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Estudio bíblico de Hebreos 6:1-5

Hebreos 6:1-5

Desde todo punto de vista este capítulo contiene el pasaje más difícil de explicar para un intérprete, indiferentemente de su posición teológica. Hace ya muchos años un expositor Bíblico dijo: "Se que este pasaje ha hecho temblar el corazón de muchas personas. Se eleva en el Nuevo Testamento con una grandeza sombría, severa, portentosa, terrible, sublime como el Monte Sinaí cuando el Señor descendió sobre él con fuego, y nubes de tormenta amenazadoras estaban a Su alrededor, y truenos y relámpagos y voces extraterrestres anunciaron que él se encontraba allí."

Toda persona reverente se ha acercado a esta sección con temor reverencial y asombro. Y cada expositor Bíblico sincero se ha aproximado a este pasaje con un sentido de insuficiencia y seguramente, esa es la manera de acercarse a él. Llegamos entonces a un párrafo que nos presenta otra advertencia, la cuarta de este libro:

Una señal de peligro: el riesgo de apartarse

En el capítulo anterior vimos otra señal de peligro, el peligro de los oídos embotados. Entonces, a medida que los cristianos Hebreos ya podían ver que se acercaba la persecución, existía el peligro de apartarse de su confesión de Cristo y regresar al judaísmo. El escritor mencionó los aspectos infantiles del judaísmo, que tenían que ver con el ritual. Los animó a aquellos cristianos a crecer espiritualmente, y a desarrollarse hasta la madurez. Leamos el primer versículo de este sexto capítulo de la epístola a los Hebreos:

"Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección, no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios"

Dice aquí "dejando ya los rudimentos (o principios elementales) de la doctrina de Cristo"; o sea, abandonando las palabras que al principio habían aprendido acerca de Cristo. Para un constructor significaría dejar el fundamento y continuar por los andamios, o para un estudiante que ya avanzado, volver a las enseñanzas básicas elementales. El escritor pretendía preparar a los creyentes, figurativamente hablando, para realizar un viaje al trono de Dios.

Las palabras "vamos adelante" nos indican una trayectoria horizontal, no perpendicular. Y la expresión "a la perfección" nos señala a la madurez, a la edad madura.

Hay en el Antiguo Testamento seis hechos fundacionales que prefiguran a Cristo en el ritual, en los símbolos y en las ceremonias: (1) el arrepentimiento de las obras muertas; (2) fe en Dios; (3) la doctrina de bautismos; (4) la imposición de manos; (5) la resurrección de los muertos; y (6) el juicio eterno.

En cuanto al "arrepentimiento de las obras muertas", diremos que las obras, eran las obras de la ley de Moisés. Ellos habían estado continuamente tratando de cumplir la ley, después quebrantándola, y luego arrepintiéndose. El escritor les estaba diciendo a sus lectores que todo aquello era infantil.

Y la mención a la "fe en Dios" nos recuerda que el Antiguo Testamento enseñó la fe en Dios; así que, simplemente decir que uno cree en Dios, no significa que uno haya llegado muy lejos. El ritual del Antiguo Testamento presentó una fe en Dios por medio de un acercamiento a Él a través de los sacrificios del templo, y no por medio de Cristo como Sumo Sacerdote. Y continúa diciendo el versículo 2 de este sexto capítulo de Hebreos:

"De la doctrina de bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno."

La "doctrina de bautismos" (o lavamientos) no tenía nada que ver con el bautismo del Nuevo Testamento. El escritor se refería a los lavamientos del ritual del Antiguo Testamento, y había varios lavamientos. Los cristianos hebreos estaban queriendo retornar a esas prácticas que eran sólo sombras; eran como los negativos a partir de los cuales se procesaban las fotografías espirituales. Aquellas prácticas prefiguraban a Cristo, que sería la realidad.

Luego se mencionó "la imposición de manos". Este también era un ritual del Antiguo Testamento. Cuando un hombre traía la ofrenda de un animal, colocaba sus manos sobre la cabeza de él, para indicar su identificación con el animal. El animal estaba ocupando el lugar de ese hombre en el altar del sacrificio.

En cuanto a la "resurrección de los muertos" diremos que fue enseñada en el Antiguo Testamento, pero en el momento de la escritura de esta carta, los creyentes hebreos necesitaban pensar en la resurrección de Cristo y en el Cristo vivo.

Y finalmente en este versículo, se mencionó El "juicio eterno" que también fue enseñado en el Antiguo Testamento. Y añadió el versículo 3 de este sexto capítulo de Hebreos:

"Y esto haremos, si Dios en verdad lo permite."

Estas palabras nos llevan al pasaje que ha causado tantas dificultades como ningún otro en la Biblia. Algunos lo consideran el pasaje más difícil de interpretar. Leamos los versículos 4 al 9.

"Es imposible que los que una vez fueron iluminados, gustaron del don celestial, fueron hechos partícipes del Espíritu Santo y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del mundo venidero, y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndolo a la burla. La tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios; pero la que produce espinos y abrojos es reprobada, está próxima a ser maldecida y su fin es ser quemada. Pero en cuanto a vosotros, amados, estamos persuadidos de cosas mejores, pertenecientes a la salvación, aunque hablamos así"

El versículo 9 es la clave de este pasaje, pero necesitamos considerar el contexto para comprender lo que se estaba diciendo.

A medida que estudiamos esta sección somos confrontados con el hecho asombroso de que generalmente los comentaristas han evitado este capítulo. Incluso un erudito como el Dr. Campbell Morgan, considerado por muchos el príncipe de los expositores, lo ha pasado completamente por alto en su libro sobre Hebreos. Sin embargo, cuando examinamos las interpretaciones disponibles y resumimos cada una de ellas, podemos entender bien por qué los comentaristas han optado por permanecer al margen de esta escena de confusión, porque se han expresado muchas interpretaciones de este pasaje.

Con el interés de realizar una búsqueda honesta del significado evidente de estos versículos, consideremos algunas de las interpretaciones.

Para nosotros la interpretación más insatisfactoria es la que sostiene que los cristianos aquí mencionados son cristianos que han perdido su salvación. Es decir, que fueron salvos una vez, pero han perdido su salvación. Y hay muchas personas que mantienen esa posición y en su gran mayoría son creyentes que han nacido espiritualmente de nuevo ellos mismos. Sin embargo, esta creencia les hace sentir muy inseguros. En un ejemplo sencillo los compararíamos a aquellos que no les agrada viajar en avión pero, al estar obligados a ese medio de transporte, no disfrutan del viaje. Hay muchas personas hoy que no están seguras en cuanto a su salvación y, por lo tanto, no la están disfrutando. No obstante, son salvas si han depositado su confianza en Cristo como su Salvador. Lo esencial no es la cantidad de fe que tienen, sino a Quien está dirigida esa fe. Tales personas recurren a este pasaje de la Biblia con mayor frecuencia que otras, ya que niegan que tenemos una salvación segura que no se puede perder, y que el creyente está salvo y seguro en Cristo.

Ahora, deseamos aclarar sin dejar ningún lugar a dudas, que creemos tener una salvación segura, porque la Escritura es muy enfática en este punto. El apóstol Pablo dijo en Romanos 8:1: "Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús". Y luego él amplió esta gran verdad llevándola al punto culminante y triunfal, de una declaración audaz y enérgica como la que pronunció en el versículo 33, de este mismo capítulo 8 de la epístola a los Romanos, donde dijo: "¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica". El trono de Dios está detrás del hombre más débil y más humilde que ha venido a confiar en Cristo; y hoy no hay ninguna inteligencia creada en el universo de Dios, que pueda presentar una acusación contra uno de estos que han sido justificados a través de la fe, en la sangre de Cristo. El apóstol Pablo continuó hablando en esa epístola a los Romanos, capítulo 8, versículos 34 al 39. En el versículo 34 dijo: "¿Quién es el que condenará? (1) Cristo es el que murió; (2) más aun, el que también resucitó, (3) el que además está a la diestra de Dios, (4) el que también intercede por nosotros". Estimado oyente, si usted asimila estas palabras tendrá un gran fundamento de seguridad. Luego leemos en los versículos 35 al 39: "35¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, angustia, persecución, hambre, desnudez, peligro o espada? 36Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; somos contados como ovejas de matadero. 37Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó". Estimado oyente, ¿le satisfacen estas palabras? Pero Pablo aún no había terminado y continuó diciendo: "38Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles ni principados ni potestades, ni lo presente ni lo por venir, 39ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro". ¿Puede usted mencionar amigo oyente, alguna cosa que él no haya mencionado aquí en este pasaje? ¿Puede encontrar alguna cosa que pudiera separarle a usted del amor de Cristo? Esta lista lo incluye todo. Aquí tenemos una garantía de que nada nos puede separar del amor de Dios; nada de lo visto, nada de las cosas que no se ven, nada de lo que es natural, nada de lo que es sobrenatural nos puede separar del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

El Señor Jesucristo también pronunció algunas declaraciones tremendas en cuanto a nuestra seguridad absoluta. Escúchele a Él y confíe en Él, crea en Él "porque la Palabra de Dios es viva y eficaz". Él dijo en el Evangelio de Juan capítulo 10, versículos 27 al 29: "Mis ovejas oyen mi voz y yo las conozco, y me siguen; y yo les doy vida eterna". ¿Escuchó usted? ¿Qué clase de vida? ¡Vida eterna, amigo oyente! Si usted pudiera perderla, entonces no sería eterna. Y continuó diciendo: "y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las dio, mayor que todos es, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre". Por lo tanto, no se trata de su capacidad para aferrarse, para asirse a Él, sino de la capacidad de Él para asirlo, para sostenerlo a usted. Él dijo aquí con la sabiduría infinita y la autoridad total de la Deidad, que Él puede sostenernos, y que aquellos que confían en Él, jamás perecerán. La pregunta, amigo oyente, es: ¿Ha depositado usted su confianza en un Dios que es Todopoderoso, o en un Dios que puede sufrir una derrota?

Hemos citado sólo algunos de los pasajes de la Biblia que establecen con toda claridad que usted y yo no podemos perdernos después de haber nacido espiritualmente en la familia de Dios. Nos hemos convertido en hijos de Dios por medio de la fe en Cristo. Una vez que una persona se ha convertido en una hija de Dios a través de la fe en Cristo, tiene vida eterna. No podemos aceptar la interpretación de que las personas mencionadas en Hebreos 6:4-9 fueron una vez salvas y habían perdido su salvación.

Ahora, existe una segunda interpretación que tiene algún mérito. Hay algunas versiones que afirman que éste fue presentado como un caso hipotético. Cuando el versículo 6 dice "y recayeron" la expresión es interpretada como "y si recayeran". Es decir, que hay sólo uno posibilidad de que esto ocurra. El escritor no estaba diciendo que esto ocurre, sólo que podría ser posible. Si nosotros no hubiéramos aceptado una posición diferente sobre este pasaje de Hebreos, esta sería la que apoyaríamos.

Ahora, la tercera interpretación afirma que en el versículo 6 la palabra "si" no aparece realmente en el griego. Es un participio y debe traducirse como "habiendo caído". Por lo tanto, estos expositores tienen otra interpretación, según la cual este pasaje habla de meros profesantes, que no son creyentes genuinos. Ellos sólo profesan ser creyentes. Bueno, no compartimos este punto de vista aunque eruditos como Matthew Henry, F. W. Grant y J. N. Darby.

La Biblia habla de aquellos que son meros profesantes del cristianismo, son los apóstatas en la Iglesia. Por ejemplo el apóstol Pedro, en su segunda epístola capítulo 2, versículo 22, escribió: "Pero les ha acontecido lo que en verdad dice el proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno". En ese pasaje, los individuos eran cristianos profesantes, no verdaderos creyentes. Pero en este capítulo 6 de Hebreos encontramos a creyentes genuinos, porque éstos son identificados como tales de muchas maneras. Es necesario retroceder al capítulo 4 para ver la totalidad del pasaje. Entonces observaremos que se dijo que aquellas personas eran como sordos para oír, tenían los oídos embotados (como podemos ver en Hebreos 5:11), no dijo que estuvieran muertos en sus transgresiones y pecados (y en este sentido podemos comparar con Efesios 2:1). En Hebreos 5:12, refiriéndose a esas personas dijo el escritor: "Debiendo ser ya maestros después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar....y habéis llegado a ser tales, que tenéis necesidad de leche y no de alimento sólido". Tenían necesidad de leche porque, espiritualmente hablando eran niños. Una persona que no es salva no necesita leche; lo que necesita es "vida". Necesita experimentar un nuevo nacimiento, un nacimiento espiritual, porque está muerta en sus transgresiones y pecados. Ahora, después de nacer a esa nueva vida, un poco de leche le ayudará. Por lo tanto creemos que el autor de este libro de Hebreos se estaba dirigiendo a cristianos que estaban en su período de infancia espiritual, y les estaba animando a desarrollarse hacia la madurez.

Hay otros expositores Bíblicos que adoptan la posición de que, ya que en este pasaje se estaba hablando de creyentes judíos del siglo primero, la advertencia podía aplicarse sólo a ellos. En la época en que se escribió este libro de Hebreos, el templo aún se encontraba en pie, y el escritor estaba advirtiendo a los creyentes judíos sobre el retorno al sistema de sacrificios, porque si eso hacían, estarían admitiendo que Jesús no había muerto por sus pecados. Por lo tanto, aquellos que mantienen este razonamiento dicen que los versículos 4 al 6 se aplicaban sólo a los cristianos judíos de aquellos días, y que no aluden a nadie de nuestro tiempo.

Como usted puede ver, estimado oyente, hay muchas interpretaciones de este pasaje y, por supuesto, hay otras que no hemos mencionado.

Ahora, hay una interpretación que ha sido una verdadera bendición para nuestro corazón Esperamos que usted nos siga atentamente, pacientemente y sin prejuicios a medida que la exponemos. Fue publicada en la revista Biblioteca Sacra, del Seminario Teológico de Dallas y el autor del artículo fue el Dr. Rowell, (de la iglesia Bautista Central, de Victoria, Canadá). Su interpretación es la mejor que hemos escuchado. Hemos desarrollado esta teoría de acuerdo con nuestra comprensión del pasaje en cuestión.

En primer lugar, deseamos destacar el hecho de que el escritor en absoluto estaba tratando la cuestión de la salvación en este pasaje. Creemos que estaba describiendo a individuos salvos; de ellos se dijo que "fueron iluminados, gustaron del don celestial, fueron hechos partícipes del Espíritu Santo y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del mundo venidero".

La idea total que se desprende del texto revela que el escritor estaba hablando de las recompensas que son el resultado de la salvación. Y en el versículo 6 dijo: "y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento", y no para salvación. Y el arrepentimiento es una actitud que Dios ha pedido a los creyentes que adopten. Por ejemplo, usted puede leer las cartas escritas a las siete iglesias en Asia, registradas en los capítulos 2 y 3 de Apocalipsis. Allí vemos que Él ha pedido a los creyentes de cada una de esas iglesias que se arrepienta. Éste fue Su mensaje a los creyentes.

Así que el escritor de la carta a los Hebreos estaba hablando del "fruto" de la salvación, y no sobre la "raíz" de la salvación. Observemos otra vez lo que dice el versículo 9: "9Pero en cuanto a vosotros, amados, estamos persuadidos de cosas mejores, pertenecientes a la salvación, aunque hablamos así". Él no había estado discutiendo o argumentando en cuanto a la salvación, sino en cuanto a los elementos que acompañan la salvación. Él estaba hablando del fruto de la vida del cristiano, y de la recompensa que él recibe como resultado. Todo el pensamiento que inspira este pasaje expresaba una advertencia contra la posibilidad de que sus lectores perdieran su recompensa. Existía el peligro, dijo Pablo, de que todas sus obras, al ser probadas por el fuego, se consumieran, y entonces no quedara nada por lo cual ellos pudieran recibir una recompensa. Como dijo el apóstol en la primera carta a los Corintios capítulo 3, versículos 12 y 13, "12Si alguien edifica sobre este fundamento con oro, plata y piedras preciosas, o con madera, heno y hojarasca, 13la obra de cada uno se hará manifiesta, porque el día la pondrá al descubierto, pues por el fuego será revelada. La obra de cada uno, sea la que sea, el fuego la probará". Estimado oyente, la obra de cada creyente va a ser probada por el fuego, y el fuego quema, consume. Las obras que usted está llevando a cabo para Cristo van a pasar por la prueba del fuego. Si nuestras obras han sido realizadas por nuestra naturaleza humana en vez de ser realizadas en el poder del Espíritu, serán consumidas por el fuego. Y al quemarse esas obras ilustradas por la madera, el heno y la hojarasca, sólo quedará el humo, que pronto desaparecerá.

Algún día cada creyente va a tener que presentarse ante el tribunal de Cristo. Nos gustaría grabar esto en los corazones de los creyentes; que el Señor no va a evaluar tanto nuestra asistencia a la iglesia los domingos, sino cosas más profundas como el fruto espiritual en la vida del creyente. ¿Ha crecido usted en el conocimiento de Él? ¿Ha sido usted un fiel testigo de Cristo? ¿Ha sido su vida de algún valor para Él? ¿Ha sido usted una bendición para otras personas? Mi amigo creyente, no voy a decir que tengo muchos deseos de estar ante ese Tribunal de Cristo, porque Él me va a examinar allí minuciosamente, no para determinar mi salvación porque ya yo soy salvo, pero Él va a poner en evidencia si yo he de recibir una recompensa o no. Éste es el tema de este pasaje Bíblico.

Bien, estimado oyente, vamos a detenernos aquí por hoy, y Dios mediante, continuaremos con nuestro estudio del capítulo 6, de la epístola a los Hebreos en nuestro próximo encuentro, en el cual esperamos que usted nos acompañe.

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