Estudio bíblico: La suegra de Pedro - Mateo 8:14-17
La suegra de Pedro (Mt 8:14-17)
De muchos personajes en la Biblia no sabemos nada de sus familiares. No hay ningún versículo que nos diga que Pedro tenía una esposa pero sí nos dice que tenía una suegra, así que podemos concluir que también tenía una esposa. A pesar de que el relato es muy breve, los tres Evangelios sinópticos lo mencionan. De acuerdo con el Evangelio de Mateo este milagro sucede inmediatamente después que la curación del siervo de aquel centurión que dijo: "Señor yo no soy digno que entres debajo de mi techo".
Comencemos con (Mt 8:14): "Entró Jesús en la casa de Pedro, y vio que su suegra estaba postrada en cama con fiebre". No sabemos si la suegra vivía con su yerno o si había ido a pasar con sus familiares por unos días al encontrarse enferma. Para mí es hermoso el hecho de que Jesús va a la casa de Pedro. Él fue a la casa de Simón el leproso y hubo allí enseñanza. Él fue a la casa de Zaqueo y allí hubo salvación.
Marcos nos agrega que también era la casa de Andrés, y que vinieron con Jacobo y Juan. También allí parece que la visita fue inesperada. Lo primero que hacen es hablarle a Jesús de la enferma. El médico Lucas nos dice que era una gran fiebre. No era que tenía 37,5 grados de fiebre, sino que probablemente tenía unos 41 ó 42 grados centígrados de fiebre.
Todo lo que sabemos es que estaba postrada en cama. Dado que tenía fiebre, suponemos que muy probablemente tenía un problema infeccioso debido a una bacteria o un virus. Pudo haber sido una neumonía o una infección del tracto urinario. La posibilidad de que la fiebre alta fuera debida a malaria (paludismo) no puede ser excluida. Yo no creo que se tratara tan sólo de una gripe o un resfrío debido a la seriedad de las palabras de Lucas que nos da la sensación que muchos estaban muy preocupados. Sin duda que debido a su condición no podía hacer ninguna actividad. El texto nos dice: "y le rogaron por ella".
Hoy en día la fiebre nos alerta de que hay algo anormal en la persona. En general es debido a una infección. Durante el estado febril hay cambios importantes en el metabolismo. Por ejemplo, la frecuencia del corazón (o el pulso que podemos palpar), se acelera 16 latidos por cada grado de aumento de la temperatura. Pero no es sólo el corazón sino todo el organismo el que es afectado por la alta temperatura. Cuando ésta llega a cierto nivel, la persona puede empezar a delirar o aun a tener convulsiones.
Lucas nos dice: "E inclinándose hacia ella, reprendió a la fiebre; y la fiebre la dejó, y levantándose ella al instante les servía". Si combinamos la narración de Lucas y la de Marcos, nos damos cuenta de que Jesucristo hizo cuatro cosas. En primer lugar se acercó, luego se inclinó, después la tocó, y por último la levantó. Como médico me imagino la escena muy bien. Jesucristo se inclina sobre ella como para poder realmente acercarse y escuchar su voz que probablemente era tenue. Muchos de nosotros hemos visto esas pinturas famosas del médico de pie a cierta distancia del paciente con fiebre amarilla. Pero Jesucristo nunca le tuvo miedo al contagio. Él se inclinó a ella, la tocó y la levantó, e inmediatamente la fiebre la dejó. Observemos lo que hizo ella inmediatamente después que fue sanada: "ella se levantó y comenzó a servirle". Yo no creo que ella adquiriera de súbito algo que no tenía. Pienso que ella era una de esas personas a las que les gusta servir a otras y cuando experimenta la bendición de la sanidad hecha por el Maestro, está pronta a demostrar su agradecimiento sirviendo.
No puedo menos que contemplar la escena. Allí tirada sobre el lecho está una mujer muy enferma; viene Jesús de Nazaret, aquel que es Dios manifestado en carne, y se inclina sobre ella y le toma la mano que está ardiendo con la fiebre. Jesucristo sin duda mira a esta pobre enferma y reprende la fiebre. La ayuda a incorporarse, ella queda sana, y termina sirviéndoles. ¡Qué cambio profundo hizo Jesucristo en esta mujer! De estar en la cama sin fuerzas y consumida por la fiebre ahora les estaba sirviendo. Sin duda que ella escucha lo que el Mesías habla. Seguramente que Pedro le había hablado a su suegra de Jesucristo. Después de todo, como buena suegra, quizás no le habrá causado gracia cuando Pedro le dijo que iba a dejar su negocio de toda su vida para seguir a Jesús de Nazaret. ¿Quién y cómo proveería luego para el sostén de la familia? Pero después de su milagrosa curación, ella comenzaría a darse cuenta de las razones de su yerno para dejarlo todo y seguir a Jesucristo.
Vuelvo a pensar en estas palabras tan preciosas: "les servía". También se puede traducir: "ella les ministraba o les ofrecía su ministerio o diaconado", pues esta es la palabra griega "diakoneo" de donde tenemos la palabra diácono. ¡Qué precioso es cuando tenemos el deseo de servir o ministrar al Señor!
Debemos destacar que el Señor no necesita nuestro ministerio en la manera que yo si necesito, por ejemplo, el ministerio de las personas que trabajan en el procesamiento del agua potable que consumimos o la energía eléctrica que usamos. Vemos el ministerio en relación con la persona del Señor Jesucristo tras la tentación en el desierto en (Mt 4:11): "Entonces el diablo le dejó, y he aquí, los ángeles vinieron y le servían". Vemos el ministerio en relación con el servicio y la actuación de Jesucristo en (Mt 20:28): "De la misma manera, el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos". En (Lc 10:40) se utiliza esta palabra en la situación entre Marta y María cuando la primera dice en esa porción tan conocida de todos: "Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado servir sola? Dile, pues, que me ayude". En (Lc 22:26) lo tenemos en relación con la nueva enseñanza que el Señor Jesús ha traído. Leemos: "Pero entre vosotros no será así. Más bien, el que entre vosotros sea el importante, sea como el más nuevo; y el que es dirigente, como el que sirve"; y luego agrega: "Sin embargo, yo estoy en medio de vosotros como el que sirve".
Temas para predicadores
La fiebre de la suegra.
El toque del Señor Jesucristo.
Cuando el Señor Jesús se inclina sobre nosotros.
Hogares en los Evangelios (Pedro, Lázaro, Zaqueo, Simón, Juan y Jacobo).
Comentarios
Mariano Alvarado (Estados Unidos) (03/05/2020)
Excelente enseñanza, gracias a todos los que han hecho posible llegar a nuestro móvil estas edificantes predicaciones , no hay monte que pueda detener las bendiciones de Dios en medio de esta pandemia .Un saludo a todos los hombres y mujeres que con diligencia hacen posible esta red, les felicito, Dios les siga bendiciendo en gran manera.
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