está en ti. Este hombre tenía un don y Pablo le recomendó que lo avivara. ¿Qué le indicaría esto a usted? Me pregunto si Pablo estaría preocupado por Timoteo allá en Éfeso. Éfeso era la sede del templo de Diana y uno de los grandes centros de pecado del mundo Romano. Pablo mismo había pasado 3 años en Éfeso y sabía que en aquella ciudad había muchas atracciones y tentaciones. Me pregunto si él temía que Timoteo pudiera ser reacio y refrenarse en enseñar todo el consejo de Dios. Podemos ver aquí la preocupación del apóstol por aquel joven a quien llamó "amado hijo."

Veamos ahora lo que el Apóstol Pablo dijo aquí en el versículo 7, de este capítulo 1, de la Segunda Epístola a Timoteo:

"Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio."

Ahora, aquí se menciona esta palabra cobardía. Quizá haya personas que tengan mucho temor de viajar en avión. Hay algunos que tienen que viajar por obligación, y en realidad no disfrutan nunca del viaje por avión. El temor es algo natural y bueno. Uno puede tenerle miedo a un león, a las alturas, a volar en avión, por ejemplo. Así que es normal y bueno tener un sentido del temor.

Sin embargo Pablo no estaba hablando de una buena clase de temor, sino de la cobardía. Por eso dijo: no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.

Este dominio propio significa disciplina. Es decir, que Dios no quiere que la derrota sea parte normal de la vida del creyente. En realidad, tendríamos que ser creyentes bien disciplinados antes que esclavos de nuestras emociones. Todos estamos impulsados por nuestras emociones. Pero los cristianos no deben estar motivados por sus emociones. Nuestras emociones no deben dominarnos. Por el contrario, tenemos que ser disciplinados.

Ahora, ¿cómo se aplica esto a la cuestión del temor? ¿Está mal tener miedo a ciertas experiencias que ya hemos mencionado, o a otras similares? No, lo que estaría mal sería quedarse en casa. Lo que tiene que hacer una persona que experimenta esos miedos, es pedir la ayuda del Espíritu Santo para vencerlos disciplinando la mente. Vencer las emociones significa no permitir que ellas nos impidan hacer algo que deberíamos estar haciendo. Ello implicaría una derrota y mi mente no puede aceptar el ser un cristiano derrotado por esas reacciones emotivas. Por ello el consejo de Pablo a Timoteo es de mucha ayuda para todos. Dios nos está diciendo que no tenemos que ser cristianos derrotados; no debemos permitir que nuestras emociones controlen nuestra vida.

Dejamos atrás la introducción, que finaliza en el versículo 7. Y antes de comenzar a comentar este primer capítulo, repasaremos rápidamente el Bosquejo General que presentamos en la introducción a este libro:

1. Las aflicciones del evangelio, las vemos en el capítulo 1. En los primeros 7 versículos tenemos una introducción, que ya hemos concluido en el versículo 7. En este capítulo vemos que el apóstol no se avergüenza, y participa de la aflicción (1:8-11) y al no avergonzarse está seguro. (1:12-18).

2. Ahora en el capítulo 2, el cristiano aparece activo y en servicio. Es un hijo (vv. 1 y 2), un buen soldado (vv. 3 y 4), un atleta (v. 5), un labrador (vv. 6-14), un obrero (vv. 15-19), un vaso (vv. 20-23) y un siervo (24-25).

3. Desde el capítulo 3:1 al 4:5 se trata el tema de la apostasía que vendría, y de la Autoridad de las Sagradas Escrituras. En el capítulo 3:1-9 se describen las condiciones de los últimos días. En el 3:10-17) se habla de la autoridad de las Sagradas Escrituras en los últimos días y en el 4:1-5, se presentan instrucciones para los últimos días.

4. En el 4:6-22, se enfatiza la lealtad al Señor y del Señor. En el 4:6-8, tenemos el testimonio póstumo, prácticamente como si estuviera en su lecho de muerte. Y en el 4:9-22, leemos sus últimas palabras, resumidas en esta declaración: Pero el Señor estuvo a mi lado. (v. 17).

Habiendo, pues, finalizado la introducción (versículos 1 al 7) vamos a leer el versículo 8, que comienza un párrafo que hemos titulado:

No avergonzado, sino un participante de la aflicción

"Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios."

Hemos titulado a este capítulo "Las aflicciones o los sufrimientos del Evangelio". Es que existe cierta forma de pensar hoy, de que la vida cristiana es una vida que debería ser fácil, agradable y suave como la brisa. Muchos de nosotros pensamos que tenemos un Padre Celestial indulgente, que nos va a poner la vida muy fácil, que removerá cada piedra del camino de la vida, y que no permitirá que nos ocurra nada grave. En cierta ocasión un abogado jubilado nos envió una cláusula que encontró en un testamento. Decía lo siguiente: "A mi hijo le dejo el placer de ganarse la vida. Por 25 años él pensó que el placer era mío, pero estaba equivocado."

El Señor Jesucristo mismo dejó bien en claro que íbamos a tener dificultades, Él dijo en el evangelio de Juan, capítulo 6, versículo 33: En el mundo tendréis aflicción. El creyente no pasará a través de la Gran Tribulación, pero usted y yo, amigo oyente, vamos a tener pequeñas tribulaciones. Vamos a tener problemas en nuestras vidas. Samuel Rutherford dijo lo siguiente: "Si nosotros no fuéramos extranjeros en esta tierra, los sabuesos de este mundo no nos estarían ladrando". El Señor Jesús nos advirtió que al mundo no le agradarían los cristianos. El les dijo a Sus discípulos, en Juan 15:18, Si el mundo os odia, sabed que a mí me ha odiado antes que a vosotros. Cuando un cristiano se convierte en una persona muy popular, hay algo que no funciona bien, en esa persona o en el sistema que ella representa. Así que la vida cristiana no es ese lecho de rosas que algunos imaginan. Como dijo Pablo en el versículo 8, tenemos que participar de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios. Continuemos leyendo el versículo 9:

"Él nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús, desde la eternidad."

Dice aquí El nos salvó, y nos llamó con llamamiento santo, no a causa de quienes somos o de lo que hayamos hecho, es decir, no conforme a nuestras obras.

Pero según el propósito suyo y la gracia. El maravilloso propósito de Dios en el evangelio estuvo oculto en las épocas pasadas, pero entonces fue revelado por medio de Pablo. Había sido un misterio en el Antiguo Testamento, un secreto no revelado, que después sería revelado en el Nuevo Testamento.

Y termina el versículo hablando de la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de la eternidad. A lo largo de todo ese tiempo Dios tenía este plan para nosotros. Leamos ahora el versículo 10 de este primer capítulo de 2 Timoteo, en el que continuó hablando de la gracia.

"Pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio."

Este es un versículo que merece mucho énfasis.

Dice aquí: el cual quitó la muerte, que literalmente Él ha dejado sin efecto a la muerte. La muerte significa algo totalmente diferente para el hijo de Dios Y esto nos indica que Él ha dejado sin efecto a la muerte. Es decir, que la muerte ya significa algo completamente diferente para el Hijo de Dios Cristo anuló sus efectos. Ahora, Dios no eliminó a la muerte. Recordemos que el apóstol Pablo estaba escribiendo esta carta desde la cárcel esperando que se cumpliera su sentencia de muerte. Pero Pablo no estaba hablando de la muerte física, sino de la muerte espiritual, de una muerte eterna, que implica la separación de Dios. Ahora, Cristo ha realmente abolido la muerte espiritual para que ningún pecador tenga que ir a un lugar donde esté eternamente separado de Dios. Cristo es nuestro Mediador, el único Mediador entre Dios y el hombre, Dios está satisfecho con lo que Cristo ha hecho por nosotros. La pregunta entonces es: ¿Está usted satisfecho? ¿O está usted tratando de salvarse a sí mismo por medio de sus buenas obras? Permítame repetirle lo que hemos dicho antes: el hombre no se puede salvar por medio de una obediencia perfecta, porque él es incapaz de llevarla a cabo. Y no puede salvarse por una obediencia imperfecta porque Dios no la aceptaría. Así que solo queda una solución para el dilema, y es aquel que en Juan 14:6 dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí. Ahora, el versículo 11 de este capítulo 1, de la Segunda Epístola a Timoteo dice:

"De este evangelio yo fui constituido predicador, apóstol y maestro de los gentiles"

Él dijo que era un predicador, un heraldo de la Palabra de Dios y también era un apóstol, y un maestro. Como apóstol, tenía varios dones. Tenemos nuestras dudas en cuanto a si un hombre, después de los apóstoles, puede tener más de un don. Hay que considerar que ya es bastante difícil ejercitar un solo don.

Ahora leamos el versículo 12, que comienza este nuevo párrafo que hemos titulado:

No avergonzado, pero seguro

"Por lo cual asimismo padezco esto. Pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído y estoy seguro de que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día."

El Apóstol Pablo estaba diciendo: no me avergüenzo. Aunque se encontraba en la cárcel esperando el cumplimiento de la sentencia de muerte, Pablo había escrito en Romanos 1:16, No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree. Y retrocediendo al versículo 8 de este primer capítulo de 2 Timoteo, vemos que Pablo le recomendó encarecidamente a Timoteo que tampoco se avergonzara. A veces los cristianos se muestran reticentes para expresar su testimonio personal de lo que Dios ha hecho en sus vidas. Nos sentimos tímidos, pero no debería ser así.

Y continuó diciendo Pablo estoy seguro de que es poderoso para guardar mi depósito. Esto significa que Pablo depositó su fe en Cristo hasta el día del juicio. O también puede querer decir "Dios ha hecho un depósito conmigo". El depósito de Dios de dones en la vida de Pablo lo convirtió en deudor ante todo el mundo.

Estimado oyente, usted y yo somos deudores. Al oír esto quizás usted diga: "Bueno, yo pago honradamente mis deudas". Bien, la verdad es que usted y yo no hemos pagado nuestras deudas honestas hasta que cada persona en la tierra haya oído el mensaje del evangelio.

La frase es poderoso para guardar mi depósito es importante porque nos da una gran confianza saber que todo lo que somos y tenemos está en Sus manos. Y continuó diciendo el apóstol en el versículo 13 de este primer capítulo de 2 Timoteo:

"Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús."

Aquí se mencionan las sanas palabras. Esto nos recuerda que las palabras de la Escritura son inspiradas. Creemos en la inspiración total de la Palabra de Dios, y no consideramos satisfactorio a cualquier otro punto de vista, que con toda seguridad no satisface las demandas de las Sagradas Escrituras. Continuemos leyendo el versículo 14:

"Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros."

Es importante comprobar que la vida del creyente solo puede ser vivida en el poder del Espíritu Santo, Retrocediendo al versículo 7, vimos que Pablo habló de poder, amor, y de dominio propio, y todos ellos son frutos del Espíritu Santo. Pablo escribió en Gálatas 5:22-23, el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio propio. Y ahora en el versículo 15 leemos:

"Ya sabes que me abandonaron todos los que están en Asia, entre ellos Figelo y Hermógenes."

El Apóstol Pablo mencionó por nombre a aquellos que no le habían sido fieles. En el primer capítulo de 1 Timoteo Pablo destacó que algunos se habían apartado. Aquí en el versículo 15, habló de todos, es decir, todos los que en esos días estaban en Asia, y que anteriormente habían estado con él en Roma. Y destacamos este detalle, porque nos parece que la apostasía no será algo que solo caracterizará a los últimos días de la iglesia. Ha venido ocurriendo a través de toda la historia de la iglesia. Un profesor de historia de la iglesia dijo acertadamente que la historia de la iglesia es la historia de la apostasía o, como también dijo, la historia de las herejías. Y esta afirmación ha resultado cierta. Leamos, finalmente por hoy, los versículos 16 al 18 de este primer capítulo de 2 Timoteo:

"Tenga el Señor misericordia de la casa de Onesíforo, porque muchas veces me confortó y no se avergonzó de mis cadenas, sino que, cuando estuvo en Roma, me buscó solícitamente y me halló. Concédale el Señor que halle misericordia cerca del Señor en aquel día. Y cuánto nos ayudó en Éfeso, tú lo sabes mejor."

Aquí tenemos a un gran santo de Dios, y a mí me hubiera agradado mucho ser Onesíforo, pero no me hubiera gustado nada haber sido Hermógenes. Onesíforo, que aparentemente era de Efeso, se encontraba en Roma por negocios. Era un hombre muy ocupado, pero tuvo tiempo para ir a visitar a Pablo en la cárcel. ¡Que gesto digno! Probablemente el apóstol lo había guiado al Señor, y usted no puede despreciar a alguien que le ha guiado a Cristo.

Y aquí nos detenemos por hoy porque nuestro tiempo ha terminado. Quisiéramos contar con usted en nuestro próximo programa, en la continuación de este estudio de la Segunda Epístola del Apóstol Pablo a Timoteo. En nuestro próximo estudio consideraremos el capítulo 2 de esta epístola. Y como lo hacemos siempre, le sugerimos que lea todo el capítulo 2 para que puede estar así mejor preparado y en condiciones de sacar el mayor provecho posible de esta carta tan personal, y a la vez, tan universal.

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