Estudio bíblico de Tito 1:8-16
Tito 1:8-2:1
En este día, amigo oyente, regresamos a la epístola del Apóstol Pablo a Tito, y vamos a considerar nuevamente lo que se nos dice en el capítulo 1, comenzando con el versículo 8. Estamos en una sección que comenzó en el versículo 5 y que se extenderá hasta el versículo 9. En esta sección se afirmó que una iglesia ordenada debía tener ancianos reconocidos o nombrados oficialmente, que cumplieran los requisitos prescritos. Y como finalizamos nuestro programa anterior con el versículo 7, vamos a recordar brevemente lo que dijimos acerca de la conducta del anciano u obispo. Leamos entonces el versículo 7 de este primer capítulo, que dice:
"Es necesario que el obispo sea irreprochable, como administrador de Dios; no soberbio, no iracundo, no dado al vino, no amigo de contiendas, no codicioso de ganancias deshonestas."
Esto es muy práctico. Un obispo (o anciano) no debe ser obstinado, porque es un administrador, un mayordomo de Dios, así como un representante de la gente. El está en la iglesia para encontrar y hacer la voluntad de Dios.
No iracundo significa no susceptible. Es decir, que no debe ser una persona que se enoja con toda facilidad.
También se incluye en la lista no codicioso de ganancias deshonestas.
Estas tienen que ser las características de un "obispo". Como hemos dicho anteriormente, anciano u obispo son términos sinónimos. La palabra "anciano" (presbuteros) se refiere al individuo, que tenía que ser una persona madura, tanto física como espiritualmente. Un "obispo" (episkopos) era un supervisor; el gobernaba la iglesia. Por lo tanto, esta palabra se refería al oficio, al cargo, a la posición pública. Pero una iglesia nunca debía tener a un solo hombre nombrado como obispo o anciano. Siempre había varias en una iglesia.
Ha habido algún desacuerdo sobre si ya había ancianos en las iglesias de Creta y Tito tuvo que ordenarlos, o si más bien no había ninguno y Tito tuvo que nombrar a algunos. Si se trataba de este último caso (que no creemos que fuera), entonces pensamos que las iglesias habrían tenido que estar de acuerdo con los hombres que Tito nombrara, Sin embargo, esta no era la cuestión principal, y no debería ser el asunto más importante en las iglesias actuales. El énfasis de Pablo recaía sobre los requisitos personales del hombre para desempeñar esa posición en la iglesia.
Así pues, en el versículo 8, de este capítulo 1, de la epístola a Tito, leemos:
"Debe ser hospedador, amante de lo bueno, sobrio, justo, santo, dueño de sí mismo"
Estos son los requisitos que un anciano debía cumplir y seguramente el significado es familiar para nosotros. Y Pablo continuó diciendo en el versículo 9:
"Retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen."
Había dos cosas que un cargo nombrado en la iglesia debía poder hacer: (1) Debía ser capaz de exhortar, es decir, de enseñar la Palabra de Dios; y (2) tenía que ser capaz de refutar a los herejes. Creemos que los que ejercen un cargo en la iglesia deben ser personas Bíblicamente bien preparadas. (A veces, en época de guerra, los ejércitos se ven forzados a nombrar a tenientes o sargentos en una forma más rápida que lo acostumbrado. Como resultado, se tienen personas que son un poco, digamos, peculiares ocupando su cargo. Así es que, pensamos que lo mismo debe aplicarse en la iglesia. ) Recordemos que Pablo le dijo a Timoteo en su primera carta 5:22, No impongas con ligereza las manos a ninguno. Es decir, por ejemplo y simplificando el factor tiempo, que no se tiene que elegir a un hombre que se convirtió una noche, digamos, pedirle en la noche siguiente que presente su testimonio personal, nombrarle para un cargo oficial en la iglesia en la tercera noche, para ser un predicador del evangelio en la cuarta noche, y para pastor de la iglesia en la quinta noche. A veces se actúa con esa rapidez en la actualidad, y ello es negativo para la iglesia. Un cargo oficial de la iglesia debería ser capaz de mantenerse firme en la Palabra de Dios, y de enseñarla a los demás. Y ahora llegamos a un párrafo que en nuestro bosquejo general hemos titulado
La mala reputación de los cretenses
y que se extiende desde el versículo 10 hasta el 16 de este capítulo 1. Tenemos que recordar que todos los hombres son pecadores; somos todos hermanos en el sentido en que todos somos pecadores. Todos los hombres no están en una fraternidad de Dios, porque esa relación solo surge a través del Nuevo Nacimiento espiritual, convirtiéndonos en hijos de Dios por medio de la fe en Cristo. Pero seguramente, todos somos hijos de Adán, y en Adán todos mueren, porque todos han pecado (como vemos en 1 Corintios 15:22). Sin embargo, los Cretenses tenían una reputación especialmente mala. Leamos el versículo 10 de este capítulo 1:
"Hay aún muchos obstinados, habladores de vanidades y engañadores, mayormente los de la circuncisión."
Hay personas que les gusta demasiado hablar, de cuyas bocas brotan palabras vacías a la velocidad de un relámpago, y su conversación es superficial, frívola. Una cosa es pasar un momento agradable con una conversación distendida, desenfadada, alegre al tener momentos de diversión sana. Pero lo que Pablo estaba condenando aquí era ese hablar por los codos sin pronunciar otra cosa que palabras sin sentido.
Y en este versículo se mencionó también a los engañadores, mayormente los de la circuncisión. Pablo se estaba refiriendo aquí a aquellos que procuraban contradecir su enseñanza (como partidarios de la circuncisión o procedentes del judaísmo). Y añadió el apóstol en el versículo 11:
"A esos es preciso tapar la boca, porque trastornan casas enteras enseñando por ganancia deshonesta lo que no conviene."
Aquí se habló de los que trastornan casas enteras. Quería decir que arruinaban a familias enteras. Este era un problema muy grave. Donde quiera que sea sembrada la Palabra de Dios, siempre entra Satanás. Él es el enemigo, y siempre entra a sembrar la cizaña, la mala semilla, entre el trigo. Ahora, en Creta, se había realizado una gran obra para la causa de Cristo, pero el enemigo se encontraba allí mismo para sembrar su propia semilla. Luego, en el versículo 12, dijo el apóstol:
"Uno de ellos, su propio profeta, dijo: Los cretenses son siempre mentirosos, malas bestias, glotones ociosos."
Lo de malas bestias significaba que los Cretenses eran groseros y crueles. Pablo no estaba siendo muy elogioso aquí, ¿no es cierto? Pero esta era la reputación que ellos tenían en el mundo Romano del tiempo de Pablo. Pablo estaba citando el poeta Cretense Epimenides, que había nacido en Creta algunos siglos antes. Otro poeta escribió: "Creta, que mantiene a cien ciudades, no puede negar esto, aunque acostumbran a mentir". Pablo dijo, los cretenses son siempre mentirosos. Esto no significaba que cada persona que vivía en Creta era mentirosa. Pero esa era la reputación que tenían.
Y es maravilloso lo que la gracia de Dios puede hacer e hizo entre esta gente de la isla de Creta. Eran mentirosos, bestiales en su forma de actuar, perezosos y glotones. Pero aquí vemos el poder transformador del evangelio en las vidas de las personas. Muchos de ellos se entregaron a Cristo y sus vidas cambiaron. Y continuó el apóstol Pablo con dándole a Tito sus instrucciones, y le dijo en el versículo 13:
"Este testimonio es verdadero. Por eso, repréndelos duramente, para que sean sanos en la fe"
Pablo le estaba diciendo aquí a Tito que él tenía que ser un poco más estricto con esta gente que lo que había sido con otros, a causa de sus antecedentes, y por su misma naturaleza. Y añadió en el versículo 14:
"Y no atiendan a fábulas judaicas ni a mandamientos de hombres que se apartan de la verdad."
Observemos la frase no atiendan a fábulas judaicas. Pablo aquí no se refería solamente al legalismo. Surgieron muchos escritos alrededor de la ley de Moisés, que incluyeron al Talmud y a muchas otras obras. No hemos leído muchos de estos escritos judíos porque nunca nos interesaron realmente. Pero hemos leído algunos, y hemos comprobado que entre esas obras hay cuentos bastante extraños.
Y ahora veamos la frase mandamientos de hombres que se apartan de la verdad. El Señor Jesús reprendió a los líderes religiosos por haber agregado tradiciones a la ley de Dios, y de esto creemos que estaba hablando Pablo aquí. Las enseñanzas del legalismo se presentaban en dos fases; una afirmaba que una persona se salvaba por la Ley, y la otra, afirmaba que una persona tenía que vivir por la Ley. Ambas enseñanzas eran y son muy peligrosas. Nosotros somos salvos por la gracia de Dios y, en realidad, estamos llamados a vivir en un nivel más alto que el de los Diez Mandamientos. Dios entregó los Diez Mandamientos a una nación, y creemos que deberían ser hoy la ley para todo el mundo. Cuando Dios dijo No matarás, esa ley debería estar vigente para todos, sean cristianos o no, es decir, que debería abarcar a todo el mundo. Sin embargo, a aquellos que han sido salvados por la gracia de Dios se les han dado instrucciones para vivir que se encuentran en un plano aun más elevado que el de la ley. Ahora, el versículo 15 de este capítulo 1, de la epístola a Tito, dice:
"Todas las cosas son puras para los puros, pero para los corrompidos e incrédulos nada es puro, pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas."
Este es un versículo que es utilizado por personas que dicen que si somos salvos por la gracia de Dios, no importa como vivamos; es decir, que si somos salvos, somos puros y podemos vivir de la forma que más nos agrade. Ciertos cultos y sectas han desarrollado esta enseñanza, diciendo que ellos pueden vivir en el pecado (aunque no lo llaman pecado, para ellos no es pecado) porque, como dice este versículo 15, Todas las cosas son puras para los puros.
Lo que Pablo estaba diciendo no tenía en absoluto nada que ver con cuestiones morales. Él estaba hablando de este asunto del legalismo y de comer carnes. La enseñanza de muchos cultos y sectas con frecuencia incluye una dieta fuera de lo normal. Pero Pablo dijo: Todas las cosas son puras para los puros. En otras palabras, no importa en absoluto que usted como o no coma carne. Toda la comida es pura. Usted puede comer cualquier cosa que le apetezca, en base al principio que el apóstol enunció de que para los puros, todo es puro.
Si usted no es un creyente, cualquier dieta especial que usted pueda preparar, no altera para nada su relación con Dios, es decir, que no le puede salvar. Usted puede comer todos los vegetales que quiera, pero si usted no ha arreglado su situación de alejamiento de Dios, esos alimentos no le convertirán en una persona pura. El Señor Jesús dijo que lo que contamina no es lo que entra al hombre, sino lo que sale de él. Literalmente dijo Jesús en Mateo 15:18 y 19. Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre, porque del corazón salen los malos pensamientos. . . Continuemos leyendo el versículo 16 de este primer capítulo de la epístola de Pablo a Tito:
"Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra."
Esta frase tan antigua es, a la vez, de rigurosa actualidad. Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan. Muchos que hoy profesan ser creyentes, pueden negar, y en efecto niegan a Dios por las vidas que viven. Y niegan la Palabra de Dios. Uno puede parecer un creyente muy fiel por sus gestos, sus actitudes externas cuando se encuentra entre otros creyentes, su lenguaje piadoso y su aparente conocimiento de la Biblia. Incluso, puede que una persona, aunque parezca creer, no crea realmente en la Biblia. Y así, sus palabras y actitudes externas, pueden haberle creado una imagen que no se corresponde con su verdadera imagen, su imagen interior. Es que uno puede negar las enseñanzas de la Biblia por la clase de vida que vive, y puede incluso negar al mismo Dios por sus obras, por su conducta en la vida.
Y el apóstol Pablo continuó describiendo a estas personas en la última frase de este versículo 16 y dijo: Siendo abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra. Las ceremonias y rituales no pueden cambiar el corazón malvado del ser humano. Solo la Palabra de Dios puede transformar el corazón humano. Cuando el corazón es cambiado, la vida revelará ese cambio interior. Los apóstoles Pablo y Santiago nunca estuvieron en desacuerdo; ambos dijeron que la fe sin obras estaba muerta. La fe que salva produce una vida santa. Como dijo Calvino: "La fe sola, salva; pero la fe que salva no está sola". Y así llegamos al
Tito 2
Tema: La iglesia tiene que enseñar y predicar la Palabra de Dios.
La iglesia tiene que enseñar doctrina sana y sólida
La iglesia tiene que enseñar la doctrina basada en la Palabra de Dios; en caso contrario, no es una iglesia. Recordemos que al comienzo mismo de la iglesia, en el día de Pentecostés, se nos dijo, en Los Hechos 2:42, que los que fueron añadidos a la iglesia en aquel día... perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones. Estas fueron las señales de identidad de la primera iglesia: la doctrina de los apóstoles, la comunión, el partimiento del pan y la oración. Realmente no importa el aspecto del edificio de una iglesia, su decoración interior o la comodidad de sus instalaciones. Es el mensaje que resuena desde el púlpito lo que nos dirá si la iglesia es realmente una iglesia, organizada como Pablo la entendió, y como la Palabra de Dios la describe.
En el primer capítulo encontramos que los ancianos a quienes Tito iba a nombrar tenían que ser capaces de hacer dos cosas: exhortar y refutar a los herejes. Es importante que un responsable de la iglesia no pase la totalidad de su ministerio rebatiendo lo que digan todos los demás. Hay algunos que desempeñan lo que llamaríamos un ministerio negativo: todo lo que hacen consiste en atacar a los enemigos del evangelio. Esto es importante, pero creemos que todos necesitamos ocuparnos en un ministerio equilibrado. Un anciano debería poder exhortar desde la Palabra de Dios, así como debería ser capaz de responder a un hereje. Encontraremos que en este segundo capítulo de la carta a Tito, el énfasis del apóstol Pablo recaerá en la enseñanza de la Palabra de Dios. Antes de concluir hoy, y para captar el tono del mencionado énfasis del apóstol, expresado en este capítulo, vamos a leer el primer versículo de este segundo capítulo de esta carta dirigida a Tito:
"Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina."
La expresión sana doctrina, que puede traducirse también como "sana enseñanza" significa la doctrina de los apóstoles. El tema más importante, el primero en la lista de prioridades de la iglesia primitiva era la doctrina de los apóstoles. Por cierto, lo que leemos en estas epístolas o cartas que estamos estudiando es también una parte de la doctrina de los apóstoles.
Así que recordemos que, tal como lo expusimos en nuestra introducción al libro, el bosquejo que seguiremos en este segundo capítulo será el siguiente: "La iglesia debe enseñar la doctrina sana y sólida (versículos 1 al 10) y, "La iglesia debe predicar la gracia de Dios (versículos 11 al 15).
Bien, vamos a detenernos aquí por hoy, y continuaremos desarrollando este tema, Dios mediante, en nuestro próximo programa. Le invitamos pues, a que nos acompañe y le sugerimos que, antes de reanudar nuestro recorrido por esta carta de San Pablo a Tito, continúe leyendo este capítulo 2 hasta llegar al final, para estar así más familiarizado con el contenido del mismo.
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