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Estudio bíblico de Amós 3:7-4:1

Amós 3:7-4:1

Continuamos hoy, amigo oyente, nuestro viaje por el libro del profeta Amós. Y volvemos, al capítulo tres de esta profecía, para continuar a partir del versículo 7. Para situarnos en el bosquejo general del libro que presentamos en la introducción, diremos que nos encontramos en la segunda gran división de la profecía de Amós, que reúne los mensajes de juicio y castigo de Dios sobre los reinos de Israel (o del norte) y de Judá (o del sur). Esta división se extiende desde el capítulo 2, versículo 4, hasta el capítulo 6, versículo 13.

En nuestro programa anterior destacamos la importancia de las siete preguntas formuladas por el profeta Amós. Preguntas que ilustran el principio universal de que por cada hecho existe una causa, y que el juicio de Dios que se aproxima no es un hecho accidental, circunstancial o que depende del azar. Ese juicio es, sencillamente, la consecuencia, es el resultado causado por el pecado de los seres humanos, Esta fue la consecuencia anunciada en los tiempos del profeta Amós, y esta será la consecuencia de todas las personas que desprecien y rechacen la misericordia y el amor de Dios.

En el versículo 7 de este capítulo 3 del libro de Amós, leemos:

"Porque no hará nada el Señor Dios, sin revelar su secreto a sus siervos los profetas."

Amós estaba diciendo que Dios no actuaría con juicio hasta que entregara Su mensaje a los profetas. El les haría saber a ellos lo que iba a llevar a cabo. En el versículo 8, leemos:

"Si el león ruge, ¿quién no temerá? Si habla el Señor Dios, ¿quién no profetizará?"

Había un hecho innegable. Los profetas estaban transmitiendo el mensaje de Dios al pueblo de Israel.

El problema de nuestro tiempo no consiste en que la gente no tenga una palabra de parte de Dios. El problema es que las personas no escuchan la Palabra de Dios. Sus advertencias se encuentran en Su Palabra. En este sentido podemos decir que la Biblia se encuentra más al día que el periódico de mañana. Después de todo, el periódico habrá perdido actualidad cuando aparezca una nueva edición al día siguiente. Pero la Palabra de Dios estará tan al día mañana, como al final de los tiempos.

El método de Dios siempre ha consistido en revelar a aquellos que son Suyos información sobre el juicio futuro. Recordemos que en los días de Noé Dios le anunció al patriarca que vendría el juicio de un diluvio y le dio 120 años para advertir a su generación. Pero el mundo de aquel entonces, no prestó atención a su mensaje. Recordemos también que Dios permitió que Abraham se enterara con anticipación de la destrucción de Sodoma y Gomorra. Y fue bueno que lo hiciera, porque si no lo hubiera hecho así, Abraham habría tenido un punto de vista equivocado en cuanto al Dios Todopoderoso. Así que vemos que el hecho de revelar información sobre el futuro a los Suyos siempre ha sido el método de Dios. Cuando se encontraba en esta tierra, el Señor Jesús les dijo a los Suyos, en el aposento alto de una casa, lo que leemos en el evangelio según San Juan, capítulo 15, versículo 15, que dice: no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su Señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre os las he dado a conocer. Hay muchos ejemplos de esta actitud por toda la Biblia. Por ejemplo, El le advirtió a José en Egipto sobre los siete años de hambre que vendrían sobre la tierra. También el profeta Elías fue advertido de la sequía que tendría lugar en Israel. El profeta se dirigió a la corte de los reyes Acab y Jezabel, y les habló en los términos que leemos en 1 Reyes capítulo 17, versículo 1: Vive el Señor, Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, hasta que mi boca lo diga. Una vez dicho esto salió de la corte y desapareció de la vista por más de tres años. Y teniendo en cuenta que el método de Dios consistió en advertir sobre un juicio inminente, cuando el Señor Jesús se reunió con Sus apóstoles en el Monte de los Olivos, les dijo que Jerusalén sería destruida hasta tal punto que no quedaría una piedra sobre otra, como podemos leer en el evangelio según San Mateo, capítulo 24, versículo 2, que dice ¿Veis todo esto? De cierto os digo que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada.

Así que fue siguiendo el procedimiento de Dios de advertir sobre juicios inminentes que Amós se limitó a comunicar estos mensajes, aunque sus contemporáneos fueron críticos con él. A la gente no le agrada oír hablar sobre juicios. Parece que muchas personas prefieren esconder su cabeza bajo la tierra como el proverbial avestruz. Algunas personas se resisten incluso a acudir al médico porque no quieren saber que algo en su organismo no funciona bien. Así que en general, la familia humana no quiere enterarse de las malas noticias que anuncian un juicio que se aproxima. Si alguien predica y enseña la verdad, la gente dirá que es pesimista, un aguafiestas, Sin embargo, Dios sigue el principio de que por cada efecto hay una causa y, en consecuencia, Dios envía juicio solo sobre los que pecan rebelándose contra El.

Dios también dejó en claro que los profetas estaban obligados a comunicar el mensaje Divino, indiferentemente de cual fuera dicho mensaje. En realidad, ellos debían sentir temor si dejaban de transmitir el mensaje de Dios al pueblo. Sinceramente, lamentamos que algunos que han estudiado la Biblia se nieguen a comunicar fielmente el mensaje de Dios. Deberían sentir temor ante esa omisión. Dice el texto Bíblico en el versículo 8, Si el león ruge, ¿quién no temerá? Ya que Dios ha hablado, comuniquemos lo que El tiene que decir. Deberíamos ser consecuentes y dejar de enfatizar únicamente los aspectos sociales del Evangelio, que, por cierto, son innegables. No caigamos en una utopía alejada de la realidad individual y social. ¿Hacia dónde nos dirigimos? Al examinar las reflexiones sobre el futuro que nos comunican observadores que no son cristianos, ¿vemos evidencias de que, realmente, nos estamos encaminando hacia una edad de oro? ¿No le parece, estimado oyente, que este viaje está resultando demasiado largo y que la ruta que conduce a ese futuro imaginario se presenta cada vez más sombría y con menos visibilidad? El verdadero problema es que la mayoría de las personas no es consciente de la presencia del pecado en el corazón humano. Continuemos leyendo el versículo 9 de este tercer capítulo de la profecía de Amós:

"Proclamad en los palacios de Asdod y en los palacios de la tierra de Egipto, y decid: Reuníos sobre los montes de Samaria y ved las muchas opresiones en medio de ella y las violencias cometidas en su medio."

Aquí se mencionó a Asdod, que se encontraba en el país de los Filisteos. De paso diremos que esta localidad, se encuentra actualmente en el territorio de Israel. Allí se han construido edificios de apartamentos, un puerto, así como también una gran refinería, por lo cual llega mucho petróleo a esa zona.

Cierto maestro de la Biblia especializado en profecía intenta encontrar profecía cumplida en la Palestina actual. Cuando los oleoductos llegaron al puerto de Haifa en la zona norte de Israel, donde una refinería estaba funcionando y los petroleros estaban descargando su combustible, este maestro lo vio como un cumplimiento de la profecía de que Aser hundiría sus pies en petróleo. Sin embargo, el oleoducto fue cortado y el único petróleo que llegaba a Haifa era traído por los petroleros. Ahora se ha instalado un oleoducto a través del Neguev, que procede del Mar Rojo y llega hasta Asdod. El petróleo es entonces canalizado por tuberías desde los petroleros hasta la refinería de Asdod. Y parecería entonces que fuera la tribu de Dan la que se moja con sus pies en petróleo. Así que este maestro de profecía ya no menciona más el cumplimiento de esta profecía en particular porque puede ver que no se aplica a la realidad. Por nuestra parte, no creemos que esa profecía esté siendo cumplida en esa tierra. Sin embargo, podemos ver la preparación del escenario que traerá el cumplimiento de la profecía. No tiene sentido escoger estas profecías breves y específicas e insistir en que se están cumpliendo en la actualidad.

Pero cuando Amós estaba comunicando esta profecía, Asdod era una ciudad importante de los Filisteos, y en este versículo 8 en particular figuró como representante de toda Filistea. Aquí se mencionaron los palacios de la tierra de Egipto. Dios estaba instruyendo a Sus profetas para que difundieran esta palabra en los palacios de Asdod y Egipto. Ahora, observemos como era la invitación.

Dice aquí "Reuníos sobre los montes de Samaria y ved los muchos tumultos en medio de ella y las violencias cometidas en su medio". Samaria era la capital del reino del norte de Israel y en esa ciudad estaba situado el palacio de los reyes Acab y Jezabel. Estaba edificada sobre una montaña, aunque había otras montañas alrededor de la ciudad. Desde estas montañas la gente podía ver lo que ocurría en la ciudad. El pecado hacía allí grandes progresos. Los muchos tumultos se referían a disturbios causados por la opresión de los pobres. Continuemos leyendo el versículo 10 de este tercer capítulo:

"No saben hacer lo recto, dice el Señor; atesoran rapiña y despojo en sus palacios."

Es decir que Samaria estaba almacenando en sus palacios lo que habían estado robando al pueblo. Y dice el versículo 11:

"Por eso, el Señor Dios ha dicho: Un enemigo vendrá por todos lados de la tierra y derribará tu fortaleza, y tus palacios serán saqueados."

En la actualidad los palacios de Samaria, se encuentran en ruinas. Veamos ahora lo que dice el versículo 12, de este capítulo 3 de Amós:

"Así ha dicho el Señor: De la manera como el pastor libra de la boca del león dos piernas o la punta de una oreja, así escaparán los hijos de Israel que moran en Samaria, que se sientan en un rincón del diván, en un cómodo lecho."

Después de que el juicio de Dios cayera sobre Samaria, el remanente que quedó fue comparado con dos patas y un pedazo de oreja, que era todo lo que quedaba de un cordero que había sido devorado por un león. Es que el juicio de Dios fue severo porque Samaria tenía la iluminación de la revelación divina, que hizo que su responsabilidad fuera mayor. Leamos ahora los versículos 13 y 14 de este tercer capítulo:

"Oíd y testificad contra la casa de Jacob, dice el Señor, Dios de los ejércitos: El día que castigue las rebeliones de Israel, castigaré también los altares de Bet-el; los cuernos del altar serán cortados y caerán a tierra."

Aquí la mención a los altares de Betel señalaba a la adoración al becerro de oro. En la frase los cuernos del altar serán cortados Dios estaba diciendo que El quitaría la burda idolatría de Su tierra. Y dice el versículo 15, el último de este tercer capítulo de esta profecía:

"Derribaré la casa de invierno junto con la casa de verano, y las casas de marfil desaparecerán. Muchas casas serán destruidas, dice el Señor."

Aquí se anunció que las casas de marfil desaparecerían. Casas que los reyes Acab y Jezabel habían construido en la cima de la montaña de Samaria. Su grandioso palacio se encontraba en un hermoso paraje. El palacio cubría toda la cumbre de la montaña. Desde allí se puede apreciar una vista panorámica que se extiende hacia cualquier dirección. Mirando hacia el oeste, en un día claro, puede verse el Mar Mediterráneo. Si uno mira hacia el este, puede ver el valle del río Jordán. Mirando al norte, puede verse el Valle de Esdraelon, con el Monte Hermón en la distancia. Hacia el sur, un observador podría contemplar la ciudad de Jerusalén.

Allí los reyes construyeron un palacio de marfil. Por supuesto, los enemigos de aquellos días se llevaron el hermoso marfil que encontraron en esa zona. Pero allí los judíos han realizado excavaciones. Los guías turísticos dicen se han encontrado varios vasos de marfil muy delicados. Algunos se usaban para el perfume y también probablemente para el vino. Así que el color del marfil predominaba en la combinación de colores del palacio. Fue el material más utilizado. Aparentemente, los reyes Acab y Jezabel lograron que el mejor decorador de interiores del período trabajara para ellos. Era un palacio sumamente lujoso.

Pero Dios dijo que El destruiría ese lugar y éste dejaría de existir. Y en realidad, no hay hoy un lugar más desolado que las ruinas de Samaria en la cumbre de ese monte. Por cierto, Dios ha cumplido esa profecía. Aunque en el día de hoy no veamos profecías cumplidas en aquellas tierras, podemos ver que muchas profecías se han cumplido en el pasado. Sin embargo, reiteramos que, con toda seguridad, el escenario se está actualmente preparando para el cumplimiento futuro de profecías referentes a la tierra de Palestina. Y así, en este libro de Amós llegamos al

Amós 4

Comenzando con este capítulo, tenemos una serie de 3 capítulos que tratan específicamente sobre Israel, es decir, sobre las 10 tribus del reino del norte. En el capítulo 4 se nos recordará que en el pasado, Dios castigó a Israel por su maldad. Después, en el capítulo 5 veremos que en el futuro, Israel será castigado por su maldad. Finalmente, en el capítulo 6 veremos que el profeta Amós amonestó a su generación para que se apartara de la maldad. Así que esta sección tiene una aplicación práctica para nosotros, así como la tuvo para el pueblo de Israel en el tiempo de Amós.

Cuando Amós estaba intentando llamar al pueblo que se volviera a Dios, usó en su lenguaje un sarcasmo que fue realmente mordaz. Leamos ahora el versículo 1 de este cuarto capítulo de la profecía de Amós.

"Oíd esta palabra, vacas de Basán, que estáis en el monte de Samaria, que oprimís a los pobres y quebrantáis a los menesterosos, que decís a vuestros señores: Traed de beber."

Basán era un territorio situado al este del río Jordán, entre las montañas de Galaad en el sur, y el Monte Hermón en el norte. Fue colonizado por las 10 tribus que permanecieron en el lado equivocado del Jordán, y fue una parte del reino del norte de Israel. Era una zona muy fértil y conocida por su excelente raza de ganado. Las vacas de Basán eran fuertes y tenían un aspecto impecable debido a la exhuberancia de los pastos de aquella tierra.

Ahora, ¿a quienes se estaba dirigiendo el profeta? ¿Quiénes eran las vacas de Basán? Como la palabra "vacas" es femenina, algunos expositores Bíblicos creen que estaba hablando a las mujeres que estaban viviendo rodeadas de lujo, bien alimentadas, bien vestidas y bien arregladas. Para que ellas pudieran disfrutar de esa riqueza, los pobres eran oprimidos. En realidad, Amós dijo que oprimían a los pobres y maltrataban a los necesitados. En general, una nación revela su posición moral y su nivel de vida por la forma en que visten las mujeres y muchos hombres. El uso de ropa cara y alhajas suele ser un dato indicador de que la población de un país pasa por un período de riqueza. Así que es posible que Amós se estuviera refiriendo a las mujeres de Basán. El profeta acusó a las mujeres de la clase social más adinerada y se refirió de manera burlona a sus maridos utilizando una palabra que no era comúnmente usada para los esposos y que significa "señores" o "amos". De esta forma habló de ellos con desprecio, ya que debiendo ellos haber actuado como señores, en realidad obedecían a sus mujeres como siervos. Así que, aunque el profeta Amós implicó que las mujeres fueron acusadas de llevar a cabo la opresión de los pobres, lo hacían utilizando y dominando a sus maridos. Y los verbos "quebrantar" y "oprimir" describen amenazas y acoso físico para arrebatar dinero a los necesitados.

Estimado oyente, nuestro tiempo ha concluido y debemos detenernos en este versículo 1 de este cuarto capítulo de la profecía de Amós. Hemos visto como el profeta estaba transmitiendo a aquel pueblo un mensaje de denuncia y advertencia, dándoles una oportunidad de volverse a Dios antes de tener que pasar por el castigo de ser llevados al cautiverio. Y la advertencia del profeta es válida también para nuestro tiempo. Le agradecemos su compañía en este recorrido por este libro profético y le invitamos a acompañarnos en nuestro próximo encuentro, por lo cual le sugerimos que lea los versículos siguientes, para estar más familiarizado con el contenido de nuestro estudio.

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