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Estudio bíblico: Visión del carnero y del macho cabrío - Daniel 8:1-27

Serie:   Daniel
Autor: Luis de Miguel
España
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Visión del carnero y del macho cabrío - Dn 8:1-27

Introducción

Dos años después de la visión que Daniel relata en el capítulo 7, tuvo una nueva visión que anticipaba la historia de los judíos durante el tiempo de los gentiles. En realidad, no era una visión completamente nueva, sino que se trataba de una descripción más detallada de ciertos aspectos de la visión anterior. Era como si Dios estuviera aplicando un zoom sobre el conflicto entre el segundo y el tercer reino descritos anteriormente en los capítulos 2 y 7. Por lo tanto, aquí vamos a volver a ver algunos detalles sobre la lucha entre el imperio medo persa y el imperio griego. Pero no sólo eso, también veremos cómo del imperio griego surgiría un rey malvado que habría de causar un terrible sufrimiento al pueblo de Dios, lo que debe ser considerado como un anticipo del futuro anticristo y la gran tribulación por la que la nación de Israel pasará al final de los tiempos.

La visión del carnero y del macho cabrío (Dn 8:1-14)

1. Ocasión de la nueva visión
(Dn 8:1-2) "En el año tercero del reinado del rey Belsasar me apareció una visión a mí, Daniel, después de aquella que me había aparecido antes. Vi en visión; y cuando la vi, yo estaba en Susa, que es la capital del reino en la provincia de Elam; vi, pues, en visión, estando junto al río Ulai."
Aquí se nos presenta el marco histórico en el que Daniel recibió esta nueva visión. Tuvo lugar en el año tercero de Belsasar, cuando Daniel se encontraba en Susa, una ciudad localizada a unos 370 kilómetros al oriente de Babilonia, que más tarde llegó a ser la capital del reino de Persia. Estaba localizada en lo que ahora es Irán, y fue una ciudad muy desarrollada. El primer código de leyes conocido, el Código de Hamurabi, fue encontrado allí. En cierto sentido, Susa fue rival de la misma Babilonia en lo que a refinamiento cultural se refiere. Ya durante el imperio persa, el rey Asuero construyó allí un majestuoso palacio en el que se desarrollaron los eventos registrados en el libro de Ester (Est 1:2). Y fue también allí donde Nehemías sirvió como copero del rey Artajerjes (Neh 1:1).
Daniel nos dice que recibió la visión "estando junto al río Ulai". Este era un río o canal que regaba la ciudad de Susa.
2. La visión del carnero
(Dn 8:3-4) "Alcé los ojos y miré, y he aquí un carnero que estaba delante del río, y tenía dos cuernos; y aunque los cuernos eran altos, uno era más alto que el otro; y el más alto creció después. Vi que el carnero hería con los cuernos al poniente, al norte y al sur, y que ninguna bestia podía parar delante de él, ni había quien escapase de su poder; y hacía conforme a su voluntad, y se engrandecía."
En su visión Daniel vio un carnero que tenía dos cuernos, pero observó que uno de ellos creció después para hacerse más grande que el otro. Tal como el ángel Gabriel le explicó más adelante al profeta Daniel, los dos cuernos de este carnero representaban a los reyes de Media y de Persia (Dn 8:20). Por lo tanto, tiene que ver con una parte de la visión anterior en el capítulo 7, donde el imperio medo persa fue simbolizado como un oso que se alzaba más de un lado que del otro (Dn 7:5).
Como sabemos por la historia, Ciro primero conquistó Media, y más tarde llegó a ser rey de Persia después de la caída de Babilonia, consiguiendo entonces que Persia fuera el reino dominante dentro de aquella alianza.
El profeta observó también que el carnero daba cornadas al oeste, al norte y al sur, lo que algunos han asociado con las tres costillas en la boca del oso (Dn 7:5). Recordemos que la unión de medos y persas en un solo imperio sirvió para crear un ejército muy poderoso, de tal modo que no había reino en aquellos tiempos que pudiera detener su empuje. Y lo que aquí se describe son las tres direcciones en las que el imperio medo persa llevó a cabo sus conquistas.
Como resultado de esto, el profeta Daniel dice que "hacía conforme a su voluntad y se engrandecía". Esto les llevó a la arrogancia, llegando a pensar que no había ninguna nación, ejército o dios que pudiera hacerles frente.
3. La visión del macho cabrío que destruye al carnero
(Dn 8:5-7) "Mientras yo consideraba esto, he aquí un macho cabrío venía del lado del poniente sobre la faz de toda la tierra, sin tocar tierra; y aquel macho cabrío tenía un cuerno notable entre sus ojos. Y vino hasta el carnero de dos cuernos, que yo había visto en la ribera del río, y corrió contra él con la furia de su fuerza. Y lo vi que llegó junto al carnero, y se levantó contra él y lo hirió, y le quebró sus dos cuernos, y el carnero no tenía fuerzas para pararse delante de él; lo derribó, por tanto, en tierra, y lo pisoteó, y no hubo quien librase al carnero de su poder."
Ahora entra en la escena un "macho cabrío" que "venía del lado del poniente sobre la faz de toda la tierra, sin tocar la tierra". Tal como explicó el ángel Gabriel, este macho cabrío se refiere al rey de Grecia (Dn 8:21). Como sabemos, bajo la dirección de Alejandro Magno, Grecia logró desplazar una imponente fuerza militar con la que en muy poco tiempo logró conquistar el imperio medo persa, apoderándose de las ciudades doradas de Babilonia y Susa. Luego, llevado por una ambición incontenible, se dirigió con sus ejércitos hacia la India. Esta visión es paralela al leopardo con cuatro alas que vimos en (Dn 7:6).
4. La caída del macho cabrío y su legado
(Dn 8:8) "Y el macho cabrío se engrandeció sobremanera; pero estando en su mayor fuerza, aquel gran cuerno fue quebrado, y en su lugar salieron otros cuatro cuernos notables hacia los cuatro vientos del cielo."
Alejandro Magno murió muy joven, a la edad de 33 años, habiendo conseguido formar el imperio más grande hasta entonces conocido. El profeta comenta que "se engrandeció sobremanera", razón por la que "aquel gran cuerno fue quebrantado".
La repentina muerte de Alejandro Magno causó grandes y prolongados conflictos para determinar quién se haría cargo de su vasto imperio. Finalmente éste se dividió en cuatro partes entre sus principales generales. Esto es lo que había anunciado Daniel: "en su lugar salieron otros cuatro cuernos notables hacia los cuatro vientos del cielo". Esto se corresponde también con las cuatro cabezas del leopardo con alas de la visión paralela de (Dn 7:6).
Estos generales y los reinos que recibieron fueron los siguientes:
Tolomeo recibió Egipto y otras partes de Asia Menor.
Casandro recibió el territorio de Macedonia y Grecia.
Lisímaco recibió Tracia y otras partes de Asia Menor (Bitinia occidental, Frigia, Misia y Lidia).
Seleuco recibió el resto del imperio alejandrino, que incluía Siria, Israel y Mesopotamia.

El cuerno pequeño

1. El engrandecimiento de un cuerno pequeño
(Dn 8:9-12) "Y de uno de ellos salió un cuerno pequeño, que creció mucho al sur, y al oriente, y hacia la tierra gloriosa. Y se engrandeció hasta el ejército del cielo; y parte del ejército y de las estrellas echó por tierra, y las pisoteó. Aun se engrandeció contra el príncipe de los ejércitos, y por él fue quitado el continuo sacrificio, y el lugar de su santuario fue echado por tierra. Y a causa de la prevaricación le fue entregado el ejército junto con el continuo sacrificio; y echó por tierra la verdad, e hizo cuanto quiso, y prosperó."
De uno de estos cuatro reinos surgió "un cuerno pequeño, que creció mucho al sur, y al oriente, y hacia la tierra gloriosa". Esto se refiere a uno de los descendientes de Seleuco llamado Antíoco IV Epífanes (175 a 164 a.C.). El había heredado el reino del norte, y aunque tuvo un comienzo insignificante, se dedicó a extender sus fronteras hacia la India en el oriente y hacia Egipto en el sur. En esta última dirección tuvo que combatir contra Tolomeo, descendiente de otro de los generales de Alejandro Magno. Esto causó muchos problemas al pueblo judío, ya que ellos estaban en medio. A esto se refiere cuando dice que creció hacia "la tierra gloriosa".
Esto le llevó a una actitud tremendamente arrogante, que el profeta describe de la siguiente manera: "Y se engrandeció hasta el ejército del cielo". Es difícil saber con exactitud a qué se refiere "el ejército del cielo". Puede tener que ver con un ejército de ángeles, aunque en este momento puede ser utilizado simplemente como una metáfora para indicar el orgullo de este cuerno pequeño que en su arrogancia pretendía ser un rival del Dios del cielo.
En todo caso, nos dice que "parte del ejército y de las estrellas echó por tierra, y las pisoteó". Esto implica que consiguió ciertas victorias. Ahora bien, ¿quiénes forman esta "parte del ejército" y quiénes son "las estrellas que echó por tierra"? Por el versículo siguiente parece que se trata de un ataque contra el pueblo de Israel y sus servicios en el templo de Dios. Dice también que "se engrandeció contra el príncipe de los ejércitos", que seguramente deba ser entendido como un intento de igualarse o luchar contra el Mesías de Dios.
Antíoco Epífanes llegó a ser el gran perseguidor del pueblo de Israel. Sus propósitos para con ellos no consistían únicamente en conquistarlos militarmente, tal como habían hecho otras potencias, él quería acabar con su religión y borrar su cultura. Notemos lo que dice: "y por él fue quitado el continuo sacrificio, y el lugar de su santuario fue echado por tierra".
Él no destruyó físicamente el templo, sino que lo profanó, ofreciendo cerdos en su altar, y erigiendo en el lugar del altar del sacrificio un altar al dios pagano Zeus. De este modo profanó el santuario de Dios y logró que cesaran las ofrendas.
Y no sólo eso, sino que trató por todos los medios de helenizar a los judíos, consiguiendo que muchos dejaran la ley de Dios y se rindieran a la cultura griega: "y echó por tierra la verdad, e hizo cuanto quiso, y prosperó". De este modo se hizo con el control sobre el pueblo judío, por eso dice: "Y a causa de la prevaricación le fue entregado el ejército". Por supuesto, no todos se rindieron ante él, sino que surgió una rebelión encabezada por los Macabeos que se resistieron, pero lo cierto es que él consiguió hacerse con el poder en Israel.
2. El fin del cuerno pequeño
(Dn 8:13-14) "Entonces oí a un santo que hablaba; y otro de los santos preguntó a aquel que hablaba: ¿Hasta cuándo durará la visión del continuo sacrificio, y la prevaricación asoladora entregando el santuario y el ejército para ser pisoteados? Y él dijo: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado."
A continuación Daniel se refiere a la conversación de dos "santos", que probablemente eran ángeles, que hablaban acerca de la visión que acababa de tener. El propósito es aclarar la duración de las atrocidades que llevaría a cabo el "cuerno pequeño" sobre el pueblo de Dios. El tiempo para que "el santuario sea purificado" sería "dos mil trescientas tardes y mañanas", lo que equivale a un poco más de seis años.
El cumplimiento resultó tal como se había profetizado. Antíoco Epífanes comenzó a profanar el templo al asesinar al sumo sacerdote Onías III el 12 de septiembre del 171 a.C., y terminó con la restauración de la adoración del templo bajo el gobierno de Judas Macabeo el 25 de diciembre del 165 a.C. Esto da un total de 6 años y 110 días, es decir, 2300 días.
Sin embargo, este cumplimiento histórico con Antíoco sólo fue parcial, puesto que el mismo Señor Jesucristo, muchos años después de que eso hubiera tenido lugar, volvió a hacer referencia a esa misma profecía para señalar hacia una nueva época de tribulación para la nación judía que comenzaría con la misma señal: "cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel" (Mt 24:15). Ese período futuro es conocido como la "gran tribulación", y el Señor dijo de él que no ha habido nada igual desde "el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá" (Mt 24:21).

La intervención de Gabriel

(Dn 8:15-19) "Y aconteció que mientras yo Daniel consideraba la visión y procuraba comprenderla, he aquí se puso delante de mí uno con apariencia de hombre. Y oí una voz de hombre entre las riberas del Ulai, que gritó y dijo: Gabriel, enseña a éste la visión. Vino luego cerca de donde yo estaba; y con su venida me asombré, y me postré sobre mi rostro. Pero él me dijo: Entiende, hijo de hombre, porque la visión es para el tiempo del fin. Mientras él hablaba conmigo, caí dormido en tierra sobre mi rostro; y él me tocó, y me hizo estar en pie. Y dijo: He aquí yo te enseñaré lo que ha de venir al fin de la ira; porque eso es para el tiempo del fin."
Ahora es Daniel quien tiene dificultades para entender la visión que él mismo había tenido, y es un ángel llamado Gabriel quien es enviado a aclarársela. Esta mediación angelical para interpretar visiones es una de las características de la literatura apocalíptica de la Biblia.
Daniel se asombró con la aparición de este mensajero glorioso, por lo que se postró sobre su rostro. Es normal que los seres humanos se sientan sobrecogidos ante la majestuosidad de estos seres angelicales. Luego, mientras Gabriel explicaba el significado de la visión a Daniel, éste cayó dormido sobre su rostro en tierra. Probablemente se trataba de un desfallecimiento, algo parecido a lo que experimentó el apóstol Juan cuando comenzó a recibir las visiones de Apocalipsis: "Cuando le vi, caí como muerto a sus pies" (Ap 1:17). También en ambos casos el ángel les tocó y esto les reanimó.
En cuanto al significado de la visión, Gabriel aclaró que "es para el tiempo del fin". Debemos entender que los eventos anunciados tenían que ver con la nación de Israel y parece que se referían a un período todavía lejano. Ahora bien, a partir de esta frase resulta imposible determinar con exactitud cuándo iban a tener lugar. En el Antiguo Testamento la expresión "el tiempo del fin" indica frecuentemente el momento de la intervención definitiva de Dios para librar a su pueblo Israel de los gentiles (Dn 11:35-40) (Dn 12:4-9).
Notemos también que Gabriel le está hablando de "lo que ha de venir al fin de la ira". Entendemos que se trata de la ira de Dios que vino sobre su pueblo Israel como consecuencia de su infidelidad, y que fue traída por medio de las naciones gentiles (Is 10:5-6) (Ez 22:1-31). Por lo tanto, debemos considerar que se refiere a un período que comenzó en el tiempo de Nabucodonosor, cuando éste acabó con la monarquía davídica y se llevó cautivos a los judíos a Babilonia, y que durará hasta el momento en que el Señor Jesucristo, el legítimo descendiente del rey David, se vuelva a sentar en el trono de Israel. Por supuesto, antes de que esto ocurra será necesario que el pueblo judío se arrepienta de sus pecados y crean en su Mesías. Será entonces cuando las naciones gentiles serán juzgadas por el Señor (Is 13:2-16).

El carnero de dos cuernos y el macho cabrío

Gabriel comienza la interpretación del sueño diciendo que el carnero que tenía dos cuernos hacía referencia a los reyes de Media y de Persia. Estos serían vencidos por el rey de Grecia.
(Dn 8:20-21) "En cuanto al carnero que viste, que tenía dos cuernos, éstos son los reyes de Media y de Persia. El macho cabrío es el rey de Grecia, y el cuerno grande que tenía entre sus ojos es el rey primero."
Notemos que este rey de Grecia es descrito como "el rey primero". Esto apunta sin duda a Alejandro Magno, porque aunque su padre Felipe II de Macedonia había unificado a todas las ciudades-estado de Grecia, excepto Esparta, fue su hijo Alejandro al que se considera como el primer rey griego.
Puesto que Alejandro murió muy joven cuando estaba en la cima de su poderío, le sucedieron cuatro de sus generales que formaron cuatro reinos diferentes, aunque nunca lograron igualar el poder y la extensión del reino de Alejandro:
(Dn 8:22) "Y en cuanto al cuerno que fue quebrado, y sucedieron cuatro en su lugar, significa que cuatro reinos se levantarán de esa nación, aunque no con la fuerza de él."

El cuerno pequeño

(Dn 8:23-25) "Y al fin del reinado de éstos, cuando los transgresores lleguen al colmo, se levantará un rey altivo de rostro y entendido en enigmas. Y su poder se fortalecerá, mas no con fuerza propia; y causará grandes ruinas, y prosperará, y hará arbitrariamente, y destruirá a los fuertes y al pueblo de los santos. Con su sagacidad hará prosperar el engaño en su mano; y en su corazón se engrandecerá, y sin aviso destruirá a muchos; y se levantará contra el Príncipe de los príncipes, pero será quebrantado, aunque no por mano humana."
El ángel Gabriel anuncia que después de estos cuatro reyes se levantaría un rey sobre el que quiere llamar la atención del profeta Daniel: "Y al fin del reinado de éstos, cuando los transgresores lleguen al colmo se levantará un rey altivo de rostro y entendido en enigmas". Notemos algunas de sus características:
1. "Un rey altivo de rostro"
Comienza describiendo su actitud, y nos da a entender que sería un rey arrogante que no se humillaría ante nadie. Es más, en su insolencia no duda en atacar aun al pueblo de Dios, como veremos más adelante.
2. "Entendido en enigmas"
La idea es que sería hábil en manejar las intrigas y los engaños.
Por medio de su sagacidad conseguiría imponer en el pueblo de Dios un programa cultural de helenización a fin de trasladar la fe de los israelitas hacia los dioses y filosofías de la religión griega.
3. "Y su poder se fortalecerá, mas no con fuerza propia"
Sería un rey muy poderoso que se haría aún más fuerte, pero "no con fuerza propia". Esto puede indicar en primer lugar que se fortalecería por medio de alianzas estratégicas, pero también podría ser una referencia a que recibiera su poder del mismo Satanás.
Utilizará su poder para llevar a cabo actos de destrucción terribles: "causará grandes ruinas, y prosperará, y hará arbitrariamente".
Su poder le llevará a pelear y vencer a hombres y reinos poderosos: "destruirá a los fuertes", incluso "al pueblo de los santos". Esto último se refiere probablemente a la nación de Israel, los cuales se convertirán en su blanco prioritario.
La idea que nos trasmite este versículo es que tendrá un éxito completo en sus batallas.
4. "Con su sagacidad hará prosperar el engaño en su mano"
En combinación con su poder usará hábilmente de sagacidad y engaños para prosperar.
El resultado será que "su corazón se engrandecerá", o lo que es lo mismo, se llenará de orgullo.
5. "Y sin aviso destruirá a muchos; y se levantará contra el Príncipe de los príncipes"
Con sus engaños conseguirá crear cierto clima de paz y tranquilidad que usará para atacar por sorpresa cuando todos se sientan seguros. Entendemos que este rey perverso dirigirá su ataque contra "los fuertes y el pueblo de los santos".
Su odio contra el pueblo de Israel se extendería también contra su Dios. Por eso se levantará contra "el Príncipe de los príncipes" a fin de destruirlo, lo que sin duda se refiere al Mesías de Dios.
6. "Pero será quebrantado, aunque no por mano humana"
Este poderoso conquistador será finalmente destruido por una fuerza sobrenatural.

Antíoco un prototipo del anticristo

Como ya hemos señalado anteriormente, muchos han identificado al rey malvado descrito en este capítulo con Antíoco IV Epífanes, rey en Siria de la dinastía Seléucida. Era conocido como "Epífanes", que significa "dios manifestado". Tuvo guerra contra Egipto y derrotó a dos de los reyes Tolomeos. También conquistó Jerusalén después de haberles engañado con palabras pacíficas (1 Macabeos 1:29). Luego de esto intentó prohibir el judaísmo y establecer en su lugar el culto a los dioses griegos. Para ello profanó el templo y saqueó sus tesoros. Acerca de este siniestro personaje volveremos a ver en (Dn 11:21-45).
Su importancia se debe a que fue uno de los peores dictadores que actuaron contra el pueblo de Israel. Por esa razón ha llegado a ser considerado como una representación anticipada del anticristo del futuro.
Como en muchas otras ocasiones, una profecía puede tener varios cumplimientos en distintos tiempos. Y el primero de ellos sirve como prototipo de lo que será su cumplimiento pleno y definitivo al final de los tiempos.
En relación a esto, debemos notar que en el capítulo anterior (Dn 7:19-27) también vimos un cuerno pequeño en la cuarta bestia que tenía características similares al malvado rey de este capítulo (Dn 8:23-25). No obstante, este rey, que también es simbolizado por un cuerno pequeño (Dn 8:9), aparece en el contexto de la tercera bestia, es decir, del imperio griego y sus sucesores. Esto nos lleva a pensar que antes de la venida definitiva del anticristo de los últimos tiempos, representado por el cuerno pequeño de la cuarta bestia, habrá otros prototipos que surgirán en diferentes imperios. Pero todos ellos tendrán en común las características que acaban de ser descritas más arriba: su oposición contra el Dios del cielo, el odio contra el pueblo de Israel, y una astuta combinación de engaños y poder para conseguir sus propósitos.
Esto no nos debe sorprender. Satanás no conoce lo planes de Dios, así que no es de extrañar que en cada época él tenga preparada una persona que pueda cumplir con la misión del anticristo. La historia de la humanidad nos ha dejado sobrados testimonios de gobernantes perversos que se han levantado intentando ocupar el lugar de Dios y que han perseguido al pueblo de Dios.
Pero como decimos, todos estos personajes, con todo y guardar un asombroso parecido entre ellos en estas cuestiones básicas, sin embargo ninguno de ellos llega a cumplir plenamente lo que aquí se anuncia sobre el anticristo. Veamos algunas de estas cuestiones:
Uno de los detalles más importantes que todavía están pendientes de cumplimiento tiene que ver con el hecho de que este malvado rey "se levantará contra el Príncipe de los príncipes" (Dn 8:25). Este detalle que apunta hacia el Mesías de Dios, no se pudo cumplir en el tiempo de Antíoco, porque en ese período no había rey en Israel de la casa de David. No obstante, esto tendrá su cumplimiento al final de los tiempos, cuando el anticristo definitivo se levantará contra el Señor Jesucristo en su segunda venida a esta tierra.
Otro detalle que no concuerda exactamente tiene que ver con la descripción que se hace de la muerte de este rey malvado. De Antíoco sabemos que murió por causas naturales, mientras que la profecía de Daniel anuncia que sería "quebrantado, aunque no por mano humana" (Dn 8:25), dando a entender que Dios mismo lo juzgaría de forma sobrenatural. Esto sí que ocurrirá con el anticristo al final de los tiempos (2 Ts 2:8) (Ap 19:20).
Otra diferencia entre ambos personajes la apreciamos en la duración del período de tribulación por la que tendrá que pasar el pueblo de Dios. Mientras que el malvado dominio del cuerno pequeño del capítulo 7 dura tres años y medio (Dn 7:25), la duración de "la prevaricación desoladora" del cuerno del capítulo 8 es de algo más de seis años (Dn 8:14).
Por otro lado, el cuerno pequeño del capítulo 7 surge en la cuarta bestia, mientras que el del capítulo 8 aparece en el contexto del imperio griego, es decir, de la tercera bestia.
La conclusión que sacamos de estas similitudes y diferencias, es que Antíoco Epífanes debe ser considerado como un anticipo o prototipo de aquel auténtico anticristo que aparecerá al final de los tiempos.

Una exhortación a guardar la visión

(Dn 8:26-27) "La visión de las tardes y mañanas que se ha referido es verdadera; y tú guarda la visión, porque es para muchos días. Y yo Daniel quedé quebrantado, y estuve enfermo algunos días, y cuando convalecí, atendí los negocios del rey; pero estaba espantado a causa de la visión, y no la entendía."
La visión de las dos mil trescientas tardes y mañanas descritas en (Dn 8:14), era verdadera y debía ser tenida en consideración: "tú guarda la visión, porque es para muchos días". Daniel cumplió este mandamiento cuando puso por escrito la visión bajo la inspiración del Espíritu Santo y meditó en ella.
No obstante, esta experiencia dejó a Daniel quebrantado y estuvo enfermo por algunos días. Algo similar le había ocurrido al final de la visión anterior (Dn 7:28). ¿A qué era debido esta reacción?
Él explica que "estaba espantado a causa de la visión, y no la entendía". Aunque no lograba comprender todo el significado de la visión, sin embargo percibía que anunciaba una terrible rebelión contra el mismo Dios del cielo y tiempos de mucho sufrimiento para su pueblo Israel. No es que Daniel no confiara en la soberanía divina y supiera que él tiene siempre la última palabra, pero no por eso dejaba de afligirse por su pueblo.
Esto nos pone en aviso también a nosotros de que recibir la revelación de la Palabra de Dios no siempre va a ser una sensación placentera, especialmente aquellas partes que tienen que ver con el juicio que Dios anuncia sobre el pecado.
Y por otro lado, la actitud de Daniel debe llevarnos a una actitud de prudencia en cuanto a la profecía. Si él, que la había recibido directamente dice que no la entendió, nosotros debemos evitar creer que lo sabemos todo y podemos dar una explicación exacta de cada detalle. Un poco de humildad nunca viene mal en este sentido.
En este punto Daniel necesitaba reposar y meditar en todo lo que Dios le había revelado para tomar fuerzas y continuar su camino.

Preguntas

1. ¿Qué aprendemos en este pasaje del prevaricador que ha de venir?
2. ¿Debemos de identificar el cuerno pequeño del capítulo 7 con el cuerno pequeño del capítulo 8? ¿por qué sí? ¿Por qué no? ¿Quiénes son estos pequeños cuernos?

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