Estudio bíblico: La ascensión de Jesús - Marcos 16:19-20
La ascensión de Jesús (Mr 16:19-20) (Lc 24:50-53) (Hch 1:9-11)
Sin duda alguna, al hablar de los milagros del Señor Jesucristo los podemos ver a lo largo de toda su vida. Tenemos, por ejemplo, los milagros vinculados con su nacimiento; como la estrella que guió a los hombres sabios. O las huestes celestiales que Lucas nos dice que alababan a Dios. Podríamos hablar del milagro en relación con la tentación en el desierto donde estuvo sin comer ni beber por cuarenta días. Y ¿qué podemos decir del milagro en relación con la transfiguración, cuando su rostro resplandece como el sol y sus vestidos se hacen resplandecientes y aparecen Moisés y el profeta Elías? Sin duda que se podría hablar del milagro en Getsemaní cuando vino un ángel que lo confortaba. O los hechos en relación con su crucifixión que desde el punto de vista humano no tienen explicación. Los incrédulos se refieren a las tinieblas sobre la cruz como un eclipse imposible con la luna en la fase contraria. Pero, ¿cómo explicar la coincidencia del terremoto? Por supuesto que su resurrección al tercer día constituye el evento milagroso mayor, y es doctrina fundamental de la fe cristiana. El apóstol Pablo lo expresa en (1 Co 15:17) diciendo: "y si Cristo no ha resucitado, vuestra fe es inútil...". La aparición a sus discípulos con las puertas cerradas por cierto que es también un hecho milagroso. La ascensión del Señor Jesús está descrita en (Mr 16:19-20) (Lc 24:50-53) y (Hch 1:9-11).
¿Qué es lo que tiene de peculiar la ascensión de Jesucristo a diferencia de la del profeta Elías o la de Enoc? En cuanto a Enoc, todo lo que sabemos es que Dios lo llevó y no hay noticia de muerte ni de sepultura. En el caso de Elías, la Escritura nos dice que estando Eliseo con el profeta Elías "un carro de fuego con caballos de fuego los separó a los dos, y Elías subió al cielo en un torbellino" (2 R 2:11).
En (Mr 16:14) leemos: "Luego, apareció a los once cuando estaban sentados a la mesa, y les reprendió por su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado". Notemos que el Señor les reprochó su incredulidad y dureza de corazón. Es decir, no estaban impedidos de creer.
En los versículos 15 y 16 les dice: "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que cree y es bautizado será salvo; pero el que no cree será condenado".
Les sugiero por un momento que piensen en la extensión y dificultad de la misión que el Señor les pone por delante. Supongamos que alguien desarrolla un sistema religioso o filosófico y les dice a once hombres que lo diseminen por todo el mundo. Una probable respuesta sería: "Para hacer esto necesitamos miles de predicadores. Son imprescindibles automóviles para transportar a los predicadores. Es indispensable tener avionetas para llegar a ciertos lugares. Es ineludible tener cadenas de radio y de televisión en más de cien países para poder lograr esto. Necesitamos billones de dólares para lograr este propósito".
Pero el Señor Jesús les dice a estos once hombres: "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura". Y ellos luego así lo hacen y hasta el día de hoy miles de creyentes fieles en todas partes del planeta continúan cumpliendo este mandato del Señor.
(Mr 16:19-20): "Después que les habló, el Señor Jesús fue recibido arriba en el cielo y se sentó a la diestra de Dios. Y ellos salieron y predicaron en todas partes, actuando con ellos el Señor y confirmando la palabra con las señales que seguían". Es interesante que Marcos vincula el que ellos salieran predicando en todas partes y ayudándoles el Señor, con el hecho de que "fue recibido arriba en el cielo". Es decir, el Hijo del Hombre a diferencia de otros filósofos y pensadores no termina con su cuerpo sepultado en una tumba, como en todos los otros casos de los grandes hombres de la historia. Por el contrario, él va hacia arriba. En (Hch 7:55-56) leemos: "Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo y puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba de pie a la diestra de Dios. Y dijo: ¡He aquí, veo los cielos abiertos y al Hijo del Hombre de pie a la diestra de Dios!".
Él va al cielo porque ese es su lugar habitual, "su hogar", que le pertenece como el eterno Hijo de Dios. Su estadía en la tierra por treinta y tres años es un porcentaje infinitamente pequeñísimo de su existencia por la eternidad sin fin. Al volver a la presencia de Dios hay gran alegría en los cielos.
No fue algo hecho a efecto de librarlo de una situación de emergencia. De ser así, el mejor momento hubiera sido cuando llegaron los hombres para crucificarlo. La ascensión del Señor Jesús tiene varias enseñanzas importantes para nosotros.
En primer lugar, podríamos decir que él ascendió al cielo porque es Dios manifestado en carne. En (Jn 3:13) leemos: "Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del Hombre".
En segundo lugar, y como ya dijimos, él ascendió al cielo porque ese ha sido su lugar de habitación por la eternidad. En (He 1:2) leemos: "en estos últimos días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por medio de quien, asimismo, hizo el universo". Siendo el Creador de este universo gigantesco e infinito no podemos menos que pensar que un lugar ilimitado es el que normalmente le corresponde.
En tercer lugar, él ascendió al cielo para presentarse como un sumo sacerdote a nuestro favor. (He 4:14): "Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que ha traspasado los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra confesión". Traspasó los cielos para llegar al trono de Dios.
La ascensión de Jesucristo está bien descrita en (Hch 1:9-11): "Después de decir esto, y mientras ellos lo veían, él fue elevado; y una nube le recibió ocultándole de sus ojos. Y como ellos estaban fijando la vista en el cielo mientras él se iba, he aquí dos hombres vestidos de blanco se presentaron junto a ellos, y les dijeron: Hombres galileos, ¿por qué os quedáis de pie mirando al cielo? Este Jesús, quien fue tomado de vosotros arriba al cielo, vendrá de la misma manera como le habéis visto ir al cielo".
En cuarto lugar, es que él subió para "cumplir todas las cosas". (Ef 4:8-10) comienza con la cita del (Sal 68:18): "Por esto dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad y dio dones a los hombres. Pero esto de que subió, ¿qué quiere decir, a menos que hubiera descendido también a las partes más bajas de la tierra? El que descendió es el mismo que también ascendió por encima de todos los cielos, para llenarlo todo [o cumplir todas las cosas]". Aquí las palabras cumplir o completar todas las cosas tienen un alcance que excede a nuestro conocimiento y pensamiento.
En quinto lugar, es que él ascendió y está en un lugar de poder y autoridad que comprende también las huestes angélicas: (Hch 2:34-35): "Porque David no subió a los cielos, pero él mismo dice: El Señor dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies". En (1 P 3:22) hablando del Señor Jesucristo: "Ahora él, habiendo ascendido al cielo, está a la diestra de Dios; y los ángeles, las autoridades y los poderes están sujetos a él".
En sexto lugar, vemos que Dios lo exaltó. (Fil 2:9,11) dice: "Por lo cual también Dios lo exaltó hasta lo sumo y le otorgó el nombre que es sobre todo nombre; ...y toda lengua confiese para gloria de Dios Padre que Jesucristo es Señor".
En séptimo lugar, tenemos que él ascendió al cielo para ejercer su función de sumo sacerdote en intercesión por su pueblo, en las palabras de (He 7:25): "Por esto también puede salvar por completo a los que por medio de él se acercan a Dios, puesto que vive para siempre para interceder por ellos".
En octavo lugar, él ascendió al cielo para hacer en forma real lo que el sumo sacerdote hacía en forma simbólica una vez al año al presentar la sangre en el día del perdón. (He 9:24-26): "Porque Cristo no entró en un lugar santísimo hecho de manos, figura del verdadero, sino en el cielo mismo, para presentarse ahora delante de Dios a nuestro favor. Tampoco entró para ofrecerse muchas veces a sí mismo, como entra cada año el sumo sacerdote en el lugar santísimo con sangre ajena. De otra manera, le habría sido necesario padecer muchas veces desde la fundación del mundo. Pero ahora, él se ha presentado una vez para siempre en la consumación de los siglos, para quitar el pecado mediante el sacrificio de sí mismo".
Por supuesto que es un milagro que el cuerpo de un ser humano se levante en contra de la fuerza de la gravedad. El cuerpo del Señor Jesucristo luego de su resurrección era un cuerpo que tenía propiedades especiales como la habilidad de poder penetrar en una habitación con las puertas cerradas.
Notemos que el momento de la ascensión no es como en el caso de Elías, algo previsto pero que de alguna manera pasa casi sin poder terminar la conversación. En el caso del Señor el momento de la ascensión se produce luego que ha pronunciado sus últimas palabras: "Pero recibiréis poder cuando el Espíritu Santo haya venido sobre vosotros y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra" (Hch 1:8).
En noveno lugar, y siguiendo en la misma línea que la ascensión no fue algo imprevisto, tenemos el hecho de que fue alzado y una nube lo ocultó de los ojos de sus discípulos. Muchos piensan que esta era la gloria Shekiná. No se trataba de que fuera un día nublado sino que específicamente una nube lo recibe y lo oculta de los ojos de ellos.
La ascensión del Señor Jesucristo está implícita en el Antiguo Testamento: (Sal 110:1) dice: "Jehová dijo a mi señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos como estrado de tus pies". El hecho que el Señor le dice "siéntate a mi diestra", en el lugar que le corresponde, indica que no ha estado en ese lugar a lo menos por un tiempo. La realidad de que ha estado en gloria por la eternidad se ve en (Jn 17:5): "Ahora pues, Padre, glorifícame tú en tu misma presencia, con la gloria que yo tenía en tu presencia antes que existiera el mundo".
Es importante destacar que la ascensión del Señor Jesucristo está conectada con su venida otra vez a buscar a los suyos, en lo que se llama la segunda venida. Por supuesto, para poder volver en las nubes tiene que haber subido al cielo. En (Hch 1:10-11) leemos: "Y como ellos estaban fijando la vista en el cielo mientras él se iba, he aquí dos varones vestidos de blanco se presentaron junto a ellos, y les dijeron: Hombres galileos, ¿por qué os quedáis de pie mirando al cielo? Este Jesús, quien fue tomado de vosotros arriba al cielo, vendrá de la misma manera como le habéis visto ir al cielo".
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El ministerio actual del Señor Jesús.
La segunda venida de Cristo.
Comentarios
Mariano Alvarado (Estados Unidos) (30/06/2020)
Bendiciones amados hnos y hnas, gracias a todos los que hacen posible estas bendecidas enseñanzas y predicaciones, en cuanto a la enseñanza de la ascensión de nuestro creador, les felicito, reciban un abrazo y miles de bendiciones a todos los que hacen posible esta red que nos bendice mes con mes.
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