Estudio bíblico de Hebreos 2:5-10
Hebreos 2:5-10
Vamos a continuar hoy, amigo oyente, nuestro estudio en esta epístola a los Hebreos, y comenzamos en el versículo 5 del capítulo 2. En el primer capítulo, consideramos la superioridad de Cristo sobre los profetas del Antiguo Testamento, y en una parte del capítulo 2, su superioridad sobre los ángeles. El capítulo 2 desarrolla el tema de la humanidad de Cristo. En los cuatro primeros versículos, examinamos la primera de una serie de señales de peligro que aparecen en esta epístola. Así que la primera advertencia se refirió al peligro de deslizarse, de dejarse arrastrar y en esa actitud de negligencia, alejarse de Dios hasta el punto de que se llegue a una situación en la que sea demasiado tarde para evitar las consecuencias espirituales. También destacamos la solemne advertencia del versículo 3: "¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?" Frente a lo inevitable de la perdición humano, y nos enfrentamos a la realidad de las palabras de Proverbios 16:25, que dice "Hay camino que al hombre le parece derecho, pero es camino que lleva a la muerte". Ante este fracaso trágico recordamos las palabras de Jesús en Juan 14:6 cuando dijo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí".
Llegamos ahora a un nuevo párrafo titulado:
La superioridad de Cristo sobre los ángeles en su humanidad
La humanidad de Cristo tiene que ser enfatizada, así como Su deidad. Es que Cristo trajo la divinidad aquí a la tierra, y llevó a la humanidad de regreso al cielo. Leamos el versículo 5 de este capítulo 2 de Hebreos:
"Dios no sujetó a los ángeles el mundo venidero, acerca del cual estamos hablando."
Para comenzar, debemos comprender de qué "mundo" se estaba hablando aquí. Hay muchas personas que creen que cuando hablamos del "mundo venidero" piensan inmediatamente en el cielo. Sin embargo, la palabra griega que se utiliza aquí para mundo, es "oikouméne", que significa el mundo o la tierra habitada. Este versículo está hablando sobre la gente de esta tierra. La misma palabra se utilizó en el evangelio según San Mateo, capítulo 24, versículo 14, donde dice: "Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo" es decir, en la tierra habitada, "para testimonio de todas las naciones, y entonces vendrá el fin". Esta palabra se usó también en Romanos capítulo 10, versículo 18, donde dice: "Pero yo pregunto: ¿Acaso no han oído? Antes bien, por toda la tierra ha salido la voz de ellos y hasta los fines de la tierra sus palabras". Así que la palabra "mundo" no se podía referir al cielo ni tampoco a la eternidad. No se refiere a la época o economía de la gracia en la cual vivimos hoy, sino que nos habla del reino Mesiánico, del reino que vendrá sobre esta tierra. Los creyentes hebreos, bien instruidos en el Antiguo Testamento, sabían que la canción lema del Antiguo Testamento, era el reino venidero sobre el cual Alguien del linaje de David reinaría. Y así, el reino Mesiánico se convirtió en el lema de cada uno de los profetas.
Continuó el escritor diciendo algo importante. Dijo: "Dios no sujetó a los ángeles el reino venidero", es decir, el reino que vendrá sobre la tierra. No sólo que los ángeles no han gobernado en el pasado, sino que tampoco gobernarán en el futuro. Ellos han sido siervos y mensajeros en el pasado, y continuarán siendo siervos en el futuro. Éste es el pensamiento que el escritor quiso expresar aquí.
Ahora vemos que el escritor se volvió al Salmo 8 y nos presentó una interpretación de ese maravilloso Salmo, que tiene que ver con la creación. Escuchemos lo que dice el versículo 6, de este capítulo 2 de la epístola a los Hebreos:
"Al contrario, alguien testificó en cierto lugar, diciendo: ¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él, el ser humano para que lo visites?"
Los versículos 6 al 8 son una cita del Salmo 8:4-6. Detengámonos aquí por un momento. De todos modos ¿Quién es el hombre? Bueno, el hombre es simplemente una criatura pequeña en uno de los planetas menores. Alguien lo expresó de la siguiente manera. "El hombre es un sarpullido sobre la epidermis de un planeta menor". Esta descripción realmente coloca al hombre en su lugar, pero pensamos que es más o menos exacta. Nosotros somos algo muy pequeño en el universo de Dios. Alguien más ha dicho que cuando uno toma la parte más diminuta de la creación, las partes de un átomo, y luego extiende su mano para buscar lo más grande, el hombre se encuentra probablemente en medio de estos dos elementos. El hombre se encuentra aproximadamente a medio camino en la creación física, pero lo importante es que el Señor de Gloria, la segunda persona de la trinidad, se convirtió en Jesús, un hombre.
La frase de este versículo dice: "¿qué es el hombre para que te acuerdes de él?" Bueno, la respuesta es esta: "Jesús se convirtió en un hombre. Él dejó la gloria del cielo, descendió a esta tierra, y no se convirtió en un ángel". Esto es lo que el escritor de la Epístola a los Hebreos nos va a decir aquí: "¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él, el ser humano para que lo visites?" ¿Qué es el hombre?
Bueno, el hombre en sí mismo no es nada. Físicamente, desde un punto de vista material, si uno separa los elementos de su cuerpo en los componentes químicos y los colocara en el mercado con el objeto de venderlos, en una época podría haberlos vendido por unos pocos céntimos; ni siquiera llegaría su valor a un Euro. Quizá en el día de hoy, debido a la inflación, valdrían un poco más. Pero si uno piensa en el valor actual del dinero, la verdad es que esos elementos del cuerpo no tendrían mucho valor. Así que, físicamente, desde ese punto de vista material, el hombre no es muy valioso. Mentalmente, él piensa que es algo, pero conoce muy poco. ¿Qué es lo que el hombre conoce realmente en cuanto a este vasto universo en el cual vivimos? Se gastan cifras fabulosas para enviar al ser humano o a naves no tripuladas, al espacio para explorarlo para ver si se puede averiguar como comenzó el universo. Realmente, Génesis 1:1 seguramente suena mucho mejor que cualquiera de las teorías humanas. Así es que el hombre no vale mucho, mentalmente, materialmente o físicamente. No puede elevarse ni hacer mucho para superar sus propias limitaciones físicas o mentales. Es un ser bastante limitado. Cuando uno lo observa con atención, comprueba que es un pecador perdido que se encuentra en una condición terrible. Por ello entendemos la pregunta del Salmista: "¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él?"
Y continúa el escritor diciendo, "o el ser humano para que lo visites". Bueno, Él nos visitó porque deseaba comunicarse con nosotros, y quería salvarnos de nuestra condición perdida. Ahora, en el versículo 7 de este capítulo 2, de la epístola a los Hebreos que estamos estudiando, dice:
"Lo hiciste un poco menor que los ángeles, lo coronaste de gloria y de honra y lo pusiste sobre las obras de tus manos."
Dios hizo al hombre un poco menor que los ángeles en el tiempo de la creación. El Salmo 8 nos presenta esto de una manera muy clara, el hombre fue hecho menor que los ángeles. Aquel que era superior, mayor que los ángeles, estuvo dispuesto a descender a un lugar menor que los ángeles. ¡Y no se convirtió en un ángel, sino en un hombre!
Muchos de nosotros creemos que Aquel llamado el "ángel del Señor" en el Antiguo Testamento, es Cristo. Tenemos el relato de un incidente que se mencionó en el capítulo 32 de Génesis, en el cual el Angel del Señor luchó con Jacob. Creemos que aquel Angel del Señor era Cristo.
En el Nuevo Testamento leemos que cuando Cristo vino a la tierra se convirtió en un ser menor que los ángeles. Aparentemente los ángeles son como una vara de medir. Son como la norma de las medidas. Cristo estaba sobre los ángeles, pero cuando se hizo un hombre, se convirtió en un ser menor que los ángeles. ¿Por qué lo hizo así el Señor? Lo hizo para poder revelar a Dios. Además, Él es el representante del hombre ante Dios. Él trajo a Dios a la tierra y llevó el hombre hasta el cielo. Usted y yo llegaremos al cielo por estar unidos a Cristo. Por ello, nuestra posición eterna en aquel lugar donde Él se encuentra, es segura.
Éste fue el propósito original de Dios con el hombre. Como dice el versículo 7 que hemos leído, "Lo coronaste de gloria y de honra y lo pusiste sobre las obras de tus manos". El hombre va a hacer algo que los ángeles nunca han sido capaces de hacer. Los ángeles no gobiernan el universo de Dios. Ellos son los mensajeros de Dios. Hubo en cierta ocasión un ángel que trató de rebelarse contra Dios. Él trató de establecer su propio reino. Trató de convertirse en un gobernante. Su nombre era Lucifer, el hijo de la mañana. En el día de hoy, lo conocemos por el nombre de Satanás, o diablo. Él era un ángel de luz, pero se rebeló y se dijo a sí mismo, "Subiré al cielo. En lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono. . . seré semejante al Altísimo". (Isaías 14:13-14) Y Dios no tenía ninguna intención de que ese personaje llegara a gobernar, pero sí había creado al hombre para gobernar.
Sin embargo el hombre, tal como lo vemos hoy, no es capaz de gobernar con la verdadera sabiduría. Creemos que esta afirmación ha quedado demostrada en cualquier nación y pueblo. Por supuesto él piensa que sí, que puede hacerlo, porque ha adoptado un punto de vista similar al de Satanás. Está intentando gobernar sin Dios. Pero el hombre, por sí mismo, no es capaz de gobernar aplicando la verdadera justicia, que es la justicia de Dios. Indiferentemente de su raza o cultura, el ser humano no es capaz de gobernar esta tierra de la manera en que Dios tuvo la intención de hacerlo.
Sin embargo, por medio de la redención, Dios va a traer al hombre de nuevo al lugar donde pueda gobernar. En el Salmo 8, encontramos la siguiente frase, en los versículos 5 y 6; "lo coronaste de gloria y de honra. Lo hiciste señorear sobre las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies". El hombre perdió ese dominio en el jardín del Edén cuando desobedeció a Dios, pero Cristo ha recuperado ese dominio perdido. Continuemos leyendo ahora el versículo 8 de este segundo capítulo de la carta a los Hebreos:
"Todo lo sujetaste bajo sus pies."
En cuanto le sujetó todas las cosas, nada dejó que no le sea sujeto, aunque todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas.
Aquí destacamos nuevamente la frase "Todo lo sujetaste bajo sus pies". Ahora, ¿los pies de quién? Los de Cristo, no los del hombre. Y el versículo añade: "aunque todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas". Aunque nuestra tierra no se ha deslizado fuera de Su control, Él aún no está gobernando. Cuando el Señor Jesucristo gobierne en esta tierra, y amigo oyente, usted puede estar seguro de que Él lo hará, no habrá ninguna necesidad de hospitales o cárceles. No existirá el crimen ni la pobreza. Cuando Cristo gobierne, su reino convertirá a este mundo en un paraíso. Al citar el Salmo 8, el escritor de esa Epístola dejó claro que el Salmista hablaba de Cristo, y esa predicción, hasta el momento presente, no se ha cumplido.
Ahora llegamos al mismo corazón de este capítulo. Leamos el versículo 9 de este capítulo 2 de Hebreos:
"Pero vemos a aquel que fue hecho un poco inferior a los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios experimentara la muerte por todos."
Comenzamos con la frase "Pero vemos a aquel. . . Jesús". A causa de lo que el Señor Jesús ha hecho, le contemplamos. Vemos a Jesús. Este verbo "ver" no significa una mirada casual, ocasional, sin trascendencia. Este verbo significa que le contemplamos con entendimiento. Reconocemos que en Él hay algo que nuestra mente pequeña no puede comprender. Le miramos con fe, con confianza, con asombro, con temor reverencial, y con adoración. Todo esto está incluido en la frase: "Vemos a Jesús". Estimado oyente, ¿le ve usted hoy? ¿Ha quitado el Espíritu Santo el velo de sus ojos para que usted pueda verle?
En la frase "vemos a Jesús" también observamos que Jesús es Su nombre humano. Como vemos en Mateo 1:21, en Su concepción el ángel anunció a José: "le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados."
Aquí dice también "Aquel que fue hecho un poco inferior a los ángeles". El énfasis no se colocó en que fuera hecho menor que los ángeles, sino en las palabras "un poco", y en esa palabra el énfasis recae en el tiempo. Podríamos decir: "¿Quién fue hecho, por un poco de tiempo, menor que los ángeles?" Por el breve período de tiempo que Él estuvo en la tierra (33 años) Él fue hecho menor que los ángeles.
Este versículo 9 también destaca la frase "a causa del padecimiento de la muerte". Sólo Cristo podía redimir al hombre, y Él sólo pudo hacerlo por morir en la cruz. Fue el único camino, la única manera de hacerlo.
Y añadió el escritor: "coronado de gloria y de honra". Jesucristo no fue coronado con gloria y honra por Su muerte, sino porque vino a esta tierra y murió en la cruz por usted y por mi. Permítanos enfatizar una y otra vez que hay un Hombre en la gloria. Él no estaba allí en ese carácter hace unos 2.500 años. En cambio, era la segunda Persona de la Trinidad. Él era, y es Dios, tan Dios como el mismo Dios, pero hoy es también tan hombre como el mismo hombre, Pero hoy Cristo Jesús es también el que asumió nuestra humanidad y al hacerlo, recibió gloria y honor en el cielo.
Debemos enfatizar esta expresión "experimentara la muerte por todos". Esto significa que Él no sólo experimentó la angustia de la muerte, sino que también experimentó lo que la muerte realmente es, la más completa profundidad de la muerte. Él bebió la copa de la muerte. Esa copa amarga fue presionada contra sus labios. Y El bebió cada gota de de ella. Y lo hizo por usted y por mí.
Y el versículo 9 también aclaró que Él hizo esta obra "por la gracia de Dios". Para que Dios pudiera ser compasivo y misericordioso con usted y conmigo, y nos salvara. Continuemos leyendo el versículo 10 de este segundo capítulo de Hebreos:
"Convenía a aquel por cuya causa existen todas las cosas y por quien todas las cosas subsisten que, habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionara por medio de las aflicciones al autor de la salvación de ellos"
Jesús no fue un hombre en quien Dios hizo algo. La humanidad de Jesús no significó que Él fuera un genio religioso. No significó que Él fuera el mártir de una causa. Tampoco significó que Él estaba dando un buen ejemplo. La humillación de Cristo logró dos cosas: (1) Trajo gloria y honra para la persona de Cristo; y (2) logró la salvación del hombre, haciendo esa salvación posible. Cristo llevó la humanidad al cielo, y allí hay no solo un Hombre en la gloria, sino que también hay una gloria en aquel Hombre, gloria que no había estado allí antes.
El verbo "convenía", simplemente significa que era apropiado y digno para Él; estaba en armonía y era coherente con Su Persona y propósito el traer muchos hijos a la gloria de esa forma. Y la frase continúa, "convenía a aquel por cuya cause existen todas las cosas y por quien todas las cosas subsisten". Él creo todas las cosas, y esas cosas eran para Él. Si usted quiere saber por qué este universo existe, desde la Biblia nos llega la respuesta de que existe porque Jesús lo quiso; fue Su voluntad. Ése fue el origen de este universo: comenzó en la mente de Cristo.
Destacamos también la frase "habiendo de llevar muchos hijos a la gloria". Éste es el propósito actual de Dios. Dios también tiene el propósito futuro de colocar a Su Rey en la colina santa de Sión (ver Salmo 2). Dios está actuando, avanzando en el cumplimiento de ese programa. Pero en la actualidad Él aún está llamando a un pueblo para que invoque y proclame Su nombre; está trayendo muchos hijos al hogar de la gloria.
Continúa diciendo el versículo 10, "perfeccionara por medio de las aflicciones al autor de la salvación de ellos". O sea, al creador o líder es alguien que lleva algo a su término. En otras palabras, el Señor Jesús es el Alfa y el Omega de todo. Él es el principio, y el fin. Lo que Él comienza, lo termina. Él originó nuestra salvación y la consumó. ¿Cómo lo hizo? Lo hizo descendiendo a esta tierra, y asumiendo nuestra humanidad. ¿Y qué hizo cuando llegó a la tierra? Él murió por cada ser humano. Él vino para redimir a la humanidad y para procurar la salvación del hombre. El reveló a Dios en la tierra, y hoy representa al hombre en el cielo. Veremos este aspecto cuando en nuestro estudio lleguemos al tema de Su sacerdocio.
En cuanto al "perfeccionar por medio de las aflicciones", diremos que Él fue perfeccionado en el sentido de ser hecho completo. La palabra "perfecto" proviene del griego "teleioo", que significa, "llevar hacia la meta o el objetivo, consumar, completar".
Él fue perfeccionado por el sufrimiento. Aunque era el hijo de Dios, o aunque era Dios mismo, Su vida perfecta no nos salva. Su nacimiento virginal no nos salva. Realmente, Su enseñanza no nos salva. Sus milagros no nos salvan, ni tampoco Su ejemplo. Pero es Su muerte en la cruz lo que nos salva. Él fue hecho completo; Cristo Jesús alcanzó ese carácter completo muriendo en la cruz.
Dios no escogió permanecer aislado en el cielo, contemplando el fracaso humano, la corrupción del pecado invadiendo todos los órdenes de la vida y la miserable condición espiritual y moral de las personas, así como el destino que les esperaba en esta vida y después de la muerte. Él descendió a la tierra y asumió nuestra humanidad. Y como Cristo sufrió y murió sobre una cruz, yo estoy dispuesto a confiar en Él. Estoy dispuesto a amarle por lo que ha hecho por mí y por una humanidad perdida. Estimado oyente, ¿no querrá usted también darle las gracias?
Debemos terminar por hoy. Pero continuaremos nuestro estudio de este capítulo y, como esperamos contar con su compañía en nuestro próximo encuentro, le sugerimos que lea el resto de este capítulo 2 de Hebreos, para familiarizarse con su contenido.
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