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Estudio bíblico: Abigail: La barreminas - 1 Samuel 25:18-44

Autor: Roberto Estévez
Uruguay
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Abigail: La "barreminas" (1 Samuel 25)

Lucha sin cuartel ha sido la orden. Solo las mujeres van a ser excluidas de la matanza. El regimiento avanza, subiendo con dificultad por los tortuosos senderos del monte Carmelo. Son hombres armados con lanzas, picas y espadas. Son guerreros fieros. Acostumbrados a pelear. Adelante va su jefe, con su rostro indignado por la humillación y el insulto que ha recibido. Divisan en la parte alta del camino un pequeño contingente. Es Abigail con sus criados, quien se apresura a encontrar a ese líder a quien su esposo ha afrentado tan gravemente.
— "¡Alto!, ordena David.
Los expedicionarios se detienen, quedando en actitud de alerta. El otro pequeño grupo se sigue aproximando; prudentemente cerca, se detiene. A la retaguardia de la pequeña caravana se observa a una mujer apeándose del asno ayudada por un criado. Otros la acompañan, precediéndola algunos como para protegerla. Pasan junto a la tropilla de asnos cargados. Ella camina segura y con dignidad. Ya cerca, desprende el velo de su rostro; es hermoso y con grandes ojos negros. Podrá tener unos veintitantos años. Sus delicadas manos, entrecruzadas contra el pecho, son trigueñas como su faz. De pronto, al llegar apenas a un paso de David y ante la sorpresa de todos, se arrodilla ante él y baja su rostro hasta sus pies.
Abigail ya alcanzó a ver que David es un joven unos pocos años mayor que ella, de estatura mediana, bien parecido, musculoso, y de rostro sereno e inteligente. Una mirada bastó para infundirle confianza al hablar:
— ¡Señor mío, sea la culpa sobre mí! Pero permite que tu sierva hable a tus oídos y escucha las palabras de tu sierva.
El espectáculo es conmovedor. En una sola frase ella ha repetido las palabras que denotan su postura de sierva.
El hombre joven con toda la apariencia de un fuerte guerrero está erguido delante de una dama de clase pudiente y bien ataviada, pero que está postrada, implorando se le permita hablar.
Abigail sabe que si ella fracasa, su esposo y todos sus criados van a ser exterminados. Todo su cuerpo se estremece mientras reitera su súplica. En cuanto ella alza su cabeza hacia él, los ojos oscuros y penetrantes de David se clavan en los de Abigail. Asiente con un gesto y ella continúa:
— Por favor, no haga caso mi Señor de este hombre de mal carácter, Nabal. Porque como su nombre, así es él. Su nombre es Nabal, y la insensatez está con él.
David, con su rostro todavía mostrando evidencias de su enojo, responde:
— Tu esposo nos ha insultado gravemente en público a mí y a mis hombres. Abigail levanta su cabeza y mira a David, quien la observa con atención.
— Señor, yo soy tu sierva. Los guerreros que acompañan a David se han acercado despacio y quedan maravillados de lo que escuchan. Ella sigue repitiendo "yo soy tu sierva". Nada menos que la esposa del acaudalado ganadero de la zona. Para muchos, David no es más que un desertor, un caudillo de bandoleros, un jefe de vagabundos pendencieros. Esta dama de posición le reitera: "Yo soy tu sierva".
Abigail toma aliento y prosigue:
— No vi a los jóvenes de mi Señor, a los cuales enviaste. De otro modo, te aseguro que les habría dado con gusto muchas provisiones.
Tras una breve pausa continúa:
— Ahora pues, Señor mío, vive el Señor y vive tu alma, que el Señor ha impedido que llegaras a derramar sangre y a vengarte por tu propia mano (1 S 25:26).
David frunce sus cejas. Esta mujer le está diciendo que él no va a hacer lo que ya ha determinado. Piensa entre sí: "¡Pobrecita! ¡Si supiera que yo con mis hombres vamos en camino a vengarnos, destruyendo a Nabal y a todos los suyos!".
Abigail prosigue, como si respondiera a las intenciones de David:
— Escucha, por favor, mi Señor: yo soy tu sierva; como tal, ya no soy más alguien que te es ajena o desconocida. Te ruego que oigas. Yo sé que el Omnipotente no quiere que tú derrames esa sangre. La venganza le pertenece al Señor.
Y como saliéndole al paso a un funesto presentimiento, agrega:
— Ahora, sean como Nabal tus enemigos y los que procuran el mal contra mi Señor (1 S 25:26).
Abigail entonces señala a los criados junto a los asnos cargados con aquellos grandes fardos llenos de alimentos de primera calidad.
— Dese a los jóvenes que siguen a mi Señor este regalo que tu sierva ha traído a mi Señor (1 S 25:27).
Para Nabal, David era un sirviente huyendo de su amo. Darle agua sería un desperdicio. Para Abigail, aquel que está delante de ella, a pesar de sus ropas rústicas, es el futuro rey de Israel. Luego ella añade:
— Te ruego que perdones la ofensa de tu sierva... (1 S 25:28).
A pesar de que no ha sido protagonista del agravio, ella se hace responsable de la culpa identificándose con su esposo por el ultraje cometido. Los guerreros de David escuchan en silencio. El rostro de la dama se ilumina como si el Señor le hubiera revelado la visión de un glorioso futuro, y su cristalina voz se inflama de pasión:
— De cierto el Señor edificará una casa firme a mi señor, porque mi señor está dirigiendo las batallas del Señor (1 S 25:28).
Ahora es el semblante de David el que resplandece. Él está huyendo de un lado a otro, escapándose siempre, y esta mujer le está diciendo que va a tener una casa perdurable. El corazón de David se siente conmovido. Allí, en medio del sendero, cuando está yendo a perpetrar una masacre, ha encontrado una persona que entiende cuál es el propósito de Dios en su vida. Él estaba rodeado de muchos guerreros que le seguían por distintos motivos, pero esta Señora había entendido el llamado divino en su existencia. David ha sido profundamente tocado con las palabras de esta mujer. Una vez más parece que Abigail mira hacia el horizonte y el porvenir, y exclama:
— Aunque alguien se levante para perseguirte y atentar contra tu vida... el Señor tu Dios... arrojará la vida de tus enemigos como de en medio del hueco de la honda (1 S 25:29).
Ella está pensando en la rapidez con que la piedra es arrojada de la honda. A tal velocidad serán lanzados fuera los enemigos de David. Lo de Goliat fue un "partido preliminar". Dios puede permitirle hacer más proezas.
Los labios del futuro rey esbozan una sonrisa y Abigail prosigue:
— Yo no quiero que mi Señor se arrepienta. Va a llegar el día en que "cuando el Señor haga con mi señor conforme a todo el bien que ha hablado de ti y te haya designado como soberano de Israel, entonces, señor mío, no será para ti motivo de remordimiento ni estorbo para la conciencia el haber derramado sangre en vano ni el que mi señor se haya vengado por sí mismo" (vv. 30, 31a).
Abigail apronta entonces su última flecha:
— Y cuando el Señor haga el bien a mi señor, acuérdate de tu sierva (1 S 25:31).
El semblante de David irradia de alegría. Mira a la mujer que tiene su cara cubierta de lágrimas y responde:
— ¡Bendito sea el Señor Dios de Israel, que te envió hoy a mi encuentro! Bendito sea tu buen juicio, y bendita seas tú, que hoy me has impedido ir a derramar sangre y a vengarme por mi propia mano (1 S 25:32-33).
Tras unas palabras más y aceptar agradecido lo que ella les había traído, la despidió diciendo:
— Vuelve a tu casa en paz. Mira que he escuchado tu voz y que te he tratado con respeto.
La dama una vez más se inclina, agradecida, y se retira. Vuelve a su casa, y encuentra a su esposo totalmente ebrio. Lo mira con tristeza y se aleja. A la mañana siguiente saluda a su marido con la compostura de siempre. Le cuenta todo lo que ha hecho.
El rostro de Nabal primero se pone rojo y luego empalidece. Los ojos parecen que se le van a salir de las órbitas.
— ¡Tú hiciste eso! ¿Con qué permiso? ¡Yo no te di mi autorización! ¡Esta sí que no te la perdono!
Abigail baja sus hermosos ojos al suelo temiendo lo peor, mientras que las lágrimas corren libremente por sus mejillas.
A los alaridos del patrón vienen corriendo los sirvientes. De pronto Nabal pega un grito como de un animal salvaje herido de muerte. Cae hacia atrás al piso. Su cabeza golpea pesadamente el suelo. Los sirvientes y su esposa se apresuran a ayudarlo. Queda inconsciente.
Abigail lo cuida día y noche. Está pendiente de su respiración. Nabal nunca se repone de ese estado. Diez días después muere y es sepultado.
Un tiempo después aparecen emisarios de David avisando a Abigail:
— Nuestro Señor nos ha enviado a ti para tomarte por mujer para él.
Ella se postró con el rostro a tierra diciendo:
— He aquí tu sierva, para que sea la sierva que lave los pies de los siervos de mi Señor.
Los meses han pasado. Una noche ella mira al firmamento, iluminado con miles de luces titilantes. Era el mismo cielo que observaba cuando era una jovencita. Palpa su vientre en el cual lleva un futuro príncipe de Israel. Levanta sus ojos al firmamento y alaba al Señor que ha cumplido fielmente sus promesas.

La historia bíblica y nosotros

En la armada hay buques barreminas especializados en localizar y desactivar las minas submarinas que harían peligrosa la libre navegación de los mares. En el ejército hay técnicos especialmente entrenados en la peligrosa tarea de encontrar y detonar explosivos (minas enterradas) sin provocar daño. Esta es la difícil misión que asume Abigail cuando se entera de que su esposo ha insultado gravemente a David. Ella sabe que si no hace nada, la vida de su marido y todos los sirvientes estará en grave peligro. Toma entonces la decisión de salir al encuentro del injuriado y tratar de pacificarlo. La empresa es difícil porque las cosas pueden salir al revés de lo esperado y, provocando el estallido de la ira de David, sucumbir ella y sus criados en el intento.
Moralmente, tiene que pedir perdón y a la vez no dejar mal al marido. Por eso, en ningún momento ella se queja de él en forma personal ni traiciona el voto de fidelidad a su cónyuge. (Si lo hubiera hecho, David quizás no la hubiera tomado como esposa).
No es solamente la belleza de Abigail lo que cautiva a David. Son su sabiduría, su poder de persuasión y su oratoria. El futuro rey nunca ha encontrado una mujer con esas cualidades.
¿Dónde ha aprendido Abigail está técnica de persuasión y esa habilidad diplomática? Los expertos nos dicen que su retórica demuestra una maestría asombrosa. Sea como sea, la bomba no estalló pues la barreminas logró desactivarla.
El discurso de Abigail (1 S 15:24-31) es uno de los más extensos de los pronunciados por una mujer en el texto sagrado. El de Débora, aunque más largo, no es propiamente un discurso pronunciado como alegato, sino un cántico que entonó junto a Barac (Jue 5).
Suponemos que Abigail procede de un ambiente de un nivel educativo muy por encima del promedio.
Cuando ella se refiere a su esposo como necio no le está faltando el respeto. Ella lo quiere salvar de cualquier manera.
En su argumentación establece que él vive de acuerdo a su nombre (o apodo). Es probable que desde niño fuera uno de esos que son "raritos" y así le quedó el nombre de Nabal (necio, insensato, estúpido) pero que, a su rudeza, suma la brutalidad y el ánimo pendenciero. Es la misma palabra en hebreo que aparece en el (Sal 14:1).
Abigail juega el muy difícil papel de no ser desleal a su consorte y, al mismo tiempo, no exculparlo. En ningún momento ella justifica la afrenta que Nabal cometió. Lo hizo porque "es así y no hay que tomarlo muy en cuenta".
Ella usa la tesis tan de boga en nuestro tiempo, en las cortes jurídicas, de "insania psicológica". Su argumento, pues, sería: "Nabal no es un hombre completamente normal".
David ha sido afrentado de dos maneras. En primer lugar, al no proveerle con alimentos a lo cual Nabal estaba prácticamente obligado siendo que ellos le habían provisto protección. Téngase en cuenta, además, que en aquel tiempo y lugar, en la época de la esquila se acostumbraba banquetear y ser hospitalario. David no fue un oportunista avivado sino que conociendo las costumbres actuó de acuerdo a ellas, lo que no hizo Nabal.
En segundo lugar, llama al futuro rey un "esclavo que huye de sus señores".
La ofensa que Nabal ha cometido es tan grave que Abigail, en forma representativa de toda la casa, está pidiendo amnistía e indulto. Ella se identifica y responsabiliza personalmente con el agravio y, por lo tanto, pide perdón.
Abigail no es una de esas personas que viven desconectadas de la realidad. Ella ha escuchado a través de los años los hechos, las batallas y las victorias de David. Ella sabe que ese siervo tan perseguido tiene un destino nacional.
¿Cómo es posible que Nabal llame a David un esclavo huyendo de su amo, si en cambio ha sido el vencedor de Goliat, enemigo número uno del país?
En cambio, Abigail tiene la certeza de que el Señor le edificará una casa firme (1 S 25:28) (2 S 7:16).
Abigail profetiza del Mesías, hijo de David, que es el único que tiene una casa perdurable ("Cristo es fiel como Hijo sobre su casa. Esta casa suya somos nosotros..." (He 3:6).
Los rabinos de los tiempos del Talmud consideraban a Abigail "entre las siete mujeres que ellos creían que habían recibido el espíritu de profecía".
Es llamativo que ella intuye la ruina de su esposo y aun del rey Saúl.
Probablemente no esté consciente del alcance de sus palabras que son casi proféticas, equiparando la caída de su marido con la de aquellos que quieren el mal de David (1 S 25:26). En un sentido coloca a Nabal en la misma "jauría" que el rey Saúl.
Al final del discurso David se da cuenta de que Abigail no es solamente la esposa que trata de salvar a su cónyuge de su enemigo, sino la enviada del Señor para impedir que él peque vengándose por sí mismo.
Las Escrituras enfatizan la importancia de no vengarnos nosotros mismos (Lv 19:18). El Apóstol lo dice claramente: "Mía es la venganza; yo pagaré, dice el Señor" (Ro 12:19). Y en las palabras del sabio: "No digas: Devolveré el mal. Espera al Señor y él te salvará" (Pr 20:22).
Aquí tenemos en síntesis la historia de una mujer que está ligada por matrimonio a un hombre necio, rudo y, sin duda, muy difícil de soportar. Pero ella está dispuesta a luchar hasta el fin para preservar el hogar.
Cuando el juicio de Dios cae y su esposo muere, ella acepta contraer matrimonio con David. Es su segunda esposa en una sociedad donde los reyes practican la poligamia. Podemos decir que ella es probablemente la mejor esposa que tuvo David.
Pero lo que más me fascina de esta historia es la seguridad y visión que tiene Abigail del insigne porvenir de David. Sería muy difícil imaginarse que ese fugitivo es no solamente el futuro rey de Israel sino que casi 3.000 años después su estrella simboliza la nación de Israel.

Apuntes

Características de Abigail en esta historia:
a) Rapidez en tomar una decisión en momento de crisis. Las decisiones tomadas a la ligera muy a menudo son equivocadas. Abigail puede tomar rápidamente una determinación importante en forma correcta porque es una mujer espiritual. Por lo tanto, se guía por los principios de las Escrituras que tiene disponibles. Sin duda ha orado al tomar esta resolución (Pr 1:7).
b) Su fidelidad y tremendo ahínco de salvar a su esposo y sus sirvientes. Ciertamente que la vida con un hombre necio y de carácter pendenciero ha de ser dura. Sin embargo, ella procura salvar a Nabal y hace todo lo que puede para lograrlo. Alguien, quizás irónicamente, hasta podría sugerir que allí perdió ella la oportunidad de librarse del ogro. Aunque él no lo merezca, ella mantiene su lealtad a aquel a quien le ha prometido ser fiel (Pr 31:10).
c) Su inteligencia, discernimiento y habilidad al hablar con el ofendido. En su primera frase utiliza tres veces términos que implican que se considera "una sierva" de David. Ella toma un riesgo físico real al salir a encontrarse con un batallón de 400 guerreros. David se lo hace recordar al final de la conversación, al decirle: "Te he tratado con respeto".
Ignoramos lo que Nabal fuera capaz de hacer con ella tras enterarse de su "hazaña". La parálisis que le acontece de súbito interrumpe su violenta e iracunda reacción. Sin duda, en aquella sociedad no sería inusual que el marido castigara físicamente a la esposa por haber hecho algo tan "impropio" sin consultarlo. Para una persona tacaña como Nabal, su esposa se habría sobre-excedido con tamaña ofrenda como la que brindó. Abigail tendría el buen pretexto de que no lo pudo consultar porque él estaba lejos y el tiempo apremiaba. Pero con una persona como Nabal no hay posibilidad de dialogar de manera racional. La prudencia de Abigail al esperar que desaparecieran los efectos del alcohol antes de relatarle a su esposo todo lo ocurrido, aunque encomiable en ella, no garantizaba para nada que una mejor comprensión atenuara lo furibundo de su reacción.
d) Su madurez espiritual al percibir al futuro rey. Nuestra heroína sabe que ese hombre perseguido y errante va a ser el futuro rey. Su argumento a David de que no debe vengarse no se basa en lo obvio (no quiere la muerte de su marido y sirvientes), sino que su premisa se fundamenta en dos principios:
La venganza le pertenece al Señor (Dt 32:35).
No quiere que el día cuando sea rey David se arrepienta por haber derramado sangre en forma innecesaria.
Notemos que la afrenta de Nabal es muy seria, no solamente contra David sino contra el Señor. Nabal manifiesta su falta de compasión y respeto a la persona que Dios ha demostrado ser su escogido permitiéndole la proeza contra Goliat por la que alcanzara gran notoriedad. Nabal no podía ignorar las palabras que en su oportunidad dijera el mismo David, al ir contra Goliat: "Yo voy contra ti en el nombre del Señor de los Ejércitos, Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has desafiado" (1 S 17:45). Es por ese desprecio y afrenta al escogido del Señor que Nabal es castigado.
No sería de extrañar que el rey Salomón conociera con detalle esta historia que le aconteció a su padre. Quizás al escribir algunos de sus proverbios haya estado pensando en este suceso (Pr 12:16) (Pr 15:1).
En su discurso Abigail utiliza adecuadamente siete veces el término Señor (1 S 25:26-31) demostrando su genuina fe y dependencia en Dios.
Las palabras de Abigail: "...cuando el Señor haga el bien a mi Señor, acuérdate de tu sierva" (1 S 25:31) nos recuerda palabras muy similares de José al copero del rey (Gn 40:14). Tienen también cierta semejanza con las del ladrón en la cruz: "Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino" (Lc 23:42).

Detalles médicos de la enfermedad y muerte de Nabal

Es interesante que Nabal al parecer muera por una causa cardíaca. Es una persona que no se cuida sino que por el texto presumimos que las comilonas y los excesos con el alcohol eran la rutina y no la excepción.
Como cardiólogo — ejerciendo actualmente la medicina — veo detalles interesantes de la enfermedad de Nabal. La expresión "se le paralizó el corazón" (1 S 25:37) en hebreo literalmente es igual a "murió" al final del (1 S 25:38). Es una descripción muy sugestiva de lo que sucede durante un infarto donde una arteria se tapa. Las células musculares mueren al no recibir el flujo sanguíneo.
Es probable que tuviera lo que se llama un bloqueo aurículoventricular completo (o de tercer grado). En estos casos la frecuencia cardíaca desciende por debajo de 35 latidos por minuto (actualmente se trata con un marcapaso electrónico). El hecho de que él "se quedó como una piedra" (1 S 25:37) sugiere inmovilidad (parálisis) completa.
Un neurólogo consideraría otras posibilidades. La parálisis total puede deberse a una hemiplejia bilateral como se ve en los procesos del tronco encefálico. El accidente vascular se puede deber a una embolia (un coágulo que se desprende del corazón y que llega a la parte del cerebro donde se encuentran los centros vitales).

Temas para análisis y comentario

1. El carácter de Nabal (necio, bebedor y glotón) como ejemplo del pecador sin Cristo.
2. La importancia de solucionar los conflictos bíblicamente.
3. Características de Abigail (espiritual, diplomática, hermosa y con visión del futuro).
4. Problemas que suceden cuando un miembro de la familia es alcohólico (Ef 5:18).
5. Rol del pastor y otros profesionales en el tratamiento (psicólogo o trabajadores sociales cristianos).
6. Abigail, la mujer espiritual, es ampliamente bendecida al final de la historia.
7. ¿Cómo puede Abigail entrever el futuro de David?
8. ¿Qué dice David luego de la exposición de Abigail?
9. ¿Cómo reacciona David al enterarse de la muerte de Nabal?
10. ¿Cuáles son los principales argumentos que usa Abigail para convencer a David de que no se vengue?

Comentarios

República Dominicana
  Angie Almonte Castillo  (República Dominicana)  (18/03/2024)

Dios continúe bendiciendo, en gran manera, a los docentes de estas enseñanzas bíblicas.

El Salvador
  Víctor Corvera  (El Salvador)  (19/07/2020)

Excelente material bíblico, me ha sido de gran ayuda espiritual, gracias y felicidades.

Estados Unidos
  Irma Turner  (Estados Unidos)  (11/04/2020)

Gracias por compartir estas enseñanzas, son de bendición y edifican mi vida. Nuestro AMADO PADRE CELESTIAL siga bendiciendo su ministerio.

Argentina
  Llamas Claudia  (Argentina)  (21/07/2019)

Estoy muy agradecida al Señor primeramente, por encontrar esta hermosa narración bíblica, tan bien explicada, mostrándome un ángulo precioso de esta mujer. Gracias, que el Señor los bendiga. Me son de mucha edificación espiritual.

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