Saltar al contenido

Estudio bíblico: El mensaje a Esmirna - Apocalipsis 2:8-11

Serie:   Apocalipsis
Autor: Luis de Miguel
España
Resultado:
Votos:
34
Visitas:
144797

El mensaje a Esmirna - Ap 2:8-11

(Ap 2:8-11) "Y escribe al ángel de la iglesia en Esmirna: El primero y el postrero, el que estuvo muerto y vivió, dice esto: Yo conozco tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú eres rico), y la blasfemia de los que se dicen ser judíos, y no lo son, sino sinagoga de Satanás. No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que venciere, no sufrirá daño de la segunda muerte."

Introducción

La iglesia de Esmirna nos ha sido dejada como un ejemplo de fidelidad al Señor en medio de la persecución y el sufrimiento, y de hecho, a diferencia de las demás cartas que el Señor envió a las otras iglesias de Asia, sólo en el caso de Esmirna y Filadelfia no encontramos palabras de condenación para ellas.
En el mensaje que recibió se ponen de relieve algunos contrastes: presenta al Señor como aquel que es el primero y el último, el que estuvo muerto pero volvió a vivir; de los creyentes se dice que son pobres pero en realidad son ricos; de sus perseguidores se dice que son judíos pero en realidad no lo son, sino que son sinagoga de Satanás. A lo largo de nuestro estudio tendremos que meditar en cada uno de estos aspectos.

La ciudad de Esmirna

Esmirna disputaba a Éfeso su posición como primera ciudad de Asia. Su importancia se debía en gran medida a la posición de su excelente puerto, que la convertía en un privilegiado centro comercial en la ruta directa que mantenía India y Persia con Roma. La gran variedad de monedas encontradas por los arqueólogos en la ciudad nos hace pensar que fue una ciudad rica y próspera.
Otro detalle en el que Éfeso y Esmirna se parecían era en que ambas ciudades eran importantes centros del culto imperial en Asia. En el año 26 d.C., durante el reinado de Tiberio César, se había erigido en Esmirna un templo en honor de este emperador, y una vez al año, todos los ciudadanos, a excepción de los judíos, tenían la obligación de reconocer públicamente que César era el Señor, algo a lo que los verdaderos cristianos se negaban, puesto que ellos sólo confesaban que "Jesús es el Señor".
Como acabamos de decir, los judíos estaban exentos de la obligación de adorar al emperador, puesto que Roma toleraba que fueran monoteístas. Durante un tiempo el cristianismo fue considerado por las autoridades romanas como una parte del judaísmo, y por lo tanto, también fueron excluidos de la adoración imperial. Pero las autoridades judías de Jerusalén y los dirigentes de muchas sinagogas hicieron todo lo posible para que Roma hiciese una distinción entre el judaísmo y el cristianismo, de tal manera que finalmente lo consiguieron y los cristianos fueron obligados a rendir adoración al César, algo a lo que se negaban y por lo que tuvieron que sufrir una terrible persecución. Quizá algo de todo esto está en el fondo de la situación por la que estaba atravesando la iglesia en Esmirna cuando el Señor le escribió.
En cuanto a la fundación de la iglesia en aquella ciudad, no sabemos nada, aunque lo más probable es suponer que tuvo lugar cuando Pablo estuvo predicando en Éfeso. En (Hch 19:10) se nos dice que el apóstol prolongó su estancia en Éfeso "por espacio de dos años, de manera que todos los que habitaban en Asia, judíos y griegos oyeron la palabra del Señor". Fue seguramente durante ese periodo cuando se fundaron varias de las iglesias de esta provincia como fruto de la labor de Pablo o de sus colaboradores.
Más tarde Esmirna fue conocida en el cristianismo primitivo por la figura de Policarpo, un discípulo del apóstol Juan. El fue obispo en la iglesia en Esmirna y fue entregado por algunos judíos a las autoridades romanas en el año 155 d.C. La historia nos cuenta que fue fiel hasta la muerte, de tal manera que cuando fue llevado al circo para ser ejecutado, vino el procónsul romano y le dio a elegir entre maldecir el nombre de Cristo y ofrecer sacrificio a César, a lo que él contestó: "Ochenta y seis años hace que le sirvo y Él no me ha hecho nunca ningún mal; al contrario, me ha colmado de bienes, ¿cómo puedo odiar a aquel a quien siempre he servido, a mi Maestro, mi Salvador, de quien espero mi felicidad, el que castiga a los malos y es el vengador de los justos?".

Cristo alaba a la iglesia

(Ap 2:9) "Yo conozco tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú eres rico, y la blasfemia de los que se dicen ser judíos, y no lo son, sino sinagoga de Satanás."
Como ya hemos dicho, en esta carta no se dice que esta iglesia tuviera alguna cosa de la que arrepentirse, sino que de hecho se le alaba por varias cosas.
El versículo comienza haciéndonos notar que Jesús conoce bien, no sólo a los suyos, sino también la maldad de sus enemigos. Veamos cuáles son estas cosas que el Señor conocía de ellos:
1. Habían sufrido tribulación de parte de los judíos
La iglesia en Esmirna había sufrido la tribulación, que parece que en su caso había venido de parte de los judíos. Fijémonos en la descripción que se hace de ellos: "se dicen ser judíos, y no lo son, sino sinagoga de Satanás". Esto no sería de extrañar, puesto que ya a lo largo de todo el libro de los Hechos de los Apóstoles vemos cómo desde el principio de la extensión del evangelio, fueron los propios judíos y no los paganos, quienes con sus Biblias en la mano, intentaron impedir el avance de la predicación del evangelio de Jesucristo. Notemos una vez más que Satanás no tuvo problemas en emplear al pueblo y a la religión que debería haber aceptado a Cristo para intentar acabar con él.
Vemos también el fuerte lenguaje que el Señor emplea en cuanto a los judíos, de los que dice que realmente no son judíos, sino "sinagoga de Satanás". Esta insólita expresión nos da a entender que su culto de adoración no congregaba al pueblo de Dios, y que a quien realmente servían era a Satanás.
Ahora bien, para los cristianos del mundo occidental nos resulta fácil pasar por encima de este tipo de textos considerándolos irrelevantes para los asuntos que afrontamos en el día a día. Pero la situación puede cambiar, y de hecho cambiará, por lo que sería importante plantearnos algunas preguntas hipotéticas del tipo "¿qué sucedería si...?". El martirio de nuestros hermanos y hermanas en el pasado, así como el de muchos otros que lo sufren actualmente en diversos lugares del mundo, ha de retarnos a calcular el coste: ¿Cuán valioso es Jesús para nosotros?
En este sentido, el sufrimiento tiene su peculiar manera de recordarnos cuáles son las cosas realmente importantes, forzándonos a depender radicalmente de Dios y purificando así nuestra obediencia a la voluntad de Dios.
En todo caso, para estar adecuadamente preparados para enfrentar el sufrimiento, es imprescindible que previamente conozcamos el corazón de Dios, para que cualquiera que sea nuestro dolor, podamos entenderlo en vista de su amor por nosotros al verle compartiéndolo en la cruz.
2. Era una iglesia pobre pero rica
Seguramente los creyentes en Esmirna eran personas de condición humilde, que al profesar la fe cristiana fueron despedidos de sus trabajos. ¿Quiénes eran ellos frente al sector poderoso de la sociedad? Pero una vez más, aunque los hombres se fijan y juzgan por el exterior, Dios penetra en la realidad interior, de tal manera que Cristo les dice: "pero tú eres rico". ¡Qué consuelo!
Como decíamos antes, la ciudad de Esmirna disfrutaba de cierta riqueza material, pero espiritualmente era pobre, justo lo contrario que los creyentes allí. Ellos tenían una abundancia de bendiciones espirituales que nada tenía que ver con la riqueza del mundo, y que por otro lado, eran eternas y nadie les podría quitar.
Su situación nos lleva a pensar en varias cuestiones:
La primera, es que la fidelidad a Cristo comporta no sólo tribulación, sino también en muchos casos, pobreza material. Sin embargo, esta pobreza material no es un factor que pueda impedir o limitar una vida cristiana en plenitud, más bien, en muchas ocasiones sirve para fortalecerla. Con frecuencia, tener abundancia de bienes materiales, es un impedimento en la vida espiritual, como más adelante nos demostrará la carta a la iglesia en Laodicea (Ap 3:17).
Y el pensamiento anterior nos debe llevar necesariamente a darnos cuenta de hasta qué punto el cristianismo nominal se ha apartado de esta norma. En muchos de sus templos por todo el mundo se manifiesta la riqueza, la pompa y el lujo de la que hacen gala en sus grandes eventos, quizá para intentar ocultar su verdadero estado de pobreza espiritual.

Una exhortación del Señor

(Ap 2:10) "No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días."
La tribulación iba a aumentar aún más en Esmirna, puesto que Satanás iba a echar a algunos de ellos en la cárcel. Quizá esta situación se debía a que algunos miembros de la comunidad judía estuvieran colaborando con las autoridades locales para terminar con la minoría cristiana. Tal vez fuera así, pero no se puede afirmar con seguridad. En cualquier caso, sí que hay dos cuestiones claras sobre las que tenemos que reflexionar.
En primer lugar, vemos que el Señor no esconde a los suyos el coste que puede llegar a tener el servicio a Dios en un mundo bajo la influencia de Satanás. Y hay que seguir recordando esto en nuestros días, cuando hay muchos predicadores que presentan un mensaje triunfalista que niega el dolor y el sufrimiento del pueblo de Dios, para hablar sólo de prosperidad y triunfo.
Y en segundo lugar, es interesante notar que a la iglesia en Filadelfia se le promete todo lo contrario; para ellos Dios pondría una puerta abierta la cual nadie podría cerrar, y entregaría de la sinagoga de Satanás a los que se decían judíos pero que no lo eran (Ap 3:8-10). Esto nos lleva a preguntarnos por qué Dios actuaba de forma tan diferente en estas dos iglesias. De hecho, la historia de la Iglesia ha revelado estas mismas diferencias en infinidad de ocasiones, y aún hoy podemos seguir viéndolas. La cuestión es que no todos tienen el mismo "examen" de parte de Dios, quien conoce bien a sus alumnos y sabe cuáles son sus necesidades concretas.

Una promesa del Señor

(Ap 2:10) "No temas en nada lo que vas a padecer... Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida."
En estas palabras de consuelo de Cristo para su iglesia en Esmirna hay varios puntos importantes en los que debemos meditar.
1. ¿Cómo vencer el temor?
El Señor anuncia de antemano a la iglesia lo que iba a padecer, pero le anima diciéndole: "No temas". Ahora bien, ¿cómo es posible vencer el temor al sufrimiento? Hay varias cosas que nos pueden ayudar:
Dios fija de antemano el límite de las pruebas: "tendréis tribulación por diez días". Con esto vemos que el Señor siempre está en el control de todo lo que nos pueda ocurrir. Satanás no puede hacer lo que quiera con los creyentes. Por ejemplo, tuvo que pedir permiso al Señor para poder tentar a Pedro: "Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo" (Lc 22:31); lo mismo ocurrió en el caso de Job: "Y Jehová dijo a Satanás: He aquí, él está en tu mano; mas guarda su vida" (Job 2:6); y volvemos a ver lo mismo en las palabras de Dios a Abraham: "Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años. Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza" (Gn 15:13-14).
El sufrimiento es el camino a la gloria. El apóstol Pablo lo explicó claramente en su carta a los Romanos: "Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse" (Ro 8:18).
2. "Se fiel hasta la muerte"
La ciudad de Esmirna se había distinguido por su fidelidad al emperador romano, y del mismo modo la iglesia que se reunía en aquel lugar debía ser fiel a su Señor, y esto a pesar de los intensos sufrimientos y pérdidas que esto les pudiera traer.
Ahora bien, ¿en qué consiste ser fiel hasta la muerte? En el contexto de esta carta hemos de pensar necesariamente que tenía que ver con sufrir el martirio por causa de la fe, pero no debemos limitarlo exclusivamente a eso, sino que debemos pensar también en la fidelidad al Señor en toda nuestra manera de vivir hasta el día en que él decida llevarnos de este mundo a su gloria eterna.
3. "Y yo te daré la corona de la vida"
Esmirna era conocida también por sus pruebas atléticas en las que se premiaba a los ganadores con una guirnalda o corona de flores. Pero esta distinción deportiva se marchitaba en poco tiempo, algo que no ocurrirá jamás con la corona que el Señor dará a los creyentes por su servicio fiel hasta la muerte.
El premio que el Señor les daría sería la "vida", que aunque en primer lugar se refiere a la vida eterna, también implica un premio o recompensa especial en la vida eterna.
Aunque al considerar todo esto nunca debemos olvidar que para que el Señor nos pudiera dar esta "corona de la vida", él tuvo que llevar una corona de espinas y morir por nosotros en la cruz.
4. "Seréis probados"
Muchas veces nos preguntamos por qué Dios permite que los creyentes pasemos por tribulaciones y sufrimiento. Si Dios tiene el poder para evitarlo, ¿por qué lo permite? Este texto nos enseña que su propósito es probarnos. El verbo griego utilizado aquí se empleaba para poner a prueba los metales en el fuego, y de ese modo librarlos de la escoria. Y de igual manera nuestra fe debe ser probada. Dios nos está preparando para el cielo, y allí no hay ninguna cosa que no sea genuina y pura.
Las pruebas ponen al descubierto si nuestra fe es genuina. Los falsos creyentes no permanecen al enfrentar la persecución, en cambio, para el verdadero cristiano, la persecución o el sufrimiento fortalecen y refinan su fe.
Y después de esto, una vez que se ha comprobado que nuestra fe es genuina, entonces Dios nos dará la corona de la vida.
5. "Se fiel hasta la muerte"
¿Hasta dónde puede llegar la prueba? Este texto nos dice que "hasta la muerte". Pero esto no quiere decir que ese sea el precio que todos los creyentes tendrán que pagar por su fidelidad a Cristo. En algunas ocasiones puede ser la pérdida de posesiones, en otras puede suponer la marginación, el desprecio o la burla. Lo cierto es que con frecuencia puede llegar a ser más difícil vivir toda la vida para Cristo que morir por Cristo en un momento determinado.
La iglesia del Señor en todas las épocas ha sido perseguida de maneras que resultan absolutamente increíbles: cuerpos destrozados sobre el potro de tormento; envueltos en pieles de animales y echados a los toros para que les golpeasen de un lado a otro; personas cubiertas de alquitrán y quemadas vivas para servir de iluminación en las festividades paganas, y un sinfín de atrocidades similares. Muchas de estas historias de sufrimiento son narradas en el "Libro de los mártires".
Pero de igual modo que Jesús venció al morir, los santos también vencen a este mundo siendo fieles hasta la muerte.
6. "Y yo te daré la corona de la vida"
Esta es una exhortación con promesa. Es verdad que el Señor no promete a su pueblo ser librado de la muerte o el sufrimiento en este mundo, más bien les exhorta a ser fieles hasta el punto de llegar a morir por su causa, pero juntamente con ello, les promete una recompensa: "la corona de la vida". Este es el premio por la perseverancia. Veamos cómo lo expresó Santiago:
(Stg 1:12) "Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman."
Es interesante notar que la palabra "tentación" utilizada en este versículo por Santiago es la misma que la palabra "probados" empleada aquí en Apocalipsis.

Los recursos del Señor

(Ap 2:8) "Y escribe al ángel de la iglesia en Esmirna: El primero y el postrero, el que estuvo muerto y vivió, dice esto"
¿Cuáles son los recursos para enfrentar la tribulación?
"Yo soy el primero y el postrero". Dios se presenta utilizando estas palabras del Antiguo Testamento para decirnos que aparte de él no hay ningún otro dios, y que él tiene el control último y absoluto sobre todo el universo. Es bueno saber esto al entrar en un periodo de prueba, ya que saber que estamos es sus manos es una fuente infinita de consuelo que aliviará el dolor de nuestras heridas.
"Yo soy el que estuve muerto y vivió". Y a continuación el Señor les dice que él ya había pasado por esa misma experiencia que ellos iban a atravesar. Por un lado se identifica con su iglesia sufriente, pero por otro, le muestra su propia victoria sobre la muerte. El énfasis aquí está en el triunfo de su resurrección, que al fin y al cabo, es compartido también por todos aquellos que creen en él.

Una promesa para el que venciere

(Ap 2:11) "El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que venciere, no sufrirá daño de la segunda muerte."
Esta promesa viene precedida nuevamente por una exhortación a prestar atención al mensaje de manera personal: "el que tiene oído, oiga".
Y en cuanto a la promesa, dice lo siguiente: "el que venciere, no sufrirá daño de la segunda muerte". Ya explicamos en el comentario al mensaje a la iglesia en Éfeso, que los vencedores son aquellos que han creído en Cristo.
A ellos se les dice ahora que "no sufrirán daño en la segunda muerte". ¿Qué significa la expresión "la segunda muerte"?
Debemos notar que la Biblia habla de dos muertes; la primera es la muerte física que tendrá lugar en la tierra, la segunda, es la muerte eterna, la separación eterna de Dios en un lugar de tormento y sufrimiento conocido como el infierno (Mt 10:28) o el lago de fuego y azufre que arde eternamente (Ap 20:14-15) (Ap 21:8). No se trata de la aniquilación de la personalidad, sino de una separación de Dios, la fuente de toda vida, en un estado de consciencia en el que se sufrirá una eterna condenación (2 Ts 1:6-9).
Es muy triste pensar que va a haber muchas personas en el infierno, sufriendo eternamente por sus pecados, pero Dios no puede hacer otra cosa. Sería tremendamente injusto que Dios obligara a personas que durante toda su vida han dicho que no quieren saber nada de Dios, a que pasen la eternidad entera adorando a un Dios a quien no aman ni reconocen. Finalmente tendrán lo que han deseado, teniendo que vivir durante toda la eternidad separados de la gracia, la misericordia y el amor de Dios. Y por supuesto, la muerte segunda es muchísimo peor que la primera.

Reflexión final

Oremos para que el Señor nos libre de la prueba si así le complace, pero pidámosle también que él prepare nuestros corazones de antemano si su deseo es que tengamos que glorificarle con nuestra muerte.

Comentarios

Puerto Rico
  Aida Marrero  (Puerto Rico)  (04/10/2024)

La verdad que encontré un estudio donde pude entender el significado del mensaje donde trabajo conmigo donde Dios hablo a mi vida y me hizo entender muchas gracias por dejarse usar y ser útil para nosotros que buscamos cómo entender la palabra del señor y ponerla por obra Dios le bendiga.

República Dominicana
  Gloria María Guichardo  (República Dominicana)  (11/07/2024)

Dios bendiga y le siga dotando de conocimiento para seguir enseñado de esa manera.

México
  Juan Guerrero  (México)  (09/04/2024)

Muy buen estudio sobre la verdadera vida de un creyente gracias por escribir tan hermosa revelación al pueblo que quiere agradar al señor Dios este con usted, amén .

República Dominicana
  Oliva de la Cruz  (República Dominicana)  (03/01/2024)

Excelente estudio de la palabra del señor Jesús.

Bolivia
  José Flores  (Bolivia)  (16/12/2023)

Aleluya! Gloria a Dios bendito! Qué nuestro Dios Santo y que tiene control absoluto sobre todas las cosas les bendiga en gran manera queridos hermanos y obreros benditos de nuestro Señor Jesús!!!

Copyright © 2001-2024 (https://www.escuelabiblica.com). Todos los derechos reservados
CONDICIONES DE USO